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Por primera vez, indígenas y militares desfilan en Bolivia

Fuentes: Prensa Latina

Bolivia volvió a verse hoy en el espejo de todos los colores y todas las sangres de su rica diversidad, con la participación, por primera vez, de columnas índígenas en la tradicional parada militar del Día de las Fuerzas Armadas. El desfile reeditó la fiesta de la víspera, cuando el país se conmovió al ver […]

Bolivia volvió a verse hoy en el espejo de todos los colores y todas las sangres de su rica diversidad, con la participación, por primera vez, de columnas índígenas en la tradicional parada militar del Día de las Fuerzas Armadas.
El desfile reeditó la fiesta de la víspera, cuando el país se conmovió al ver aquí, como nunca antes, un desfile de decenas de miles de originarios de 36 etnias del occidente andino y las tierras bajas orientales, como expresión de júbilo por la inauguración de la Asamblea Constituyente.
La presencia de los indígenas en la usualmente adusta y fría parada militar, es para la estatal Agencia Boliviana de Información una clara muestra del proceso de cambios y de la inclusión de los sectores históricamente marginados.
Las delegaciones de los pueblos originarios potolos, guarayos, chiquitanos, tacanas, chipayas, mojeños, yuquis, aymaras y quechuas, entre otras, desfilaron marcialmente, guiados por efectivos militares.
Vistiendo ponchos, coloridos gorros, túnicas y hasta tocados de plumas, saludaron con fervor a la bandera boliviana, roja, amarilla y verde, y al mandatario Evo Morales, que presidía el palco oficial.
La parada militar cerró los actos celebratorios del aniversario nacional y de la instalación de la Constituyente, que tuvieron a los indígenas como principales protagonistas, entre otras cosas porque la presidenta de la Asamblea, Silvia Lazarte, es una indígena quechua.
Desde la ceremonia de juramentación de los asambeístas, los indígenas hicieron sentir su presencia numerosa en el foro y en varios casos juraron como delegados con los puños en alto o con las palmas de las manos hacia el sol, como hacen para recibir las bendiciones y la energía positiva del astro que llaman Tata Inti.
Tras la inauguración, decenas de miles de indígenas llegados de todos los confines de Bolivia llenaron las calles de Sucre con su música y sus atuendos multicolores, así como sus demandas de reivindicación, tras cinco siglos de explotación, exclusión y discriminación.
Lo hicieron alegres, sin resentimientos, porque, en palabras del presidente Morales, no quieren venganza, sino justicia e igualdad, respeto y soberanía, lo que esperan lograr en la nueva Carta Magna que redactará la Constituyente.
Un veterano comentarista de televisión que, maravillado, relataba el inédito desfile que simbolizaba la unidad de Bolivia frente a intentos divisionistas, se quebró por primera vez en su vida profesional y lloró, ocultandose de la cámara, por la intensa emoción.
En la víspera, la jornada cerró con un partido de fútbol entre el equipo del mandatario, integrado por viejos ídolos del balompié boliviano, y un combinado local, ganado por el primero 5-0, mientras en las tribunas la fiesta continuaba.
Analistas locales dijeron que la impresionante presencia de los indígenas fue una rotunda respuesta a políticos tradicionales y comunicadores afines que pretenden cuestionar el rostro y la raigambre fundamentalmente indígena de este país.
Indicaron que las exitosas jornadas celebratorias del día de la Patria y de la instalación de la Constituyente, fueron sin duda una gran victoria para el presidente Morales y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).