La renuncia de la ministra de economía Felisa Miceli demuestra sin disimulos que la crisis a la que se enfrenta el gobierno de Néstor Kirchner no hace más que profundizarse día a día. Las explicaciones sobre los motivos de la renuncia de Miceli, dadas por todo el arco político y mediático, intentan escamotear lo esencial […]
La renuncia de la ministra de economía Felisa Miceli demuestra sin disimulos que la crisis a la que se enfrenta el gobierno de Néstor Kirchner no hace más que profundizarse día a día. Las explicaciones sobre los motivos de la renuncia de Miceli, dadas por todo el arco político y mediático, intentan escamotear lo esencial de esta renuncia. De acuerdo a lo que se lee, la ministra cayó por la aparición de una bolsa con miles de dólares en el baño de su despacho; este acto de corrupción habría adquirido un carácter terminal y se llevó puesta a la titular de economía. Pero, las cosas no son tan simples. La pretensión de presentar al kirchnerismo como un gobierno que sabe autodepurarse de sus propios corruptos, es el intento por escamotear otra batalla perdida por el gobierno; esta vez por fuera del campo electoral. Las Petroleras El impacto de la crisis energética comenzó a hacerse notar en la marcha de la economía. La actividad industrial cayó en el mes de abril cerca de un 4 %respecto de marzo pasado. Una caída de semejante magnitud no se registraba desde los primeros meses del 2003, y esto sin tener en cuenta los índices de caída de junio y julio. La situación aparece cargada de simplicidad. El gobierno asiste a un momento electoral y no hay energía para todos; si se abastece a la industria se desabastece a los millones de votantes que Cristina espera reclutar para el mes de octubre. Todo el mundo sabe, a esta altura, que las reservas de gas y petróleo argentinas están reculando obstinadamente y, por lo que se prevé, de no realizarse las inversiones necesarias, nuestro país dependerá de las importaciones de combustible para los próximos años. De hecho, esta carrera hacia el desastre del desabastecimiento ya comenzó con las ultimas oleadas de frió; se estima que la última nevada se llevó puestos mil millones de dólares de subsidio a las petroleras para que sigan proveyendo gasoil a las generadoras de electricidad. El negocio de las petroleras es un negocio redondo. El kirchnerismo acosado por la cercanía de las elecciones de octubre y por sus últimos fracasos electorales, está al borde de un ataque de nervios, y ha resuelto exceptuar a las petroleras del pago de aranceles por la importación de combustibles líquidos. Las cifras del frío dan escalofríos, a los mil millones que los petroleros ya se llevaron por el pago de subsidios, se le deben sumar ahora las ganancias que representan las importaciones liberadas de aranceles, un dólar sobrevalorado y todo tipo de maniobras de sobrefacturación, las que harán que los subsidios pagados por el estado nacional no tengan limites de acá a octubre. Como se ve, los costos de sostener a Cristina como candidata son extremadamente altos y serán aun mayores.
La «ingenuidad» de la bolsa
La bolsa que se encontró en despacho de la ministra fue un detonante que la puso en la línea de fuego, pero no fue la única causa de su renuncia, ni siquiera la más importante. Si todos los funcionarios que reciben retornos en este gobierno, renunciaran, ya tendríamos una republica acefala. La semana anterior a la renuncia de la ministra Miceli, representantes del grupo Techint lanzaron un fuerte cuestionamiento a Guillermo Moreno por los inconvenientes que la limitación energética les acarrea a los industriales. «Fue el martes y a solas, en medio de la ola de frío que agudizó las dificultades. Betnaza, mano derecha de Paolo Rocca, fue concreto: Las empresas de Techint trabajan al mínimo técnico para cumplir con las restricciones eléctricas que impone el Gobierno». Y agregó: «Pero esto no puede ser eterno». (La Nación) «En la situación de la siderúrgica Techint hay muchas plantas. Iguales padecimientos tiene Acindar y está paralizado todo el complejo petroquímico, cuestión que afecta a PASA y Profertil. La industria metalúrgica de Córdoba y Santa Fe tiene problemas serios» (idem). Pero Betnaza, además de ser representante de Techint, es también vicepresidente primero de la Unión Industrial y le expuso sin vueltas, al ex-pistolero de los precios contenidos, el ultimátum de los hombres de negocios de todo el país para tratar la crisis energética. «Hubo muchas críticas por la falta de medidas de fondo para enfrentar la situación. Oscar Guardinelli, de la Unión Industrial de Córdoba, y Néstor García, de la Unión de Río Negro, fueron los más intransigentes. Guardinelli dijo: Los cortes deben incluir a los domicilios«. (La Nación) Por su parte el titular de la Unión Industrial, Juan Carlos Lascurain, tuvo que contener a los «muchachos industrialistas» más revoltosos tratando de evitar que la sangre no llegue al río y mantener un diálogo abierto con el Ministerio de Planificación, Julio De Vido, en el cual la UIA le presentó sus reivindicaciones: – repartir el costo de los cortes, con toda la sociedad. – ejecución de las obras ya anunciadas. – ajuste tarifario para frenar la demanda en los hogares.
Moreno respondió por el kirchnerismo, enfundo definitivamente su pistola ante el industrial, y le prometió a Betnaza (Techint) un plan de «Energía Total», que consiste en un subsidio a la utilización de combustibles para generar energía, que tendrá un costo fiscal de 100 millones de dólares, pero, que les permitiría reestablecer la producción fabril. Además, ahora lo sabemos, de entregarle a uno de los representantes de la UIA, el Ministerio de Economía. Los muchachos del empresariado industrial, en un reconocimiento a estas «medidas de coyuntura», se comprometen en honrar esta entrega con un apoyo para que el kirchnerismo mantenga el poder político por cuatro años más.
Tarifazos y más tarifazos
Si en algo coinciden tanto industriales como petroleros es en que la crisis la debe pagar el pueblo. Las desinversiones a las que se sometió el sistema energético en nuestro país, desde la privatización de las empresas de energía, encuentran una salida en «desalentar la demanda». Esto es, que la población apague las estufas para que el empresariado nacional y popular siga llenándose los bolsillos. El frío arrecia y es difícil convencer a la gente para que realice un «acto patriótico» a favor de la burguesía industrial en detrimento de su propia salud. «Desalentar la demanda» constituye un elemento clave para el análisis de supuesto crecimiento económico en la Argentina kirchnerista. Los industriales quieren energía subsidiada para el funcionamiento de sus plantas y para eso meterán, desde el ministerio recuperado a sus intereses, mano en el botín que representan las reservas. Las petroleras necesitan un incremento tarifario que eleve al triple los precios que hoy pagan los usuarios para compensar las escasas inversiones y el descomunal agotamiento de las reservas descubiertas, con el alto costo que representó la exploración de yacimientos, por la estatal YPF. Todo proceso de desarrollo industrial ha pasado históricamente por un impulso de la productividad y de los elementos asociados a ella. La energía es uno de estos elementos. La productividad y el incremento de la demanda son los otros. Todos estos se encuentran en crisis. El plan kirchnerista para subsidiar el consumo industrial, es la admisión descarnada de que al «sólido desarrollo industrial argentino», lo pueden poner en jaque un masivo encendido de estufas populares. Sin embargo, hay otros elementos en cuestión que no son para nada desdeñables en esta conspiración de los petroleros en contra de los bolsillos de los trabajadores. «La investigación sobre sobornos en la ampliación de gasoductos (caso Skanka) paralizó todas la obras. En el caso de la conexión con Tierra del Fuego, la demora impide traer al continente 8 millones de metros cúbicos que podrían extraer las petroleras Total y Pan American Energy. La cifra es, por caso, 20% superior a la cantidad de gas que se propone ahorrar el programa oficial anunciado la semana pasada. En época de escasez, es la diferencia entre estar ajustado o directamente en crisis.» (Perfil). Una verdadera conspiración para el incremento de las tarifas.
El kirchnerismo es parte del negocio
Hay que hacer algunas salvedades, para que no se mal interprete, nadie en el gobierno le dice a otros estamos perdidos. Se trata, por ahora de que el emotivo discurso del orador presidencial, inflamado de amor conyugal y de encubrimiento para con sus socios del poder, tenga la persistencia de aquel que no se incluye así mismo entre los desventurados. Significa que no es el amor lo que desborda, sino la complicidad. Las peripecias por las que están atravesando los partidarios coptados por el kirchnerismo; Miceli en primer lugar, pero, a la que sin duda seguirán otros, no están por el momento condenadas sin recurso, aunque la descomposición avanza y los síntomas se hacen más que evidentes. En estas condiciones de incapacidad estructural para resolver la crisis no intimida al kirchnerismo de ir por sus propios negocios. «Las relaciones entre España y la Argentina se tramitan ahora bajo el signo de la «argentinización». Una palabra engañosa.
Pronunciada en Buenos Aires, exalta el sentimiento nacional. Pero si se la oye en España, manifiesta el mismo proceso de desconexión que se registra respecto de otros actores externos. Porque «argentinización» significa desinversión. Sea en el caso de YPF o Edesur, sobre las que avanzan con distinto éxito los Eskenazi, o en el de los casinos, a los que entró Cristóbal López».(Carlos Pagni, en La Nación) Kirchner se prepara para dejar la presidencia, pero de ninguna manera abandona los negocios. La «argentinización» del capital español es el nuevo capitulo que se abre, detrás de la crisis energética; para que las camarillas enquistadas en el gobierno de los subsidios y los fideicomisos siga acumulando en sus arcas.