«Al diablo con las instituciones», desafió el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México tras su derrota en las polémicas elecciones presidenciales del 2 de julio. Pero sus legisladores no parecen haber puesto mucha convicción en la proclama. Con los votos del PRD se han aprobado en las últimas semanas nombramientos de jueces […]
«Al diablo con las instituciones», desafió el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México tras su derrota en las polémicas elecciones presidenciales del 2 de julio. Pero sus legisladores no parecen haber puesto mucha convicción en la proclama.
Con los votos del PRD se han aprobado en las últimas semanas nombramientos de jueces y avanza el trámite del presupuesto público de 2007 presentado por el gobierno de Felipe Calderón. El mandatario ha dialogado además con gobernadores y legisladores de la fuerza izquierdista.
«Las instituciones no se han ido al diablo, y al contrario están dando muestras de que pueden funcionar y de que son el lugar adecuado para lograr consensos y ojalá reformarse», dijo a IPS Miguel Morales, politólogo y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El arranque de la gestión de Calderón, investido el 1 de diciembre en una sesión parlamentaria marcada por gritos y descalificaciones de sus adversarios, cuenta con el auspicio de gran parte de la opinión pública, según los resultados de varias encuestas.
Mientras, la principal fuerza opositora y su líder y ex candidato presidencial Andrés López Obrador, parecen estar pagando el precio de la dura batalla que libraron contra la forma como se condujo el proceso electoral y sus resultados: el triunfo de Calderón por una ventaja de medio punto porcentual de los sufragios.
López Obrador, que tres meses antes de los comicios registraba según encuestas 10 puntos de ventaja sobre Calderón, del gobernante y conservador Partido Acción Nacional (PAN), es ahora uno de los políticos con mayor proporción de opiniones negativas, de acuerdo con los sondeos.
El ex candidato insiste en no reconocer validez al gobierno, que está integrado por «delincuentes», «ladrones e «hipócritas», según dice, ni acepta negociar con él, pues hacerlo sería «venderse».
«El comportamiento postelectoral de López Obrador y sus seguidores no le ha cerrado espacios al PAN. Al contrario, se los abre y cada vez más», describió la politóloga Denise Dresser, del Instituto Tecnológico Autónomo de México y columnista de varios medios de comunicación.
La analista subrayó la paradoja: «una izquierda allanando el camino para una derecha que se siente cada vez más legitimada». En su opinión, la estrategia opositora «no hará de México un país más equitativo sino más conservador. Y no empoderará a los desposeídos sino al partido (PAN) que apela a la mano firme para lidiar con ellos».
«Si el PRD no es capaz de articular propuestas creíbles para la justicia distributiva, le dará armas a quienes insisten en que no es necesaria. En lugar de ayudar a los pobres, fortalecerá políticamente a quienes preferirían encarcelarlos», añadió.
La decisión de Calderón de llevar a cabo las órdenes de detención de los líderes de una revuelta social de cinco meses en el estado sureño de Oaxaca despertó el rechazo de la izquierda y de activistas de derechos humanos. Pero las encuestas registran la simpatía de una mayoría de encuestados con esa medida.
Algo similar sucedió con el despliegue de unos 7.000 policías y soldados en el estado occidental de Michoacán, cuyo objetivo es combatir bandas de narcotraficantes que operan allí, y con la designación del secretario (ministro) de Gobernación (Interior), Francisco Ramírez, acusado de violaciones a los derechos humanos cuando se desempeñaba como gobernador del central estado de Guanajuato en 2004.
«El nuevo gobierno está demostrando que puede lidiar con los rechazos y al mismo tiempo negociar. Esto se debe en gran parte a que tiene el apoyo social. El tema es ver si lo podrá administrar en su provecho por un largo período», opinó Morales.
Las mayores críticas contra Calderón fueron por el nombramiento de un yerno de la líder del sindicato de profesores, la cuestionada Elba Esther Gordillo, como viceministro de Educación. En ese hecho se ve el pago del apoyo que la dirigente, acusada de corrupción, prestó a la campaña del ahora presidente.
El presupuesto estatal presentado al parlamento por Calderón eleva los gastos destinados a defensa y seguridad pública, mientras congela las asignaciones para educación y reduce las de cultura.
Aunque ha despertado muchas críticas y aún está bajo negociación en el parlamento hasta fin de año, el texto no perdería su énfasis en los gastos de defensa y seguridad.
«Algo importante está ocurriendo en el Congreso (legislativo) y es un fenómeno al que hasta ahora no se le ha presentado suficiente atención. Los legisladores de todos los partidos políticos, incluido el PRD, están logrando acuerdos y votando de manera conjunta y constructiva», opinó el columnista del diario Reforma, Sergio Sarmiento.
«‘Al diablo con las instituciones’ parece haber quedado atrás (…) esperemos que esta luna de miel se mantenga por lo menos todo el año que viene», agregó.
El PAN es la primera fuerza en el parlamento, seguido por el PRD y en tercer lugar el ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los tres partidos estiman que el país requiere profundas transformaciones en sus instituciones políticas y electorales y en los campos de la energía y el trabajo, entre otros. Las diferencias estriban en el tipo de reformas a aplicar.
Héctor de la Cueva, coordinador del no gubernamental Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical, dijo a IPS que la aparente fortaleza inicial de Calderón está relacionada con el hecho de que aún no cumple un mes de gestión.
Respecto de la crisis que parece atravesar la izquierda y su líder, De la Cueva afirmó que «no es sorpresiva, pues la mayoría de las personas son pragmáticas y como ya no lo ven como opción real de gobierno, tal como sucedía antes de las elecciones, le retiraron su apoyo».
Sólo a largo plazo se verá si las estrategias actuales de la izquierda la perjudican electoralmente, lo que dependerá también del desempeño del gobierno de Calderón, señaló De la Cueva.
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