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Elecciones porteñas 2007

Pánico en el gobierno de Kirchner, giro a la derecha en Buenos Aires

Fuentes: Izquierda.info

Con 800.000 votos y casi el 46% del total de emitidos, Macri arrasó en las elecciones de la capital política del país. Contra el gobierno de Kirchner representado por Filmus-Heller (24%), aliado con el Ibarrismo, el Bonassismo y hasta el PC. Contra el ARI de Carrio, su «Coalición Cívica», el Telermanismo (20%), los radicales y […]

Con 800.000 votos y casi el 46% del total de emitidos, Macri arrasó en las elecciones de la capital política del país. Contra el gobierno de Kirchner representado por Filmus-Heller (24%), aliado con el Ibarrismo, el Bonassismo y hasta el PC. Contra el ARI de Carrio, su «Coalición Cívica», el Telermanismo (20%), los radicales y hasta la UCD. Contra la izquierda.

Sin el apoyo de Lavagna y sin intervención de Blumberg. El Macrismo se impuso contra todos y a pesar de todos. Un triunfo inobjetable que echó por tierra muchas teorías delirantes sobre la situación política del país y expreso, junto al triunfo aplastante del partido de Sobisch en Neuquén que la derecha ha elegido un dirigente.

¿Cómo hará el gobierno para remontar en la segunda vuelta? Es una tarea casi imposible. Necesitaría todos los votos de la formula de Telerman y sí, los de la izquierda y la centro izquierda de Lozano y el PSA para ganar. Los cálculos son simples:

Primera Vuelta: (Votos para Jefe de Gobierno):

Macri: 800.000 votos
Filmus: 410.000 votos + Telerman: 360.000 votos + Izquierda (MST, PO, FISR, PTS, MAS, MIJD, CS): 90.000 votos + Centroizquierda (Lozano, PSA): 54.000 = 914.000 votos.

Opciones de la 2da. Vuelta

Sin embargo: ¿Cuántos votos de Telerman irían a parar al campo del Macrismo? ¿Cuántos de la izquierda votarían por Filmus? ¿Cuántos de la centroizquierda lo harían por el ministro de educación de Kirchner? Si estimamos solo que un 20% de los Telermanistas votaran por Macri, este tendría asegurado el triunfo por 872.000 votos contra 842.000.

Agreguémosle a esto que la mayoría de los votantes de izquierda no irían a votar, o lo harían en blanco o nulo y que un tercio de la centroizquierda haría lo mismo. Sumemos además que los votantes Macristas, oliendo la victoria, irían en masa a las urnas mientras a los de Filmus habría que arrastrarlos a ellas.

Este escenario abre la posibilidad de que Macri sea electo por al menos el 60% de los votos el 23 de junio contra un 40%, a los sumo, de Filmus. Este escenario, hoy irreversible, sería una catástrofe para el gobierno nacional.

Pero tendría un aspecto positivo para los Kirchner: Macri se vería impedido de ser candidato a Presidente en Octubre, Carrió quedaría pulverizada – en parte ya lo está – Sobisch seguramente no se atreverá a enfrentar la vergüenza que le deparan las presidenciales y López Murphy no pasaría del 15% a nivel nacional. Es decir, el gobierno convertiría una derrota monumental en una victoria nacional en las presidenciales.

¿Cómo se llegó a esto?

Aunque al gobierno le cueste reconocerlo, se llegó a esto por la combinación de la lucha de clases, la corrupción percibida en el gobierno, la fisonomía política de sus candidatos y el cansancio y volatilidad de la clase media porteña.

Mandar a la Gendarmería a Neuquén y a Santa Cruz para enfrentar huelgas docentes y movilizaciones populares y la política de acordar por arriba y a espaldas de los trabajadores con la burocracia sindical, puede haberle resuelto problemas prácticos inmediatos, pero son hechos que son vistos con extrema hostilidad por una parte importante del movimiento obrero y la juventud.

Filmus, como ministro de educación, recibió en parte el desprestigio por tales acciones.

La inestabilidad y falta de política – y presupuesto — en la UBA que llevo a enfrentamientos con las organizaciones estudiantiles en el último año, los ataques contra trabajadores del subte, docentes, de la alimentación y otros que han salido a luchar ha limado casi totalmente las aristas «progresistas» que el gobierno de Kirchner y su ministro-candidato quisieron presentar.

Aunque ante la rebelión de los usuarios el gobierno nacional haya terminado con la concesión a Metropolitana del Roca y otros servicios, en general la percepción general es que actuó por detrás de los acontecimientos. Lo mismo la crisis energética en la última semana antes de las elecciones que dejo sin GNC, gas y electricidad a miles y miles de porteños. Esto último golpeó duro tanto a Filmus como al propio Telerman.

Agreguemos los escándalos de Skanska, las renuncias de varios funcionarios del gobierno implicados en actos de soborno, las luchas intestinas del aparato Kirchnerista que inmovilizaron la campaña de Filmus por elevación (nunca pudo atacar a Macri por su pasado económico) y provocaron una fuga de votos de clase media.

La clase media de Buenos Aires, por otro lado, sin una ideología propia, es un saltimbanqui político. Se recuesta sobre quienes tienen el poder político de hecho o de derecho. O con masas que luchan, como en el 2001, o con la reacción que ofrece estabilidad, orden y sí, mano dura, ante lo que percibe como inacción por parte del gobierno — y aquí sufrieron estos efectos tanto Filmus como Telerman.

Ante esta situación, con su base anterior solidificada, Macri no tuvo más que ablandar algunas de sus propuestas y aparecer como un tipo ordenado y juicioso para atraer a votantes débiles del «progresismo» que, en general, no poseen espina dorsal política. La estrategia le funcionó y no perdió lo anterior y avanzó sobre terreno del adversario, cortando en la base del «progresismo» como un cuchillo en la manteca caliente.

La izquierda y la centro izquierda, más preocupados con la protección de su propio y pequeño aparato le hicieron el juego a Macri convirtiendo sus campañas en simples denuestos moderados contra la corrupción y exhortando a tibias medidas de reformas y por lo tanto hicieron poca o ninguna mella en los sectores titubeantes de la clase media o los trabajadores y jóvenes de la ciudad (pero esto es harina de otro costal, tema de otro artículo.)

Cuando se trataba de levantar con fuerza la unidad de la izquierda para presentar medidas concretas y radicales para los trabajadores y los jóvenes e inspirarlos a las luchas, la izquierda prefirió la fragmentación y la social democratización de su argumentación política. Justo a tiempo para allanar el camino del ascenso de la derecha.

Las tres alternativas que baraja Kirchner y los Fernández

A menos que alguien crea que las decisiones las tomará Filmus, Heller, Bonasso e Ibarra, claro. Bien, como no vemos muchas manos levantadas, veamos lo que se baraja en la Casa Rosada:

Hacer la plancha: Admitir de hecho una derrota en la Ciudad, sacar los votos que se pueda y utilizar la segunda vuelta para liquidar a la segunda línea de oposición en las presidenciales: Carrió, Lavagna, López Murphy. Después de la victoria de Macri, someter a éste a una guerra de baja intensidad para perturbarle su gobernabilidad.

Renunciar al ballotage: Filmus ya ha dicho que se no se bajará de la 2da. Vuelta. Claro que esa decisión no es suya y todo dependerá si el Kirchnerismo quiere o no gastar tantos cartuchos en una causa perdida. Lo que si milita en contra de esta decisión es que a) debe tomarse con rapidez y b) que no ofrece ventajas colaterales como la destrucción de la segunda línea de la oposición. Hay contactos informales entre Macri y el gobierno a este efecto. Recuérdese, sin embargo, el caso Menem y lo que quedó de él luego que se bajo de la segunda vuelta con Kirchner. El actual presidente lo acusó entonces al Riojano de cobardía.

Tomar la decisión de ganar la 2da. Vuelta: Esto implicaría una campaña feroz de denuncias judiciales a Macri, giro a la izquierda de Filmus (tratando de seducir a los casi 150.000 votantes de la izquierda y la centroizquierda), acorralar al presidente de Boca en una serie de debates, utilizar los escribas para atacar al candidato PRO en la prensa recordando todo su pasado y de donde provienen los 22 millones que declaró como su activo patrimonial… El riesgo de esta estrategia es despertar una guerra mutua de denuncias, nuevos escándalos que podrían afectar al gobierno tanto como a la oposición y, si Macri pierde, el gobierno ganaría un candidato presidencial opositor de peso… si algo quedara de él.

En unos días sabremos cual es la estrategia del gobierno. La de Macri es esperar una semana. Estas particularidades del proceso político porteño y nacional deberían tomarlo en cuenta aquellos votantes que, presionados ideológicamente, piensen que hay alguna forma de voto estratégico en esta 2da. Vuelta.

¿Qué hará la oposición?

Carrió ha dicho que se inclina por dejar en libertad a sus votantes, como si esto en verdad existiera y los tuviera atados de alguna forma. Su 9% es rabiosamente anti-Kirchnerista y por lo tanto «dejar en libertad» a sus votantes es llamar a votar por Macri, y suicidarse políticamente en el camino.

Lavagna, Blumberg y otros opositores de derecha al gobierno o se embarcan con Macri o quedarán entre la espada y la pared. Pierden de las dos formas.

El centroizquierda (particularmente Lozano) llamará a votar, o «dejará en libertad a sus votantes» a lo Carrió, que es lo mismo que llamar a votar por Filmus. Está por verse cuántos acudirían a las urnas en ese caso.

La izquierda está en un delicado balance. Sus 90.000 votos para Jefe de Gobierno son su núcleo duro de votantes. Los que los votaron pese a todo. Si llaman a dispersar su voto entre el blanco, nulo o abstención, estarían jugando a favor de Macri. ¿Por qué? Porque ninguno contaría como fuerza propia. La única salida de la izquierda es hacer lo que no hizo en la primera vuelta: armar un frente para elegir UNA alternativa común (blanco o nulo ya que la abstención no tendría efecto político) y hacer una campaña intensa por la misma UNIDA a una campana por el NO a la nueva policía comunal propuesta por Telerman, apoyada por Macri y sobre la que Filmus no se ha pronunciado categóricamente.