«Los trabajadores no tienen nada que perder, salvo sus cadenas» Karl Marx A lo largo de la historia, la clase trabajadora ha sido la clase que ha posicionado y definido el rumbo de la humanidad; esta afirmación no es un sentimentalismo o exageración, sino al contrario, es una opinión que parte desde la historia que […]
«Los trabajadores no tienen nada que perder, salvo sus cadenas»
Karl Marx
A lo largo de la historia, la clase trabajadora ha sido la clase que ha posicionado y definido el rumbo de la humanidad; esta afirmación no es un sentimentalismo o exageración, sino al contrario, es una opinión que parte desde la historia que se nos demuestra en nuestra experiencia cotidiana; desde la comuna de parís, los consejos obreros en Alemania e Italia, el partido bolchevique en Rusia, los ejércitos de masas campesinas y obreras en China, los sindicatos de tranviarios, electricistas y petroleros en la primera mitad del siglo XX en México; hasta las actuales conquistas del SME en nuestro país, nos demuestran que somos los trabajadores quienes poseemos la capacidad de transformar la realidad y de pelear por un mundo mejor.
La lucha de los trabajadores en México, ha abierto puertas y construido caminos hacia la liberación de la humanidad; estas luchas, han reivindicado siempre y han acompañado los grandes movimientos que defienden y abogan por una democratización de la educación en México. Desde el movimiento del 68, las largas luchas de las normales rurales, la huelga de la UNAM en el 99, la histórica pelea de la CNTE y muchas otras expresiones de trabajadores, se ha incorporado a la agenda pública mexicana la demanda de una educación pública y gratuita para todas y todos.
Se ha enraizado una tradición de lucha y resistencia que es capaz de transformar la realidad; tradición que se mantiene vigente por las intenciones de las clases dominantes de someter la educación a sus intereses, intención que deviene, de una política de control y sometimiento, en la que el libre pensamiento y desarrollo de las potencialidades, se sustituye por la ley del valor, esto es, el transformar la educación en una mercancía más que acreciente las ganancias de los pequeños grupos empresariales que se disputan el control de nuestro país.
La pelea que hoy se da en Querétaro no es exenta de esta tradición de lucha; hoy, la clase trabajadora, los estudiantes, y la población en general corremos el grave peligro de perder una de nuestras más anheladas conquistas, la universidad pública y gratuita; es hoy y aquí donde el STEUAQ reaparece como la vanguardia de la lucha local, como la expresión de la clase trabajadora capaz de guiar la lucha en contra del proyecto de miseria y hambre que proponen las clases gobernantes.
Ante este panorama, surge la pregunta: ¿por qué el STEUAQ?
Para dar respuesta, es necesario no mirar estáticamente los acontecimientos actuales, sino desmembrarlos en partículas que componen un todo; como un sinnúmero de acciones que han desembocado en la lucha que hoy tenemos.
La Universidad privatizada y cooptada.
El año 2011 fue un año de basta actividad política; la nación se encontraba en una nueva coyuntura electoral y a un año anterior a la sucesión presidencial del 2012, la creciente campaña de Andrés Manuel López Obrador (PRD) aglutinaba consigo los rezagos del fraude electoral del 2006, también en el país se efectuaban elecciones en algunos estados de la república (Guerrero, Baja California Sur, Coahuila, Hidalgo, Edo. de México, Nayarit, Michoacán); estas elecciones eran cruciales, ya que al realizarse un año anterior a las elecciones federales del 2012, nos demostraba cómo se encontraba la correlación de fuerzas en ese momento en el país; no es sorpresa que ante el sexenio de muerte que Felipe Calderón gestionó y organizó desde los pinos, el Partido Acción Nacional se encontrara afectado en su reputación; esto se demostró en las urnas el 2011; pese al alto grado de abstencionismo que hubo, los cómputos del IFE (ahora INE) nos demostraban que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tomaba la delantera, ganando en 5 estados (Michoacán, Coahuila, Hidalgo, Edo. de México, Nayarit) el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se adjudicaba uno (Guerrero) dejando al PAN con tan solo un estado de gestión (Baja California Sur).
En el estado de Querétaro, el panorama se mostraba distinto; a la mitad del periodo de gobierno de José Calzada Rivorosa(PRI), éste se encontraba en una crisis de hegemonía, por un lado, se vertían los escándalos de corrupción a los que se vinculaba a gente de su partido en San Juan del Río, lo que en la opinión pública creaban un clima de incertidumbre y desencanto, por el otro, la campaña de Andrés Manuel López Obrador rendía frutos interesantes y aglutinaba alrededor de esta un sinfín de organizaciones sociales de izquierda y de personajes influyentes en la opinión pública del estado; también, en nuestro estado, se abría un nuevo periodo de actividad política; si bien, no era para elegir gobernadores, era para elegir una figura clave en el tablero de la estrategia política, eran las elecciones de rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
El panorama electoral que se dibujaba en la elección de nuevo rector para la UAQ era un panorama influenciado por el contexto nacional y local.
Por una parte, se tenía a Marco Antonio Carrillo Pacheco, personaje que tenía fama de ser un charro más, un personaje caracterizado por ponerse a las órdenes del gobierno en turno y quien siendo secretario particular del saliente rector, Raúl Iturralde Olvera (vinculado indirectamente con el panismo), aspiraba a continuar el proyecto que su predecesor comenzó; por la otra, se tenía a Héctor Fernando Valencia Pérez, director de la facultad de Contaduría y Administración, quien, a grandes rasgos, se le vinculaba con la cúpula aristocrática de los Alcocer; en otra parte, se tenía a César García Ramírez, director de la facultad de Derecho y el enviado del gobierno en turno (PRI) para contender por la rectoría; por último, se encontraba Gilberto Herrera Ruiz, director de la facultad de ingeniería y que mostraba un perfil incierto; personaje que fue calificado por la prensa en esos días como el candidato «más académico y menos político»2; era un personaje que desentonaba con el juego de intereses que mostraban los otros candidatos, y que, dado el contexto político nacional, se perfilaba como favorito al no verse manchado en sus antecedentes por la política institucional mexicana.
Ante eso, Gilberto Herrera Ruiz, se ganó la simpatía de muchas de las bases sociales del obradorismo, e incluso, de algunos sectores de la izquierda local; entre ellos, Ángel Balderas Puga, dirigente del Sindicato único de personal académico de la Universidad Autónoma de Querétaro (SUPAUAQ) y docente en la facultad de ingeniería; quien tenía a su subordinación un grupo de estudiantes «progresistas» llamado el Movimiento de Resistencia Juvenil (MRJ), quienes fungieron como principales promotores entre los estudiantes de la campaña de Gilberto Herrera Ruiz.
Inclusive, sectores de la izquierda local, defendiendo en primera instancia la universidad pública de los intereses proselitistas del periodo electoral federal que se avecinaba, y por la posibilidad que se abría de penetrar en amplios sectores de la universidad, apoyaron la candidatura de Gilberto Herrera Ruiz, quien apuntaba como un tipo neutral ante la coyuntura que estaba por abrirse.
Como era esperado, Gilberto Herrera Ruiz ganó la rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro, dejando entrever en el proceso, diversas figuras que se situarían como actores políticos principales en la lucha que hoy mantenemos desde el STEUAQ.
La gestión de Herrera Ruiz, como suponían los grupos de izquierda locales, abrió la posibilidad de fortalecer un trabajo en el sector estudiantil, generando así, un clima de rebeldía que fue capaz de blindar la universidad de proselitismos políticos, además, de dar a la administración de Gilberto un aparente carácter progresista que legitimó al rector y su aparato.
Tras la imposición de Enrique Peña Nieto (candidato presidencial designado por parte del grupo Atlacomulco3) y con esta, la profundización del modelo neoliberal y sus estratégicas reformas estructurales (reforma energética, laboral, telecomunicaciones, educativa, etc.) el país entraba en un periodo de desestabilización; diversas organizaciones de izquierda en México agrupaban en ellas a sectores de la población, que hasta hace unos años, se encontraban inactivos o neutrales; esto originó un conglomerado de la sociedad civil que se aglutinó bajo la consigna de «¡Fuera Peña!» , consigna que inclusive, rebasaba los propios planteamientos de Andrés Manuel López Obrador y que hizo converger a un sinnúmero de organizaciones y ciudadanos en la formulación de un proyecto nuevo de nación.
Ante este panorama, la naciente administración de Herrera Ruiz, siguió adelante con la apertura a sectores de izquierda que pusieron en su agenda política, la defensa de la nación y la construcción de nuevas formas comunitarias de hacer política desde la universidad.
Esta apertura, sin embargo, no pudo ser aprovechada en su amplitud por los grupos de izquierda locales que se disputaban un proyecto real de universidad pública, ya que se centraron más en atacar la coyuntura actual (proceso electoral federal del 2012) y dejaron de lado un aspecto básico que con el tiempo se les revertiría en su contra, esto es, desatar procesos comunitarios capaces de crear las bases sociales de un movimiento mucho más grande.
La apertura de la administración fue aprovechada, por otra parte, por Ángel Balderas y sectores del obradorismo, que, bajo el cobijo de la rectoría, y con la retórica «progresista» que los caracteriza hasta la fecha, comenzaron a fortalecer a los grupos estudiantiles vinculándolos directamente al aparato de la rectoría, esto es, se fueron cooptando a estudiantes para que trabajaran dentro de la universidad en puestos de gestión administrativa (Vinculación social, secretaría de becas, etc.) desvinculándolos así, de los procesos de resistencia que fueran capaces de levantar la consigna de una universidad pública y gratuita, esto es, una universidad popular.
La espontaneidad del movimiento que originó la coyuntura del 2012, la rapaz represión con la que el gobierno de Peña Nieto recibió a las manifestaciones de descontento, y la incapacidad de los movimientos sociales en articular un nuevo proyecto de nación, culminaron, como era de esperarse, en el agotamiento de la rebeldía y el encausamiento de esta en grupos (como MORENA) que se pueden calificar como «insuficientes» para las necesidades actuales del país.
Ante este agotamiento del movimiento, la rectoría comenzó a pactar, bajo la justificación de una «institución de excelencia»4 con la iniciativa privada y el gobierno en turno de Calzada, convenios especiales que incentivaran la vinculación de los universitarios con el capital extranjero; promoviendo así, no sólo la profundización del proyecto neoliberal abanderado por Calzada y su partido, sino la precariedad laboral de los estudiantes y trabajadores de la universidad, en otras palabras, iniciando así, la privatización de la Universidad. 5
En la segunda mitad del mandato de José Calzada Rivorosa, se comienza a aplicar en Querétaro, ilegalmente, la reforma laboral promovida y aprobada en el Pacto por México6, reforma, que entre otras cosas, promueve el outsourcing y liquida formalmente el contrato colectivo de trabajo.
Varías de las industrias que comienzan a aplicar la reforma laboral en nuestro estado, son empresas de capital extranjero invertido en México (transnacionales) que «curiosamente», mantienen convenios con la Universidad Autónoma de Querétaro78, promoviendo así la subcontratación de estudiantes bajo el pretexto de «prestación de servicio social y prácticas profesionales»9que es, en otras palabras, la sobreexplotación de los estudiantes por empresas transnacionales.
Así mismo, las condiciones laborales dentro de la universidad comenzaron a cambiar; el supuesto recorte presupuestal, y la tendencia tecnócrata de la actual administración, desviaron los recursos, que eran destinados a prestaciones e incremento salarial de los trabajadores, hacia proyectos que bajo la fachada de «fortalecimiento académico», capacitaban a los universitarios para ser mano de obra altamente calificada, para trabajar en condiciones laborales de precariedad en las empresas de capital extranjero que se asentaban en el Estado.
Ante esto, la reacción de los trabajadores (y de algunos grupos dentro y fuera de la academia) fue una crítica dirigida en contra de la inminente privatización de la Universidad, critica que chocaba con la aparente fachada «progresista» que mantenía el aparato de la rectoría, quienes, bajo el cobijo del SUPAUAQ y de la administración actual, organizan sistemáticamente foros en contra de la reforma laboral, pero que en los hechos, defienden el proyecto de muerte que la rectoría (en conjunto con el gobierno y el capital extranjero) promueve.
Bajo esta dinámica de constante contradicción, las posiciones críticas dentro y fuera de la universidad se ven golpeadas por el aparato de la rectoría; no es casualidad, que los anteriores personajes que en el 2012 abogaban por una «universidad democrática» y que hoy se encuentran incorporados en las secretarias de la universidad y en su cuerpo docente, hoy, promuevan acciones que al deslegitimar la lucha de los trabajadores, niegan la privatización inminente de la universidad.
En el periodo actual, ocurre una política de deslegitimación y aniquilamiento de los movimientos y/u organizaciones que ponen a debate el carácter público de la universidad; tal es el caso del constante golpeteo que ha sufrido el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma de Querétaro (STEUAQ), quienes, a partir de la reacción en contra de los efectos de la reforma laboral, promovieron el 01 de Marzo del 2014, su recurso legal a la huelga; denunciando así las constantes violaciones al contrato colectivo que han sufrido.10
De mismo modo, los intentos de organizaciones estudiantiles democráticas se han visto golpeteadas también; en Noviembre del 2014, surge la Asamblea General Interuniversitaria, que estaba integrada por distintos estudiantes de diversas escuelas quienes se agruparon en torno a la desaparición forzada de 43 normalistas el 26 de Septiembre del 2014 en Ayotzinapa, Guerrero; y que planteaban la democratización de la universidad y el respeto a los derechos laborales de los trabajadores de esta; ante esto, la FEUQ (Federación de Estudiantes de Querétaro)11promovió distintas acciones de desconocimiento a esta figura autónoma de organización y que intentó reventar en una asamblea el 12 de Noviembre del 2014.
El uso de las distintas figuras incrustadas en el aparato de la rectoría (Radio UAQ, Vinculación social, la FEUQ, SUPAUAQ) en contra de los distintos movimientos tendientes a la democratización de la universidad (STEUAQ, Asambleas estudiantiles) es un recurso generalizado en la política de desligitimación y estigmatización de organizaciones y/o movimientos autónomos que están en contra de la privatización de la universidad.
A la vez, las representaciones estudiantiles reconocidas por la universidad (Consejos estudiantiles, sociedades de alumnos) en su mayoría, son órganos que sirven a los intereses de la rectoría para controlar y manipular la opinión estudiantil, y que son entes en disputa por los partidos políticos en turno, negando así, una participación autónoma de los estudiantes para decidir sobre sus posturas políticas.
El momento actual; la hora de los hechos.
En el 2015, se abrió un nuevo periodo electoral en el Estado y la universidad, que nos dejo la reelección de Gilberto Herrera Ruiz como rector de la universidad autónoma de Querétaro, (con lo cual mostró la eficiencia de su aparato hegemónico dentro de la universidad) con un porcentaje en el que obtuvo 75.83% de los votos de maestros y 68.37% de los emitidos por alumnos12.
Sin embargo, la presidencia municipal y la gubernatura del Estado, demostraron una revancha del Partido Acción Nacional, adquiriendo así, el control de la gubernatura del Estado con Francisco Domínguez Servín, y Marcos Aguilar en la presidencia municipal de la capital; lo cual, dejó entrever la colusión que había entre Gilberto y la administración príista pasada.
A finales del 2015, el presupuesto federal para las universidades bajó porcentualmente (producto de la reforma presupuestal a educación promovida por el Senado de la República), lo cual, produjo un conflicto virtual entre el gobierno del Estado y el rector de la Universidad Autónoma de Querétaro, sin embargo, este conflicto no es por la democratización de la universidad, sino, una pugna entre distintos sectores empresariales que cada figura representa.
A la vez, el 2015, trajo consigo la creciente radicalización del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Querétaro (STEUAQ) quienes, atendiendo a los intereses de clase que mantienen, han llevado una lucha que va más allá de sus demandas gremiales, posicionándose como el único grupo organizado en el Estado que reivindica y da la pelea por una universidad pública, gratuita y popular
Ante esto, el aparato de la universidad ha reaccionado acorde a la tendencia generalizada del país, sembrando una política de terror dentro del sindicato y profundizando aún más la deslegitimización de su lucha; esto, deja entrever dos cosas:
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El STEUAQ hoy, tiene la fuerza, la legitimidad y la capacidad de abanderar la pelea por una universidad pública.
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La política de terror tiende a desaparecer el sindicato; por lo tanto, el STEUAQ corre el riesgo de perecer en la pelea, y lo más alarmante aún, de dejar sin bandera y relevos la lucha por la democratización de la universidad.
La historia, sin embargo, nos demuestra que si el Sindicato claudica en su lucha, la Universidad corre el peligro de privatizarse. La fuerza del proyecto y lucha del STEUAQ, radica en la capacidad que tengan de crear organización desde la base, y desatar procesos comunitarios dentro del propio sindicato; esto, con la intención de que más allá de las demandas, el proceso de lucha adquiera nuevas formas de manifestarse y lograr la victoria.
2016, el año de la confrontación.
Ante el panorama arriba expuesto; podemos hacer algunas afirmaciones de qué se viene para el 2016:
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La profundización de la miseria y el terror hacia la clase trabajadora.
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El carácter represivo generalizado en toda la universidad.
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La privatización inminente de la universidad.
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Que el partido Acción Nacional, lance para el año entrante, un candidato a rector (con posibilidad de ganar) afín a sus intereses.
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La persecución de estudiantes, maestros y trabajadores conscientes y críticos de la situación actual.
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El sometimiento de la educación a los intereses del capital extranjero.
El panorama se nos muestra adverso, sí, pero hay una variable que puede definir todo el rumbo de la vida política en Querétaro, esta variable es el STEUAQ.
Si el sindicato, abandera la lucha por la universidad democrática, y bajo esa bandera recoge las demandas de los estudiantes y maestros afines al proyecto, y a la par, logra desatar procesos de organización comunitaria capaces de defender a la universidad como territorio; la historia se volcará, al fin, del lado de los trabajadores.
Notas:
2 http://www.libertaddepalabra.com/2011/10/registro-de-gilberto-herrera-ruiz/
3 Grupo de corte empresarial/neoliberal en el que se encuentran agazapados Carlos Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo Morales, Carlos Romero Deschamps, Humberto Moreira Valdés, Miguel Alemán Velasco, el Grupo Televisa, Jesús Murillo Karam, Luis Videgaray Caso, Luis Miranda Nava, Enrique Martínez y Martínez y David López Gutiérrez, entre otros
4 Declaración en el discurso de la toma de protesta de Gilberto Herrera Ruiz como rector de la Universidad Autónoma de Querétaro Pag. 3 http://www.uaq.mx/rectoria/documentos/Discurso%20Toma%20de%20Protesta%20GHR.pdf
5 http://eleconomista.com.mx/estados/queretaro/2015/09/29/queretaro-zona-inversion-extranjeros
6 Alianza política entre el PRI, PAN y PRD para aprobar las reformas estructurales que presentó el ejecutivo federal, y que se firmó el 2 de Diciembre del 2012.
7 http://www.uaq.mx/index.php/convenios-vigentes
8 «La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) cuenta con cerca de 100 convenios de vinculación tanto con Iniciativa Privada, como con el ámbito gubernamental y el sector académico; a través de éstos, el alma máter ha logrado proyectos que derivan en la generación de ingresos propiosLos sectores clave en la industria del estado también representan un nicho de generación de proyectos. Tal es el caso del sector automotriz, para el cual se trabaja en la creación de nuevos materiales para esta industria, así como en el ahorro de combustible a través del uso de hidrógeno en los combustibles.» http://eleconomista.com.mx/estados/queretaro/2015/11/01/uaq-mantiene-vinculacion
9 http://www.uaq.mx/servicios/vinculaciontecnologica/enlacesecproductivo.php
10 Entre estas violaciones se encuentran: las contrataciones irregulares, violación a los procesos de basificación, promoción y adscripción, incumplimientos como la condonación de los gastos por estudios realizados en la misma U.A.Q., y el constante hostigamiento y maltrato laboral
11 Organización reconocida por el Gobierno del Estado y la Universidad Autónoma de Querétaro como la representante de las escuelas adscritas a ella, y que se le considera también como un grupo de carácter porril subordinado a los intereses del gobierno en turno y la rectoría.
12 http://www.elfinanciero.com.mx/bajio/reeligen-como-rector-de-la-uaq-a-gilberto-herrera.html
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