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Septiembre “mes de la patria” (for sale)

Patrioterismo trasnacional

Fuentes: Rebelión/Universidad de la Filosofía

¿La Independencia ha muerto? Esa idea de «Patria» que venden, entre la sacrosanta televisión mexicana (púlpito de la oligarquía) y la burocracia demagógica parida a punta de fraudes, es una pachanga ideológica vestida de mariachi para la «reconciliación» de clases. Dicen, ardorosamente, que «todos somos mexicanos», «todos somos hermanos», «todos somos patriotas» (mientras reine la […]

¿La Independencia ha muerto?

Esa idea de «Patria» que venden, entre la sacrosanta televisión mexicana (púlpito de la oligarquía) y la burocracia demagógica parida a punta de fraudes, es una pachanga ideológica vestida de mariachi para la «reconciliación» de clases. Dicen, ardorosamente, que «todos somos mexicanos», «todos somos hermanos», «todos somos patriotas» (mientras reine la explotación y el saqueo. Claro). No vamos a quedarnos callados.

En el discurso de los vendedores de la «Patria» se arengan consignas independentistas, con trajes y zapatos importados de USA y desde el balcón del Palacio Nacional. «Patria» de los artífices del fraude sus aliados «inversionistas» multinacionales con sus lebreles funcionarios a toda escala. «Patria» de los que se adueñan del gobierno para vomitar odio y violencia ayudados de «fuerzas armadas» contra los pueblos. Para esos «Patriotas» los obreros, los campesinos no son «Patria» y por eso los masacran como en Atenco. Para los oligarcas «Patria», lo que se llama «Patria», es una cifra secreta e inmensa que se guarda en los bancos con la complicidad de los banqueros, para fijar el precio de su «nacionalismo» trasnacional . Aquí se debe escuchar un mariachi. Un tequila doble.

Esa idea de «Patria», que se mira tan linda en la tele, y en las películas, en los discursos encendidos con fuegos de demagogia, alcanza para adornar las calles y las plazas céntricas. La lucha del pueblo (que incluyó la lucha armada en la guerra de independencia) no es hoy tan «patriótica» a la vista de los nacionalistas burgueses que en septiembre se enamoran de sí, vestidos de «Charros» y «Chinas Poblanas». Algunos hasta comen platillos típicos con bebidas nacionales. Cunde lo exótico. Al tiempo que regalan el petróleo, el hambre crece: «…por lo menos 40 millones de mexicanos padecen hambre; más del 50% de los niños del medio rural se encuentran desnutridos y alrededor del 70 por ciento de la población infantil indígena sufre también de desnutrición, principalmente en el sureste de la República».

Hay un «nacionalismo» burgués mexicano, mass media reloaded, con sus rituales imitados del «populacho» (oligarcas dixit), y disfrazado de fiesta popular. Es un neo-nacionalismo con inspiración fascista y perfume de chequeras para borrar de la memoria la venta del petróleo y de los territorios (más de la mitad del país) y el saqueo vía TLC. «Nacionalismo» de ocasión para salir en la tele, entreguista y prostibulario, capaz de convertir la deuda privada de los empresarios en «deuda pública». «Nacionalismo» esquizofrénico de grandes «patriotas» pro-yanquis envueltos en la bandera mexicana. Llevan ganancias a su patria financiera mientras cantan el Himno Nacional Mexicano.

Esa «Patria» feliz que la oligarquía mexicana celebra entre «jolgorios populares» -como decoración obligada- es una dádiva del capitalismo disfrazado de «fiesta de todos». Democratización de la demagogia y viceversa. Es palabrería y mentira que ha traicionado a la Historia y pretende borrar las luchas populares verdaderas con malversación histórica y saqueo de conquistas sociales. La lucha por la independencia de México ha sido traicionada por los regímenes de neoliberales. La lucha de independencia contra los imperios ha sido traicionada a mansalva.

El «Nacionalismo» burgués (¿habrá otro?) neofascista «mexicano» es un conglomerado de fuerzas económicas, políticas y culturales unificadas por ambiciones territoriales que viven de cobrar (complacidamente) diezmos al saqueo trasnacional. «Nacionalismo» burgués (¿habrá otro?) basado en la desigualdad económica, educativa y cultural extrema, agudizada por entreguismo del neoliberalismo disfrazado de «Tratado de Libre Comercio». «Nacionalismo» burgués (¿habrá otro?) que es asesinato a los ecosistemas (tala de bosques, privatización y desperdicio del agua, contaminación atmosférica, industrialización minera sin control…) TELEVISA es un peligro para México.

«Nacionalismo» burgués (¿habrá otro?) que se arrodilla ante la virgen de Guadalupe, le canta las «mañanitas» televisivas cada año, cada día de las madres, cada venida de Papa… para mostrarse «bueno» y necesario a la hora de poner «orden» (reprimir a los trabajadores) y hacer respetar las «leyes» (de mercado). «Nacionalismo» burgués (¿habrá otro?) gestor de matanzas impunes bajo el «manto sagrado» de su saliva «democrática» y sus balas made in USA (o Israel). Atenco no se olvida. Taltelolco no se olvida. «Todo está guardado en la memoria».

Son siglos de amaestrar al «populacho» (indígena o mestizo, campesino u obrero) para que ame (a punta de cabronazos) a su «madre» tierra y ceda los frutos de su trabajo al «padre» extranjero. Nacionalismo patriotero que intenta esconder el saqueo con ideología chatarra de identidad folklórica y abstracta para rendir culto al individualismo generalizado.

Pero los pueblos se cansan y avanzan, se organizan y hacen justicia. Una y otra vez la Historia ha demostrado que las revoluciones son implacables e imprescriptibles, que no obstante la imaginación infernal y represiva de las clases dominantes, los pueblos se sobreponen y luchan. Eso ocurre y ocurrirá en México sin importar el tiempo que tome y sin importar el tamaño del enemigo imperial. Los pueblos son más grandes, más numerosos y más inteligentes, digan lo que digan los escépticos colonizados por el desprecio burgués o los sesudos politólogos de pacotilla empeñados en ningunear las fuerzas profundas de las clases trabajadoras. Ningún pesimismo es capaz de resolver los verdaderos problemas de las masas, ningún deporte de negaciones sirve para darnos orientación y fortaleza organizativa y, todo lo contrario, no son más que apologistas del Apocalipsis, serviles a la mentalidad burguesa que no sólo les agradece su apatía desmovilizadora sino que se las aplaude y financia. La Revolución es el único camino contra el capitalismo y para su extinción definitiva, el reloj está en marcha. La Independencia también es una Revolución Permanente. El pueblo de México dará la última palabra contra el saqueo, la explotación y los mil fraudes, televisados, de cada día.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.