Para entender qué está pasando en Chiapas en tiempos de pandemia, la historia puede ayudarnos a visualizar el fronterizo estado mexicano como la continuidad de un territorio en permanente conflicto entre zoques ubicados en el extremo occidental del estado, chiapanecas asentados en las vegas de los rìos Grijalva y Santo Domingo (Depresión Central) la población maya de Ecatepec, Chamula, Zinacantán y demás poblados de los Altos. El pago de tributos, la lucha por el territorio y los conflictos por las minas de sal del Valle de Ixtapa, esclavización de prisioneros, capturas de comerciantes y desplazamientos de población eran una parte de la interacción social y expresión del conflicto entre los diferentes señoríos de una accidentada geografía que, a partir de 1524, sería tierra ocupada y sometida por bandas armadas de origen español.
Desde las encomiendas y su esquema social de servidumbre dominada por señores de horca y cuchillo, el poder de los finqueros en el siglo XIX, hasta llegar a la transformación de la propiedad de la tierra con la figura de los ejidos, los políticos chiapanecos han ido heredando el poder por privilegio de sangre, por relaciones de compadrazgo o integrados en la punta superior de la pirámide social por amiguismo e influencias de diverso pelaje.
PARAMILITARISMO Y ENFRENTAMIENTO ENTRE TSOTSILES
La disputa por 60 hectáreas de tierra parece ser el conflicto entre los límites del municipio de Chenalhó y el de Aldama, ambas poblaciones maya-tsotsiles. Como en la mayoría de los conflictos intercomunitarios de Chiapas, el gobierno estatal se limita a dejar pasar el tiempo, a dar protección soterrada a una de las partes o a simular arbitrios y soluciones que acaban desatando la violencia entre los pueblos.
El pasado 4 de junio de 2019 el Gobierno de Chiapas presumía de conseguir un gran éxito histórico que marcaba el inicio de una nueva etapa de paz. Pobladores de Aldama y Santa Marta (Chenalhó), se reunieron en Palacio de Gobierno del Estado de Chiapas, ubicado en la capital Tuxtla. Allí se conformaron y firmaron un Pacto de no agresión para poner fin a un conflicto que se alarga ya por 40 años, con resultados de violencia armada, desplazados, muertos y heridos. En el acto de reconciliación estuvo presente como testigo de honor, el Subsecretario de Derechos Humanos Población y Migración, de la Secretaría de Gobernación Federal, Alejandro Encinas.
Al día siguiente de la firma del histórico pacto por la Paz, pobladores de Aldama reportaron disparos de armas de fuego, procedentes de Tojtik, Santa Marta, cerca de la escuela secundaria.
Este 17 de julio de 2020, María Luciana Luna Pérez, de 13 años de edad, trabajaba su telar de cintura en su casa, en la comunidad de Koko´, municipio de Aldama. A las 13 horas 20 minutos la niña recibió dos disparos, uno le afectó el ojo y otro le impactó en el hombro. Las balas procedían de Nech’ en, Santa Marta, Chenalhó. El hecho y la situación tiene similitudes con la agresión sufrida el 22 de mayo de 2019, por Juan Luna Santiz, 19 años, que recibió un balazo en el pie cuando se encontraba en el patio de su casa ubicada en la comunidad Cocó, Aldama.
Los paramilitares de Chenalhó tienen un largo historial de protección y entrenamiento que tuvo su momento de amplia difusión mediática a raíz de la masacre de Acteal, en 1997. Y desde entonces siguen armados y disparando. La población tsotsil de Aldama actualmente desplazada (2036 personas) y en grave situación de desabasto alimentario, denuncia que en los últimos tres meses han llegado a contabilizar 98 agresiones armadas con fusiles de alto calibre procedentes de las montañas fronterizas con su territorio. El recuento es plasmado por escrito en una bitácora y entregado a la Fiscalía de Justicia de Chiapas. La policía y los militares patrullan una vez por semana por la carretera principal: “ustedes guarden silencio, no caigan en provocación” les dicen a la gente de Aldama y se dan media vuelta de regreso.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas denuncia en su acción urgente número 09 que tiene documentadas al menos 28 agresiones armadas los días 15, 16 y 17 de julio. 307 agresiones desde el mes de marzo de 2018 a la fecha. El FrayBa ha realizado 167 intervenciones a diferentes instancias del gobierno estatal y nacional, sin ninguna respuesta efectiva ante la exigencia por el cese de los ataques armados.
En medio de la grave crisis económica agudizada por la enfermedad del Covid-19 los campesinos chiapanecos no pueden atender el llamado gubernamental de “Quédate en Casa”, mucho menos si se trata de población desplazada por la violencia que le impide trabajar sus parcelas.
En un lateral de la Presidencia municipal de San Cristóbal de las Casas una manta a todo color con la fotografía de varios ataúdes alineados advierte: “El Covid-19 existe y te mata”; pero el virus para la población rural de Chiapas, tiene ínfima presencia en comparación al hambre, a la violencia… al palpable y presente, ese sí, desprecio del gobierno federal y estatal.
Fuentes:
Portal digital Chiapas Paralelo Los mayas de los Altos de Chiapas y sus vecinos occidentales (Estudios de cultura maya XLIX: 39-66 (2017) Elisabeth Paris y Roberto López Bravo