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Patriotas: ¿bolivianos o norteamericanos?

Fuentes: Rebelión

El ex embajador de EEUU en Bolivia e Indonesia y uno de los subsecretarios de Estado de Bill Clinton, Robert Gelbard, ha afirmado que los líderes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Jaime Paz Zamora y Oscar Eid Franco, son «patriotas» (Periódico «La Prensa», de La Paz, 29-09-04). Patriota, dice el viejo Larousse, es «el […]

El ex embajador de EEUU en Bolivia e Indonesia y uno de los subsecretarios de Estado de Bill Clinton, Robert Gelbard, ha afirmado que los líderes del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Jaime Paz Zamora y Oscar Eid Franco, son «patriotas» (Periódico «La Prensa», de La Paz, 29-09-04). Patriota, dice el viejo Larousse, es «el que tiene amor a la Patria y procura serle útil». El concepto sirve para preguntarnos si Gelbard considera patriotas a los políticos citados por estar sirviendo los intereses de nuestro país o del suyo, ya que si se trata de saber quien ama a Bolivia y quien es útil al interés nacional, no es precisamente un representante del Imperio quien debe realizar la evaluación adecuada.

La opinión del diplomático fue difundida en momentos en que el ex Presidente Paz Zamora, con argumentos enredados, como de costumbre, se opone al proyecto de ley de hidrocarburos de la Comisión Económica del Parlamento, que recuperaría la propiedad del gas y del petróleo para los bolivianos, refundaría Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), obligaría a las transnacionales a pagar al país el 50 % de sus beneficios y garantizaría la industrialización del gas dentro del país. Si Paz Zamora hubiera apoyado este proyecto inmediatamente habría dejado de ser un patriota norteamericano para convertirse en patriota boliviano.

La lista de patriotas norteamericanos, nacidos en Bolivia, debería encabezar, desde la óptica de Gelbard, Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL), quien liquidó las empresas estatales y entregó la propiedad de los hidrocarburos a las transnacionales en boca de pozo, en su afán de servir a empresas como Amoco, Sempras, British Gas, British Petróleum, Total, Repsol, Maxux, Enron, City Bank, etc., con cuyos representantes comparte los directorios del Instituto de las Américas y del Américan Council. El MIR cogobernó con GSL hasta las horas previas a su derrocamiento y fuga del 17 de octubre del año pasado.

En estos momentos, ser patriota norteamericano, nacido en Bolivia, es muy importante para el capital financiero internacional, ya que está en juego el destino de 54 trillones de pies cúbicos de gas (TCFs) y 900 millones de barriles de reservas probadas y probables de petróleo, las que, a precios promedios, y descontando un 25 a 30 % de gastos de operación, significa una ganancia de alrededor de 2.000 millones de dólares anuales, durante 30 años. Estamos hablando de 60.000 millones de dólares, según cálculos precisos de verdaderos patriotas bolivianos, que acaban de emitir un importante manifiesto desde la ciudad de Cochabamba.

En la lista «gelbardiana», podrían figurar también prominentes «patriotas» pro-petroleras, como las decenas de ex colaboradores de GSL, Hugo Bánzer, Jorge Quiroga y Paz Zamora, quienes, inmediatamente después de terminar su función pública, se fueron a trabajar para las transnacionales y agencias del Imperio. Gelbard debería condecorar, además, a los ex personeros de YPFB Mauricio Gonzáles Sfeir y Jorge Flores López, quienes firmaron, entre enero y abril de 1995, tres contratos, por más de 600.000 dólares, a favor de Franklin T. Blake, abogado norteamericano de las empresas mineras del ex presidente prófugo, para que asesore a Bolivia en las ventas de gas a Brasil y Chile. Flores López es, hoy en día, asesor del Ministro Guillermo Torres, ex Superintendente de Hidrocarburos en el gobierno de Sánchez de Lozada. La tragedia de Bolivia reside en que en nuestros gobiernos existen demasiados patriotas norteamericanos nacidos en Bolivia y pocos bolivianos verdaderamente patriotas.

Son los seudo patriotas, a la medida de Gelbard, como el Ministro José Galindo, como los cívicos de Santa Cruz y Tarija y como los dirigentes de la Confederación de Empresarios Privados, los que nos amenazan con el diluvio universal si defendemos los intereses de Bolivia. Los representantes de la Unión Europea en La Paz acaban de decir que si el país recupera y defiende sus hidrocarburos se habrá terminado la sacrosanta ayuda extranjera. Lo que no dicen es que si Bolivia recupera sus hidrocarburos su «generosa» ayuda se la pueden tragar como ladrillos, porque dejaríamos de necesitarla.