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Petróleo, dólar y crisis económica

Fuentes: Rebelión

La economía nacional se encuentra en una etapa crítica prácticamente desde cualquier perspectiva por la cual se le mire. La depreciación del peso respecto al dólar ha alcanzado niveles históricos nunca antes vistos, colocándose en las últimas semanas alrededor de $18 y $19 pesos por un dólar, y parece cuestión de días para que rebase […]

La economía nacional se encuentra en una etapa crítica prácticamente desde cualquier perspectiva por la cual se le mire. La depreciación del peso respecto al dólar ha alcanzado niveles históricos nunca antes vistos, colocándose en las últimas semanas alrededor de $18 y $19 pesos por un dólar, y parece cuestión de días para que rebase los $20 pesos. Por otro lado, los precios del petróleo se han derrumbado estrepitosamente, situación que coloca a la economía mexicana en un grado de vulnerabilidad mayúsculo si consideramos que el oro negro ha constituido una de sus principales fuentes de ingreso. Estos dos elementos tienen que ser analizados con mayor detenimiento.

En junio de 2014, la mezcla mexicana se encontraba por arriba de $100 dólares por barril, y tan sólo a finales del primer mes de este año ya se encuentra rondando los $20 dólares; es decir, una caída de 80% en un periodo muy corto!!… La importancia de este hecho es justamente que a pesar de la aplicación de la reforma energética que facilita la incursión de empresas y capitales privados en la producción de petróleo, la realidad es que la producción petrolera sigue siendo la gran fuente de ingresos (sólo por debajo de las remesas) de la economía nacional.

Para el presupuesto de 2016, se consideró que la mezcla mexicana de exportación por barril estuviera al nivel de $50 dólares para este año; pero en caso de que fuera menor no habría problema, ya que se contrató una «cobertura petrolera» la cual asegura un precio mínimo de $49 dólares el barril de petróleo de exportación. Es decir, que si la mezcla mexicana bajaba a $48 dólares el barril, la «cobertura» contratada le pagaría a Pemex sus $49 dólares; cubriendo de esta manera el diferencial de 1 dólar. Con esto, el gobierno mexicano dice que no hay problema porque estamos asegurados.

Pero aquí hay dos elementos importantes a considerar. El primero es que las coberturas petroleras sólo estarán considerando el 25% de los barriles de exportación!!!… Lo que significa que el «estamos asegurados» queda totalmente en entredicho, ya que el restante 75% quedará a expensas del precio del mercado. El segundo es que el precio del petróleo no ha descendido uno ni dos dólares por debajo de lo presupuestado para 2016 ($50 dólares), sino que se encuentra rondando los $20 dólares por barril!!; es decir, una disminución de más del 50% de los presupuestado! (disminución de casi $30 dólares).

 

Esto significa que por más coberturas que tengamos, el restante 75% habrá perdido 30 dólares por barril; una disminución de 60%!!!

Ahora, el costo de producción por barril de petróleo tomando en cuenta la exploración, la extracción, explotación y el descubrimiento de nuevos yacimientos asciende, según en palabras del director de Pemex Emilio Lozoya, a «$23 dólares por barril» [1] . Entonces, es hora de sacar la calculadora. Si el precio por barril de petróleo está a $21.87 dólares (25 de enero del 2016), y el costo de producirlo es de $23 dólares, ¿cuánto tenemos de ganancia?… Aquí vienen los problemas. No solamente no hay ganancias, sino que hay pérdidas!!… Es decir, el producir y vender un barril de petróleo ya genera pérdidas, situación excepcional que coloca a la empresa petrolera en una disyuntiva real: ¿para qué genero, para qué produzco, para qué vendo, si a cada paso que doy obtengo pérdidas?!.

Por otro lado, el costo de producción por barril de petróleo SIN considerar los gastos de exploración, explotación y extracción se encuentra entre $7 – $10 dólares; lo que significa que con este costo de producción, a pesar de que la mezcla mexicana haya descendido a poco más de $20 dólares, seguiría siendo rentable. Pero lo verdaderamente importante es que dada la caída de los petroprecios, los ingresos nacionales se verán mermados significativamente.

La preocupación está centrada en la recuperación del nivel de precios del petróleo no sólo en México, sino a nivel mundial. Pero, ¿Qué es lo que está causando esta brutal baja de precios?. A los principales países productores de petróleo como Arabia Saudita, Irán y demás miembros de la OPEP, se les han sumado en los últimos años países como Rusia y Estados Unidos que han utilizado nuevas técnicas de extracción y producción (básicamente el fracking), lo que ha generado un aumento de la oferta mundial; atascando el mercado de petróleo, y provocando una disminución en los precios.

¿Cuál es la perspectiva de que los precios recuperen su nivel? Para que los precios tomen un rumbo alcista es necesario que la producción no crezca como hasta ahora lo ha hecho, situación que requiere que los países productores produzcan en un nivel menor para poder nivelar la oferta y no sobresaturar el mercado. Evidentemente, la competencia capitalista que prioriza el obtener la mayor cantidad de ganancias posibles, hace que este acuerdo se vuelva muy difícil, porque prácticamente nadie quiere dejar de producir con el riesgo de que los demás no lo hagan y cubran el hueco dejado por aquel país.

En semanas pasadas, producto de tensiones geopolíticas y particulares, como el asesinato de varios iraníes (uno de ellos una importante figura religiosa) a manos del gobierno saudita, el conflicto entre Irán y Arabia Saudita (principales miembros de la OPEP) se ha exacerbado, lo cual imposibilita aún más un acuerdo para estabilizar la producción; pero eso no es lo más grave, sino que Arabia Saudita ha anunciado que incrementará su producción petrolera. En esta misma línea, el pasado 17 de enero, Irán y Estados Unidos firmaron un acuerdo histórico el cual establece que los experimentos nucleares que lleve a cabo el país asiático serán con fines pacíficos, y como contraparte, EUA liberará recursos retenidos a Irán (mil 700 millones de dólares).

«Una marea de petróleo procedente de Irán llegará al mercado mundial de crudo , cuyos precios se han desplomado a niveles no vistos en décadas a causa del exceso de oferta… El petróleo volvió a bajar en la apertura de las cotizaciones en los mercados asiáticos, tras el anuncio del levantamiento de sanciones internacionales a Irán, que intenta elevar rápidamente sus exportaciones en un mercado ya sobreabastecido». En concreto, tanto el conflicto Arabia-Irán como el acuerdo EUA-Irán parece que tendrán como consecuencia un aumento más en la producción de petróleo… lo que significa que su precio bajaría aún más!! [2]

Ante este contexto mundial, las empresas petroleras ya han emprendido acciones para evitar pérdidas mayores. El New York Times dice que «las compañías petroleras que habían alcanzado récords de utilidades en los pasados años ahora no generan ganancias, por lo que han frenado hasta dos tercios sus plataformas y han tenido que disminuir significativamente las inversiones en exploración y producción»; pero no sólo eso, sino que de estas grandes empresas se calcula que «250 mil trabajadores han perdido sus empleos« [3] . Ante la coyuntura actual, la respuesta de las empresas petroleras ha sido la disminución en las inversiones y el recorte de puestos de trabajo, además, Chevron, Royal, Shell y BP anunciaron que harán recortes en sus plantillas. Es decir, las empresas que venían a «salvar» a Pemex con la tan anunciada reforma energética, son las que necesitarán ser salvadas en un futuro inmediato.

Ante esta situación, el gobierno mexicano, que tanto pugnó por la implementación de la reforma energética y que la promocionó como la panacea de la crisis, se encuentra en un atolladero; ya que la disminución de los precios ha evitado que las empresas trasnacionales muestren el mismo interés en invertir en México dadas las menores utilidades que esto les representa. La reforma privatizadora en el sector energético se está encontrando con barreras más fuertes que las que encontró en las movilizaciones populares.

Es por esta situación que la semana pasada Enrique Peña Nieto emprendió una visita a Medio Oriente, principalmente a Arabia Saudita, la cual sirvió no sólo para condecorar con la «Orden del águila azteca» a su similar árabe (el cual acababa de ordenar la ejecución a 4 opositores, a 43 «terroristas» y la decapitación a 3 estudiantes), sino primordialmente para impulsar un «Frente» ante la baja de los petroprecios. En concreto, fue a decir que la situación de la baja del nivel de los precios tiene que asumirse como una «responsabilidad compartida» y que se necesitaba hacer algo para recuperar terreno perdido en la materia; a lo cual el gobierno árabe no hizo el menor esfuerzo por tomarlo en serio.

Al igual que aquellas empresas trasnacionales, Pemex no se ha quedado atrás en realizar ajustes ante tal escenario. Se está impulsando el esquema de cuentas individuales para la jubilación de los trabajadores, situación que los coloca en un entorno de incertidumbre e inestabilidad; de igual manera un aumento en la edad de jubilación de 5 años, pasando de 55 a 60; vinculado a esto hay un desplome en la inversión de Pemex de 73 mil millones de pesos, lo que constituye el presupuesto más bajo desde 2007; así como su deuda se incrementó en 30%; y por si fuera poco, en esta semana, el 25 de enero, Pemex anunció que despedirá a 10, 500 trabajadores (que representan el 7.4% de la plantilla), y serán plazas canceladas permanentemente. Esto último se suma a los 10,100 trabajadores despedidos en 2015, igualmente de forma definitiva; por lo que en estos dos años Pemex habrá despedido a más de 20 mil trabajadores de manera permanente. Hay que tener en cuenta que el gobierno federal anunció que para hacerle frente a esta «austeridad» planea recortar este año 15,800 plazas permanentes, de las cuales Pemex ya anunció que 10,500 serán suyas: es decir, el 66.5% de los despidos totales del gobierno federal. [4]

Lo más sorprendente es que estas medidas de disminución en las inversiones, de aumento de deuda, de despidos masivos permanentes, de modificación en el esquema de las jubilaciones y demás, es lo que el director Emilio Lozoya ha llamado «el fortalecimiento de Pemex». En fin.

Por más que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunció que Pemex se capitalizará con el objetivo de sanear sus finanzas y haya hecho el anuncio de un adelanto por 50 mil millones de pesos para «empujar» a la empresa petrolera, la realidad es que se necesitará mucho más que eso; ya que tan sólo en 2015, la industria petrolera registró un déficit cercano a 10 mil millones de pesos. [5]  

A pesar de que Arabia Saudita anunció este 28 de enero una disminución del 5% en su producción para recuperar algo del nivel de precios, la realidad es que aún se está lejos de salir de este bache económico. A enero 29 del 2016 el precio de la mezcla mexicana ascendía a $25.04 dólares por barril.

Por otro lado, ya son entre $18 y $19 pesos los que se necesitan para poder comprar un solo billete verde, lo que en una economía dependiente como la nuestra respecto a la de Estados Unidos se vuelve más dramático. Considerando que la mayoría de los insumos, materias primas y productos terminados son obtenidos por el comercio con el vecino del norte resultaría que para adquirir el mismo insumo, materia prima o producto terminado tendríamos que gastar más dinero aunque las mercancías sean exactamente las mismas.

Los sectores más vulnerables, nuevamente, son los más básicos para la población: alimentación, salud y educación. La importación de alimentos genera que los precios los establezca el mercado mundial, ya que «más de la mitad de las importaciones alimentarias de México provienen desde fuera de ésta y casi un tercio de ellas son de origen estadunidense.» Esto significa que si la comida se produce afuera de nuestro país, es evidente que la tenemos que traer comprándola, y la mayoría de las transacciones económicas se realizan en dólares; eso sin tener en cuenta que «un tercio» se la compramos directamente a EUA. El resultado no puede ser otro que un encarecimiento de los alimentos en el mismo nivel que el de la depreciación.

En la misma lógica, la Unión Nacional de Farmacéuticos de Farmacias (UNEFARM) declaró el pasado 24 de enero que es «inminente un aumento en el precio de las medicinas»; esto es porque si bien tan sólo el 20% de las medicinas en México se compran en el exterior, el 95% de materiales para su fabricación son importados. En 2015, hubo un aumento de entre 10% y 30% en las medicinas, y se prevé que para febrero haya un alza de entre 7% y 10%; aumento que impactará de manera significativa a la población considerando que los mexicanos gastan el 45% de sus ingresos en medicinas. [6]

En el aspecto educativo, sólo deteniéndonos en un renglón, la UNAM ya prevé dificultades para ejercer presupuesto por el alza del dólar. Esto tiene que ver con la importación de equipo y materiales, pero sobre todo se prevé que haya dificultades con el mantenimiento de becas e intercambios. Es decir, ya están anunciando que probablemente se «necesiten» recortes tanto de apoyos estudiantiles, becas, plazas laborales y demás por el ambiente económico prevaleciente. [7] A enero 29 del 2016 el dólar se encontraba en $18.60 pesos.

El problema tanto con la depreciación del dólar como del descenso del precio del petróleo se puede resumir en que habrá una caída brutal de los ingresos para 2016, y los bienes básicos tenderán a elevar su precio. Se viene una etapa crítica, y la respuesta del gobierno por voz del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, es que será «sin duda, una necesidad de ajuste de cinturón y de disciplina fiscal y de gasto» [8] ; pero, ¿a qué se referirá? Pues esencialmente a despidos, a ajuste de los esquemas de pensiones, recorte de programas no «eficaces» como lo son la salud y la educación, y que el boquete fiscal sea cubierto por los trabajadores. Uno de los mecanismos ha sido la utilización de los fondos de los trabajadores para su retiro para financiar la deuda!. Actualmente, en deuda privada se encuentra el 25% de estos fondos, mientras que en deuda del gobierno está el 50%!. [9] Ante la caída de los ingresos, la deuda la pagan los trabajadores.

Es un hecho: los ingresos caen estrepitosamente. No falta mucho tiempo para que anuncien más recortes, la tijera la están afilando y espera ser desenvainada. Desde la perspectiva de los de arriba ya no alcanzará para mantener al seguro social, a la universidad pública (llámese UNAM, IPN, UAM, UACM, etc.), a los contratos colectivos, transporte público y demás. Se vienen tiempos difíciles para los de abajo, para los que generan la riqueza, para el pueblo.

Nos encontramos ante un panorama económico terrible, que aunado a los datos expuestos por la Oxfam vienen a completar el cuadro. Ahí se menciona que la desigualdad económica ha alcanzado niveles exageradamente intolerables; tales como que 62 personas posean la misma riqueza que la mitad más pobre del mundo; es decir, lo mismo que 3,600 millones de personas!!. En México, sólo 4 personas poseen la misma riqueza que todos los que se encuentran en el umbral de pobreza (más de 50 millones de personas)!! [10] Esto pone de relieve que la lucha de clases jamás se ha ido, simplemente se ha querido mantener en las sombras.

En el mismo tenor, los mercados bursátiles han tenido el peor inicio de año desde la gran depresión, ya que en tres semanas tuvieron una pérdida de 8 billones de dólares, lo que es equivalente al 50% de la economía de Estados Unidos! [11] . Entonces, ¿qué es lo que está pasando y qué es lo que está por venir?.

Hay una disminución brutal de los petroprecios y otras materias primas, hay retroceso de varias monedas respecto al dólar, la economía China no termina por repuntar ni tampoco se prevé que lo haga la de Estados Unidos, la producción se está estancando como producto de la baja en las inversiones en los sectores que no aseguran ganancias, las bolsas de valores de todo el mundo resienten el impacto como no lo hacían desde la gran depresión, hay un aumento de la desigualdad económica como consecuencia propia del avance del capitalismo; todo esto ha traído y traerá aún más despidos masivos, recortes en gastos en rubros como salud y educación, y planes de austeridad que priorizarán el pago de las deudas por medio de los recursos de los trabajadores.

Todos ellos son fenómenos de una gran crisis de sobreproducción que se está gestando en medio de otra crisis de la cual aún no hemos salido; la punta de lanza lo refleja la sobreproducción del petróleo. Tenemos un horizonte de recesión, se avecina una tormenta económica. No hay mejor forma de definirlo que como lo hace The Wall Street Journal: «Bienvenidos a la economía de crisis». [12]

Ante el torrente económico que se avizora, la respuesta tiene que ser un temblor social de magnitudes históricas. La directora del FMI, Christine Lagarde, dice que «nos vamos a tener que acostumbrar a ello, es muy normal« [13]  (refiriéndose a la caída de los mercados bursátiles y de los desequilibrios económicos). La respuesta ante ello es que no debemos «acostumbrarnos», no podemos ver «normal» que cada día haya miles de despidos masivos, que cada día se sumen miles a engrosar las estadísticas de la pobreza, que cada día el hambre se apodere de más seres humanos, que la violencia sea el pan de cada día de nuestras sociedades.

Si bien las perspectivas son terribles, también se abren panoramas esperanzadores con todas las luchas que se han llevado a cabo en varias regiones del mundo: desde la revolución cubana hasta los gobiernos progresistas en América Latina, desde las luchas por Ayotzinapa hasta los indignados en España y en Wall Street, desde la digna resistencia de Palestina hasta las luchas de las minorías en los Estados Unidos; pero lo que más ha llamado la atención, y en ello se han prendido velas de esperanza, es que dentro de las mismas entrañas del imperialismo ha surgido la voz del socialismo.

Según Merriam Webster, uno de los diccionarios más importantes de EUA, la palabra más buscada en 2015 fue socialismo; tal vez la mayoría no tenga mucha idea de sus postulados o que signifique en su totalidad, pero el mero hecho de pensar en ello significa que la población estadounidense cada vez deja de creer en el sistema económico actual y busca alternativas. «Socialista democrático» se autodenomina uno de los precandidatos para la presidencia del partido demócrata, Bernie Sanders, aunque sus propuestas son más encaminadas hacia el keynesianismo; pero esto es lo de menos, porque la palabra socialismo ha generado simpatía en el país más capitalista y poderoso de la tierra.

Las perspectivas de cambio se abren, y es momento de ocupar los poros que tiene el sistema para transformar a la sociedad; después de todo, Marx tenía razón: «un fantasma recorre Europa: El fantasma del comunismo»; aunque no acertó del todo, porque el fantasma está recorriendo el mundo…

Notas:

[1] «El costo de Pemex para encontrar petróleo, desarrollarlo, el costo total que le llamamos, es sumamente competitivo; de los más competitivos a nivel mundial… Estamos hablando de $23 dólares por barril» Declaración del director de Pemex Emilio Lozoya en entrevista a Enrique Quintana. http://www.elfinanciero.com.mx/tv/el-costo-total-de-la-produccion-de-petroleo-es-de-23-dls-por-barril-lozoya.html

[2] Reuters. «Irán inundará mercado de crudo; prevén caída». Periódico La Jornada. 18 de enero de 2016. México. Pp. 23.

[3] Referencia del New York Times tomado de: Zendejas, Víctor. «Petroleras disminuyen hasta dos tercios su producción y gasto para explorar». Periódico La Jornada. Economía. Domingo 24 de enero del 2016. Pp. 18

[4] Rodríguez, Israel. «Pemex cesa a 10,533 trabajadores; sus plazas serán canceladas». Periódico La Jornada. Economía. 25 de enero del 2015. Pp. 24

[5] Cardos, Víctor. «Videgaray: se capitalizará a Pemex para sanear sus finanzas». Periódico La Jornada. Economía. 28 de enero del 2016. Pp. 22.

[6] Gonzales, Susana. «Devaluación elevará hasta 10% el precio de los medicamentos». La Jornada. Economía. 24 de enero del 2016. Pp. 16

[7] Olivares, Emir. «Por el alza del dólar, la UNAM prevé dificultades para ejercer presupuesto». Periódico La Jornada. Sociedad y Justicia. 18 de enero del 2016. Pp. 35.

[8] González, Susana. «El precio del petróleo preocupa, pero no causará crisis estructural: Economía». La Jornada. Economía. 28 de enero del 2015. Pp. 23.

[9] Cardoso, Víctor. «Fondos para el retiro financian 25% de la deuda privada: Consar». La Jornada. Economía. 19 de enero del 2016. Pp. 22.

[10] Associated Press. «Desigualdad impulsa cambios políticos que frenarían el potencial económico, alertan». La Jornada. Economía. 19 de enero del 2016. Pp. 23

[11] Reuters. «Tienen las bolsas globales el peor inicio de año: pierden 8 billones de dólares». La Jornada. Economía. 24 de enero del 2016. Pp. 17.

[12] Fidler, Stephen. «Welcome to the crisis economy, where tumult reigns». Wall Street Journal. 18 de enero del 2016. http://www.wsj.com/articles/welcome-to-the-crisis-economy-where-tumult-reigns-1453154909

[13] Reuters. «Desaceleración en China y bajos precios del petróleo dominan debates en Davos». La Jornada. Economía. 24 de enero del 2016. Pp. 17.

Eduardo Peralta Villegas. Facultad de Economía, UNAM

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.