Este Programa Mínimo de Lucha está dirigido a las personalidades progresistas, profesionistas honestos, estudiantes, vendedores ambulantes, trabajadores formales e informales, amas de casa, colonos, choferes, a las personas íntegras y congruentes que conforman los partidos electorales antineoliberales, a las organizaciones sociales del movimiento independiente y al pueblo de la Ciudad de México en general. Este […]
Este Programa Mínimo de Lucha está dirigido a las personalidades progresistas, profesionistas honestos, estudiantes, vendedores ambulantes, trabajadores formales e informales, amas de casa, colonos, choferes, a las personas íntegras y congruentes que conforman los partidos electorales antineoliberales, a las organizaciones sociales del movimiento independiente y al pueblo de la Ciudad de México en general.
Este Programa Mínimo de Lucha surge de nuestro trabajo político y organizativo cotidiano entre el pueblo del cual formamos parte y representa las necesidades más sentidas e inmediatas del mismo. Consideramos que todas ellas son realizables en el momento histórico actual.
Sabemos que, incluso si todas estas demandas fuesen llevadas a la práctica, mientras como pueblo organizado no derroquemos al Estado burgués y logremos superar el sistema capitalista, basado en la explotación del hombre por el hombre, jamás alcanzaremos las reales condiciones de una vida digna.
Sin embargo, consideramos que las organizaciones independientes y democráticas de la Ciudad de México deben abrazar este Programa Mínimo de Lucha como suyo en aras de ampliar y desarrollar sus procesos organizativos y elevar el nivel de conciencia de sus integrantes para fortalecer al movimiento popular en su conjunto.
El contexto político al que nos enfrentamos quienes habitamos en la Ciudad de México es por un lado, nuevamente, el de una supuesta «transición democrática» en algunas delegaciones, por la vía electoral, en la que seguimos escuchando viejas consignas «populares» enarboladas por nuevos y viejos políticos de oficio, funcionarios públicos de ayer supuestamente «regenerados»; por otro lado y al mismo tiempo, el fortalecimiento de posiciones reaccionarias y antipopulares en otras delegaciones acompañadas por el surgimiento de los Comités Ciudadanos que no son más que un espejismo de participación del pueblo que únicamente ha servido para justificar los grandes proyectos de transformación de la ciudad en beneficio de las empresas privadas; y, por último, tenemos el recrudecimiento de la represión, la judicialización y la criminalización contra las organizaciones y protestas populares, además de la restricción de libertades democráticas (por medio de imposiciones o simulaciones) y las garantías individuales.
Es decir, en la llamada «Capital Social» el pueblo ve, una vez más, limitado su derecho a la autodeterminación y al ejercicio de su real soberanía, pues esta ha sido usurpada por los políticos de oficio y los grandes empresarios representantes e integrantes de la clase burguesa. En este sentido, el pueblo debe tomar el poder en sus manos decidiendo en verdad su destino y no únicamente como sujetos que responden encuestas de mercado.
En cuanto al contexto económico se refiere, el gobierno de la Ciudad de México ha extendido el modelo de tercerización laboral; se ha incrementado el costo de vida; y se criminaliza a los sectores informales bajo la consigna de la «formalización del trabajo», cuando ésta es una salida honesta que ha encontrado el pueblo frente a los míseros salarios y la falta de empleos.
En este contexto de explotación y falsa democracia se agudizan cada vez las políticas neoliberales con los proyectos que buscan transformar la Ciudad de México en una urbe pensada únicamente para el disfrute de quienes puedan pagarla, despojando a los habitantes de los pueblos, barrios y colonias de lo poco que tienen, expulsándolos para sustituirlos por grandes desarrollos inmobiliarios, los cuales crecen y crecen a costa de miles de trabajadores explotados que construyen casas y empresas donde jamás podrán vivir ni trabajar. Por tanto, en esta ciudad pensada por y para la burguesía es necesaria la acción organizada del pueblo orientado por un Programa de Lucha que unifique su acción transformadora.
Como OLEP sabemos que el ejercicio de la soberanía y el fin de las medidas económicas neoliberales únicamente se llevará a cabo cuando el pueblo rompa con el yugo de explotación burguesa que lo oprime y que para esto un programa focalizado en una sola región del país o sector de la producción evidentemente es un esfuerzo limitado, sin embargo, el presente programa resulta en un esfuerzo por ampliar y unificar la visión del pueblo y las organizaciones independientes en su búsqueda por un futuro más digno en el corto plazo, así como asomar el único camino que nos llevará a la superación del capitalismo y con ello al establecimiento de una sociedad más justa, libre y verdaderamente digna, es decir, socialista.
¡Luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!
Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP)
NOTA: Este artículo corresponde a la introducción del Programa de Lucha de la Ciudad de México, publicado en la primera reimpresión del Suplemento especial de F R A G U A, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Otoño 2016 .
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