El triunfo de la coalición electoral encabezada por MORENA y la amplia ventaja con la que lo ha hecho, sigue generando atención y mucha especulación al respecto, y tras haber expuesto una parte del análisis de lo acontecido en donde hemos dicho que en gran parte esto se debe a decisiones de la clase dominante,[ii] muchos nos preguntan: Bueno, y si el gobierno mexicano y su partido, MORENA, no son significativamente distintos de los partidos que ya habían gobernado México antes, por qué no simplemente la oligarquía se unió para favorecer a los otros como suele hacer, porque si son iguales los prefirieron. Es claro que el asunto se torna confuso y por ello hemos elaborado este artículo con la finalidad de ayudar a comprender la situación.[iii]
Promesas y expectativas reales en la política mexicana
Es sabido por todo el mundo que partidos y candidatos hacen promesas a diestra y siniestra y que la mayoría de las veces no están dispuestos a cumplir esas promesas. Es algo viejo en la política, el propio N. Maquiavelo aconsejaba al Príncipe no tener miedo a incumplir promesas.
Cuando un príncipe dotado de prudencia ve que su fidelidad en las promesas se convierte en perjuicio suyo y que las ocasiones que lo obligaron a hacerlas no existen ya, no puede y aún no debe guardarlas a no ser que él consienta en perderse[iv]. Sin embargo, es necesario acotar esta generalidad.
Para quien está haciendo política, el problema emergente es reunir apoyo, la forma de reunirlo es comprometerse a cosas, y si esta expectativa es creída entonces recibe el apoyo y por lo tanto cumple su objetivo inmediato. Cumplir las promesas puede ser importante o puede no serlo, eso depende de que tan definitivo sea para la conservación del poder el cumplimiento de esas promesas. Ese carácter definitivo no depende tanto de una voluntad abstracta sino de una capacidad concreta para poderse hacer, es decir, una capacidad concreta para cumplir la promesa o bien, una capacidad concreta para hacer pagar a quien no la cumple.
Volvamos entonces a las campañas presidenciales en general y lo sucedido en México. Quien ocupa una candidatura puede, y lo hace, prometer muchas cosas y prometérselas a distintos sectores, pero las promesas que han de hacerse con más cuidado son aquellas que pueden convertirse en exigibles, y para eso tiene que haber un actor político bien organizado y con el poder necesario para exigir que se le cumpla.
En el momento actual y en el sistema actual en México, es más habitual que esos actores políticos bien organizados sean de la clase dominante; cámaras empresariales y de comercio, consorcios, compañías, gobiernos imperialistas, etc. Sólo ocasionalmente algún sector del pueblo bien organizado y con capacidad fuerte de movilización puede jugar ese papel, grandes sindicatos, movimientos populares en ascenso, organizaciones con peso internacional y nacional, etc.
Si nosotros valoramos a las coaliciones por sus promesas, resulta lógico que resulte favorecida por la clase dominante quien le haga más promesas a ésta, de este modo pareciera muy lógico que la coalición encabezada por el PAN-PRI-PRD[v], o incluso Movimiento Ciudadano, lo hubieran sido. Pero que alguien haga una promesa no significa que tenga la capacidad de cumplirla ni que la burguesía crea que realmente tienen esa capacidad. Del mismo modo, se entiende que la coalición encabezada por MORENA hace más promesas a las clases y sectores populares, lo cual no tiene mayores consecuencias cuando no son compromisos concretos con organizaciones del pueblo en concreto, es decir, son promesas hechas a un pueblo poco organizado.
Es aquí donde aparece el factor importante. Las promesas que ha hecho MORENA a la burguesía imperialista y la oligarquía local y que en efecto pueden cumplir:
1. El compromiso de mayor gobernabilidad. Reducir la conflictividad social en México a través del diálogo y del acercamiento del gobierno a grupos de la sociedad que tradicionalmente son combativos y reflexivos. Claramente Morena y sus aliados representan una ventaja pues saben que los movimientos y organizaciones populares pueden aceptar de ellos cosas que no aceptarían de sus adversarios políticos.
2. Manejo macroeconómico de la economía nacional. Sin expropiaciones, mucho menos sin indemnización y mucho menos a grandes compañías, autonomía del Banco de México, acotarse a las recomendaciones generales de los organismos financieros internacionales y a la doctrina de seguridad hemisférica de los Estados Unidos de América. Como muestra de ello, se ha ratificado la continuidad del Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, decisión que fue públicamente aplaudida por el sector financiero.[vi]
3. Construcción de infraestructura productiva que consolide a México como un país secundario exportador, atractivo para la inversión extranjera y que le permita al bloque comercial de América del Norte dirigido por EU competir con China. Aquí figuran la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco, el Tren Maya, y la inversión de transporte y producción en el Istmo de Tehuantepec.
A partir de ello pueden prometer, y lo más importante, pueden cumplirle a los más poderosos, la promesa de que sus negocios no correrán verdadero peligro pues prácticamente no hay sindicato, movimiento o grupo de comunidades que pueda realizar una acción exitosa en contra de sus intereses sin que el gobierno tenga la posibilidad de desactivarla.
Es claro que si los sectores oligárquicos tuvieran que elegir entre derecha o izquierda, aún con las limitaciones que tenga esta segunda, siempre elegirían la derecha, y lo han hecho cuando lo ven viable y lo siguen haciendo quienes lo ven viable aún. Pero también han tenido la experiencia de que los gobiernos abiertamente de derecha les prometen un provenir fabuloso, lleno de inversiones, dinero y ganancias, y ese porvenir es interrumpido por algún desastre financiero derivado del exceso de especulación, o bien por el descontento popular en alguna de sus formas que pueden ir desde una huelga, pasando por bloqueos, hasta una revuelta nacional.
En el caso de México podemos poner el ejemplo de la construcción de un aeropuerto internacional. Vicente Fox, del PAN, le prometió a un sinnúmero de empresas, un aeropuerto internacional en Texcoco el cual sería hecho por empresarios y para empresarios, pero lo que terminó entregando fue una disculpa por no poder desactivar ni combatir como hubiera querido a los pobladores campesinos de San salvador Atenco. López Obrador en cambio propuso algo más modesto, una terminal Aérea complementaria al Aeropuerto Internacional Benito Juárez construida sobre el aeropuerto militar de Santa Lucía, administrada por el ejército mexicano, ese aeropuerto ya está en funcionamiento, aun con sus limitaciones es algo real, y el proyecto Aeropuerto de Texcoco un rotundo fracaso.
De este modo resulta más conveniente una promesa modesta que será cumplida a una promesa ambiciosa que generará más costos que los beneficios que prometía traer.
La decadencia de los partidos perdedores
Durante muchos años, décadas, el PRI tuvo la capacidad de interlocución y de control sobre la población, lo hizo como pocas fuerzas en el mundo puedan presumir hacerlo. El PRI, con respecto del PAN, era de izquierda, pero a pesar de ello, siempre contó con la confianza de la oligarquía nacional e internacional de que podía con el trabajo. A pesar de emplear métodos despreciables, se le reconocía que daba resultados.
Esa capacidad, como suele pasar en todo proceso histórico, se fue desgastando y se fue perdiendo, desde la década de los 80 del siglo XX, PAN y PRI se volvieron más parecidos entre sí. Del PAN fueron hechos a un lado los sectores más fanáticamente conservadores, y del PRI fueron siendo excluidos los sectores que apostaban más por seguir como lo habían hecho siempre, hablar como un partido de izquierda y gobernar como uno de derecha. El PAN por su parte, aprendió del PRI algunas mañas electorales y el PRI se convirtió en un partido abiertamente reaccionario, reduciendo así el capital político que había conservado durante décadas.
Un factor que ha influido en las pasadas elecciones del 2 de junio y del cual se hablará poco, esque el aparato Priísta operó siempre las elecciones con mecanismos que son tendenciosos pero técnicamente son legales, y con otros mecanismos que eran claramente ilegales, diversas modalidades de fraude en donde había desde compra de votos, alteración de urnas, alteración de actas de escrutinio, entre tantas otras. Algo que influyó en esta elección es que esta vez, el PRI y sus aliados no pudieron valerse de todas las ventajas que solían tener a favor para hacer este tipo de fraudes; dicho de otra manera, nunca ganaron una elección competida sin estas prácticas.
Sería ingenuo pensar que quienes han brincado del PRI a MORENA han dejado atrás dichas prácticas, y por tanto sería ingenuo pensar que esta vez no operaron a favor de MORENA tanto los mecanismos tendenciosos pero que son técnicamente legales, y algunos mecanismos que sí son ilegales; pero hay una diferencia que hace que MORENA dependa menos de dichos mecanismos. Sus propuestas y su imagen es más atractiva para la mayoría del electorado popular en México y en realidad no es necesario manipular a las masas populares para votar por propuestas que le son relativamente más afines que las de su contraparte en la contienda electoral.
La popularidad de MORENA es propia de un partido socialdemócrata que además se sabe colocar en el imaginario colectivo de México a favor de nuestros principales paradigmas hegemónicos construidos por décadas e incluso por más de un siglo, una mezcla de cristianismo con liberalismo y nacionalismo con tintes de justicia social, afín a la socialdemocracia europea y americana, con quien tiene buena relación. A su vez, los partidos de la coalición (PRI, PAN, PRD) han hecho todo lo posible por ser aborrecidos por las masas populares, el priísmo a pesar de haber sido muy popular, se volvió aborrecible y el PAN, por su naturaleza y composición sólo puede ser atractivo para la parte de la población típicamente seguidora de un partido de derecha, la oligarquía nacional, los sectores pequeño oligárquicos locales, y un sector “blanco” de la población mexicana que transpira desprecio por los sectores mayoritarios de la población mexicana; el PRD, por su parte está condenado a ser un partido marginal.
No es necesario que MORENA le hiciera fraude a la alianza opositora, las constantes de por sí le favorecen en lo que respecta a ganar electores, pero la otra parte sí necesita controlar los factores extra populares para ganar, y aunque tuvieron el apoyo de algunos medios de comunicación oligárquicos, no pudieron hacer uso como en las elecciones competidas de 1988 o 2006, del aparato de Estado a su favor, y no pudieron practicar como casi todo el siglo XX y lo que va del actual, de cuanto mecanismo fraudulento tuvieran a su alcance. Por otra parte, como hemos explicado aquí mismo, algunos grupos oligárquicos, astutamente han buscado ser parte del carro con motor más equipado y no del que está fallando y tirando aceite por todos lados, aun cuando el segundo sea en principio más de su agrado.
Las piezas a favor de MORENA
MORENA tiene algo que no tienen los demás partidos, una combinación de experiencia y oficio político del viejo cuño priísta, reforzada con cuadros venidos de las organizaciones y movimientos populares, así como de esa izquierda socialista claudicante; dicha combinación de cuadros, logra formar un partido que tiene la capacidad de operar políticamente para contener cualquier reacción popular desatada en México por los efectos lesivos que tiene la economía capitalista dependiente sobre la población mayoritariamente pobre y trabajadora.
Tal vez MORENA no pueda prometerle a la oligarquía mundial más privatizaciones, pero sí puede prometerle que no se verán afectadas significativamente ninguna de las que se han hecho, y lo puede cumplir. Puede que no prometan endurecer la represión policíaca contra la protesta social independiente, pero sí pueden prometer desactivar la protesta en un porcentaje importante, y lo pueden cumplir, y por supuesto, reprimirá cuando los mecanismos de control político se le agoten. Puede que no prometan concesiones escandalosas al capital norteamericano, pero sí puede prometer que las concesiones que le otorgue, llevan un compromiso de garantía.
En este momento hay muchas personas que ven en la victoria de MORENA una épica victoria popular contra los enemigos del pueblo, y hay personas de izquierda, que viendo las noticias desde sus países celebran un triunfo más de la izquierda. No es nuestro propósito borrar el entusiasmo ni negar en absoluto que se evitó un mal peor, pero como marxistas tenemos la obligación de acotar y proponer un análisis más puntual basado en elementos materiales, en contradicciones y en la necesidad de separar lo superficial de lo estructural. A veces en la izquierda tendemos mucho al romanticismo, al idealismo y al voluntarismo, a veces usamos mucho la retórica y caemos en la demagogia, y como dijo Gramsci, somos las primeras víctimas de ello,[vii] a veces preferimos la novela épica romántica al análisis dialéctico. Y así, aunque parezca un error imperdonable en un sector crítico del capitalismo, se nos olvida lo increíblemente pragmática que es la clase capitalista, se nos olvida lo increíblemente terrenales que son los negocios y lo increíblemente pragmática que es la política en sus niveles más depurados de fallas propias de principiantes.
Muchos se ofenden de la sugerencia de que detrás de un partido supuestamente de izquierda, haya millonarios y oligarcas, les parece increíble, arruina el guion de la película, pero eso es porque no estamos familiarizados con la frialdad del mundo de los negocios y no sabemos de qué es capaz el dueño de una gran empresa; y como también estamos lejos del poder, se nos complica comprender la dimensión de las simulaciones que se tejen en ese medio, pues aún formamos parte del sector a quien le lanzan promesas pero que no tenemos las fuerza para hacerlas cumplir. Aun más, somos tan benévolos que perdonamos el incumplimiento de las promesas, aspecto inaceptable para los hombres de negocios y los verdaderos alfiles políticos. Los bancos y los comercios no se conforman con promesas de pago, exigen garantías, y toman lo que pueden sin importar la situación de su deudor.
Si la pregunta es ¿Por qué parte de la oligarquía nacional y extranjera favoreció la posibilidad de que ganara por segunda vez la coalición electoral de izquierda? La respuesta sería, porque en este momento les pareció más confiable su capacidad de administración de los recursos públicos y del Estado en general, y porque su contraparte exhibía serias dudas en cuanto a su capacidad de dar los mismos resultados.
Pero entonces ¿La oligarquía abandonó definitivamente a la derecha partidista? Por supuesto que no, ni la va a abandonar, es un instrumento que usará para presionar al gobierno cuando éste se aleje del guion que le fue autorizado, y seguirá funcionando como un instrumento de amenaza y de posible reemplazo si es que falla en los resultados; aquí tenemos que tener en cuenta por la historia reciente de América Latina, que los llamados golpes blandos[viii] serán una amenaza latente que la oligarquía usará a su favor. Digamos que la parte de la oligarquía que se decantó por apoyar a MORENA esta vez le dijo a la derecha electoral: “Tú sabes que estoy contigo, pero negocios son negocios, te aconsejo que te prepares mejor para la próxima”.
Aún falta que se acomoden algunas piezas, pero por ahora ya se comienzan a ver algunos ajustes en la estrategia de la oligarquía más reaccionaria y conservadora de México:
– El impulso del partido Movimiento Ciudadano, quien a pesar de también considerarse estatutariamente como socialdemócrata, se perfila como la nueva derecha mexicana, renovada, moderna, atractiva a la juventud, y que ya gobierna en dos de los reductos históricos de la derecha en México, Jalisco y Nuevo León.
– Una reducción de apoyo al PRI y al PRD, pues a pesar de preceder a MORENA, han sido desplazados por ésta en cuanto a capital político. Si en algún momento el PRD era visto como una copia innecesaria del PRI, ahora éste último junto con el PRD, son una copia innecesaria, caduca y poco atractiva de MORENA. Es posible que en su descomposición, priístas y perredistas se dividan, unos vayan a MORENA y otros a Movimiento Ciudadano o al PAN, y como suele ocurrir, sólo quede una camarilla cada vez menos relevante en sus oficinas históricas desde donde ocuparan cargos marginales en algunos reductos del país. En este momento sólo salva al PRI la inmadurez de otros partidos y sólo lo puede salvar la ruina de su competencia.
– El impulso a un supuesto movimiento demócrata ciudadano que, en aras de consignas abstractas, sea una oposición y un constante dolor de cabeza para el gobierno. Ejemplos recientes de esto son la llamada marea rosa, y las marchas de la derecha en defensa del Instituto Nacional Electoral, del poder judicial, impulsadas por dirigentes orgánicos de la oligarquía como Claudio X González. Este recurso es muy socorrido por los medios masivos de comunicación y por la derecha internacional.
– Conformación de grupos que van desde civiles hasta paramilitares que tengan fuerza territorial en zonas del país donde la izquierda radical y las organizaciones independientes populares tengan presencia, para combatirlas directamente y desgastar la posibilidad de corrimientos hacia la izquierda.
Notas para la difícil convivencia de las izquierdas
Dentro de la incertidumbre que se vive, subyace dentro de los sectores independientes de la izquierda en México y de los sectores que militan en MORENA con la convicción de que es lo más coherente para defender los intereses del pueblo frente a los poderosos y corruptos de siempre; ¿El triunfo de la izquierda electoral es indirectamente un triunfo del pueblo?
En cierta forma sí lo es, pues el ascenso de MORENA y su oportunidad política devino del ascenso en las movilizaciones populares que se vinieron dando desde el sexenio de Fox hasta el de Peña Nieto, si no hubiera sido por eso, MORENA no hubiera sido necesaria políticamente y la oligarquía no habría tenido motivos para dividir sus apoyos. El principal capital político de MORENA es el pueblo, porque la simpatía del mismo difícilmente la va a tener un partido abiertamente oligárquico.
Aquí es donde se crea una contradicción que explica en gran medida el conflicto permanente entre la izquierda electoral y la izquierda popular y radical; si el pueblo está desmovilizado y permite que se le haga todo, la opción socialdemócrata es innecesaria, cumplir su misión puede desencadenar su ruina.
Existe una especie de conveniencia mutua entre ambas, aunque también existe una competencia inevitable. La izquierda de estado, parlamentaria y legal, resulta innecesaria cuando no existe una izquierda radical, extraparlamentaria y dispuesta a desafiar el marco legal; a su vez, cuando la izquierda radical no es gobernada por la socialdemocracia, tiene que enfrentar batallas más duras, de las cuales cuando sale victoriosa resulta épico, pero muchas veces no tiene la fuerza de hacerlo y simplemente es derrotada. por esto suele pasar que aún cuando la izquierda independiente vea a la izquierda institucional como una farsa, la prefiera en el gobierno. La contradicción más difícil de sobrellevar está en que el crecimiento de una izquierda independiente pone en entredicho la efectividad de la gobernabilidad del partido socialdemócrata, en este caso MORENA, y puede reventar al ser presionado por ambos extremos de la lucha de clases al mismo tiempo, recordemos que eso le suele pasar a los eternos mediadores de la misma.
Por su parte, el dilema eterno para la izquierda independiente y más radical es el tratar de mantener sus luchas, su agenda y su independencia teniendo que confrontar a un gobierno que también tiene por enemigos a sus antagonistas en la lucha de clases y terminar siendo una pieza favorable a dichos intereses. Esta relación no es fácil de llevar y en lo que va del gobierno de la llamada cuarta transformación, la izquierda independiente ha sufrido serios retrocesos, derivados de la cooptación de algunos de sus cuadros por distintas esferas del Estado y del partido en el gobierno, así como la desmovilización resultante de una expectativa latente de que en algún momento el gobierno se ocupará de nuestra agenda. Por ahora esa desmovilización se la ha podido apuntar MORENA como un triunfo propio y como un bono a su favor, pues demuestra su principal capital político, la gobernabilidad, pero aquí será importante reflexionar con base en la historia cómo suelen recorrerse las cosas cuando la izquierda independiente y popular se abandona a sí misma y se deja corporativizar como una rama del estado. México ya lo vivió y ya se ha vivido en otros países de América Latina. De la misma forma en que la derecha y la oligarquía no pueden culpar a nadie sino a ellos mismos de sus desatinos políticos, si como pasa en Argentina o en algunos países de Europa, la situación conduce a un repunte de las posiciones políticas más retrógradas y antipopulares, será en gran parte porque no supimos leer ni actuar acertadamente ante la situación que nos viene en los próximos años.
Notas:
[ii] Lo hicimos en el artículo llamado Aclaraciones y expectativas del triunfo de Sheinbaum en México.
[iii] En el presente artículo se usarán los términos izquierda y derecha. A pesar de su inexactitud conceptual, son útiles para mostrar una correlación entre espectros políticos delimitados en una competencia en donde inevitablemente existe una comparación entre ambos y que tiene referentes a nivel internacional que así los leen y proyectan.
[iv] Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Capítulo XVIII. De qué modo deben los príncipes guardar la fe dada.
[v] PAN (Partido Acción Nacional) PRI (Partido Revolucionario Institucional) PRD (Partido de la Revolución Democrática).
[vi] Puede verse en la siguiente nota: https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/06/05/economia/celebra-bmv-continuidad-de-rogelio-ramirez-de-o-en-hacienda-7562
[vii] Gramsci, Antonio. Análisis de situaciones, relaciones de fuerza.
[viii] Nos referimos a situaciones como las que se presentaron en Brasil cuando se destituyó artificiosamente a Dilma Rousseff, o a la destitución de Pedro Castillo en Perú. Si mencionamos el golpe blando es porque en este momento MORENA no está en una posición lo suficientemente amenazante hacia los grandes poderes económicos y militares como para hacerse acreedora por parte de estos a un golpe de Estado duro.
Andrés Avila Armella. Sociólogo y doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Secretario General de la Unión Comunista de la Clase Proletaria (UCCP) y miembro de la Secretaría General colegiada del Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores Académicos de la UNAM, SITTAUNAM.
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