A las 18:10 del 2 de octubre de 1968, luces de bengala rojas y verdes indicaron a militares y policías vestidos de civil que era el momento de disparar contra los estudiantes reunidos en la plaza Tlatelolco, en la capital de México. La matanza cambió la historia del país. Tras dos horas de balacera, el […]
A las 18:10 del 2 de octubre de 1968, luces de bengala rojas y verdes indicaron a militares y policías vestidos de civil que era el momento de disparar contra los estudiantes reunidos en la plaza Tlatelolco, en la capital de México. La matanza cambió la historia del país.
Tras dos horas de balacera, el reporte oficial habló de 26 muertos, pero los jóvenes contaron 190 y otras fuentes más de 300.
Para reinterpretar y no olvidar esa masacre, que permanece impune, así como otras de ese emblemático año como el Mayo Francés, la llamada Primavera de Praga en Checoslovaquia y el surgimiento de los movimientos integristas, pacifistas y feministas en Estados Unidos, se abrirá a mediados de año un museo en México.
Cientos de documentos, películas, fotos, grabados, pinturas y otras manifestaciones sobre los años 60 serán parte del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, proyecto que desarrolla la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un edificio que por 40 años ocupó la cancillería mexicana, muy cerca del lugar de la matanza de los estudiantes.
1968 fue un año importante para millones de personas por los movimientos sociales que se gestaron, la efervescencia política de la juventud, la aparición del movimiento hippie, la expansión del rock y la llamada contracultura, entre otros elementos, señaló a IPS Sergio Arroyo, director general del proyecto del Centro Cultural Universitario.
La mayor parte del nuevo museo, que incluirá espacios para realizar exposiciones, talleres, cursos y congresos, estará dedicado al movimiento político y social que protagonizaron los jóvenes mexicanos contra el gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien lo aplacó con represión y la histórica matanza de Tlatelolco.
Díaz Ordaz fue uno de los más autoritarios mandatarios que tuvo México durante los años de hegemonía de Partido Revolucionario Institucional (PRI), entre 1929 y 2000.
En el 68 hubo en México y en otras partes del mundo movimientos que cambiaron la manera de pensar de un sector de la sociedad y transformaron su forma de relacionarse con el mundo, recordó Arroyo.
Con esa idea surgió el plan de crear un centro que permita ver a ese año en contexto y en sus diferentes facetas políticas, culturales y sociales, indicó.
El Centro Cultural Universitario Tlatelolco, que se inaugurará en julio o agosto, ocupará un área de 4.600 metros cuadrados. El lugar fue donado por la cancillería en 2006.
Allí los visitantes podrán acceder a diversos recursos museográficos como el multimedia, ensambles fotográficos y películas así como la lectura directa de diversos tipos de documentos.
Entre otras, estarán disponibles más de 4.000 imágenes digitalizadas o copiadas de manera convencional de fotografías, grabados, volantes y otro material gráfico de la época. También unas 60 horas de registros fonográficos que incluyen entrevistas, comerciales, música y diversos programas de radio.
El objetivo es presentar de la forma más completa el movimiento social de México de 1968 e inscribirlo dentro del contexto internacional de otros como el de Francia, donde los jóvenes arrastraron a diversos sindicatos y a la población a una revuelta social en mayo de ese año, y el de Checoslovaquia, que cuestionó el régimen comunista y terminó reprimido por una intervención militar encabezada por la hoy extinta Unión Soviética.
Pero la parte central de las exposiciones del Centro Cultural Universitario Tlatelolco será la represión del 2 de octubre en la plaza de ese mismo nombre.
El objetivo es que la sociedad no olvide ese hecho y que tenga a disposición material e información suficientes para interpretarlos, señaló el director del proyecto.
En la tarde del 2 de octubre de 1968, militares abrieron fuego sobre unas 10.000 personas reunidas en la plaza de las Tres Culturas o Tlatelolco, en el centro de la capital, para continuar una serie de protestas contra el gobierno de Díaz Ordaz.
A la noche de ese día, decenas de cadáveres fueron retirados de la plaza. El gobierno afirmó que entre la multitud se escondían guerrilleros y terroristas profesionales.
Los reportes de la época hablan de que también unos 2.000 jóvenes fueron desnudados y golpeados en cárceles públicas y militares.
El movimiento estudiantil «no era más que un contubernio asqueroso de conspiradores infiltrados» que respondían a las consignas del comunismo, declaró Díaz Ordaz.
La matanza que marcó toda esa generación pasó a la historia como uno de los momentos más importantes de la lucha por la democracia en México, pero también como un crimen de Estado.
Los acontecimientos del 2 de octubre, que algunos consideran una división de aguas en la historia mexicana, pusieron fin a varias semanas de movilizaciones estudiantiles y huelgas para reclamar democracia, en un país en que regía un sistema democrático formal pero en el que el PRI controlaba todos los poderes del Estado y gran parte del movimiento social.
En las banderas de lucha de aquellos años se confundían tanto el rock como el guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara y el líder revolucionario mexicano Emiliano Zapata.
Los remanentes del sanguinario hecho, perpetrado 10 días antes de la inauguración en la capital de los XIX Juego Olímpicos y del que la mayoría de jóvenes se sienten hoy ajenos, son el proceso de democratización de los últimos años y el avance de los partidos de oposición, según historiadores.