Uno de los argumentos esgrimidos por las oficinas de patentes Latinoamericanas asociadas a los organismos internacionales de propiedad intelectual (Oficina Mundial, OMPI; Oficina Europea EPO; Oficina USA, Oficina Española, etc) es que en estos países «pocos se interesan por registrar sus creaciones porque desconocen las ventajas de hacerlo«. Esta afirmación fue realizada por Mauricio Pérez […]
Uno de los argumentos esgrimidos por las oficinas de patentes Latinoamericanas asociadas a los organismos internacionales de propiedad intelectual (Oficina Mundial, OMPI; Oficina Europea EPO; Oficina USA, Oficina Española, etc) es que en estos países «pocos se interesan por registrar sus creaciones porque desconocen las ventajas de hacerlo«.
Esta afirmación fue realizada por Mauricio Pérez Martínez especialista del Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) durante una conferencia en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM. México contaría por esta causa con uno de los coeficientes más bajos de inventiva en el mundo al registrar únicamente 0.5%, informó Mauricio Pérez Martínez.
El especialista explicó que patentar genera protección y garantiza ganancias en caso de vender la idea, cuyos derechos sólo pueden ser fuente de lucro si existe una licencia de por medio.
En realidad en toda Latinoamérica y El Caribe el número de presentaciones de solicitudes de patentes es pronunciadamente menor comparado con los países que actualmente se encuentran en debacle económica («desarrollados»). La principal causa está sustentada en que el empresariado de la pequeña y mediana empresa considera al sistema de patentes de escasa utilidad para el desarrollo de su actividad económica.
Se ha divulgado por medio de investigaciones realizadas en algunas universidades Latinoamericanas que el sistema de patentes es utilizado por el capitalismo y sus empresas transnacionales como instrumento de bloqueo al desarrollo de las economías nacionales en diferentes sectores de la tecnología: productos químicos, farmacéuticos, alimenticios, textiles, electrónicos, mecánicos, etc. y según estadísticas recogidas por los organismos internacionales, más del 85 % de las patentes del mundo se originan en USA, Europa y Japón.
Este fenómeno se agrava en los países en desarrollo que han suscripto al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT) que profundiza la dependencia tecnológica y facilita el ingreso de masivo de tecnologías que ahogan la innovación nacional como en el caso de México. Durante el año 2005 se habían presentado por medio del tratado PCT, 92.54 veces más solicitudes de patentes extranjeras que solicitudes de empresas mexicanas presentadas por el mismo tratado en otros países del mundo.
Finalmente el representante del IMPI mexicano destacó falsamente que la competitividad es un aspecto ligado a la propiedad intelectual. «Hoy se viven tiempos difíciles, y si antes era complicado sacar adelante una empresa, ahora lo es más; sin embargo, eso no debe ser una limitante para generar nuevos proyectos o echar a andar negocios. Ser diferente en un medio donde las ofertas son similares es clave para subsistir».
Los voceros de los organismos internacionales de propiedad intelectual en México, Brasil, Argentina, Colombia, República Dominicana y otros países de la región, intentan desesperadamente buscar explicaciones a la inutilidad de la propiedad intelectual para los empresarios nacionales pymes en su «falta de conocimiento» sobre las «ventajas» de patentar, y ocultan pronunciar el verdadero rol de dominación económica que desempeña la propiedad intelectual en países tecnológicamente dependientes.