Recomiendo:
0

Los intereses del norte y del sur son claramente contradictorios, pero el gobierno insiste en formar parte del acuerdo; los farmacéuticos bolivianos están preocupados

Preparan el terreno para que Bolivia firme un TLC con Estados Unidos

Fuentes: bolpress.com

Desde hace un par de semanas, el gobierno de Carlos Mesa hace campaña por todos los medios posibles para convencer a los bolivianos de la necesidad de comenzar a negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos junto a otros países andinos. Una de sus últimas estrategias, con el apoyo de la CAF, […]

Desde hace un par de semanas, el gobierno de Carlos Mesa hace campaña por todos los medios posibles para convencer a los bolivianos de la necesidad de comenzar a negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos junto a otros países andinos. Una de sus últimas estrategias, con el apoyo de la CAF, fue traer al país a ex ministros de Colombia y Venezuela para que expliquen de las bondades de ese acuerdo comercial.

En las negociaciones, en las que Bolivia participa como «observador», se debaten temas tan sensibles como la inversión, la privatización de la salud y la educación y la propiedad intelectual, que conllevan concesiones solamente del lado de las economías débiles.

En el país ya se han pronunciado algunos sectores, preocupados por las enormes exigencias y las «condiciones inaceptables» impuestas por Estados Unidos en la negociación del Tratado. Se teme que sectores sensibles queden a expensas de la voracidad transnacional, especialmente la industria farmacéutica nacional, evalúa Dieter Schilling, miembro del directorio ampliado de la Cámara de Industrias Farmacéuticas de Bolivia.

«Bolivia no gana nada quedándose fuera de la negociación de un TLC con Estados Unidos; al contrario, corre el riesgo de perder importantes mercados», advirtió Miguel Rodríguez, ex ministro de Comercio Exterior de Venezuela, aunque admitió que la participación de un país en un TLC implica costos.

En una sesión informativa auspiciada por la Corporación Andina de Fomento (CAF), los ex-ministros de Comercio de Colombia, María Lucía Ramírez y Angela María Orozco, y el ex ministro de Comercio Exterior de Venezuela, Miguel Rodríguez, explicaron que Bolivia podría obtener ventajas si ingresa a una negociación con los demás países andinos para suscribir un acuerdo comercial con Estados Unidos.

Hay que «desmitificar» las negociaciones que realizan los países andinos con Estados Unidos. Se trata de un acuerdo para liberalizar el comercio de bienes y servicios y no se debe perder de vista que otros países como Colombia, Ecuador y Perú, que tienen una gran significación para la exportaciones bolivianas, están negociando.

Bolivia ya es una de las economías más abiertas de América Latina y sería preocupante que intentara negociar en solitario un acuerdo con un país grande como Estados Unidos. Sería «una hormiguita tratando de entenderse con un enorme elefante». Rodríguez cree que a le fue bien a México en su TLC con Estados Unidos. «México representa hoy en día la mitad de las exportaciones totales de América Latina, luego de firmar un acuerdo de TLC con Estados Unidos».

Lo que no dijo Rodríguez es que México se ha convertido en una inmensa maquiladora, donde el desempleo se disparó a niveles récord y los salarios cayeron al piso, luego de firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos.

La ex ministra de Comercio y de Defensa de Colombia, María Lucía Ramírez, indicó que ingresar a nuevos mercados implicará que la economía boliviana crezca entre 4.5 a 5 por ciento. Los acuerdos de libre comercio disminuyen el desempleo y mejoran las condiciones de vida, dijo.

Estados Unidos aumentó sus importaciones entre 1990 y 2003 en 756 mil millones de dólares. Según Ramírez, la economía boliviana no aprovecha las preferencias que recibió de Estados Unidos y de la Unión Europea. El total de las exportaciones de Bolivia apenas equivale a la mitad de las exportaciones de flores de Colombia.

No es la panacea

Las negociaciones comerciales con Estados Unidos no es la panacea, tampoco será la lámpara de Aladino y menos el elixir de la juventud, asegura Raúl Wiener en Rebelión, para quien los TLC son una fórmula para dividir a los más pobres y hacerles perder su única fortaleza que es su número. El TLC con Chile fue el primer paso en esa ruta.

Existe una diferencia política muy clara entre los intereses norte-sur, expresados los primeros por Estados Unidos y sus socios más cercanos, y los segundos por Brasil, Argentina y Venezuela, y a más distancia por otros países del Área.

El TLC con EEUU no va a ser la panacea, pero sí va a ser un adelanto del ALCA a mínima escala para presionar a los otros posibles socios en posiciones más exigentes, tanto en el sentido de ponerlos en riesgo de aislamiento, como de mostrarles que hay quienes ceden donde ellos se ponen intransigentes.