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Qué significado tiene el salario en el sistema capitalista, concretamente en la nación mexicana

Fuentes: Rebelión

A finales del siglo XIX, en pleno régimen porfirista, el gobierno hacia redadas de hombres jóvenes y fuertes para mandarlos a las minas con carácter de esclavos, a purgar condenas por el delito de ser pobres, a quienes imponía como castigo el trabajo forzoso, sin salario y hostigados por el látigo del capataz. De esa […]


A finales del siglo XIX, en pleno régimen porfirista, el gobierno hacia redadas de hombres jóvenes y fuertes para mandarlos a las minas con carácter de esclavos, a purgar condenas por el delito de ser pobres, a quienes imponía como castigo el trabajo forzoso, sin salario y hostigados por el látigo del capataz. De esa manera se acumulaban grandes riquezas que beneficiaban a los extranjeros dueños de las minas y al gobierno porfirista corrupto y desalmado. Esta política irracional puso al pueblo en alerta, en defensa de su libertad y de su propia vida, iniciando la organización gremial y la difusión de las ideas revolucionarias por medio del panfleto, hasta poder editar y difundir la prensa libre y veraz, que organizó los grandes movimientos gremiales a principios del siglo XX, como la histórica huelga de Cananea en 1906 que es el punto de partida de la lucha por el salario, porque se demandaba igual salario para trabajadores mexicanos y extranjeros, ya que la empresa pagaba más a los obreros norteamericanos que a los obreros mexicanos. Con ese ejemplo siguieron otras huelgas, como la de los textileros de Rio Blanco en Veracruz y las de Guanajuato.

Las huelgas de los mineros de Cananea, y de Río Blanco, no serán recordadas por sus conquistas inmediatas, porque fueron reprimidas brutalmente y encarcelados sus dirigentes, sino porque fueron las precursoras del movimiento revolucionario que destruyó a la dictadura porfirista.

Estos dos elementos, HUELGA y SALARIO, van a formar la parte medular en la lucha de clases, en el moderno Estado capitalista mexicano, producto de la revolución armada de 1910.

El Constituyente de Querétaro recogería estos elementos y los plasmaría en la Constitución General de la República Mexicana en su artículo 123, como garantía para asegurar el bienestar del trabajador y su familia y regular las relaciones de producción del nuevo Estado capitalista. El salario quedaba sujeto a la oferta y la demanda, pero la huelga como instrumento de clase obrera para la defensa del salario y mejorar las condiciones de vida del trabajador y su familia, pasaba a convertirse de delito que era antes, a una fuente del derecho, donde la presión de los trabajadores podía imponerle al patrón mejores salarios, prestaciones y condiciones de trabajo. Así se desarrolló este país, con aumentos de salarios que elevaba las condiciones de vida, pero también desarrollaban la industria nacional, ya que el salario traía nuevas necesidades y aspiraciones a las familias. Las huelgas formaban parte del desarrollo independiente de la Nación que exigía el cumplimiento a las leyes y los contratos colectivos de trabajo, por parte de los extranjeros que explotaban los recursos naturales de la Nación mexicana, como la minería y el petróleo, entre otros.

La clase obrera naciente en el nuevo Estado, se organizaba no solo para la defensa de sus derechos, también lo hacía para la defensa de la soberanía nacional. Así surgieron las grandes huelgas que le dieron a la Nación Mexicana reconocimiento internacional, como la huelga de los trabajadores petroleros, que finalizó con el fallo de la Suprema Corte en favor del sindicato petrolero y condenaba a las empresas extranjeras al pago de una fuerte cantidad de dinero como compensación por los bajos salarios que percibían los trabajadores. Las empresas extranjeras desacataron la condena, violando las leyes nacionales y en respuesta el Estado decretó la expropiación petrolera el 18 de marzo de 1938. La huelga de los petroleros no será recordada por sus demandas económicas, sino por haber dado lugar a la Expropiación Petrolera, que significó la independencia económica de nuestro país.

Así para 1940 la revolución democrática burguesa de 1910, conocida coma la Revolución Mexicana lograba todos sus objetivos. Logrando un desarrollo sin precedentes, con independencia y soberanía.

Como podemos observar en este corto periodo de la vida de la Nación Mexicana, con una revolución ascendente, la clase proletaria ganó en objetivos más importantes que los salarios. En primer lugar logró el reconocimiento de clase. Logró hacer transitar al país por una vía no capitalista. Unificando a obreros y campesinos impulsó el reparto agrario de las mejores tierras, incluyendo las de riego, elevando al campesino al rango de ejidatario. Por medio de su lucha y con el arma de la huelga, logró nacionalizar la industria básica y estratégica para el desarrollo de la Nación, y con esta acción elevó a México a la categoría de un país agrícola e industrial cuando antes era agrario y minero.

En este tránsito del régimen despótico de la dictadura porfiriana, donde la Nación estaba secuestrada y entregada a las potencias extranjera, a un Estado revolucionario, el protagonista principal es el proletariado, que se convierte en clase en acción, primero con las ideas sobre la jornada laboral de ocho horas y salario igual para trabajo igual, apoyando la demanda zapatista de que la tierra para quien la trabaja, luchando siempre por los principios de independencia y soberanía, para la Nación. Luego toma las armas para contribuir con sus batallones rojos a derrotar al ejército federal. Formado el nuevo Estado, sigue contribuyendo a la grandeza del país con su acción renovadora.

¿Qué aporta la clase burguesa que simplemente se montó al carro de la revolución? Nada. Al contrario, aprovechó la Segunda Guerra Mundial Y el Pacto Obrero Industrial para congelar los salarios y enriquecerse. Al finalizar la guerra desplazaron del poder a los Generales y siguieron congelando los salarios. Pero además, asaltaron los sindicatos y persiguieron a sus legítimos dirigentes e impusieron a líderes venales a su servicio. Se apropiaron de la planta nacional y siguieron enriqueciéndose. Fue hasta 1956 que se incrementó el salario. Durante 16 años el proletariado tuvo que apretarse el cinturón como dicen ellos, hecho que sirvió como plataforma para el despegue de los hombres más ricos de México, a costa del empobrecimiento de millones de compatriotas. Esta es la historia del origen del capital en México que a partir de ahí va a imponer «el nuevo orden social», donde el salario va a ser un simple medio para la subsistencia del proletariado, entrando de lleno al capitalismo rapaz.

70 años de explotación en donde el capital ha aumentado y por consiguiente las ganancias. De 1940 a 1958 el crecimiento del capital se duplicó. Para 1982 se cuadruplicó. Los salarios también aumentaron pero siempre por debajo de los precios de las mercancías, por lo que las grandes masas se empobrecieron. Esto quiere decir que en el sistema capitalista no existe relación entre aumento de capital (ganancia) y trabajo asalariado ya que los intereses del capital son diametralmente opuestos al trabajo asalariado. De 1982 a 1988 la economía decreció y fue el pretexto para el relevo de los dinosaurios por los tecnócratas y la entrada del periodo actual con su modelo neo-liberal y la globalización imperialista. A partir de 1982, los gobiernos neoliberales, cómplices del imperio, despojaron a la Nación de su patrimonio y, con el pretexto de bajar la inflación, castigaron hasta límites absurdos el trabajo asalariado. Del Pacto por la Estabilidad al Pacto por México, los aumentos salariales han estado por debajo de la inflación y, por el contrario, la concentración y acumulación del capital creció, prueba de ello es que tenemos en la lista de FORBES a 10 de los hombres más ricos del mundo.

Hoy el encabezado de los principales cadenas televisivas y de la prensa escrita resaltan la propuesta del Jefe de Gobierno del D.F, quien propone aumento al salario mínimo que es de 67.29 pesos en casi un 30% para los trabajadores del distrito federal, que representaría en moneda nacional, 82.86 pesos diarios, menos de 7 dólares, hasta llegar al fin del sexenio a 171 pesos diarios, 13 dólares diarios. Qué significado tendría ese aumento salarial si a principios de año se aumentó el transporte metro de 3 pesos a 5 pesos, casi el 70% ¿Acaso el Jefe de Gobierno quiere resarcir esa agresión económica a los trabajadores más golpeados por el sistema, que ganan un salario miserable, como es el salario mínimo, o a los hijos de esos trabajadores, que son estudiantes y tienen la necesidad de utilizar ese transporte público, o a sus mujeres que dependen de ellos?¿ O acaso le remuerde la conciencia las millonadas de pesos que se recaudan en el D.F por medio de tenencia vehicular que prometieron no cobrar y que sin ningún rubor cobran a los automovilistas, o el pago de peaje por los segundos pisos?. El D.F se ha convertido en la cueva de Alí Baba.

Nuestro partido, quiere expresar su opinión respecto a esta propuesta.

1.- No bastaría un aumento del 100% para que los salarios recuperen el poder adquisitivo que tenían hace algunos años. Además aun cuando el patrón capitalista pagara salarios remunerativos, podría seguir apropiándose, sin retribución alguna, de la mayor parte del valor que produce el trabajo humano, pues de esa manera está concebida la explotación capitalista.

2.-La propuesta no está motivada por el deseo de aliviar la pobreza de los trabajadores sino por la necesidad de fortalecer el mercado interno, a fin de superar la recesión que sufre la economía nacional y que pone en peligro al sistema. Si se quisiera de verdad resolver el enorme desequilibrio que existe entre los factores de la producción, debería cesar la agresión contumaz Y abusiva que sufren los sindicatos independientes y respetar el derecho de huelga de los trabajadores. Esos instrumentos de lucha de la clase obrera no pueden ser sustituidos por la «buena voluntad» de los gobernantes

3 La política económica del régimen es totalmente opuesta al incremento justo de los salarios, porque se basa fundamentalmente, en atraer inversiones extranjeras por el bajo costo de la mano de obra.

4.-Lo único que procede, como en la época del porfirista, es la destrucción del sistema capitalista.

Así hemos llegado hasta este punto, con un capitalismo en crisis permanente y una clase gobernante despótica que no escucha el clamor del pueblo, que impone su política regresiva y contraria a los intereses del pueblo, terminando con la democracia y las libertades. Que adorna su lenguaje demagógicamente, prometiendo bienestar, desarrollo, prosperidad, justicia social, pero que al igual que en el pasado solo da más de lo mismo: MISERIA Y MUERTE.

Los trabajadores estamos plenamente conscientes que por medio de la lucha por mejores precios y condiciones para el trabajo asalariado, no vamos a lograr nuestra libertad, esto sólo lo alcanzaremos emancipándonos como clase, destruyendo el sistema capitalista y a su clase gobernante.

Fernando Acosta Esquivel es el Secretario General del Partido de los Comunistas (México)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.