«Cuando por fin teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas» (Graffiti) Introducción El proceso político que vive nuestro país, puede abordarse con distintas miradas, visiones o perspectivas; pero no debe asumirse, el absolutismo cultural. Creo lo contrario, hasta mejor sería, un enfoque de relativismo cultural, dado que para vivir en comunidad, este último es amigable. […]
(Graffiti)
Introducción
El proceso político que vive nuestro país, puede abordarse con distintas miradas, visiones o perspectivas; pero no debe asumirse, el absolutismo cultural. Creo lo contrario, hasta mejor sería, un enfoque de relativismo cultural, dado que para vivir en comunidad, este último es amigable.
Al inicio de este comentario, quiero indicar que el título, fue tomado (hace tiempo) de un graffiti en una calle de Santa Cruz de La Sierra. Parece que tiene relación, con lo que nos sucede (en Bolivia); desde hace mucho tiempo, quizás… de siempre.
Un estudioso (de este lenguaje) dice: «El graffiti en esencia comienza con los mensajes, y actualmente ha creado todo un vocabulario nuevo, todo un código que va descontextualizando frases o expresiones conocidas y va formando una nueva forma de lenguaje».
Consideraciones previas
Tenemos que comenzar con la historia reciente: la democracia pactada, a riesgo de que este tole-tole, canse, es parte, del negro horizonte político, y está reapareciendo sofísticamente bajo el título de Derecha Democrática.
La democracia pactada comportó dos etapas: a) en la época de la UDP, el MIR se camufla vía fragmentación (estratégicamente en MIR masa y MIR harina) para reaparecer como MIR-NM, MBL, etc. b) la instalación a plenitud de los contubernios, por una parte, MNR-MBL (y colgandijos) y por la otra, ADN-MIR (y colgandijos). Se mediatizó que se realizaba «vía Congreso Nacional», en el parlamento. Creo que era en el Palacio Quemado, no hay que olvidar que en Bolivia el régimen es presidencialista. La característica de esos pactos, fue sin establecer el debate parlamentario (ideológico y del interés común); fue por prebendas.
En nuestro país, la conducta dirigencial provoca dolosamente un divorcio fundante entre las preguntas y las respuestas de los actores sociales y políticos, lo que disloca la economía (en su sentido amplio). Este escenario conlleva a preguntas como: ¿Qué Estado queremos? ¿Cómo armonizamos la sociedad política y la sociedad civil? ¿Autonomías? ¿Federalismo? ¿Qué grado de descentralización? ¿Qué organización social y territorial debe contener nuestra Constitución? ¿Estado plurinacional? ¿Estado multinacional? ¿Estado intercultural? Esta conducta, hace que las respuestas sean dadas por el Príncipe y no por el pueblo.
Este comentario, pretende encontrar algunas coordenadas que permitan entender, la errática acción política. El pueblo, para protagonizar el cambio, se había formulado muchas preguntas y había logrado encontrar respuestas a la crisis del proyecto neoliberal, dado que durante sus más de 20 años, el resultado es catastrófico. De la necesidad de obtener respuestas, surgieron las preguntas.
Los griegos (Aristóteles) formulaban que la sabiduría no está sólo en la capacidad en encontrar la respuesta correcta, sino en la capacidad para formular la pregunta correcta. En esta dinámica, de resistencia al neoliberalismo y su instrumento: la democracia pactada, el pueblo tuvo que resistir, para no ser alienado, lo cual, no niega que políticamente fue engañado y actuó en consecuencia.
¿Cuáles eran las respuestas?
Las preguntas formuladas al proceso histórico nacional en lo económico, en lo social, lo cultural, en lo político, en lo científico y en lo tecnológico, tenían la respuesta del cambio, de la revolución en democracia para transformar las estructuras que niegan el desarrollo nacional.
La revolución en democracia y la alianza étnica, expresan la verdadera alianza intercultural, para construir el Estado-nación, que se ha negado a la mayoría de los bolivianos. El signo cívico – político, de la mayor parte del tiempo histórico, es resultante del modelo primario – exportador que genera exclusión y marginalidad. Lo peor, es que no existe el gran objetivo nacional: integrar la realidad étnica-cultural, para conformar la nacionalidad intercultural boliviana.
El pueblo exigido por la propia realidad, considera necesario ingresar en una nueva dinámica incluyente e inclusiva. Dejar de lado, el exilio de lo político y llevar a cabo la política del reconocimiento del otro (boliviano) y aceptar la diversidad étnica. Superar las formulaciones enmarañadas en las viejas dialécticas, dejar de insistir en que el desarrollo es espontáneo, que obedece a la lógica del derrame económico y que no se debe (ni se puede) direccionar, que no se debe planificar el desarrollo, y menos salir del esquema rentista. La opción de un dejar pasar y dejar hacer neoliberal es subdesarrollante; está fincado en la sistemática desaparición del Estado Nacional.
La clave del proceso neoliberal, está en la desintegración cultural y económica del Estado Nacional.
Salir del rentismo, otra respuesta. Terminar con esta conducta económica, centrada en lograr favores y beneficios del Estado, por sus funestos resultados, porque desincentiva el mayor esfuerzo en el trabajo productivo y creativo. Por otra parte, el rentismo, favorece el clientelismo político. Otra respuesta: nó al clientelismo, porque es favorecer la corrupción y bajar la autoestima nacional.
La «enfermedad holandesa», bien podría llamarse «enfermedad boliviana» formaba parte de las respuestas elaboradas; no se quiere que este virus siga infectando Bolivia. Ser exportador de materias primas, genera «beneficios» cuando el precio está alto, lo mismo cuando aparece un nuevo yacimiento, por el boom de exportación primaria que desata, pero luego, cuando los precios bajan: regresa la situación de miseria.
No queremos las enfermedades del pasado, esa es otra de las respuestas.
El andamiaje del rentismo y su consecuente enfermedad, abarca no sólo los hidrocarburos y la minería, también está vinculado a la agricultura, la pecuaria y lo forestal.
La estructura productiva agraria, es otra respuesta. Acoger a los productores agrícolas que cubren la demanda alimentaria de la mayoría de la población; en este sentido, es necesario superar la baja productividad, resultante de la falta de políticas agrícolas que atiendan los requerimientos de inversión. Hay que tener en cuenta que concentra la mayor parte de la mano de obra agrícola, al pertenecer a la economía agrícola no comercial; economía campesina
La respuesta, está en la necesidad de inversiones masivas. Lo anterior nos lleva a formular la siguiente pregunta ¿Cómo lograr los recursos? El sector agrario y en especial el productor de bienes de consumo masivo, prácticamente no genera excedentes, porque atienden a un pueblo empobrecido por la naturaleza de su estructura económica (primario-exportadora), por ello la necesidad de tener el sector hidrocarburífero nacionalizado (eficaz y eficiente) para generar y transferir parte del excedente económico (excedente total menos inversiones necesarias en la propia actividad). Lo contrario, es descapitalizar YPFB y asumir una conducta igual a la que se hizo cuando la pre- capitalización (1985 a 1997) neoliberal.
La defensa del petróleo, la resistencia contra el eufemismo de la capitalización (de la tomadura de pelo del 1+1=2). La Sociedad boliviana resistió, desde Santa Cruz, en febrero de 1966, desde Camiri, parte una marcha a pie, hasta Santa Cruz de La Sierra, la que sufre el apresamiento de más de 30 dirigentes de YPFB. Así, como la Constituyente es un pedido desde el oriente, también lo fue la oposición a que se regale YPFB, vía capitalización.
Este maleficio que constituye tener un modelo de desarrollo hacia afuera (primario-exportador) traba la viabilidad y en consecuencia, la conformación de un Estado moderno. Ser vendedor de recursos naturales, provoca también ser expulsor (migración) de su propia gente.
Existe una relación directa, entre tener un modelo de desarrollo hacia fuera y ser expulsor de su propia gente. Se grafica como el anverso y reverso de la realidad económica, que desarticula lo social, lo político y lo cultural.
Provocar la migración (expulsión) de bolivianos, como hecho histórico, es el reflejo de la no existencia de una Estrategia de Desarrollo Nacional, que dé marco a políticas de corto, mediano y largo plazo.
Sin definir el modelo de país, sin planificar su desarrollo, sin concertar instituciones inclusivas, la vida nacional se vuelve en extremo aleatoria, por lo tanto, la gestión pública y privada, sea por acción o por omisión, contribuye a que los problemas sociales generen un impacto negativo, en la demografía.
Para comprender el retrato de la realidad demográfica del país, hay que señalar que excede lo económico, y muestra la ausencia de políticas de salud, de educación, en síntesis de desarrollo humano. Para comprender este dramático retrato, apelo a Flavio Machicado Saravia, para que exprese las consecuencias del sistemático proceso de exclusión demográfica: «La población que rodea a Bolivia el año 1825 es de 7 millones de habitantes, sobre la cual la de Bolivia representa el 14 por ciento. Pero que para el año 2.000, con una población estimada de 10.2 millones de personas, Bolivia estará rodeada por 307 millones pertenecientes a Brasil, Argentina, Perú, Chile y Paraguay. Es decir, con una población equivalente al 3.3 por ciento de la de los vecinos».
La situación demográfica, otra de las respuestas.
La integración sudamericana, es la respuesta a la globalización neoliberal, que genera olvido, niega la fraternidad y la soberanía de nuestros pueblos. La integración, es un instrumento político de liberación. Marcelo Gullo, cuando se interroga ¿Cómo lograr un lugar en el mundo? responde con otras preguntas ¿Qué pueden hacer países como la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay o Venezuela, en estas nuevas condiciones que impone el mundo actual? ¿Qué pueden hacer para montarse en la tercera ola de la globalización y evitar la «africanización» de la región? ¿Qué pueden hacer para evitar que millones de personas sigan vegetando en los andes o alrededor de las grandes urbes? ¿Qué pueden hacer para liberar a millones de niños de los pueblos jóvenes, de las favelas o de las villas miserias, del flagelo del hambre, de la violencia y de la droga? (…). Solos nada. ¡Ni siquiera Brasil podrá sólo! (…). La Argentina (…) del menemismo pagó caro esa ingenua ilusión (…). Si, como creemos, todavía existe una oportunidad para América del Sur de subirse al último tren de la historia, esta oportunidad pasa, pura y exclusivamente, por la búsqueda, y el logro, de la unidad continental. (…) la alianza argentino – brasileña es el único camino real para alcanzar la unidad de América del Sur.
Con relación al integración Sudamericana, el accionar ha sido difuso y confuso, la oportunidad de los contratos energéticos con Argentina y Brasil, han sido despreciados por el rentismo. La respuesta de la integración, tuvo la respuesta del bilateralismo. De este modo, no se logró aprovechar la posición estratégica de nuestro país.
El sector energético y el hierro del Mutún, debió ser nuestro carbón y acero, para integrarnos activamente en el Mercosur. Se eligió el camino equivocado, la bilateralidad con Venezuela (que es buena, pero no para convertirla en una totalidad integradora).
La integración, es con los vecinos fronterizos y con economías de complementación en torno a lo energético (hidrocarburos, geotermia y otras energías alternativas) y el hierro, del cual Argentina, es carente de este recurso y Brasil, tiene la experiencia suficiente, para que los tres países encaren proyectos de integración productiva.
¿Por qué nos cambiaron las preguntas?
El triunfo del 18 de diciembre del 2005, otorgaba al MAS, las condiciones de legitimidad y legalidad, no adquirida por ningún otro gobierno; no necesitaba de otras fuerzas políticas, podía gobernar sólo. El 54% de votación (jamás logrado en elecciones presidenciales), fue acompañado de una activa movilización y participación popular de los movimientos sociales, lo que aseguraba la gobernabilidad.
En otros términos, el MAS con la conducción de Evo Morales Ayma, logró el triunfo, sin haberse modificado las amañadas reglas electorales existentes que no permitían, una expresión real de la voluntad popular. Se demostró que la participación popular es el instrumento del cambio. En torno al régimen electoral, hay que indicar que ningún sistema electoral, opera en el vacío, conlleva una intencionalidad. El propósito, debe ser un régimen electoral que logre representar la voluntad popular.
A poco de iniciar la gestión, el gobierno comienza a cambiar las preguntas, dos medidas comienzan a generar turbulencia: a) la convocatoria a la Asamblea Constituyente y b) la convocatoria al Referendo Autonómico.
La Convocatoria a la Asamblea Constituyente, tiene dos errores políticos: i) el plazo de 6 meses, con la opción de prórroga de otros 6 meses. Aquí se cambia la pregunta.
El pueblo había luchado por más de 20 años para tener su Constituyente, era la ocasión, para el reposicionamiento de la política y la ocasión para establecer el debate político, tan ausente en la vida nacional. La historia otorgaba la oportunidad de la refundación de Bolivia, no debió hacerse concedido un tiempo tan corto.
El tiempo, debió ser de 3 a 4 años, dado que se estaba creando una nueva realidad política. La experiencia nacional, demuestra que las constituyentes cortas dan vida a constituciones cortas. La experiencia reciente en los países vecinos, indican que a mayor deliberación, mayores condiciones para el cambio. Brasil, es un ejemplo, su Constituyente duró aproximadamente 3 años y pudo así, redireccionar su federalismo. Ecuador tuvo constituyente corta y constitución corta.
Nadie, pensó que el proyecto político del MAS, iba se fácil. Tenía que vencer las resistencias al cambio, propias de todo proceso, más aún, cuando se trata de refundar el país. En estas circunstancias, lo que no se debe hacer, es tensionar donde no se debe tensionar: lo étnico.
Una mirada a la historia muestra que el manoseo de lo étnico, termina en racismo. No puede formularse, si hay racismo malo y racismo bueno, el racismo es la carencia de amor, es la falta de tolerancia, todo lo que el ser humano no debe desarrollar o anidar en su corazón. Todo racismo es negación de vida.
El racismo hizo presencia en Europa, en las guerras del siglo XX (mundiales), para ejemplo: alemanes y franceses (blancos).A finales del siglo XX, los Balcanes, un largo historial de confrontación étnica; anotaré los hitos principales (otro análisis, excede el presente comentario): Imperio Otomano (1877), un Estado Eslavo (1918), La República de Yugoslavia (1945) (anoto que Tito, creó dos provincias autónomas Vojvodina y Kosovo), comienzan en 1988 los problemas ( que llamaban cambios) y desde 1991, la ruptura de la ex-Yugoslavia, luego la guerra y la formación de varias Repúblicas.
En Africa, donde sólo hubo un Mandela, se pudo establecer el Ubuntu, dicen algunos estudiosos que es un valor africado, pero sólo en la Sudáfrica de Mandela, dió sus buenos frutos. Ruanda, Congo, Nigeria y en otros países, los crímenes étnicos son ya, una expresión cotidiana. Ni las riquezas ayudan a salir del conflicto, al contrario lo profundizan, hay que recordar entre otros, el libro de Michael Klare: «Petróleo por Sangre».
Por otra parte, antes de otras consideraciones, debo indicar que el debate cupular y consensuado con la derecha democrática, destruyó el poder constituyente, de forma similar que la democracia pactada, destruyó la democracia.
Aníbal Quijano, en julio de 2006, publicó un estudio, bajo el titulo: «Estado-nación y «movimientos indígenas» en la región Andina: cuestiones abiertas» donde realiza una investigación, de los problemas centrales de nuestro país. «(…) En el caso de Bolivia no ha ocurrido un proceso semejante. Los que se auto-identifican como indígenas no han logrado producir ni una organización ni propuestas culturales y políticas comunes. El Movimiento al Socialismo (MAS) no se formó ni desarrolló como movimiento indígena, sino como organización primero sindical y después política, aunque la población que lo integra, comenzando por su principal líder, Evo Morales, sea identificada o inclusive pueda auto-identificarse como indígena según la clasificación social fundante de la colonialidad del poder -es decir, en términos de raza. (..). Eso abre a la investigación y al debate un complejo conjunto de cuestiones. La primera y obvia es si Evo Morales y el MAS habrían llegado a ser lo que son si se hubieran presentado desde el primer momento como un movimiento indígena en lugar de formarse y desarrollarse como un movimiento político popular (esto es, plurisocial y pluri-étnico), cuya meta histórica sería el socialismo. Evo Morales es aymara, pero en momento alguno apareció como el dirigente aymara de mayor autoridad y reconocimiento.»
«(…) Felipe Quishpe, apodado «El Mallqu», estuvo y quizás aún esté más cerca de ese lugar y de ese papel. Y mientras que para una parte influyente de la inteligencia y del liderazgo político aymara, el proyecto central aymara es el restablecimiento del Collasuyo (nombre del ámbito geohistórico aymara dentro del Tawantinsuyo o «Imperio Incaico»), para el actual gobierno del MAS el proyecto político central es el establecimiento de un Estado multi-cultural y multi-nacional. Esto es, la redistribución de la representación política de todas las culturas y/o naciones en el mismo Estado (…)».
El proyecto de Constitución establece en el «Artículo 1.: Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país». Este artículo, en el texto y el contexto constitucional, complica la construcción del Estado. No por que se haya mediatizado que se necesitan 100 o 200 leyes, con carácter de urgencia, vamos a constituir el Estado.
Cuando hablamos de leyes, volvemos al eterno retorno de la Bolivia jurídica, en la que toda solución, es cuestión de leyes y decretos, la realidad social y cultural, pasa a ese terreno difuso que se llama olvido. Es la Bolivia, de la superestructura con techo, pero sin cimientos, ni paredes.
Los conceptos del artículo constitucional (en cuestión), sólo manifiestan el ingreso a Babelandia. La Bolivia autonómica será una Babel autonómica.
En otros comentarios, entraré en más detalles, pero vale decir que la Bolivia actual, en cuanto a su geografía política desaparece. Ya no serán los 9 Departamentos, sus más de 100 Provincias, los más de 300 Municipios, y sus cantones y secciones. Será lo que estipula el Artículo 269 «I. Bolivia se organiza territorialmente en departamentos, provincias, municipios y territorios indígenas originarios campesinos.» Los cuales serán elevados al deseo del legislador o a las exigencias de la derecha democrática, pero el número será consecuencia de esta tentativa fórmula : 9 (autonomías departamentales) + más de 100 provincias (autonomías provinciales) + más de 300 municipios (autonomías municipales) + las del artículo 280 autonomías regionales x número desconocido + 36 étnias (no se consideran interculturales y los afrobolivianos) x número desconocido (autonomías indígenas) = futura geografía política del Estado boliviano. De lo anterior, se colige, que serán en un número mayor de 500 autonomías (con todo su pesado andamiaje burocrático), con igual rango constitucional (artículo 276). El financiamiento lo estipula, el artículo 340 del proyecto Constitucional. ¿Será posible costear las diferentes estructuras autonómicas? ¿Habrán calculado el costo de la democracia autonómica? ¿Será sustentable en el tiempo esta pesada y costosa estructura policéntrica?
A modo de conclusión
En nuestro país, la acción política (del gobierno y la oposición) descontextualizan las expresiones, los sentimientos, los proyectos y los sueños populares.
Todo se cambia de manera súbita, sin mediar motivos, sin adecuar el texto al contexto. Estos cambios, siempre terminan postergando las aspiraciones del pueblo.
El deseo, la intención, el propósito de forjar una patria inclusiva, se camufla en unos paradigmas o discursos que manifiestan la perversidad dolosa de las dirigencias opositoras y/o gubernamentales. Estos vencedores coyunturales hacen que el pueblo, termine sumido, sumiso y confundido ante unas respuestas que no obedecen a sus preguntas, porque no son las suyas, porque se las cambiaron, se las borraron; sus preguntas, quedan en el olvido.
Estos acuerdos permanentes de la antipatria rosquera, se expresan en la dislexia política de la dirigencia, (creo que endémica) que en la lectura de la realidad, quitan los valores, la sensibilidad y la reflexión que había logrado el pueblo, en esa búsqueda incesante de aprehender su destino.
De lo que vengo comentando en esta ocasión y en mis anteriores comentarios, es que el mundo de la política boliviana, es desideologizada, lo cual equivale a que es pragmática (rosquera y cupular), lo que se refleja permanentemente en el egoísmo de quienes se montan en el divino instrumento del poder (Víctor Paz Estenssoro). Es un modo perverso y trágico de socializar pérdidas y privatizar el incipiente excedente económico nacional; es la práctica de la cleptomanía, disfrazada de lógica política.
Se canaliza toda la parafernalia gubernamental de turno, para beneficiar a minúsculos grupos de poder, (proyectos permanentes e insistentes de nuevas roscas). Así, se cambia tanto el texto como el contexto. Las respuestas populares, son negociadas o rifadas, en acuerdos apátridas, por la gazuza del poder absolutista (vía gobierno-oposición). Por lo tanto, se borran las respuestas y se cambian las preguntas.
Se ofrece al oráculo del poder, los sueños del pueblo. La política se convierte en un mundillo en que todo es posible, así, se termina en el malestar continuo de la confrontación y del conflicto. ¿Fetichismo ó maleficio del Palacio Quemado?
Se descontextualiza la manera de hacer política y refundar nuestra patria, de manera inclusiva, sin absolutismos culturales (o absolutismos plurinacionales). Esta manera de ejecutar la acción política, no permite dejar atrás el pensamiento colonial, el pensamiento virreynal, en el momento de asumir el poder y el gobierno; esto independiente de la oferta política, otra de las lacras heredadas del trucho retorno de la democracia, encarcelada por la zafacoca de la clase dirigente. Para el pueblo: la democracia sin el pueblo, de Duverger.
Nuevamente ese eterno retorno, estamos sin ser la expresión, de lo que queríamos ser. Manifesté en mi comentario ¿Donde quedó el poder Constituyente? «(…) al usurpar el poder constituyente, vía una ley interpretativa, lo que se hace, es volver a (…): «les traités sont affaires des Princes, pas des peuples», (los tratados son asuntos de los príncipes, no son del pueblo). Dicho en el lenguaje de graffiti: «Yo pinto. Tú pintas. Ustedes pintan. Nosotros pintamos. Ustedes borran».
Recuperemos las respuestas y establezcamos el diálogo
Este comentario, es una revisión rápida, pero objetiva de nuestra lamentable realidad in-to-le-ran-te, por ello, para restablecer la esperanza, acudo a José Martí que dice: Amemos la herida que nos viene de los nuestros. Y fundemos, sin la ira del sectario, ni la vanidad del ambicioso. La revolución crece.»