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Qué fastidio con los medios y la «Bolivia dividida»

Fuentes: Rebelión

Casi calcado a lo que ocurrió el año pasado, cuando la prensa derechista mundial tituló que el referendo revocatorio presidencial y prefectural de agosto de 2008 en Bolivia había dividido al país, ahora contratacan con los mismos argumentos de entonces, aplicados en esta ocasión al referendum constitucional que acaba de aprobarse en ese país con […]

Casi calcado a lo que ocurrió el año pasado, cuando la prensa derechista mundial tituló que el referendo revocatorio presidencial y prefectural de agosto de 2008 en Bolivia había dividido al país, ahora contratacan con los mismos argumentos de entonces, aplicados en esta ocasión al referendum constitucional que acaba de aprobarse en ese país con aproximadamente un 62% de votos a favor.

La estrategia ha sido la misma: primero, publicar apresuradamente un mapa por departamentos sin esperar al conteo final, que incluye el voto rural, siempre aplastantemente favorable al proceso de cambios encabezado por Evo Morales. Así fue el mapa que vimos inicialmente, tan parecido al de agosto que ni me molesto en rehacerlo, y utilizo el de hace cinco meses:

Y con este bello pero inexacto mapa, CNN, El País y otros medios de España, la prensa ultraderechista boliviana y venezolana y demás comenzaron con el tema de la división, la polarización y la imposibilidad de construir un país sin tener en cuenta a los «demócratas» que vuelan gasoductos, asaltan organizaciones indígenas y emboscan y masacran campesinos.

Ni de casualidad estos medios mostrarían una torta por población, para demostrar el peso demográfico que tiene cada uno de estos departamentos, que en algunos casos pueden ser muy extensos geográficamente, pero que en lo que a población se refiere no son tan significativos. Como ni por asomo verán un análisis así en los medios al servicio de las transnacionales, yo me he molestado en hacerlo tomando datos al alcance de cualquiera. Observen la torta poblacional boliviana:

Ahora veamos cómo votaron cada uno de estos departamentos (al finalizar el escrutinio resultó que la «opositora» Chuquisaca había vuelto a votar por los procesos de cambio):

Ajajá. ¿A que ahorita la «división» no parece tan grande como antes? Si bien es verdad que en la zona rural el apoyo al proyecto emancipador encabezado por Morales es mayor, lo cierto es que de los 5 departamentos más poblados de Bolivia, 4 de ellos votaron por el Sí (entre ellos el de La Paz, el más populoso). Pando y Beni, dos de los cuatro feudos opositores, son los dos departamentos menos habitados del país.

Si además de estos datos nos molestamos en ver el resultado por provincias, tomando los datos del CNE, el mapa resultante es bastante distinto al que nos mostraron los medios a la primera de cambio. Observen y comparen con el que vimos más arriba:

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Como se ve, y ya se vió hace meses, la división no es en Bolivia, si no en los departamentos orientales, donde algunas de sus provincias votan de una manera, y otras de la contraria. En los cinco departamentos que votaron por el Sí, sólo encontramos dos provincias que se inclinaron por la otra opción (las que albergan las ciudades de Cochabamba y Sucre). Por contra, en los cuatro departamentos que apoyaron el No, hay un total de diez provincias «díscolas» que sí apoyan la nueva constitución. En Tarija, por ejemplo, aunque en el departamento globalmente se impuso el No, cuatro de sus seis provincias refrendaron el texto constitucional.

Es decir, la división social más acentuada se encuentra precisamente donde gobiernan los prefectos de derechas .

Sin embargo, y todo hay que decirlo, hay un motivo de preocupación para el proceso de cambios. Si comparamos los resultados que acaban de producirse con los que se dieron hace apenas 5 meses, no ha habido avance electoral, si no retroceso.

En las más de cien provincias del país excepto en cinco, la Constitución ha recibido un apoyo inferior (casi siempre ligeramente inferior, pero inferior al fin y al cabo) al que recibió el presidente Evo Morales en agosto pasado. Es más, nueve provincias que votaron a favor de la permanencia del mandatario indígena hace medio año, ahora se han opuesto al nuevo texto de Carta Magna. Por contra, ninguna de las provincias que le dio la espalda a Evo en agosto ha aprobado la nueva Constitución Política del Estado (CPE).

Es decir, el proceso de cambios, en lo que a votos respecta, ha retrocedido ligeramente en estos meses, como se observa en el resultado global: 67% para Morales en agosto, 62% para la nueva Constitución en enero.

No son procesos idénticos -uno un revocatorio presidencial y departamental; otro un referendo constitucional- pero de todos modos pueden compararse hasta cierto punto en el plano del resultado electoral. ¿A qué se puede deber este pequeño retroceso en votos, que no por ligero debe ignorarse? Se me ocurren varias cosas.

– Triunfalismo . Debido a la paliza de hace unos meses (67% a 33%), mucha gente quizá se quedó en casa. Pero si hubo triunfalismo en un lado, ¿por qué no hubo derrotismo en el otro? Del mismo modo que muchos pudieron quedarse en casa «porque ganamos seguro», muchos podrían haberlo hecho por la razón contraria, «porque seguro perdemos». Además no hay que olvidar que en Bolivia el voto es obligatorio.

– Pactos fuera de la Constituyente . Ante la intransigencia de los opositores del Congreso (distintos a los de oriente, pero también derechistas), se aceptó modificar algunos articulados de la propuesta para contar con el voto de algunos de esos partidos opositores, puesto que el partido de gobierno no tiene mayoría suficiente en esta cámara. ¿Puede que algunos votantes que apoyan los cambios que viven el país consideraran estos pactos una traición al espíritu del texto?

– Desgaste del gobierno . La crisis económica mundial quizá haya comenzado a asomarse en el país andino. Esto, sumado a que los cambios que requiere Bolivia son tan profundos y difíciles de llevar adelante, puede haber provocado la impaciencia de algunos votantes que en condiciones normales habrían sufragado por el Sí sin dudarlo.

– Fuerza de la ultraderecha . Después de la masacre de El Porvenir, el fascismo de los gobernantes del oriente boliviano parecía tambalearse, más tras el veredicto de Unasur y la indiferencia del principal aliado opositor, EEUU, que ante las evidencias decidió mirar para otro lado. Sin embargo, hoy vemos que la ultraderecha ha «recuperado» varias provincias, electoralmente hablando. Tristísimo es el caso de Pando, donde a pesar del asesinato comprobado de campesinos indefensos en septiembre, los resultados electorales han sido peores ahora que en agosto. ¿Cómo se explica esto?

Sin duda, la ultraderecha boliviana (de la derecha «a secas» apenas queda nada) sigue siendo una minoría en el país, pero no acaba de extinguirse políticamente ni se inclina por suavizar su postura fascista, en gran parte apoyada mediáticamente por medios nacionales y extranjeros que con tal de desestablizar el proceso emprendido por la gran mayoría del pueblo de Bolivia son capaces de apoyar a Hitlers andinos.

El gobierno y la nueva Constitución tienen toda la legitimidad que necesitan para llevar a cabo los cambios que precisa Bolivia, diga lo que diga Falsimedia. Pero no deben dormirse en esa legitimidad, porque el fascismo nunca descansa, y si la oposición ultraderechista ha sido capaz de hacer lo que ha hecho antes de que esta Carta Magna se sometiera a referendo ante el pueblo de Bolivia, es de temer lo que serán capaces de hacer ahora que ha sido aprobada.