Una de las primeras normas de convivencia que se aprende en el jardín de niños es que «la mayoría manda»; un principio democrático indiscutible reconocido en casi todas las naciones del mundo es la elección de gobiernos y políticas de Estado por «mayoría absoluta» de votos (50 por ciento más uno). En Bolivia, la oposición […]
Una de las primeras normas de convivencia que se aprende en el jardín de niños es que «la mayoría manda»; un principio democrático indiscutible reconocido en casi todas las naciones del mundo es la elección de gobiernos y políticas de Estado por «mayoría absoluta» de votos (50 por ciento más uno). En Bolivia, la oposición minoritaria derrotada tres veces consecutivas en las urnas intentó derrocar con violencia al gobierno mejor votado de la historia reciente, y ahora interpreta que están «empatados» el 60% de ciudadanos que dijo Sí la Constitución de Evo Morales y el 40% que la rechazó.
El MAS propinó sendas palizas a la oposición derechista en las elecciones nacionales de 2005 (53%); en la elección de asambleístas de 2006 (51%) y en el referéndum revocatorio de 2007 (67%). Los opositores respiran aliviados porque su cuarta derrota en el referéndum constitucional del 25 de enero de 2009 no fue tan bochornosa.
Según conteos preliminares de la Corte Nacional Electoral (CNE), la nueva Constitución Política del Estado (CPE) fue rechazada por el 40% de los votantes y habría perdido en cinco de las nueve capitales de departamento del país. Sin embargo, el 60% del electorado a nivel nacional aprobó la Constitución.
Lo lógico sería que las minorías derrotadas acepten la decisión de la mayoría de la población, pero en Bolivia los opositores no siempre respetan la lógica. El presidente del Senado Oscar Ortiz y el dirigente cívico de Santa Cruz Branco Marinkovic opinan que «no hay ganadores ni perdedores» sino un «empate técnico».
Según la derecha boliviana, el referéndum constitucional demostró que «la mitad del país» le dijo No a la Constitución, lo que obligaría a Evo Morales a «aprender a reconocer las distintas visiones que se tienen en el país».
A partir de esa lectura, la oposición afirma que ha llegado al momento de «pactar» con el gobierno, es decir «concertar» leyes interpretativas para cada uno de los artículos de la Constitución que necesitan normas aclaratorias.
El senador Tito Hoz de Vila (Podemos) anticipa que en toda esta etapa de «concertación», su partido hará respetar los derechos de la «minoría, que no es tan minoría». «Si quieren atropellar, ahí estaremos, el Senado tiene que ser un factor del equilibrio y obligará al gobierno a gobernar para todos para evitar un totalitarismo…».
La oposición fracasada como clase política fue sepultada por la votación ciudadana y ahora habla de un nuevo pacto para revisar una Constitución que ya fue aprobada; «ese es un insulto a la dignidad del pueblo soberano, a la democracia y a la inteligencia», protestó el diputado Alejandro Colanzi (UN).
Según Colanzi, la discusión política que se avizora será más de forma que de fondo porque el soberano ya se definió contra la clase política que bloqueo toda posibilidad de diálogo y cambios en más de 20 años de democracia.
Reapareció el ex presidente Jaime Paz para hacer entender a Morales que «40 por ciento de la población no está de acuerdo con su proyecto de Constitución, por ende, tiene que respetar esa voluntad». El ex mandatario propuso estructurar un gobierno departamental que represente a todos los tarijeños y los «blinde ante cualquier imposición».
El senador Ricardo Díaz (MAS) afirma que los partidos tradicionales no tienen moral para exigir porcentajes especiales para la aplicación de la nueva CPE porque cuando administraron el modelo neoliberal nunca obtuvieron más de 34% de votos a nivel nacional.
ADN ganó las elecciones de 1985 con 493.735 votos (32.83 %), pero el MNR llegó al gobierno con 456.704 votos (30.37 %). En las elecciones de 1989 el más votado fue el MNR (363.113, 25.64 %); en las elecciones de 1993 ganó el MNR con 585.937 votos (33.8 %) pero gobernó el tercero MIR. ADN ganó las elecciones de 1997 con 484.705 votos (22.26 %) y el MNR venció en 2002 con 624.126 votos (22.46%). En las elecciones generales de 2005, el MAS ganó con la mayor votación de la historia (1.544.374 votos, el 53.74 %).
El Presidente Evo Morales descartó cualquier negociación con la oposición para modificar el contenido de la nueva CPE, mucho menos en materia agraria, y desestimó una reunión con el cívico Marinkovic, involucrado en acciones antidemocráticas y sediciosas entre agosto y septiembre de 2008. El gobierno dejó en claro que el nuevo texto constitucional es innegociable porque fue aprobado por la mayoría de la población.