Recomiendo:
0

¿Por qué estás nervioso, Chile?

Fuentes: Rebelión

Lo voy hacer fácil: desde que Bolivia demandó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de LA HAYA, para lograr una negociación pacífica de un acceso soberano al Mar, el actuar del País de Salvador Allende, y sus posteriores acontecimientos, han tenido connotaciones algo cuestionables, que me han hecho interrogar cuánto valoran la democracia […]

Lo voy hacer fácil: desde que Bolivia demandó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de LA HAYA, para lograr una negociación pacífica de un acceso soberano al Mar, el actuar del País de Salvador Allende, y sus posteriores acontecimientos, han tenido connotaciones algo cuestionables, que me han hecho interrogar cuánto valoran la democracia y sobre todo cuánto la aplican.

Me explico, Bolivia demandó a Chile el 24 de Abril de 2013, con la convicción de buscar medios pacíficos de solución a esta centenaria reivindicación marítima; empero Chile impugnó e incidentó una posible incompetencia de La Haya. Bolivia ha replicado la objeción de competencia; y, en esta instancia jurídica se encuentra actualmente, estando a la espera del fallo definitivo, después de los alegatos orales que según la Prensa Boliviana se llevarían a cabo en el mes de mayo de 2015. (http://www.eldiario.net/noticias/2015/campania-internacional-y-alegatos-orales).

Ahora bien, y entrados en tema, conforme los acontecimientos suscitados, Chile no sólo no ha respetado la Instancia legal y jurídica interpuesta en pleno uso de los derechos democráticos de Bolivia, sino lo contrario, ha confrontado con dichos, acciones y actitudes nada democráticas esta demanda. Acciones que van desde hacer una «lista» de aquéllas autoridades y personalidades chilenas que han propugnado la demanda y la salida soberana y pacífica al Mar para Bolivia, a quienes se los ha tildado de malos chilenos, de antipatriotas, y hasta de traicioneros (el ex candidato presidencial Enríquez-Ominami, la diputada Vallejo y el Alcalde de Iquique Jorge Soria, entre otros); hasta, incluso, ha llegado a la imprudencia, las palabras de su Representante máximo de la Diplomacia Chilena, el Canciller Heraldo Muñoz que, a usanza de sus antecesores, ha señalado abiertamente la animadversión política sobre el tema y sus representantes bolivianos, realizando declaraciones provocativas y fuera de todo marco diplomático.

Un concluyente ejemplo de lo dicho; es el evidente descontento del Canciller Muñoz, sobre la llegada a Chile del Delegado Oficial de la demanda Marítima y Ex presidente de Bolivia, Carlos D. Mesa Gisbert, quien señaló categóricamente que no lo recibirá de ninguna manera y que tampoco lo hará otra Autoridad chilena; aseveraciones fuera de todo contexto democrático y que denota nerviosismo y otros adjetivos que están exponencialmente lejos de los conceptos básicos de Democracia y Diplomacia, y que cae mucho peor, tratándose de afirmaciones hechas por el propio Jefe Diplomático de Chile, siendo mandado a observar estrictamente las formas expeditivas que exige el Derecho Internacional Público; sobre todo mostrando en toda circunstancia la seriedad que el cargo político lo exige, con actitudes poco maduras que al parecer desdicen ese discurso retórico y constante que va repitiendo Chile, sobre la disponibilidad al diálogo, respetuosos del Derecho Internacional, de ser un País que se encuentra a la vanguardia del respeto y la tolerancia, con ideas ampliamente democráticas y otros tantos titulares.

Asimismo, Chile debe ser consciente que, de tres países que geográficamente delimita, dos ya le demandaron ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, (lo que da a pensar que casi agradecen que el límite del poniente sólo sea la extensa faja de costa marítima!), por lo que algo se está haciendo mal, que su política legalista no está dando resultados o por lo menos de los esperados, que la palabra Negociación no puede ni debe causar pánico, que se comprenda que hay una deuda histórica con Bolivia, sin entrar en el debate que si la guerra otorga derechos legítimos o más allá de románticos deseos; que se entienda que hay un mundo visionario ávido de ver a una sociedad menos conservadora y más pragmática, consciente de los tiempos actuales, que es mejor buscar espacios de unión que crear ambientes de enfermizos chauvinismos, que mientras no exista auténtica unidad latinoamericana, no se puede hablar de un verdadero crecimiento social, político, cultural, económico para la Región.

Concluyo expresando a Chile que debería pensar que:

Ni por la razón ni por la Fuerza; mejor por la Negociación!

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.