En las últimas semanas, los piqueteros vuelven a estar en el candelero informativo por el supuesto ataque a un automovilista que, con su familia, pretendió ejercer su derecho al libre tránsito, de acuerdo con el art. 14 de nuestra Constitución Nacional. También lo están, porque el próximo inicio del ciclo lectivo en todo el país […]
En las últimas semanas, los piqueteros vuelven a estar en el candelero informativo por el supuesto ataque a un automovilista que, con su familia, pretendió ejercer su derecho al libre tránsito, de acuerdo con el art. 14 de nuestra Constitución Nacional. También lo están, porque el próximo inicio del ciclo lectivo en todo el país es un motivo suficiente para buscar la presencia del Estado para la asistencia de los niñ@s y jóvenes que no pueden concurrir a las escuelas debido a la falta de útiles y por otro lado, ante la escasez de cursos de formación profesional, vuelven a la carga para que se implementen con el fin de capacitar a la enorme masa de desempleados que conforman el movimiento piquetero.
Muchas veces, cuando leemos estas noticias de marchas y contramarchas, de exigencias y de urgencias relacionadas con el movimiento piquetero, podemos caer en la confusión acerca de quien es quien y de los fines que persiguen como también del tenor de su participación como nuevo actor político después de la caída de De la Rúa en el 2001. Confusión que varias veces ha llevado a diluír el límite jurídico entre su derecho a la protesta y el derecho del resto de la ciudadanía a transitar libremente por las calles de nuestro país, pero que olvida el trasfondo político y económico que tiene, en sí mismo, el piqueterismo.
Los piqueteros surgieron como una respuesta política al neoliberalismo en 1998, en ocasión de la formación del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) que está encabezado por Raúl Castells mientras se iba conformando la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) liderada por Luis D’ Elía, en el territorio de Alberto Pierri: La Matanza.
El estallido de tres años más tarde los catapultó a la escena política en el pleno fragor de una crisis económica, comparable a la de 1890, que fue piloteada por Duhalde a quien jaquearon durante todo su mandato. La represión en el Puente Pueyrredón marcó el inicio del fin de su gestión pero marcó el florecimiento del Movimiento de Trabajadores Desocupados «Aníbal Verón» (MTD ANIBAL VERON) que, años más tarde, se escindiría en dos agrupaciones diferentes debido al distinto enfoque de su accionar político y de las diferencias con respecto a los hechos que concluyeron en la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Al mismo tiempo, surgía desde el interior del país, desde Salta y Jujuy, la Corriente Clasista Combativa (CCC) liderada por Carlos Alderete y un callado «Perro» Santillán mientras Néstor Pítrola, enrolado en las filas del Partido Obrero liderado por Jorge Altamira, comenzaba a enhebrar el Bloque Piquetero Nacional (BPN) mediante alianzas estrátegicas dentro de la variada gama de la izquierda vernácula que articuló junto a diferentes organizaciones sociales.
Todas estas agrupaciones, al igual que otras menores en el resto del interior de nuestro país, conformaron un aglutinamiento de masas devenido en movimiento para la representación política de muchos de los excluídos por la política económica neoliberal de la década de los `90. Algunas de ellas, como el FTV y el MTD VERON, comenzaron a tratar de organizar a sus militantes para la subsistencia mediante microemprendimientos propios y que, aún hoy, persisten pese a los diferentes embates que se abaten sobre ellos; otras, en cambio, eligieron un perfil más político como el MIJD y el BPN aunque debe reconocerse la búsqueda de soluciones mediante la solicitud de bolsones de comida frente a los supermercados o la tramitación de los Planes Jefes y Jefas de Hogar, pergeñadas por el duhaldismo con el fin de diluír la tensión social existente.
Sin embargo, debemos reconocer que la militancia tiene una población bastante heterogénea. Por un lado, los pobres estructurales; es decir, aquellos que se debaten entre la pobreza y la indigencia desde hace décadas y por otro, los nuevos pobres surgidos por el exterminio de la clase media, de gran parte del medio pelo argentino que se sigue resistiendo a la caída en picada desde fines de la década pasada y que conserva el capital cultural adquirido en su vieja posición social. Seguramente, la composición en cada agrupación en particular es diferente dependiendo del radio de influencia en que actúan política y económicamente, pudiendo destacarse el MIJD, la CCC y el BPN con una militancia basada en pobres estructurales en su mayoría mientras que el FTV y el MTD VERON se encuentran con integrantes surgidos de ambas pobrezas.
Ahora bien, ¿ cuáles son sus fines ? ¿ hacia dónde van ? y ¿ hasta dónde van a seguir con su accionar ? son las primeras preguntas que nos debemos hacer, una vez delineado el perfil de cada uno de los integrantes de este movimiento que sacude la modorra del medio pelo argentino y que es estratégicamente dividido por un Partido Justicialista ávido de clientes y que teme, como temió en su momento, perderlos…
En lo inmediato, la finalidad es la de representar a un sector golpeado de la sociedad argentina que, a pesar de sus legítimos reclamos, ha perdido la cultura del trabajo en gran parte. Por supuesto, tampoco podemos ser ciegos ante la realidad que tienen: la ausencia de ofertas genuinas de empleo pese a los diferentes planes sociales, como el Plan Manos a la Obra y el Plan Trabajar pero también es cierto que muchos han preferido la comodidad del plan social a la búsqueda del empleo tal como lo han señalado desde la Iglesia y desde otros sectores sociales.
De todas maneras, no podemos olvidar que el bajo capital cultural que posee la gran mayoría de los piqueteros influye sensiblemente en la búsqueda de empleo. Cuando solamente unos pocos miles han concluído la escuela media, nos encontramos con que esa formación deficiente es, en parte, la que debilita sus condiciones de empleabilidad y ello debería ser tomado en cuenta por el Estado a la hora de la planificación e implementación de los planes sociales porque, si bien se promueven distintos tipos de microemprendimientos y no siempre se piensa en su sustentabilidad, resulta fundamental reconstruir una red de educación no formal que permita su incorporación al mundo laboral en forma efectiva.
Inevitablemente, el segundo interrogante nos lleva a intentar vislumbrar el rumbo que tomarán, teniendo en cuenta que, aún siendo optimistas, la desocupación llegó para quedarse unos cuantos años en la Argentina. En este tren, podemos decir que proseguirán tratando de buscar una inserción política en forma similar al PT (Partido de los Travalhadores) brasileño con el fin de buscar las alternativas políticas que mejor se adapten a sus fines. Pero también resulta visible, si tenemos en cuenta la actividad desplegada por el FTV y el MTD VERON, la búsqueda de inserción en la actividad económica gracias a sus emprendimientos propios con o sin ayuda oficial, lo cual es posible que sea imitado en el largo plazo por el resto de las agrupaciones.
Y aquí conviene detenerse en un punto: la estrategia del Gobierno Nacional, de los Gobiernos Provinciales, de los Municipios y del mismo Partido Justicialista que viene siendo desplegada desde el 2002. La masacre de Puente Pueyrredón marcó un punto de inflexión en el cual se comenzó a reconocer al piqueterismo como un actor más de la política argentina, al igual que aconteció a partir de 1945 durante los inicios del gobierno del Gral. Perón y ello dió carta de ciudadanía a los piqueteros desde lo formal, con el reconocimiento pleno de las agrupaciones y de sus dirigentes para lograr atenuar el tenor de la creciente protesta social.
No es ninguna novedad que el justicialismo basa su militancia y su tractorcito electoral en los sectores más bajos de la ciudadanía y que el surgimiento de un nuevo comensal en la mesa política hizo pensar en la seria amenaza a sus propios intereses políticos, a su propia apetencia de poder que, muchas veces, hace decir a muchos políticos «que no se puede gobernar sin el peronismo».
Pero también resulta necesario garantizar la paz social y a ello se abocaron diferentes estrategias basadas en un denominador común: el dividir para reinar, tal como lo expresa Maquiavelo en su obra «El Príncipe». Otorgando planes sociales en la Provincia de Buenos Aires al FTV y a parte del BPN, o bien mediante adjudicación de emprendimientos al MTD VERON y a otras agrupaciones menores, ha logrado dividir el movimiento para evitar una unión que puede hacer tambalear la base electoral justicialista.
Entre las ambiciones justicialistas y las necesidades de los excluídos por el neoliberalismo que, vaya anotando, sigue tan vigente como en los `90 pese a los cantos de sirena en sentido contrario, nos encontramos con la pulseada entre los diferentes sectores del oficialismo y de la oposición que tratan de llevar agua para su molino. El kirchnerismo, buscó y articuló con el FTV de D’ Elía para consolidarse en un territorio tan hostil como el bonaerense, dominado por el aparato duhaldista, aunque sea para poder hacer pié; la izquierda, desde el Polo Obrero a la Izquierda Unida, hizo de las suyas con su integración al BPN liderado por Pítrola mientras el resto de las agrupaciones, salvo el MIJD de Castells que le es funcional al armado de Duhalde, busca el paraguas político que les permita resguardarse de los tironeos por los planes sociales.
El análisis que hemos realizado nos lleva a responder al último interrogante, el cual depende del anterior por su intrínseca relación con lo político y que este año adquiere enormes proporciones por la disputa electoral que se viene para octubre de este año.
Resulta difícil decir si habrá un límite preciso en el tiempo, pero sí se lo puede establecer con respecto al orden económico nacional: en cuanto se genere empleo genuino, perderá vigor el movimiento piquetero.
A pesar del anunciado descenso del índice de desempleo, son pocas las perspectivas del incremento genuino en virtud de la continuidad del actual modelo económico, sustentado por el predominio de la actividad agroexportadora, en una especie de reestreno del modelo de fines del siglo XIX, que no proporciona los instrumentos básicos para la actividad de Pymes (Pequeñas y medianas empresas) que podrían comenzar a absorber, previa capacitación a manos de un sistema educativo no formal, mano de obra para emprendimientos de tipo extensivo; en particular, pequeñas industrias.
Volviendo al principio de esta nota, cuando comentaba el conflicto de derechos entre piqueteros y ciudadanos, debemos tener en cuenta que la protesta social es necesaria para un efectivo cambio de las condiciones socioeconómicas en la Argentina. Que muchas veces provoca el enojo de unos cuantos personajes del medio pelo argentino no me cabe duda porque tienen su derecho a circular pero ellos también tienen el derecho a reclamar por una vida más digna.
Y este conflicto va a durar mientras el Partido Justicialista se siga dedicando a perpetuar la pobreza como arma electoral, mientras sigamos pidiendo mano dura en lugar de comprender a otros argentinos, iguales a nosotros, que necesitan vivir en condiciones dignas y mientras sigamos mirando para otro lado, mirando el vaso medio vacío, sin tener en cuenta la realidad social que nos circunda.
Si piensa en la igualdad ante la ley, piense que ellos también son argentinos pero que no están en igualdad de condiciones pues la pobreza, condición compartida con las personas con discapacidad, colectivo numeroso entre los piqueteros, y con las minorías indígenas, impide pensar en la racionalidad de un reclamo…
El hambre y la exclusión social alteran la mente de las personas en grado tal que ha llevado, como sabemos, al suicidio y a las acciones extremas, lo cual nos debe llevar a recapacitar cada vez que nos quejamos de un piquete porque, lo debe saber, también le puede tocar si prosigue esta política social y económica a pesar del maquillaje de los incrementos salariales y de jubilaciones por decreto y del virtual congelamiento de las tarifas de servicios públicos.
Trabajar y comer también son derechos tan válidos como el de transitar. Eso lo debemos recordar cada día que salgamos con nuestro automóvil, hagamos un trámite en cualquier parte de esta República o simplemente demos un paseo por la histórica Plaza de Mayo…
Prof. Juan Carlos Sánchez, Cs. Jurídicas, Políticas y Sociales (I.S.P.»Dr. Joaquín V. González)