¿Sale mas fortalecido el gobierno y el régimen con esta elección? ¿Vuelve la inflación a la «Rodrigazo»? ¿Qué será el pacto social anunciado por Cristina? ¿Será intensa la lucha contra el pacto social? ¿Habrá enfrentamiento entre el ala Moyano- Scioli-Balestrini-Duhalde-Lavagna-Rodríguez Saa con el kirchnerismo por el control del PJ y el peronismo? ¿Son los […]
¿Sale mas fortalecido el gobierno y el régimen con esta elección? ¿Vuelve la inflación a la «Rodrigazo»? ¿Qué será el pacto social anunciado por Cristina? ¿Será intensa la lucha contra el pacto social? ¿Habrá enfrentamiento entre el ala Moyano- Scioli-Balestrini-Duhalde-Lavagna-Rodríguez Saa con el kirchnerismo por el control del PJ y el peronismo? ¿Son los sectores como Barrios de Pie/Libres del Sur, el Movimiento Evita o la FTV un contrabalance a la derecha Moyanista o el peronismo «ortodoxo» de derecha? ¿Vuelven para quedarse la política de ultraderecha peronista de la JSP y el Vandorismo aggiornados? ¿Caerá Moyano y quien lo podría suceder al mando de la CGT?
1. ¿Sale mas fortalecido el gobierno y el régimen con esta elección?
La respuesta es más compleja que un simple si o no. El régimen político, es decir las instituciones del estado, que se habían desplomado o caído en una crisis aguda en el 2001, se recuperaron relativamente con el gobierno de Duhalde y luego de Kirchner. Los cambios en las cortes de justicia y la autoridad del ejecutivo mejoraron notablemente. Lo mismo con los entes recaudadores de impuestos nacionales y provinciales, el mejor barómetro de la confianza en las instituciones que tiene, para la burguesía, el estado. Continúan sin solución a la vista de continuidad, sin embargo, la crisis de los partidos políticos – y esta elección personalizada lo sigue demostrando – y la irrelevancia del poder legislativo. En cuanto a las FFAA, su crisis continúa y es profunda, pero los aparatos represivos como la PFA y la Gendarmería se han consolidado y expandido. La Iglesia se ha asentado como un comensal a la mesa política, reforzando su papel de árbitro nacional, a pesar de los roces con el gobierno.
Un análisis superficial del gobierno podría responder a este interrogante con un si. El PE esta hoy más fuerte que nunca desde el 2000, cuando comenzó la crisis del gobierno de De La Rua. Por otro lado, Kirchner obtuvo casi el doble de votos en esta elección que en la que le dio el poder. A pesar de todo, el Kirchnerismo supo construir un frente o alianza, el FPV, con sectores disímiles y, aunque con ruminaciones opositoras, contó con el apoyo de la burocracia sindical.
Pero ese fortalecimiento del gobierno se ve socavado por la propia oposición dentro de su coalición gobernante. Scioli y Balestrini, Moyano por dentro y Rodríguez Saa, el Menemismo y el Lavagnismo por fuera, amenazan con una guerra civil al interior del PJ y el peronismo que puede destruir la coalición gobernante. La puja al interior de la UCR y una crisis económica en el interior del país podría acabar con la «concertación» con los gobernantes radicales y el propio vicepresidente Cobos.
2. ¿Vuelve la inflación a la «Rodrigazo»?
Esta presunción esta más allá de las maniobras con el índice de precios, costo de la vida y desempleo del Indec. Estamos hablando de una combinación del descenso de las inversiones extranjeras que, por un lado aumentan en la adquisición por intereses extranjeros de compañías nacionales y por el otro desciende por un enfriamiento de la economía, que esta comenzando a afectar ramas de la economía dinámicas como la construcción y la negativa de la empresas petroleras y de energía privadas por realizar las inversiones necesarias para garantizar el consumo interno.
En las empresas de servicios y transportes privatizadas sucede lo mismo. Esto es así porque el precio internacional del petróleo ha subido a alrededor de 97 dólares por barril y la exportación duplica los beneficios de las empresas en relación al consumo interno en el que existen topes establecidos por el gobierno y subsidios que no cubren las enormes ganancias de la compañías en el mercado internacional.. Con la energía pasa algo similar. Con teléfonos y transportes está la presunción de los empresarios que la no inversión en equipo y extensión de redes y servicios traerá aparejada un aumento de los subsidios e inversiones estatales sin cargo o muy bajo costo para ellos.
Esta situación ha venido a ejercer una presión considerable sobre los precios. Lo mismo sucede con la llegada al límite de la producción en ramas industriales, sobretodo en alimentos, partes, acerias, automotores y otros. Agravado esto ultimo por el trabajo a capacidad máxima de las fuentes de energía que ha producido cortes y suspensiones de producción y, por lo tanto, ejercido aun más presión sobre los precios.
El razonamiento empresario es sencillo: ante la ausencia de renovación de stocks apelan a las importaciones y el aumento de precios por la demanda. El tironeo con el gobierno sobre los precios, cuyo control ha sido en el mejor de los casos insuficiente, produce a su vez bolsones de desabastecimiento y por ende mas aumentos de precios, amen que el establecimiento de mercados paralelos, informales.
A ello contribuyen los aumentos de precios de las importaciones de maquinaria y vehículos, el aumento de los costos de transporte a niveles siderales y la superación de la capacidad de carga y transporte de empresas, autopistas y ferrocarriles. Hoy, con las necesidades industriales, productoras y transportadoras en alza se descubre uno de los crímenes fundamentales del Menemismo: la liquidación de la autonomía del transporte de mercancías y la reducción drástica del tonelaje/hora del país.
Por otro lado, EEUU y Europa están tomando medidas para controlar los precios agropecuarios, sobretodo en la soja, carnes, lácteos y cereales. Por un lado manteniendo los subsidios a sus propias producciones – algo de lo que se han quejado amargamente pero sin resultado Argentina, Brasil y otros países exportadores – y por el otro preparando el terreno de la expansión de la producción en países no tradicionales y la incorporación de nuevas técnicas tales como la biogenética, el clonaje y el manipuleo de nuevas generaciones de semillas.
A su vez, presionando sobre los precios, se halla la espada de Damocles de la pretendida explosión de producción de biocombustibles que devoraría grandes porciones de los sembrados existentes y la producción de áreas adicionales de explotación para su desarrollo.
Los aumentos de salarios, que los empresarios levantan como el chivo expiatorio de la inflación, solo representan un porcentaje mínimo de los aumentos de precios del último periodo. En realidad el factor que afecta los precios es la existencia de 2-3 millones de desocupados estructurales ya que la burguesía, en muchas ramas de la producción y los servicios, encuentra hoy que no puede contratar suficiente cantidad de trabajadores. Esto ejerce una influencia negativa sobre la producción, que no puede expandirse, y por lo tanto sobre los precios mientras se mantiene a millones de familias en una situación de no poder acceder a los mercados de trabajo.
Estos fenómenos que comienzan a confluir peligrosamente podrían empalmar con una coyuntura de disminución temporaria de los precios internacionales en productos de exportación por crisis cíclicas desatadas o en Europa o EEUU o China y en ese caso disminuiría drásticamente la capacidad de consumo interno, sumado a la inflación.
Estamos entonces ante la posibilidad cierta de la explosión inflacionaria que haga saltar todos los mecanismos de control de la misma tal y como paso durante el conocido «Rodrigado» en la ultima etapa del gobierno de Isabel Perón. Los resultados de una tal explosión son impredecibles.
Al responder estos elementos a razones estructurales, el gobierno ve limitada su capacidad de acción para resolverlos a menos que se tomen medidas radicales como el control de la producción, planes masivos de obras públicas que generen pleno empleo, reducción de la jornada laboral a seis horas, renacionalizacion de la industria, reversión de la extranjerizacion de tierras y unidades productiva industriales, nacionalización de todas las exportaciones, re-estatizacion de todas las privatizadas y los hidrocarburos, una revolución agraria que ponga todos los beneficios de la explotación y exportación de productos del campo al servicio de una revolución industrial nacional, sustentable y limpia bajo control y con participación de los trabajadores.
El gobierno de Kirchner no quiere ni puede tomar estas medidas y se limita a las discusiones en este ámbito menores. La oposición de Lavagna, Carrio y Macri no tienen otra alternativa que la profundización del modelo dependiente y atrasado existente, prometiendo incluso medidas liberalizadoras del mismo, y por lo tanto estamos ante una situación sin salida, en el mediano plazo, que nos lleva inejecutablemente hacia la próxima crisis. Es solo una cuestión de tiempo.
3. ¿Será intensa la lucha contra el pacto social?
Cristina Fernández de Kirchner ha anunciado, para enfrentar todos los problemas que se avecinan, el lanzamiento de un «Pacto Social», es decir un acuerdo digitado entre las asociaciones patronales y los sindicatos, es decir la burocracia, y teniendo al gobierno como moderador y árbitro.
Aunque no se han indicado las pautas de dicho Pacto, no es difícil adivinar sus parámetros. Continuación de entrega a la burocracia sindical de prebendas en las formas de aumentos de contribuciones patronales «no asistenciales», es decir lisa y llanamente de sobornos, aumentos en las obras sociales y la continuación de préstamos estatales a las mismas (que son una de las fuentes mayores de corrupción sindical), los aumentos desmedidos en cuotas sindicales y su obligatoriedad para todos los trabajadores, estén o no afiliados y la persecución estatal de los activistas «horizontales» que surjan de las luchas.
A cambio, la burocracia debe comprometerse a encorsetar los reclamos, continuar la negociación de aumentos salariales sin poner en funcionamiento efectivo las paritarias (como hasta ahora, resolverlos con reuniones trilaterales burocracia-patronal-gobierno sin participación de las bases obreras) y colaborar en la eliminación de toda manifestación clasista de las filas de los trabajadores.
En general, la izquierda tiene una visión voluntarista sobre esto. Creen que las necesidades objetivas, es decir la necesidad de luchar por sus intereses y deshacerse de la burocracia parasitaria, proveerán las bases para esa lucha. Ignoran que esta depende en gran medida del surgimiento de una vanguardia clasista, antiburocratica y politizada, por fuera de los aparatos políticos del peronismo.
El espontaneismo existió y seguirá existiendo, pero la desarticulación de las luchas y la represión selectiva como la aplicada hasta ahora sobre los luchadores que surjan por si mismos de las luchas se torna relativamente sencillo. El hecho de que la izquierda, en sus intervenciones en la lucha de clases antepone los intereses de su propio y pequeño aparato al triunfo de los conflictos – que entre otras cosas fomenta la falta de solidaridad con quienes no controlan – solo beneficia la política de la burocracia.
La clase obrera, para que surja tal vanguardia que sepulte los planes de un «Pacto Social» necesita crear su propia vanguardia dirigente, como sucedió en los 70 a partir del Cordobazo y para ello se necesitan una serie de triunfos que generen dirigentes y organizaciones clasistas y estimulen con el ejemplo, nuevas luchas. Para ellos es indispensable en todo el próximo periodo la unidad de acción, la solidaridad y el frente único de la toda la izquierda, en todos los conflictos.
4. ¿Habrá enfrentamiento entre el ala Moyano- Scioli-Balestrini-Duhalde-Lavagna-Rodríguez Saa con el kirchnerismo por el control del PJ y el peronismo?
Hasta ahora las partes se han controlado notablemente. Excepto en algún que otro enfrentamiento preparatorio, mayormente realizados a la sombra del aparato. Pero el conflicto interno del peronismo por el control del aparato político del PJ es uno de los aspectos más álgidos de la próxima etapa del gobierno.
Así lo entendió Kirchner que ha anunciado que, una vez asumida su esposa como presidente, el se dedicará por entero a reorganizar «democráticamente» al Partido Justicialista, una entidad que hasta ahora ha controlado a través de una intervención y de dejarlo inmóvil y sobreviviendo en un pulmotor político, en estado vegetativo.
Pero el Presidente con sus anuncios y planes solo está reaccionando a la política de Moyano por un lado, de Duhalde por el otro y de los sectores de la derecha Menemista encabezados hoy día por Rodríguez Saa. Todos ellos, y Kirchner, saben que quien controle un PJ en actividad, controla las chances de ganar la Rosada y el Congreso. La lucha entonces, no dejara de ser feroz.
Esto no es nuevo. El Peronismo ha vivido estas luchas frontales internas desde su propia creación. Durante la Resistencia entre «combativos» y «dialoguistas», en los setenta entre la Tendencia y un frente único de toda la derecha hacia la que finalmente se inclinó Perón solo para marcar algunos de los muchos ejemplos. Pero el signo de los contendientes ha cambiado desde la instauración de la «democracia». Sin un ala izquierda, el peronismo ahora se divide entre los sectores de derecha y los de ultraderecha, tal vez con algún sector de centro jugando a dos puntas.
Así fue cuando la renovación de Cafiero contra el aparato monstruoso que apoyaba a Herminio Iglesias, no solo de derecha sino lumpem. O el de Duhalde que enfrentó finalmente a Menem. O el de Kirchner en frente con otros que termino liquidándolo.
En la actualidad, sin embargo, las condiciones y alineamientos son más peligrosos. Esto es así porque la lista de potenciales aliados de la derecha es larga y no existe una izquierda compensadora o mediadora en el conflicto.
Scioli fue puesto a cargo de la provincia de Buenos Aires por Kirchner con la necesidad de ganar una elección, pero a sabiendas que es un hombre de la derecha que «estuvo con todos», comenzando por su iniciador en política, Menem. Mantiene buenas relaciones con Duhalde y se acerca a apoyar a Moyano.
Moyano, por su parte, ha creado una estructura nacional de grupos de choque y recreado la siniestra Juventud Sindical Peronista (JSP) modelada en su versión de los 70 y a cargo de su hijo Pablo y el hijo del asesinado Ignacio Rucci, fundador de la JSP original de la que el propio Moyano era miembro y dirigente. Con este Frankenstein, Moyano intenta quedarse con la «rama juvenil» del PJ una vez que este se reorganice y con la «rama sindical» a través de su dominio de las 62 organizaciones – que también ha desempolvado y vuelto a la vida.
Confía para dirigir una tercera rama, «la política», en una alianza con Scioli, Balestrini (que participa de reuniones periódicas con la JSP de la Provincia) y hasta con los gerontócratas de «Potrero de Funes» encabezados por Rodríguez Saa. Lavagna es también un potencial aliado.
Imposibilitado de construir un aparato como el que puede movilizar Moyano, Kirchner apelará a todas las maniobras de palacio que conoce: tratar de reemplazar a Moyano en la CGT, cooptar con prebendas algunos de los potenciales aliados a su derecha, apretar judicialmente algunos adversarios y utilizar la presente intervención del PJ que le responde para liquidar los canales por donde se le pueda filtrar la oposición.
Esta lucha interna promete ser encarnizada aunque en principio se haya iniciado en los laberintos de los edificios públicos y ministerios, los locales de los sindicatos, la propia Casa de Gobierno. Y de estos enfrentamientos se puede crear una dinámica que podría resultar incontrolable para el próximo gobierno, las propias partes en conflicto o la oposición. Veremos, sin duda, mucha violencia. De todo tipo.
5. ¿Son los sectores como Barrios de Pie/Libres del Sur, el Movimiento Evita o la FTV un contrabalance a la derecha Moyanista o el peronismo «ortodoxo» de derecha?
Por otro lado, existen sectores oportunistas a los que les gustaría jugar el rol de la vieja JP de los 70, solo que con una política a su derecha y apoyándose en Kirchner: Barrios de Pie/Libres del Sur, el Movimiento Evita, sectores del Frente Transversal, etc.
Ni su programa, ni su estructuración ni sus dirigentes están, sin embargo, a la altura de las tareas que harían falta para lograr dicha empresa. Montoneros y la Tendencia se apoyaban en un sector de masas entre los jóvenes, estudiantes e incluso los trabajadores y en la existencia de una vanguardia que, de alguna manera, les servia de cobertura.
Barrios de Pie/Libres del Sur; el Movimiento Evita y aun el FTV de D’elia representan generalmente sectores barriales y clientelistas, mechados con algunos grupos juveniles. Los sostiene económicamente el estado y el gobierno, no tienen una ideología ni formación política definida sino que se rigen por el pragmatismo oportunista de construirse a la sombra del poder y sus «éxitos» son siempre un producto de esa relación con sus patrocinadores.
No tienen relación ni influencia sobre lo que podría constituir la vanguardia, mucho menos entre los trabajadores y, en general, por fuera de las estructuras clientelares no poseen ningún prestigio político propio. Barrios de Pie/Libres del Sur, por ejemplo en un articulo post electoral de Tumini, se ufana de que lograron meter dos diputados nacionales y una veintena de concejales en todo el país participando de las listas Kirchneristas. Sus candidatos electos se pasarán con armas y bagajes a quien gane en la disputa por el poder político entre las camarillas peronistas, porque en realidad son solo un subproducto de las riñas y negociaciones intestinas, no de un peso especifico propio.
Las fuerzas de Ceballos-Tumini y semejantes, serán barridos sin misericordia y casi sin esfuerzo por Moyano y sus aliados. Kirchner no moverá un dedo para defenderlos ya que también desconfía, sin razón, de ellos. Y difícilmente alguien note la diferencia de la vida política con ellos o sin ellos.
6. ¿Vuelve entonces para quedarse la política de ultraderecha peronista de la JSP y el Vandorismo aggiornados?
La Juventud Sindical Peronista (JSP) de los 70 fue una maniobra desesperada de Perón y la burocracia sindical bajo el comando del metalúrgico José Rucci para contrapesar los cuadros, influencia de masas y decisión de la Juventud Peronista, sobretodo de su sector obrero de la JTP (Juventud Trabajadora Peronista), mientras trataba de crear la JPRA de Yessi (ligada a López Rega) para hacer lo propio fuera de los sindicatos, con la colaboración del CdeO (Comando de Organización) y otros grupos semejantes.
Tuvieron menos que relativo triunfo. Tal vez en el análisis central debamos decir que fracasaron en el intento. Las juventudes políticas y sindicales de la Tendencia dominaron ampliamente. Solo cuando todo el poder del estado, armando las bandas paramilitares de la Triple A, se volcaron a secuestrar y asesinar activistas de izquierda, destruir con bombas los locales de la Tendencia y el resto de la izquierda, pudo la JSP – que se convirtió entonces solo en abrevadero, fuente de reclutamiento y aparato de inteligencia de la Triple A – sacar algo de pecho. La JPRA, a pesar de la violencia y los crímenes cometidos junto a la Triple A, nunca paso de ser un montón de asesinos y matones a sueldo.
El golpe militar tuvo que sobrevenir para hacer el trabajo sucio que se les había encargado y fracasaron en llevar a cabo.
Hugo Moyano que fue delegado nacional, representante regional y cuadro de la vieja JSP, que se crió y amamanto de la política de Rucci y el Vandorismo, la esta reconstituyendo poniéndola «al día», es decir, aggiornandola. De viejo Vandorismo solo ha dejado las amenazas y un perfil superficial de «golpear para luego negociar» y lo hace en forma mas medida y mas dialoguista con la patronal que lo que lo hacia Vandor. A la JSP, sin tener que disputar espacios políticos con una organización de masas de izquierda le intenta dar un carácter dual de asistencialismo por un lado, de ente social dentro de los sindicatos y de grupo de choque para dispersar oponentes y amenazar a potenciales aliados.
En esto hasta ahora no ha encontrado obstáculos, y la JSP se ha organizado a nivel nacional con unos 3.000 componentes, pero en su mayoría a sueldo de los sindicatos o subvencionados por ellos. Este «aggiornamiento» tiene también en cuenta de que no existe para ellos una retaguardia armada, como eran en los 70 las FFAA, ni cuenta con el aparato de estado, como si la tenia la JSP de los 70 en la forma del Lopezreguismo. Hoy las FFAA están en ruinas y el aparato del estado en manos de un oponente declarado, el Kirchnerismo.
Moyano no tiene tampoco el apoyo del conjunto del aparato sindical de la burocracia, muchos de los cuales consideran sus métodos aventureros y riesgosos. Los «gordos» no son menos burócratas que Moyano, solo que se han acostumbrado a sobrevivir a la sombra del poder, de cualquiera que lo sustente, y las ansias de poder Moyanista les inquieta porque amenaza desestabilizarlos y arrojarlos a enfrentamientos de los que no puede conocerse el desenlace de antemano.
Moyano ha respondido a este sector subvirtiéndoles sus propias estructuras y apropiándose de más de 30.000 afiliados de Empleados de Comercio, Aguas Gasesosas, UECARA y otros sindicatos. Su plan desde el principio es que ese número llegue a 100.000. Junto a los camioneros ha privilegiado a otros gremios del transporte como UTA, Ferroviarios y Taxistas. Su plan es consolidarse como conductor de todo lo que mueva algo en el país, desde la carga industrial y comercial a los caudales, de los pasajeros de todo tipo a la recolección de residuos y las autopistas. Eso le daría, en realidad ya lo tiene, control sobre una de las ramas más importantes y dinámicas de la economía y la infraestructura del país.
A esta estrategia responde también la más reciente alianza de Moyano con José Rodríguez, del SMATA, junto con el uno de los dirigentes sindicales actuales mas cuestionados por su pasado de colaboración con la violencia institucional.
Kirchner no es Perón y por lo tanto no puede negociar, conceder y al mismo tiempo controlar a Moyano, la JSP y las 62 Organizaciones. Y Perón esta muerto, así es que no hay nadie que pueda usar el poder de convocatoria del viejo líder para tratar de balancear las fuerzas dispares de izquierda y derecha a favor de esta ultima. Y la izquierda peronista no existe para darle batalla en el orden interno.
La situación entonces, es muy diferente a las de los 70, aunque Moyano crea lo opuesto. Levantar ceremonialmente la figura de Perón y Rucci no le otorgara el poder que necesita. La lógica de hierro de la actual situación lo lleva ineludiblemente a las prácticas violentas y al putchismo.
Para muestra bastan algunos botones: La Quinta de San Vicente en el 2006; los ataques físicos contra un acto de Solanas por el petróleo en el sur; ataques físicos contra activistas de ATE, la CTA y algunos activistas de izquierda, los bloqueos y amenazas en lugares de trabajo dirigidos por la burocracia de los «gordos», notablemente contra Cavalieri de Comercio.
Moyano es, sin embargo, un gigante de pies de barro. Una alianza de sus enemigos y un ascenso de las luchas pueden liquidarlo con relativa facilidad. El ambiente político general no es el de los 70: la sociedad en su conjunto difícilmente toleraría la aparición en público y actuando desenfrenadamente de la JSP. ¿Lo sabe Moyano? No podemos decirlo con seguridad y a veces demuestra que no lo ha advertido.
7. ¿Caerá Moyano y quien lo podría suceder al mando de la CGT?
De la respuesta a la segunda parte de la pregunta depende la resolución de la primera. Sin una alternativa confiable para el gobierno y la burguesía de reemplazo y el establecimiento de un frente más amplio contra el Moyanismo, el actual dirigente de la CGT puede salirse con la suya.
Barrionuevo, de Gastronomicos, se ha pasado con armas y bagajes, auspiciado por Alberto Fernández, a la oposición a Moyano y se ha unido a los «Gordos» de la central obrera, dejando prácticamente a Moyano en minoría en la CGT. Pero esto no basta para inclinar la balanza.
Es necesario encontrar un dirigente estable, popular entre la burocracia, hábil negociador y con suficiente poder como para ser al mismo tiempo la pata sindical del «Pacto Social», poner en cintura a Moyano y los gremios ligados al transporte, disciplinar a los trabajadores y negociar hábilmente con la patronal y el gobierno.
Se ha barajado nombres y sindicatos. Pero la mayoría son tan o mas impresentables que Moyano. Eso lo sabe Kirchner y por eso, hasta ahora, se ha limitado a una combinación de maniobras en las alturas contra el dirigente combinadas con una «detente» diplomática con el mismo.