Recomiendo:
0

Protagonistas

Fuentes: Prensa de Frente

En la edición del 10 de enero de Pagina 12, aparece publicado un articulo del periodista Mario Wainfeld, titulado «Una lección y un desafío», que haciendo referencia a las sentencias condenatorias contra los ejecutores materiales de los asesinatos de Kosteki y Santillan, me parece muy representativo de una forma de ver la política, que hoy […]

En la edición del 10 de enero de Pagina 12, aparece publicado un articulo del periodista Mario Wainfeld, titulado «Una lección y un desafío», que haciendo referencia a las sentencias condenatorias contra los ejecutores materiales de los asesinatos de Kosteki y Santillan, me parece muy representativo de una forma de ver la política, que hoy encarna el «progresismo» que apoya al presidente Kirchner.

Wainfeld recuerda como después de los asesinatos, Fanchiotti, «hizo un verdadero raid periodístico proponiendo una versión inverosímil de los asesinatos de los pibes Kosteki y Santillán». Versión que, como bien apunta el periodista, contaba con el aval de grandes medios de comunicación y del poder político nacional y bonaerense. Y comenta que esas versiones quedaron desenmascaradas cuando al día siguiente aparecieron fotos del momento mismo en que los asesinos encañonaban a Darío y Maxi en el hall de la estación. Fotos que fueron publicadas el día 28 de junio en Pág. 12 y otros medios. El periodista reivindica la valentía de cronistas que se jugaron en el lugar de los hechos, y «la importancia del pluralismo en materia de medios».

Al hacer referencia al veredicto, reconoce el hecho de que permite seguir investigando las eventuales responsabilidades de los funcionarios duhaldistas. Y ratificando su opinión de que hubo instigación y encubrimiento por parte del gobierno bonaerense y del gobierno nacional concluye que «demostrar que hubo instigación, complicidad o encubrimiento, será eventualmente difícil». Finalmente concluye que sería deseable que la investigación de las responsabilidades políticas disponga de todas las garantías y que haya un tramite judicial cabal. Y termina planteando que el sistema político quedó en deuda, por lo que propone crear una comisión investigadora parlamentaria o de notables que explore todas las responsabilidades.

Creo que Wainfeld no falta a la verdad en lo que dice, pero para bien de los intereses populares sería bueno que el relato de cómo se llegó al juicio por Maxi y Darío y a las sentencias condenatorias, no quedara en sus manos. Tampoco que haga propuestas. No miente, pero se olvidó de lo mas importante. Seguramente hay voces mas autorizadas para hablar de los hechos, y espero desarrollen su relato, pero aún con la desventaja de no haber estado el 26 de junio de 2002 en el Puente Avellaneda, y el 9 de enero del 2006 en los Tribunales de Lomas, igual me siento obligado a marcar algunos baches en el enfoque periodístico.

Por orden cronológico: el 26 de junio de 2002 cuando se conoce la noticia de la represión en Puente Pueyrredon, hay movilizaciones espontáneas en distintos lugares del país. Al día siguiente, y cuando todavía estaba instalada en los medios la versión oficial del «enfrentamiento entre piqueteros» se incrementan las movilizaciones. En su edición del día 28 de junio, Pagina 12 calcula que en Capital Federal se movilizaron 12 000 personas.

En la movilización del 27 de junio de Capital no solo se movilizaron los grupos piqueteros, sino también asambleas, organismos de derechos y un sector de CTA Capital (a pesar de la oposición de Luis D Elia, hoy parte del «progresismo oficial»).

Creo que las fotos fueron importantes. Conozco a Sergio Kowalewski, sé de su valentía y de su posibilidad de hacer publicar las fotos en el Diario de las Madres de Plaza de Mayo (era su fotógrafo). No estoy tan seguro de que Pepe Mateos hubiera tenido las mismas posibilidades dentro del grupo Clarín, que había titulado el 27 de junio «La crisis trajo dos muertos» (o algo parecido). Pero estoy seguro de que la presencia de miles de personas en la calle, no sólo en Capital sino en distintos puntos del país, fue la que desarmó la mentira duhaldista.

Y que el juicio estuvo impulsado mas que por pruebas técnicas o leguleyas, por el hecho de que desde el 27 de junio de 2002 hasta el día de la sentencia hubo numerosas movilizaciones por Maxi y Darío. En sus aniversarios fueron multitudinarias, hubo mas de 50 000 personas; pero además cada 26 de mes -y hubo mas de cuarenta 26- los compañeros de Maxi y Darío fuimos a cortar el Puente Avellaneda.

Pero no solo fue lucha en las calles. Distintos proyectos periodísticos para narrar lo ocurrido el 26 de junio en Avellaneda (algunos muy interesados), quedaron abortados cuando los propios compañeros de Darío y Maxi decidieron contar ellos mismo su propia historia, e investigar a fondo lo sucedido ese día. «Darío y Maxi. Dignidad Piquetera», un trabajo comparable a «Operación Masacre» de Walsh, fue publicado con una primera edición de 3 000 ejemplares. Se agotó. Se hizo otra y volvió agotarse. Y otra… Y después ya no se pudo decir cualquier cosa sobre lo ocurrido aquel día. Estaba la historia, los testimonios, la investigación, el señalamiento de los culpables.

Cuando asumió el gobierno Kirchner, recibió en dos oportunidades al MTD Aníbal Veron (organización donde militaban Darío y Maxi) En la segunda reunión estuvo presente el padre de Darío Santillán y allí el presidente ratificó su decisión de conformar una Comisión Investigadora.

No obstante la buena voluntad presidencial no era gratuita, exigía una contraprestación: abandonar las calles e incorporarse al proyecto oficial. Un precio que los familiares ni los compañeros estaban dispuesto a pagar. Allí se cortó el dialogo. La famosa Comisión Investigadora que, según los interlocutores oficiales, iba a estar presidida por Duhalde «el bueno» y donde iban a participar Hebe de Bonafini, el diputado Bonasso, etc, etc, se diluyó en el aire.

Unos meses después se dividió el Mtd Aníbal Veron. El oficialismo había mantenido un buen dialogo con el sector del MTD Varela (que finalmente conserva el nombre de La Veron), incluso después de la ruptura acordaron cortes con carril alternativo para los 26 de cada mes. Pero no sucedió lo mismo con los compañeros mas cercanos a Darío, que se integraron como Veron en el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Esos compañeros, los familiares de Darío, la familia de Maxi, que después de la muerte de Mabel Gutiérrez quedaron representadas por Vanina Kosteki, militante del Polo Obrero, no están dispuestos a ningún arreglo para bajarse de la exigencia del castigo efectivo a los responsables materiales y políticos de los asesinatos de Darío y Maxi.

La «comisión de notables», se armó finalmente, pero con autonomía del gobierno y con la decisión de apoyar la decisión inclaudicable de Justicia para Maxi y Darío. Empezó por Graciela Daleo y los Ex detenidos, siguió por Nora Cortiña, a titulo personal, Laura Grinsberg de Apemia, los Hijos, el Medh, la Correpi, etc., etc. Los demonizados piqueteros no habían podido ser aislados, porque además empezaron a ser acompañados por un dinámico movimiento cultural, intelectuales, estudiantes, artistas. medios de prensa alternativos. La última solicitada exigiendo justicia fue acompañada por mas de quinientas organizaciones.

El juicio de Maxi y Darío no fue un tramite. Fue un mega juicio que duro seis meses. Allí estuvo presente la mística con un acampe del FPDS frente a los tribunales de Lomas que duró mas de cuarenta días (dos escraches a Duhalde incluidos), la información al día de la pagina web masacredeavellaneda.org, que sostenida a pulmón, cubrió todas las audiencias del juicio, y la presencia de varios equipos de abogados que defendiendo a los familiares y a los heridos hicieron un trabajo esforzado y de gran profesionalidad. Todas estas cosas que ocurrieron en el medio (y muchas mas que me olvido), son las que dan base para que se pueda avanzar en la exigencia de que sean condenados los responsables políticos: Duhalde, Álvarez, Rodríguez, Atanasoff, Sola, Soria, etc., etc.

Va a ser una lucha difícil y de resultado incierto. Pero esta claro que sus resultados dependerán de la cantidad de fuerzas populares que se acumulen, no de las promesas oportunistas del oficialismo. La posibilidad de hacer justicia en un país como el nuestro, la posibilidad de cambios favorables a nuestro pueblo, mal que le pese al Sr. Wainfeld, depende de esfuerzos que no podemos reducir a historias de periodistas valientes, medios pluralistas, jueces probos y políticos que pagan deudas. Significan un largo ejercicio del protagonismo popular. Y si no, que nos desmienta la historia.

El 27 de junio de 2002, el entonces aspirante presidencial Néstor Kirchner, dijo en Chivilcoy «No quiero ver mas muertos argentinos en las calles.» «… El gobierno se demuestra incapaz de responder a las demandas de la población y en lugar de generar un plan social coherente, condena a la miserabilidad a unos pocos con 150 pesos mensuales». Hoy después de mas de un 70% de aumento del costo de vida, los desocupados siguen ganando 150 pesos. Y el gobierno califica a sus reclamos de aumento como «autoritarios».

El 27 de junio de 2002, miles de argentinos en las calles se prometieron que algún día los asesinos de Darío y Maxi se pudrirían en la cárcel. Al menos Fanchiotti y Acosta, parecen tener ese destino.