Los medios de comunicación tradicional, tuvieron un rol protagónico en el Golpe de Estado del 2019 y el manejo de la información durante los 11 meses de Terror de Estado a la cabeza de Jeanine Añez.
Llegar al gobierno, no es llegar al poder de forma plena y absoluta, la legitimación del voto no se traduce en un poder soberano, el voto es la delegación de una parte de la soberanía, pero no es absoluta; contrariamente algunos gobernantes, creen que el poder se representa en la sumisión y la coerción, entendiéndola en el sentido tradicional de obediencia y castigo; cuando en la actualidad existen diferentes formas para instrumentalizar el poder, que se reflejan en las diferentes actitudes y pensamientos de las personas, por lo que intentaré explicar lo que se entiende por poder, la mala interpretación del poder por el Gobierno de Facto de Jeanine Añez y el rol de algunos protagonistas que utilizaron el miedo y la violencia, como factores negativos del poder.
El 2019, cuando Jeanine Añez, usurpó el gobierno y se autoproclamó Presidenta (que para algunos representó el asalto al poder), lo realiza sin ninguna legalidad y legitimidad, utilizó el caos para incrustarse en el gobierno; pero su caída, se generó sin ninguna asimilación y alienación del individuo respecto al régimen político, el poder se tradujo en obediencia a través de la violencia y el temor, que representa el poder político fallido, ya que esta obliga a realizar acciones y castiga por el incumplimiento de lo instruido.
Pero ¿Qué es el poder político?, en la “Miseria de la filosofía”, Karl Marx menciona que “En el transcurso de su desarrollo, la clase obrera sustituirá la antigua sociedad burguesa por una asociación que excluya las clases y su antagonismo; y no existirá ya un poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente la expresión oficial del antagonismo de las clases dentro de la sociedad burguesa”. Evidentemente cuando Marx menciona clase obrera, se refiere a los trabajadores de las grandes industrias y fábricas en Europa, en la actualidad la clase obrera ha evolucionado y en cuanto obtenga el mando de su propia dirección, que viene a ser representada por un Estado Socialista, no existiría un poder político, destruyendo todo el sistema capitalista y el poder burgués que se sustenta en una política represiva, castigadora, vengativa, deshumanizada y violenta. La burguesía utiliza el poder político desde distintos espacios del Estado, como herramienta de control y sumisión; es por esta razón que un gobierno socialista, no debe dudar un segundo en realizar transformaciones radicales en toda la base económica, política, cultural, educativa y social. El único gobierno que puede garantizar el derecho de todos, es el gobierno de la clase obrera.
El Estado burgués queda en manos de la represión y el castigo, reproduce la división social del trabajo, por lo que la llegada al gobierno no significa la conquista del poder; el poder está por encima de la autoridad, que la utiliza para ordenar y ejecutar acciones; relacionado este concepto con el gobierno de Jeanine Añez, el falso poder que fue ilusionado en la imagen de Jeanine Añez, llevó a su autodestrucción, no se tuvo ninguna legitimación, no adquirió nunca el poder y menos tuvo el control del mismo, detrás de la silla Presidencial, se encontraban los Ex Ministros como: Arturo Murillo (Ex Ministro de Gobierno), Branko Marinkovich (Ex Ministro de Planificación del Desarrollo; y luego de Economía y Finanzas Públicas) y Fernando López (Ex Ministro de Defensa), quienes decidían por el resto del Gabinete de Añez, utilizaron el slogan de pacificación, como excusa para el ingreso violento al Órgano Ejecutivo, lo que produjo desgaste en menos de un año, ocasionando distintas manifestaciones y marchas a finales del 2019 y toda la gestión del 2020; en estas movilizaciones auto-organizadas, se encontraban personas que salieron a luchar por sus derechos y la recuperación de la democracia, por lo que las fuerzas políticas organizadas, tenían como objetivo, la conquista del verdadero poder, que fue usurpado y utilizado como instrumento para llegar al gobierno, puesto que como mencionó Marx, la ilusión que gobierno es igual a poder, es simplemente una ilusión, puesto que mientras no se cambie la estructura social, el sistema seguirá siendo capitalista; siendo indispensable que la victoria y retorno del MAS al gobierno, continúe con el proceso de cambio; creando herramientas que revolucione y destroce todo el sistema capitalista y el Estado burgués liberal.
Cuando Jeanine Añez conforma su gabinete, en aquella etapa de “Terror de Estado” reestructura el poder ejecutivo, la misma contaba con un consejo de Ministros, asesores y personal de confianza, que brindaban asistencia y asesoramiento para la toma de decisiones, por lo que el golpe no solo puede tener una sola responsable, sino todos los Ministros y el personal de confianza que le asesoró para la toma de decisiones inconstitucionales e ilegales, Carl Schmitt señala que: “El individuo humano, en cuyas manos están por un momento las grandes decisiones políticas, solo puede configurar su voluntad bajo presupuestos dados y con los medios dados. También el príncipe absoluto requiere reportes e informes y depende de sus consejeros”. El personal de asesoramiento y consejería, involucrado en el gobierno de Añez, que vendría a ser llamada el “atrio”, en el que no solo existen Ministros, sino también, secretarias, sirvientes, médicos, curas y amantes, amenazaron constantemente en socavar el poder; Jeanine Añez, no alcanzó a visualizarlo y realizó acciones violentas para mantenerse en el gobierno.
Es necesario analizar la temporalidad del poder, relacionado con la violencia, la última no se puede espacializar, es el decantamiento del verdadero poder, crea fisuras, ahonda en ellas y reduce los espacios democráticos, se produce de manera puntual, entonces el poder no se basa en la violencia, el gobierno de Jeanine Añez, ejerció la violencia para subir y mantenerse en el poder, pero no pudo consolidarla, puesto que su temporalidad fue rota y desencadenó “las movilizaciones por la recuperación de la verdadera democracia”. La violencia ejercida por los militares y los policías en el gobierno de facto de Jeanine Añez, es un síntoma de impotencia, en vista de que las autoridades no podían mantener el orden y el control permanente, con un quiebre democrático, utilizaron las armas de fuego, criminalizaron la lucha social y persiguieron a los líderes políticos, el poder se fracturó.
El verdadero poder, se traduce en el sometimiento de forma voluntaria, el sujeto sometido se reconoce con su agresor, sin necesidad que se le instruya, se lo ordene o se lo castigue, este poder viene a ser la verdadera espacialización y temporalidad permanente.
Hanna Arendt menciona que: “poder es lo que nunca sale de los cañones de los fusiles”, el poder se traduce en el verdadero cambio y pensamiento de las personas, sin necesidad de recurrir a la violencia; pero ¿Qué sucede en una revolución cuando se utiliza la violencia?, si está no se apoya en el verdadero poder, después de su aparición, está condenada a fracasar. Las revueltas no pueden ser consideradas revoluciones, si bien son espacios encadenados, su temporalidad es distinta, por ejemplo: las revueltas del supuesto fraude, que nunca fue comprobado, que inició la clase media y alta en los 21 días de paro; con un sabotaje económico y político el 2019 en Bolivia, culminaron con un rotundo fracaso, ya que utilizaron a las fuerzas represivas como la Policía y las Fuerzas Armadas para atrincherarse en el poder mediante el uso de la violencia, Hegel menciona que: “Aunque el Estado puede surgir también por medio de violencia, no se basa en ella. […] En el Estado, lo que domina es el espíritu del pueblo, la moralidad, la ley”.
Los medios de comunicación tradicional, tuvieron un rol protagónico en el Golpe de Estado del 2019 y el manejo de la información durante los 11 meses de Terror de Estado a la cabeza de Jeanine Añez; cuando las tanquetas del ejercito acribillaron a las personas en la localidad de Senkata, los medios de comunicación, amplificaron la conferencia de prensa del Ex Ministro de Gobierno de Añez, Arturo Murillo, quién señaló que si no se controlaban –metían fuego– a los movilizados, explotaría toda la ciudad de El Alto, mencionando que los muertos, no fueron ocasionados por la policía o los militares, sino que ellos mismos se dispararon, los medios alimentaron este discurso, clasista, racista, discriminador y se convirtieron en cómplices del asesinato en masa. En la actualidad se menciona que los medios de comunicación, representan un verdadero poder; pero los medios no tienen un poder en sentido propio, puesto que los distintos medios alternativos en las redes sociales denunciaron las ejecuciones extra sumarias en Senkata, Sacaba y El Pedregal; por lo que los medios de comunicación constituyen una nebulosa atmósfera de influencias indirectas, siendo que existe una dispersión de intenciones y una pluralidad de actores, no es lo mismo poder que influencia, no tiene la estructura de poder, siendo algo indispensable la continuidad, la influencia tiene una temporalidad corta, el poder es temporalmente permanente. Por lo que los medios de comunicación no se organizan para constituir un espacio de poder único, porque solo generan repercusiones recíprocas entre la información y los procesos de poder; pero no seamos incrédulos en pensar que los medios no pueden desestabilizar el poder, lo hicieron en el 2019 y lo pueden hacer en cualquier momento, es por esta razón que se tiene que apoyar y exigir mayores espacios de comunicación alternativa, que logre crear una verdadera consciencia de clase.
En el estudio de poder de Michel Foucault, señala que “En esencia, el poder es lo que reprime”. Esta represión, genera descontento en la masa social y desaciertos en el mando del gobierno, la represión no considerada en la utilización de la fuerza, sino desde la voluntariedad del individuo, el no cuestionar o criticar y aceptar todo lo encomendado, causa represión porque la persona obedece y no objeta. Foucault, menciona también que al final, el poder se distancia cada vez más de esta concepción negativa: “Hay que cesar de describir siempre los efectos de poder en términos negativos: «excluye», «reprime», «rechaza», «censura», «abstrae», «disimula», «oculta». De hecho, el poder produce; produce realidad”. Esta realidad en términos positivos, se la concibe cuando a pesar de la guerra mediática generada el año 2020, el MAS vuelve a ganar, porque el poder se refleja en la conducta y el pensamiento del sujeto, que no es siempre un castigo, sino una identificación con el objeto y el sujeto revolucionario.
Pero el verdadero fundamento del poder de Foucault, señala que: “El motivo de que el poder gobierne, de que se lo acepte, reside simplemente en el hecho de que no solo nos pesa como una violencia que nos deniega cosas, sino que, en realidad, traspasa los cuerpos, produce cosas, causa placer, engendra saber, produce discursos. Hay que concebirlo como una red productiva que recubre todo el cuerpo social, y no tanto como una instancia negativa cuya función consista en oprimir”. Los sujetos, son parte indispensable de la esencia del poder, no solo lo aceptamos, sino que traspasamos cuerpos, los sujetos se convierten en objetos, que reproduce objetos, en el sistema capitalista, reproduce el mismo sistema y la opresión, el individuo ya no actúa a cuenta propia, actúa en base al sistema, lo que el sistema le dice que hacer, que pensar, que comer, que decir, así el sistema capitalista, sobrevive en su letargo, con la reproducción del propio sujeto; la cuestión es entender esta realidad y transformarla.
Para finalizar, el poder se estructura y se ancla en el Estado y los gobiernos, actúa de forma y modo distinto, ante la carencia de esta estructura, se aproxima más a la violencia y se destruye. El individuo en un régimen de poder, se siente libre, incluso cree que puede hacer lo que desee o lo que quiere, sin embargo esto se produce a raíz de una falsa idea de libertad, el sujeto actúa sin darse cuenta, por lo que no siempre hace lo que quiere, sino lo que el opresor quiere. El poder se genera a sí mismo, en continuación de sí mismo, por lo que la obediencia, tampoco se la produce de forma indirecta, el súbito renuncia a su alteridad, a favor del soberano, el que obedece se reconoce en el otro, en ese momento se vislumbra el verdadero poder, hasta que el sujeto recobra su auto-consciencia, lo cual produce la libertad.
Galo Amusquivar es analista de la situación y la realidad boliviana.
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