Los últimos acontecimientos tienen significados diametralmente opuestos para Evo y para Arce. En el caso de Evo, se trata de una nueva campaña de desprestigio, que superará como ya lo hizo en ocasiones anteriores; en el caso de Arce se trata de un paso al vacío, con el intento de apresamiento de Evo ha puesto en evidencia que tiene los mismos objetivos que la derecha más rancia y la embajada de Estados Unidos, esto es, destruir el liderazgo del bloque nacional popular.
Sesgo de supervivencia y la ignorancia de los señoritos que gobiernan
En la segunda guerra mundial, los aviones de guerra que eran atacados y lograban retornar a sus bases con disparos en varios lugares, necesitaban un tratamiento para garantizar su resistencia en nuevas batallas. La reacción inmediata de los ingenieros era pensar que deberían reforzar solo los lugares afectados para que los aviones de guerra sigan resistiendo. A esto se llamó “sesgo de sobrevivencia”, pensar que se trata de remachar solo los lugares donde se evidencian daños para garantizar el éxito de los aviones en nuevas batallas. El razonamiento era falso, ya que si los aviones retornaban, a pesar de los disparos, eso en realidad significaba que eran los lugares vitales de los aviones los que no habían sido afectados, por tanto, eran esos lugares los que había que reforzar para garantizar su resistencia.
Usaremos esta analogía para entender la que quizá sea una de las últimas torpezas del gobierno en su intento por destruir a Evo. Si Evo representa un avión de guerra que ya ha recibido durante décadas múltiples disparos y sigue aún vivo como expresión política, entonces parece que sus opositores nunca han apuntado a los lugares vitales, donde reside su fuerza. El “sesgo de clase” de la oposición a Evo le pone un velo de ignorancia para entender y ver ese núcleo vital.
Por eso no es casual que Arce y sus asesores aburguesados y pititas terminen realizando las mismas acciones de desprestigio contra Evo, literalmente desempolvando los casos de Murillo y Añez para encarcelarlo; es decir, disparan a los mismos lugares donde toda la derecha rancia y tradicional ya ha disparado antes. Las acusaciones de vínculos con el narcotráfico, terrorismo, daños económicos al Estado, estupro y otros, son parte del repertorio de acusaciones que Goni, Mesa, Banzer, Tuto, Añez y toda la derecha más antipatria ya usó en su contra, que, si bien lograron herirlo, nunca pudieron derrotarlo.
Este es el límite constitutivo de Arce y su grupo, razonan como la derecha más rancia a la hora de enfrentarse a Evo y siguen sus mismas recetas, porque son ignorantes del lugar donde reside la fuerza vital de Evo; que no es otra cosa que la memoria de exclusión que ha vivido la mayoría del país, que lleva inscrita en la piel siglos de humillación por el Estado Colonial, y que encuentra en Evo la imagen de alguien que aparte de que ha vivido las mismas penas y vicisitudes, además de tener un rostro en el que el pueblo se reconoce, ha logrado demostrar que se puede perforar las trabas que ha puesto el Estado Colonial a los indios; y, lo que nunca ningún señorito oportunista como Arce o su gente van a lograr alcanzar, Evo ha dejado la huella en el pueblo de los mejores años de prosperidad y bienestar.
Por eso su ataque feroz, que involucra un gasto millonario en el pago de medios de comunicación para explotar el morbo de la gente, no causará más que una nueva herida en los lugares donde otros enemigos de los sectores populares ya dispararon contra Evo; mientras el núcleo de la energía vital que articula a Evo con el pueblo sigue intacto.
El fin del arcismo
Arce vive una mezcla de odio y miedo a Evo. Odia a Evo porque el pueblo más humilde no deja de quererlo. Arce creyó falsamente que ganó las elecciones por sí mismo, por su imagen, por su trayectoria; por eso cree que la gente debería quererlo a él; como no pasa eso, su impotencia hace que se estrelle contra la persona que cree que es el culpable de que eso no pase. No entiende que nunca de los nuncas hubiera sido presidente sin el padrinazgo de Evo. Por eso su odio en el fondo es contra él mismo, porque su poder siempre dependió del indio ante el que se portaba sumiso y que ahora desprecia; se odia a sí mismo porque lo que él es no significa nada para la gente. El pueblo no lo quiere.
Pero también Arce tiembla ante la posibilidad de que Evo vuelva a ser presidente, porque tendrá que rendir cuentas al país de todo su mal manejo del Estado y de la crisis económica que ha provocado. Sus acciones como presidente pusieron en evidencia que fue el mejor ministro de economía cuando había recursos gracias a las decisiones políticas de Evo, pero ahora que no tiene plata para gastar, demuestra que es un gobernante fracasado, un cajero incapaz de tomar decisiones trascendentales.
En su paso por el gobierno, Arce no solo dejó en una literal quiebra al Estado; además, dejó organizaciones sociales erosionadas por la división que promovió; un debilitamiento y desinstitucionalización de todos los órganos del Estado, sobre todo de la justicia, y lo peor, todo el plan de fortalecimiento de las empresas estratégicas trazado por Evo, fue paralizado, como el proyecto del litio. Su paso por el gobierno se traduce en un desmantelamiento del Estado y de la organización de base social que lo sostiene, ¿se tratará de una demolición planificada del Estado Plurinacional?
El odio y el miedo ahora han hecho que traspase todos los límites. Al decidir que apresen a Evo con un caso sembrado por Añez y Murillo, ha decidido hacer explicita su traición al bloque popular y colocarse en el espacio de la derecha antipatria y colonial. Desde ahora es un huérfano político, ya que la gente de los sectores populares que votó por él, nunca más lo hará, por atentar con tanta saña contra el liderazgo que ellos defienden (la memoria del pueblo está plagada de casos en los que el estado colonial detenía, montando casos, a los líderes indígenas para acallarlos). Pero también, los sectores de clase media (pititas) y la derecha clásica, con los que actualmente gobierna, también lo detestan por masista y jamás lo apoyarán en una elección.
Por eso es el fin del arcismo y el fracaso de los señoritos que usurparon el poder del Estado, que demostraron ser unos ignorantes de la realidad del país y de lo que siente el Pueblo.
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