La reunión de UNASUR fue citada para discutir la cuestión de las bases yanquis en Colombia. Sin embargo, el gobierno colombiano afirmó que es un «acuerdo cerrado» con Estados Unidos. Lula invitó a Obama, pero éste dijo que se iba de vacaciones. Por otra parte, UNASUR no tomó, ni prevé ninguna acción contra los golpistas […]
La reunión de UNASUR fue citada para discutir la cuestión de las bases yanquis en Colombia. Sin embargo, el gobierno colombiano afirmó que es un «acuerdo cerrado» con Estados Unidos. Lula invitó a Obama, pero éste dijo que se iba de vacaciones. Por otra parte, UNASUR no tomó, ni prevé ninguna acción contra los golpistas hondureños.
Uribe, el presidente de Colombia, no asistió a la última reunión de UNASUR realizada en Quito el 10 de agosto. Amparándose en el faltazo del genocida colombiano, el brasileño Lula impuso que no se trate la cuestión de las bases militares yanquis en Colombia. Se acordó la realización de una reunión especial en Bariloche. Pocos días después se informó que «el encuentro quedó firme luego de que la presidente Cristina Kirchner hablara… con Alvaro Uribe, quien aceptó de buen grado y «sin condiciones» la iniciativa, que busca «retomar el diálogo en la región» (Clarín, 13/8).
No se entiende muy bien cual puede ser el resultado de un diálogo cuando el canciller colombiano, Jaime Bermúdez, acaba de declarar en entrevista a la revista Semana, que el acuerdo con Washington ya se cerró, y «no vamos a Argentina a consultar nada» (Milenio.com). Lula también invitó a asistir a Obama. Pero este se fue de vacaciones.
Fuentes periodísticas afirman que se le reclamará a Colombia que se comprometa utilizar esas bases sólo en el ámbito interno y no en otros países. Este pedido, ingenuo o hipócrita según se mire, equivaldría a solicitarle amablemente a un asaltante, con antecedentes de asesino, que se instala con armas pesadas en la puerta de nuestra casa, de que «se comprometa» a no usar sus armas o a usarlas «solo para defenderse».
Las bases tienen el inocultable propósito del control militar de América del Sur para seguir imponiendo su política económica de explotación y saqueo, para seguir adueñándose de sus recursos naturales. Y aunque firmen cualquier cosa, las utilizarán los yanquis si lo consideran posible y necesario, y si los pueblos no derrotamos su intento.
Tres pruebas: Bolivia, Honduras y las bases
Los defensores de UNASUR pintan al organismo, que componen todos los gobiernos Sudamericanos, como una herramienta de «integración e independencia frente al imperio». Vistos sus resultados alguien podría pensar que es en realidad un organismo burocrático totalmente inútil. Pero es peor que eso.
En septiembre del 2008, cuando la intentona golpista separatista de la derecha oligárquica de Santa Cruz en Bolivia. UNASUR intervino para imponer un acuerdo de Evo Morales con los golpistas que salvara a estos de la movilización campesina popular. El acuerdo se hizo cambiando 144 artículos de la Constitución, poniendo artículos en defensa de los latifundistas y los contratos petroleros con las multinacionales.
La III reunión, realizada en Ecuador hace 2 semanas no sirvió más que para una declaración diplomática por Honduras, pero sin ninguna medida real ni llamado a movilización popular en apoyo al pueblo de Honduras.
Ahora en Bariloche, el mismo hecho de que se reúnan con Uribe es ya una aceptación tácita de las bases militares, pero «dialogadas», con algunas «condiciones» bastante ridículas. Y respecto a Honduras repetirán la frase retórica de «apoyo» a Zelaya que ya dijeron en Ecuador. Una actitud que ya limita con la complicidad con los golpistas.
Es decir, UNASUR no sirve para movilizar a los pueblos latinoamericanos en defensa del pueblo hondureño. Tampoco sirve para enfrentar el plan imperialista de poner sus bases militares en Colombia.
Por el contrario, UNASUR, bajo la batuta del Brasil gobernado por Lula se ha convertido en el gran mediador para hacer pasar los intereses yanquis en Latinoamérica, así como Uribe es su gendarme armado.
Pactos militares
Los países sudamericanos no han roto sus pactos militares con el imperio, que sigue dando directivas y entrenando futuros golpistas.
Un caso particularmente grave es Haití adonde las tropas de ocupación que van a cuidar a las multinacionales norteamericanas y reprimir al pueblo haitiano son soldados latinoamericanos de Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, Chile… El vergonzoso argumento, dicho en voz baja, es que a los militares les gusta porque ganan muy buenos sueldos… Es decir, mercenarios al servicio del imperio.
Perú abrió sus puertos a la IV Flota norteamericana que opera como si fuesen sus propios puertos. Existen incontables acuerdos de ejercicios conjuntos y «entrenamiento» realizados en territorio latinoamericano, que les sirve al imperialismo para conocer y practicar todas las posibilidades de invasión.
En octubre de este año está programada en Buenos Aires la reunión del CEA (Conferencia de Ejércitos Americanos) que congrega a los jefes militares latinoamericanos, de Canadá y Estados Unidos.
Nos preguntamos: ¿Qué es lo que discuten durante varios días los jefes militares latinoamericanos con los de Estados Unidos? ¿Qué discutirán con los genocidas colombianos? ¿Cómo se puede hacer una reunión de ese tipo con los que son los principales enemigos históricos de los pueblos latinoamericanos? ¿Los gobiernos que se titulan de izquierda o «progresistas» van a autorizar a los jefes militares de sus países a semejante Conferencia? Por ahora ningún gobierno se ha desmarcado públicamente de esta reunión.. Si Chávez, Evo Morales y Correa son coherentes con las declaraciones que han hecho contra el intervencionismo, deberían ya estar denunciando a esta reunión y diciendo públicamente que no concurrirán. Esperamos que lo hagan. En todo caso hay que denunciar esto ante los pueblos.
¡Repudiemos reunión con Uribe en Bariloche!
¡Llamamos a repudiar la presencia de Uribe en nuestro país! A rechazar la reunión de UNASUR y a exigir el desmantelamiento de todas las bases yanquis en América Latina, así como la ruptura total de todas las relaciones militares con el imperialismo agresor.
Llamamos especialmente a Chávez, Evo Morales y Correa, a unirse al gobierno de Cuba para convocar a una gran movilización popular continental por el derrocamiento de los golpistas de Honduras y el retiro de las bases yanquis de Colombia y de América Latina, incluyendo la devolución de Guantánamo a Cuba.