A todas las mujeres y los hombres libres de nuestra Patria. Ante el desastre nacional y el pacto de los de arriba, la unidad ciudadana y popular. Nuestra Patria reclama el concurso de mujeres y hombres de buena voluntad, amantes de la paz, la libertad, la justicia, la dignidad y decididos a preservar y refundar a la […]
A todas las mujeres y los hombres libres de nuestra Patria.
Ante el desastre nacional y el pacto de los de arriba, la unidad ciudadana y popular.
Nuestra Patria reclama el concurso de mujeres y hombres de buena voluntad, amantes de la paz, la libertad, la justicia, la dignidad y decididos a preservar y refundar a la Nación que atraviesa por momentos de suma gravedad y de extrema emergencia.
Más de la mitad de la población se encuentra en la miseria, ocho millones de jóvenes carecen de empleo, escuela y futuro, millones de desempleados adultos y más de 15 millones de trabajadores informales, que junto al 80 por ciento de las personas de la tercera edad y de las poblaciones indígenas y campesinas que viven en situación de pobreza, dan cuenta del drama y la catástrofe social.
El territorio se va ocupando por las bandas criminales en complicidad con autoridades de todos los niveles y se sigue entregando a las grandes empresas mineras, que al amparo de Ley Minera, cuyo artículo 6 hace preferente esta explotación a cualquier uso de la tierra, lesionando los derechos de los pueblos y de las comunidades. El suelo ya ha sido concesionado a las mineras en más del 26 % del territorio nacional. El miedo, la violencia, la inseguridad, el desplazamiento forzoso, los feminicidios, los desaparecidos y la militarización con su carga de violación a los derechos humanos, cubren los campos y las ciudades de luto, angustia y dolor por el territorio nacional.
México se encuentra ante el grave riesgo de dejar de ser una nación libre y soberana. Hoy la injerencia del gobierno estadounidense en la definición del rumbo del país es un hecho incuestionable. Igual definen las políticas comerciales, que las leyes mineras, educativas y financieras. Imponen el cultivo de transgénicos y el consumo de alimentos y medicinas que en su país están prohibidas; definen quien ocupa los principales puestos de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina y la Seguridad Pública: Sus agentes y militares controlan el espacio aéreo, puertos y los sistemas de inteligencia del gobierno mexicano. Tienen como principal asesor al frente de la lucha contra el narcotráfico al colombiano Oscar Naranjo, policía colombiano, con fuertes ligas al crimen organizado y colaborador de las agencias estadounidenses reguladoras del tráfico de drogas, la DEA y la CIA. Hoy México es un país subordinado y ocupado.
El retorno del PRI fue el resultado de un proceso electoral fraudulento que contó con la complicidad de las autoridades electorales quienes hicieron caso omiso a las denuncias de compra generalizada de votos y a la injerencia de empresarios y grupos delincuenciales que aportaron recursos ilícitos. A esto se añadió la intervención ilegal de gobernadores y de corporativos de la comunicación como TELEVISA y TV-AZTECA, entre otros.
El gobierno de Enrique Peña Nieto carece de legitimidad. Por su origen fraudulento es parte de la cadena de fraudes, magnicidios y golpes de estado «técnicos» inaugurados por Carlos Salinas de Gortari. El neoliberalismo, el Tratado de «Libre» Comercio es decir, la ocupación, el despojo y el desmantelamiento de la economía, la cultura y los derechos del pueblo de México a favor de la oligarquía mexicana, las multinacionales y el imperialismo estadounidense sólo pudieron imponerse a través de la trasgresión del orden constitucional; el derecho al sufragio efectivo ha sido nulificado y la voluntad popular burlada. El retorno del PRI se da en medio de un grave retroceso de la vida democrática y de una acelerada descomposición de estado y sus instituciones.
En dicho contexto, el «Pacto por México» firmado inicialmente por el nuevo ocupante del poder ejecutivo y los dirigentes de los tres grandes partidos, es, en los hechos, un pacto sin los mexicano: no cuenta con la opinión y ni el aval de la sociedad civil. Es un pacto entre la clase política vendepatria para profundizar las políticas neoliberales, el despojo y afianzar el autoritarismo. A pesar de los discursos de sus protagonistas no es ni será un acuerdo para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los ciudadanos y pueblos de México. Es un pacto que viene a lesionar aún más nuestra soberanía nacional, que representa una amenaza a las libertades políticas y a la democracia y que profundiza las injusticias y desigualdades sociales.
Sin embargo, el verdadero pacto de los mexicanos y mexicanas, de la nación toda, está por venir. Se va abriendo paso desde las resistencias ciudadanas y populares en lucha por sus derechos, por un nuevo gobierno y por una Nueva Constitución. Va naciendo con la concurrencia de organizaciones sindicales, sociales, civiles; de intelectuales, militares democráticos, empresarios medianos y pequeños, comunidades y pueblos originarios, migrantes, mujeres y jóvenes, que en la resistencia, la autonomía y la desobediencia civil pacífica alumbran el rescate de la nación; el nuevo país donde la pobreza, el racismo, la explotación y todo tipo de humillación y discriminación serán superados.
¡Ante la privatización de PEMEX, a luchar por renacionalizar los energéticos!
El 75 Aniversario de la Expropiación petrolera, decretada por el gobierno del General Lázaro Cárdenas en 1938, la conmemoramos los mexicanos y mexicanas bien nacidos, en una situación de drama social y postración nacional; vivimos una de esas situaciones que en etapas anteriores de nuestra historia, hicieran exclamar a nuestros héroes: ¡la patria está en peligro!
No obstante, Enrique Peña Nieto, en la línea de consolidar la neo colonización de México, está a punto de enviar una nueva iniciativa de Reforma Constitucional para privatizar la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX). Como garante del Acuerdo para la Seguridad Energética de los estados Unidos, ya hizo tratos con la EXXON MOBIL, la principal empresa del mundo y con otras como TEXACO, SHELL y REPSOL.
Peña Nieto sostiene que PEMEX no se va a privatizar, que solo va a transformar y modernizar a la industria. Demagogia y simulación pretenden ocultar la entrega de la renta petrolera, a través de la incorporación del capital privado y trasnacional en áreas que deben ser exclusivas de explotación y producción del estado mexicano. A la inversa de los procesos de renacionalización de sus recursos energéticos en países como Brasil, Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador, en México el gobierno se dispone a seguir privatizando y entregando nuestros recursos y riquezas, patrimonio de todos los mexicanos. Los recursos energéticos en lugar de ser destinados para beneficio y bienestar de la población y del desarrollo económico con justicia social, como sucede en los países que ejercen su soberanía sobre ellos, el gobierno mexicano pretende obsequiar generosamente al capital privado nacional y trasnacional, lo que por derecho, por historia y por justicia pertenece a la nación y al pueblo.
Por lo pronto el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por orden del titular del ejecutivo, ya modificó sus estatutos para votar a favor de dicha reforma, dando la espalda a su propia historia y traicionando a su militancia. Y sin el más mínimo pudor y responsabilidad, les tiene sin cuidado a ellos y a los panistas el impacto negativo e inmediato que tendrá en el gasto público, en el presupuesto social y en los salarios de los trabajadores estatales el dar al capital privado una nueva tajada de la renta petrolera y energética.
Está comprobado de que existe la capacidad para modernización y reformar la industria petrolera sin la intervención del capital privado a condición de combatir la profunda corrupción de directivos, dirigentes sindicales y funcionarios y políticos, como los presidentes de la República, quienes roban a la empresa. Son ellos quienes han saqueado a PEMEX y los que han impedido su modernización. Debe acompañar al combate en contra de la corrupción las reformas que den autonomía financiera, fiscal, administrativa y de gestión bajo efectiva vigilancia ciudadana.
Estamos seguros que el pueblo de México de hoy, sabrá responder con la misma entereza de los obreros y técnicos petroleros y de los mexicanos y mexicanas que en 1938 respaldaron y asumieron la «Expropiación Petrolera», como un acto de justicia y dignidad nacional ante el saqueo de los recursos petroleros por parte de las compañías inglesas, holandesas y estadounidenses, que, estamos seguros, ¡no volverán!
Defender PEMEX no basta, debemos enarbolar la lucha por renacionalizar la industria eléctrica y las fuentes de agua como parte del sector energético y de la lucha por el rescate de la nación.
El reto es:
o ellos o nosotros
o la burguesía vende patrias y el imperialismo
o el rescate de la nación
En el proyecto de los neoliberales no hay lugar para el Pueblo de México. Las mexicanas y mexicanos solo aparecen en su proyecto como parias sin memoria. El nuevo gobierno espurio no tiene la menor intención de negociar y de dar marcha atrás a sus planes antipopulares. A modo de preámbulo de lo que nos espera arrancó con la contrarreforma laboral, que elimina las trabas legales a la explotación y dificulta la organización y la resistencia de los asalariados a la política de esclavización que los agrede.
Y por si existen dudas de que la agresión al trabajo sea una línea fundamental del proyecto de los neoliberales, la suprema Corte de Justicia en un acción de servilismo al ejecutivo, anuló el resolutivo legal que mandataba emplear a los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas en la CFE. En la misma línea esta su negativa a solucionar el conflicto minero, el de Mexicana de Aviación o el anti-constitucional aumento a los salarios mínimos de 2 pesos con 50 centavos.
A la par, y en medio de un despliegue publicitario y de la postración de la mayoría de los diputados de la izquierda registrada, el gobierno de Peña Nieto y sus aliados impusieron una contrarreforma laboral disfrazada de educativa, que en lugar de fortalecer el financiamiento a la educación pública y mejorar las condiciones de vida y de trabajo del magisterio y de las comunidades escolares, como parte de un plan para superar el rezago educativo, arremete contra la seguridad en el empleo del profesorado y hace obligatorio el pago de cuotas de padres y madres para mantener las escuelas. Avanzan en la privatización de la educación.
En medio de un gran despliegue mediático, con demagogia y manipulación sobre la verdad y los motivos reales, el gobierno anuncia la supuesta gran apertura de los medios de comunicación a todos los mexicanos y mexicanas sin excepción. Peña Nieto envió al Congreso una reforma a los medios de comunicación, que en lugar de democratizarlos, los redistribuye entre los monopolios existentes, abriendo la posibilidad de nuevas cadenas y la inversión extranjera al 100 %, sin importar que el espacio radio-eléctrico tenga una importancia estratégica en la preservación de la soberanía nacional.
De la misma manera, con el argumento demagógico de que será para beneficio de los más necesitados, ya se anuncia la injusta y antipopular reforma fiscal que aumenta el IVA a medicinas y alimentos, en vez de que paguen más impuestos los que más tienen, de acabar con los privilegios fiscales de las grandes empresas y de que paguen impuestos los capitales golondrinos, que vienen a especular y obtener ganancias fáciles, que desangran la economía nacional.
Si este cobro de impuesto en alimentos y medicinas se concreta, se agravara el hambre y las carencias de decenas de millones de compatriotas, que con salarios precarios y pensiones universales de indignantes 500 y tantos pesos, muestran que la cruzada contra el hambre del gobierno priista es un ardid de manipulación política y mediática.
Hoy tenemos que construir un camino de lucha y organización unitaria y convocante, que sume a decenas de millones en un movimiento de movimientos, que dispute la conducción del país y genere las transformaciones necesarias que nos coloquen en el camino de la justicia social, la soberanía nacional, la justicia y la libertad abierto por el pueblo durante las luchas de Independencia, Reforma y Revolución.
Nos convocamos a generalizar la resistencia y la desobediencia civil pacíficas, a consolidar el poder ciudadano y popular para rescatar la nación al calor de la lucha por revertir las contrarreformas neoliberales. Respaldamos todo esfuerzo de unidad, de resistencia, de autonomía y de autodefensa que surgen esperanzadoramente con base comunitaria y popular. Nos convocamos a redoblar los esfuerzos en la defensa por el reconocimiento a los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, por la democratización de los medios de comunicación y el respeto a las policías comunitarias, por el derecho a la autodefensa de las comunidades, ante un Estado que criminaliza la lucha social y no garantiza la seguridad de la población, por el respeto a los autogobiernos de comunidades y pueblos, exigiendo justicia para mujeres, niños y hombres asesinados y amenazados por criminales y agentes corrompidos; reclamando empleo, mejores salarios, tarifa social en electricidad y agua. Por la defensa de la integridad y respeto a la dignidad de todo los migrantes.
Nos convocamos a organizar en los próximos meses una gran consulta nacional que dé pie a un referéndum donde el pueblo decida si debe o no privatizarse el petróleo y aplicarse IVA a alimentos, medicinas y libros.
Esta jornada de denuncia y movilización democrática y patriótica, que este 18 de marzo se está dando en muchas ciudades y comunidades del país, es un paso en el proceso de conformarnos como mayoría patriótica y democrática decidida a sustituir el actual gobierno entreguista y antipopular, por un gobierno de amplia confluencia, que active el desarrollo económico sustentable con justicia social, establezca relaciones dignas y justas con Estados Unidos, dé pasos para sumarse al proceso de integración con América Latina, que organice elecciones que garanticen sufragio efectivo y una asamblea constituyente, de la que salgan lineamientos para construir un Estado en que la democracia representativa sea complemento subordinado de la democracia directa y participativa.
Nos convocamos a unir voluntades y esfuerzos para defender nuestros recursos energéticos y nuestras riquezas, a defender nuestros aires, aguas y territorios; a impedir que se nos despoje de nuestras conquistas plasmadas en derechos individuales, sociales, culturales y civiles; nos convocamos e defender los patrimonios de la nación, que son y deben ser para todos los mexicanos. Nos convocamos a promover, con absoluto respeto y tolerancia, éste gran movimiento en donde cualquier mujer y hombre libre y de buena voluntad, y con independencia de su filiación política o de su creencia ideológica, esté dispuesto a luchar por el Rescate de nuestra Nación.
¡TODAS Y TODOS UNIDOS POR EL RESCATE DE LA NACIÓN!
Zócalo de la Ciudad de México, a 18 de marzo de 2013