El glorioso e histórico 82,28% de votación en las elecciones presidenciales del diciembre de 2009 a favor del MAS tal vez ya no se repita más en el departamento La Paz (aunque las condiciones son distintas ahora de aquel momento). Dado que hay, como nosotros dejamos ya notar hace rato, grandes datos sobre esta posibilidad. […]
El glorioso e histórico 82,28% de votación en las elecciones presidenciales del diciembre de 2009 a favor del MAS tal vez ya no se repita más en el departamento La Paz (aunque las condiciones son distintas ahora de aquel momento). Dado que hay, como nosotros dejamos ya notar hace rato, grandes datos sobre esta posibilidad. Tampoco posiblemente se dé más del 80% de votación en la ciudad de El Alto (ciudad protagonista de la guerra del gas en 2003 junto a las provincias aymaras y quechuas) y ni que decir en las provincias con un voto casi cerrado al rededor del 90, 95%. Ésta es una crítica desde las posesiones aymara alteñas para dejar notar que se está desaprovechando un momento histórico fundamental de la historia social como es el momento actual y del devenir histórico.
La pregunta es ¿por qué de este posible nuevo hecho o giro en el mismo territorio donde el MAS y Evo Morales han tenido los resultados más extraordinarios de su historia política? ¿La propuesta de quedarse por más de 500 años en el poder puede no ser una realidad? ¿Hay miopía histórica en relación a los ideales y el proyecto histórico del pueblo aymara que es uno de los grandes soportes de este proceso? ¿Hay un entorno blancoide que expropia nuevamente como en el 52 la lucha y la historia aymara o india?
Posiblemente las preguntas tengan sentido en varios niveles. Por una parte, existe muchos niveles de descontento particularmente ante las acciones gubernamentales de tipo reformista (de un reformismo radical baja a un reformismo débil), de las políticas públicas que no tienen mayor relevancia en la orientación de una efectiva descolonización del estado, unos discursos en ciertos niveles gubernamentales anti-aymaras que han logrado lastimar la autoestima que este pueblo, y forma de un gobierno que poco o nada de plurinacional tiene según la propia Constitución, y por la nominación casi a dedo de los candidatos a las elecciones a gobernadores y a las alcaldías, etc.
Los datos son. En Jesús de Machaca (provincia Ingavi), territorio y municipio indígena, MACOJMA, organización de los propios ayllus del lugar posiblemente gane las elecciones. También está el hecho de que en la provincia Aroma (cuna de Tupaj Katari y Pablo Zárate Willka) pierda por el conflicto escandalosa con Feliz Patzi, y la histórica y combativa Achacachi y la provincia Omasuyus en el cierre de campaña del partido gobernante, los ponchos rojos ya no han ido con su indumentaria combativa y hubo silbatina a la presencia de Evo Morales y varios de sus representantes locales.
En la ciudad de El Alto, existe una cierta desazón por la nominación casi a dedo del candidato a la alcaldía Edgar Patana. De este mismo modo se observa tal hecho en las diferentes provincias e incluso en Oruro (de donde es el Presidente), particularmente en Huanuni o en Curahuara de Carangas. A ello se suma la incorporación al MAS de los grandes detractores de esta lucha, la Unión Juvenil Cruceñista de Santa Cruz, José Antonio Aruquipa mano derecha de la derecha radical PODEMOS de Jorge Tuto Quiroga (sobre esto se dijo que solo falta que incorpore también a Branco Marinkovic o Ruben Costas al MAS), al que se suma un cierto racismo de la vieja izquierda contra los aymaras de La Paz, etc. etc.
Las cosas que no se tocan o se hacen displicentemente
Tal vez los hechos más profundos de todo ello es que se haya detenido radicalmente la re-distribución de la tierra en Bolivia. Ya no hay, incluso discursivamente, una reforma radical de la tierra. De hecho las grandes concentraciones de tierras se mantienen en manos de los grupos de poder en Santa Cruz, Beni, Pando o Tarija. Y también las propiedades de estos grupos no han sido tocadas. Incluso sus empresas obtienen valiosos ganancias económicas.
El propio Presidente dijo: «deberían agradecer al gobierno por sus ganancias». En esto nuestro punto de vista es reformar y modificar el art. 399 de la nueva Constitución que dice no hay retroactividad para la redistribución de la tierra en Bolivia. Pues de hecho esto quiere decir que quienes tenían antes de esta Constitución más de 5 mil hectáreas no se los afectará. Pues en Bolivia casi cerca de 65- 70% de tierra productiva está en manos de muy poca gente. Este articulo y otros deben ser reformados para tener una lucha efectiva contra el sistema de dominio y explotación de los grupos de poder oligárquico o empresarial. La vía es un referéndum nacional.
Otro hecho cuestionable y que no tiene efecto de cambio es la reducción de lo indígena originario campesino a una expresión territorial y social mínimo en un país de mayoría indígena (62% según el Censo de 2001). Las autonomías indígenas reducen lo indígena a minúsculos territorios y gobiernos. Que es contrario al hecho Declarativo de la Nueva Constitución que sostiene que los pueblos y nacionalidades indígenas son pre-coloniales y pre-republicanos. Pero en los hechos se lo reduce a minúsculos reductos territoriales. Incluso se estaría volviendo a imponer con ello el principio de dominación colonial bajo ahora la figura de lo plurinacional. Las autonomías deben ser de hecho y no sujeto a la constatación de un antropólogo que es la Certificación que el Ministerio de Autonomías debe hacer igual a una TCO (Tierras Comunitarias de Origen).
¿Si lo indígena es la base de la nueva Constitución por qué lo reducimos a una condición de minoría?. De continuar así esto sería la política neocolonial del nuevo estado boliviano. Ahí la reconstitución territorial de los ayllus y de las autoridades originarias sigue siendo un gran desafío histórico.
De mismo modo, la representación y participación indígena originario en el estado es un hecho nada concordante con el actual proceso. En esto se debería cambiar el sistema de participación y representación indígena originaria campesina en el estado como está diseñado actualmente. Dado que es casi vergonzoso que los 36 pueblos, solo tengan 7 representantes de los 130 en el Congreso Plurinacional.
Aunque el Presidente Evo Morales se ha comprometido cambiarlo y no lo ha hecho. Esto sin descuidar que la mayoría aymara y quechua tiene su presencia en estos niveles. También en fundamental reformar el tipo y cantidad de representantes indígenas en la Corte electoral plurinacional, en el sistema judicial, en el tribunal medio ambiental o agrario, y otros niveles.
Si la Constitución reconoce lo indígena originario como fundacional no puede entonces lo indígena originario quedar reducido a minorías en estas instituciones. Pues de hecho la transformación del poder judicial no es el simple cambio de actores jóvenes por viejos sino de una total transformación del concepto de justicia y de sus procedimientos. La lucha en este sentido es por una verdadera pluralidad jurídica y de los actores sociales en los niveles decisionales.
El impulso a la economía comunitaria también se está quedando en discurso. Pues la economía es uno de los hechos fundamentales para la reproducción de la vida social y la reproducción de los animales, de los ríos, del mundo aymara o quechua o guaraní. De hecho en el mundo se está buscando nuevos paradigma de civilización económica que sea más acorde con los tiempos del calentamiento global de mundo. Esto no significa en absoluto descuidar el proceso de producción industrial y de producción del excedente. El hecho es construir una economía comunal que produzca y a la vez que redistribuya radicalmente sus excedentes a todos los sectores sociales.
De igual modo es poco lo que se hace para impulsar políticas de estado que garanticen realmente la reproducción de los sistema de los bosques del altiplano, los valles y la amazonia como Alto Beni y el lago Titiqaqa, o el Oriente. No se ha propuesto de forma transversal reproducir árboles, agua, animales (como la llama o alpaca) y otros ecológicamente no dañinas a la vida. Los discursos no hacen agenda sino es el hecho de hacer. Teniendo presente que el calentamiento global del mundo puede llevarnos a condiciones de vida desérticas en los territorios de los Andes y de la Amazonía. Incluso esto es una responsabilidad histórica de nuestra generación para evitar tal hecho que afecte a las futuras generaciones. Pues sin agua que se reproduzca se corre el grave riesgo de no tener agua para todas las poblaciones. Lo cual implica diseñar una política de largo aliento sobre este vital elemento de la vida del hombre-mujer y de toda especie viviente.
Así el nuevo estado plurinacional tiene el histórico reto de cambiar el concepto de agua como la vida misma y del territorio como habitad plena de todos y todas. En este sentido es de vital importancia el mantenimiento y reproducción de las aguas del sagrado Lago Titiqaqa ubicado entre Bolivia y Perú, de los grandes ríos que atraviesas las zonas subtropicales y las tropicales.
Tampoco se propone programas de salud y vida equilibrada como es la suma qamaña (aunque se usa como un discurso justificativo del desarrollo en PND, Plan Nacional de Desarrollo). En este campo se hace urgente hacer estudios y campañas de salud preventiva. Aunque no tenemos muchos datos estadísticos, pero es observable por ejemplo en El Alto y en otras ciudades como Cochabamba la gente muere (y mucho) por no saber que el consumo excesivo de azúcar, grasas, provoca diabetes, o también el consumo de coca cola, a la vez del consumo desmedido de la carne roja que daña a la salud humana.
Incluso por los grandes problemas psico-sociales de nuestras poblaciones no se impulsa centros de vida acordes con esta problemática que es el hacer y vivir la vida de otro modo. El alcoholismo, la drogadicción, la violencia intra-familiar, son efectos de los niveles de pobreza que viene desde la infancia, el abandono, la violación que nuestros pueblos históricamente han sufrido. Si el gobierno es nuestro por qué es incapaz de comprender que esto es parte de la violencia colonial y racista con la que vive la gente sin saberlo y de donde se adquiere enfermedades de todo tipo.
Ello implica impulsar sistemas de alimentación propia. En esto habría que impulsar (con la mirada de la economía comunal), el consumo, producción, venta de los productos agrícolas, pecuarias, pesqueras, lanares, tejidos telares, musicales, de forma más propia y justa. De hecho esto implica potenciar la economía del ayllu y de las comunidades, de los barrios urbanos, porque gracia a esto hasta ahora se ha subsistido ante sistemas de explotación y dominación política. Los grandes levantamientos de Omasuyus, El Alto, los Yungas o Chapare, Cochabamba, ha sido sostenido por esta dinámica social y por este tipo de economía.
¿La educación?
Educación bajo los principios de la civilización andina-amazónica. En esto es fundamental profundizar una política educativa no colonial ni liberal. Todos sabemos que la educación es el garante del devenir de la historia de los pueblos, de su pensamiento, valores, y su memoria, etc. En ese sentido se debe implantar políticas que estén en la línea de la filosofía de relación hombre-mujer y la naturaleza. Una educación que ayude a pensar, actuar y ver el mundo con autonomía y con dignidad sobre nuestro pasado y nuestro presente. Pues hasta ahora se sigue enseñando una educación colonizadora y liberal. Pues no se puede mantener una educación alienante. No solamente alfabetizar en la lógica castellana, sino también alfabetizar a los no hablantes aymara o quechua. Dado que la lengua es el soporte de cualquier tipo de pensamiento. Lo cual no niega aprender el ingles o francés y el castellano.
A todo ello hay que sumar en los institutos militares, pese al programa de incorporación de jóvenes indígenas, son espacios en la que se mantiene los núcleos duros del estado colonial. De hecho en este campo no hay militares aymaras-quechuas o guaranies con grados de general, coronel, capitan. El estado en el nivel miliar y policial también debe democratizarse y profundamente. No puede seguir la división racial que tiene el ejército boliviano. Los niveles superiores de gente de condición económica acomodada y la tropa y el nivel de suboficiales de raíces indígenas o de sectores urbanos populares. Para este hecho es fundamental pensar y estudiar cambiar la curricula de la enseñanza militar en dichos colegios. Lo cual es otra de las grandes falencias del actual proceso boliviano.
A todo ello brevemente decir otras líneas de acción como políticas públicas y que tampoco tienen impulso desde el gobierno.
Anular convenios con la iglesia católica. Es igualmente importante revertir los convenios que aún el estado tiene firmado con la iglesia católica. Particularmente los Convenios educativos. Además habría que exigir que la iglesia pague sus impuestos al estado y que transparente sus ingresos, egresos, además que de que devuelva grandes tierras a las comunidades y pueblos en muchos lugares del país.
Una radical reforma en lo visual y las representaciones públicas donde aún predominan las imágenes, bustos, monumentos, a líderes y héroes no aymaras o quechuas en casi todas las plazas y calles de las ciudades e incluso en algunas provincias. Este no es parte de una política de transformación desde los niveles del poder gubernamental. Incluso se impuso en la Ceja de la ciudad de El Alto un Ché Guevara estéticamente inadecuado en un territorio y lugar histórico del gran cuartel general del ejército aymara de Tupaj Katari-Bartolina Sisa que cercó la villa de La Paz junto a Tupaj Amaru en 1781. Sí aquello no es posible debería por lo menos existir un reconocimiento en forma de bustos a los caídos, 70 muertos y 400 heridos, en la guerra del gas de 2003 donde esta ciudad fue vital para la caída de Sánchez de Lozada y el neoliberalismo.
Un giro trascendental en los propios medios de comunicación del estado como es el canal 7 y la radio Patria Nueva o el periódico el Cambio. Dado que en estos, particularmente canal 7, después de las exitosas jornadas de lucha contra la reacción de la oligarquía cruceña y otros entre 2006 y 2009, se ha vuelto inadecuados a los nuevos contextos. Son repetitivas, propagandísticas, y con programas donde no participan los intelectuales o líderes aymaras o quechuas, sino sectores de la clase media que no tienen la visión ni la necesidad histórica de luchar contra el colonialismo estatal. No hay auto-crítica ni información crítica. La gente que apagaba canales como 11, 9 y 2 en La Paz-El Alto, ahora, por este factor, han vuelto sintonizar a dichos canales. Se pierde con esto audiencia de forma absurda.
Escuelas de fútbol. Este sería un lugar para que los niños o niñas huérfanos y los no huérfanos tengan oportunidades de vivir y triunfar en la vida. El fútbol en Bolivia es un lugar de un profundo colonialismo y racismo anti-indígena. En la selección boliviana, en la liga, juegan, los que tiene apellidos argentinos, españoles y otros. ¿Cuándo vamos a tener un número 10 de apellido Condori o Apaza?. Por ley las escuelas y colegios deben tener sus escuelas de futbol u otros deportes de carácter indígena y no indígena. Ello implica en que todos y todas tengan iguales posibilidades en futbol, en raquet y otros deportes, etc.
Investigaciones académicas y becas estudiantiles. Tampoco existe políticas públicas, en las universidades y otros niveles estatales, de investigación desde el enfoque aymara, quechua o guaraní, pese a las universidades indígenas fundadas. En esto se requiere de una profunda reforma académica, o del pensamiento social. De hecho se cuestionada muy poco el sistema de conocimiento y pensamiento social en Bolivia. Todavía seguimos pensando con paradigmas euro-norte occidentales, aunque es innegable su aporte, para realidades muy propias y originales, como es el Sur del Mundo y Bolivia en particular.
En el mundo indígena existen un conjunto de saberes y conocimientos que si bien han emergido desde las luchas sociales, pero aún no son valorados desde los nuevos lugares del poder. Esto implica que las instituciones académicas bolivianas deben adaptarse a las nuevas condiciones sociales predominantes hoy. En ese sentido no se ha planteado abiertamente una reforma del conocimiento, y de sus métodos. En las Universidades aún se reproducen conocimientos neocoloniales e incluso de carácter racista porque en ellas no tienen valor epistemológico las palabras y los idiomas indígenas, sus percepciones de la realidad y del mundo, y lógicas de argumentación y escritura. Para ello es fundamental crear becas que sea el otro lugar para la redistribución del excedente económico generado en la producción petrolera, la minería y otros rubros.
¿Engaño, traición o miopía histórica?
Todo este conjunto de hechos son parte del cuestionamiento al actual gobierno que teniendo un gran apoyo social y el casi control institucional del estado zapatea o traquetea en el mismo lugar sin profundizar la transformación de la sociedad y del estado como se postuló discursivamente. Hecho que, entre otros, la idea de los 500 años de autogobierno sea una falacia o incluso un engaño ante la gran expectativa que se tiene y se tuvo en el este proceso.
También a esto se suma la displicencia y soberbia del nivel vicepresidencial y otros niveles gubernamentales que al parecer, solo reconoce en el discurso la lucha katarista e indianista, y en el fondo la detesta profundamente. Ahí se nota un cierto racismo visceral anti-aymara porque el valor de lucha y de sus conocimientos poco o nada valor tienen. A este tipo de lógica institucional nosotros la hemos llamado en la Revista Willka No. 1, la lógica de un entorno blancoide alrededor de un presidente indio. Hecho comprobado una vez más con el caso de Felix Patzi y otros (aunque él no reconoce esta primigenia crítica a tal hecho en 2007). Con esto no se aprueba los actos de Patzi que en realidad hizo un mal acto que no favorece a la lucha aymara en La Paz.
Ahora tampoco los otros candidatos, aunque aymaras en La Paz, parecen mostrar estos niveles de profundidad en la lucha contra el sistema colonial y las instituciones públicas que la sustentan. Incluso de posesionarse como se prevé, el MSM (Movimiento Sin Miedo) como segundo nacionalmente, sería contradictorio a esta lucha porque éste es el referente de un sector con grandes rasgos anti-indígenas en general y anti-aymaras en La Paz.
En este sentido parece que recién ha llegado el tiempo de la verdad histórica de la lucha india originaria particularmente en La Paz. ¿Seguiremos viviendo del engaño, de la traición, del racismo, o habrá necesidad de otros grandes levantamientos sociales para impulsar este proceso que costó sangre y luto? ¿Nuevamente hay que poner los pechos y los cuerpos ante las balas para forjar un hecho histórico que sea realmente transformador y nuestro?
* Sociólogo qulla aymara con Maestría en Ciencias Sociales por la FLACSO-Ecuador, autor de varios libros y artículos publicados en Bolivia y en el exterior y actualmente doctorante por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2010040601&PHPSESSID=9b772224fa77a72644913b545b415048