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¿Quién está equivocado, Evo Morales o James Petras?

Fuentes: Rebelión

Hace unos días, en una entrevista que le hizo Radio Centenario, de Uruguay, James Petras ha hecho unas reflexiones que merecen consideración. En esa entrevista radial, Petras, analizando la crítica situación de Bolivia, dijo: «… Esta guerra civil ha resultado en que ya casi la mitad del país esté en manos de los fascistas, y […]

Hace unos días, en una entrevista que le hizo Radio Centenario, de Uruguay, James Petras ha hecho unas reflexiones que merecen consideración.

En esa entrevista radial, Petras, analizando la crítica situación de Bolivia, dijo:

«… Esta guerra civil ha resultado en que ya casi la mitad del país esté en manos de los fascistas, y digo fascistas porque operan con el uso de fuerza, de violencia, con grupos extraparlamentarios típico de los fascistas, con el respaldo de la clase media acomodada, con acciones de toma de edificios públicos de todo tipo, de paralización de gasoductos, volando incluso gasoductos, tomando control de las oficinas policiales, de aduanas, etc. Es un golpe ya. Por eso, hablar de que se acerca una guerra civil o un golpe es falso porque ya hay una guerra civil, hay una toma de poder en las provincias de lo que llaman la Media Luna (Santa Cruz, Tarija, Pando, Beni) donde la derecha fascista ya manda, a pesar de que hay oposición interna de campesinos, etc.

Lo que queda es en el Altiplano, donde esta ubicado Evo Morales, encastrado, impotente, incapaz de mantener el orden constitucional y la integridad del país. Mientras las masas populares empiezan a tomar su propia acción, independiente de este Presidente que hasta ahora sigue reclamando el diálogo, mientras los fascistas han asesinado a docenas de campesinos a sangre fría y han desaparecido también docenas, a lo que suman los más de doscientos heridos de bala que se encuentran en los hospitales.

Ese es el cretinismo del Presidente frente a la abierta intervención estadounidense, al golpe de Estado que ya está ocurriendo, la toma de poder por parte de la ultraderecha…»

Consideraciones de dureza parecida se leyeron y escucharon por parte de diversos actores del progresismo boliviano cuando fueron renegociados con Brasil los contratos por los hidrocarburos de Bolivia.

Aclaremos entonces que es cierto lo que señala Petras en el sentido de que el gobierno de Bush, antes de irse, desea descabezar el progresismo latinoamericano y que para ello apoya todos los ataques directos e indirectos contra el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Y también es cierto que en ese descabezamiento es una tarea importante la de derrocar a Evo Morales o, por lo menos, hacer de la Media Luna boliviana un nuevo Kosovo.

Y también es cierto que la renegociación de los contratos con Brasil por el gas boliviano, por lo menos en teoría, podrían haber sido más ventajosos para el hermano pueblo de Bolivia.

Y por ello muchos pueden entender, con apresuramiento, que la mansedumbre de Evo Morales es «cretinismo», como lo afirma, sin pelos en la lengua, Petras.

Sin embargo, creo que Evo Morales no está tan equivocado como algunos pueden pensarlo.

Porque Evo Morales, el primer aborigen de pura cepa que llega a la presidencia de Bolivia, no es ningún tonto y sabe perfectamente que «lo mejor es enemigo de lo bueno».

El presidente boliviano comprendió, a la hora de renegociar los contratos por los hidrocarburos con Brasil, que endurecer las posiciones y enfrentarse con el país más poderoso de América Latina era una necedad que lo aislaría por completo en un mundo que ve a los aborígenes como incapaces de gobernar un país.

De tal manera y pese a las críticas, siguió manteniendo a Bolivia como un importante proveedor de gas para la vital industria de Sao Paulo, con lo que «encadenó» al gobierno de Lula a sus políticas.

Esta es la causa por la que, cuando la crisis de Bolivia eclosionó en violencia racista, oligárquica e imperialista y los separatistas volaron el gasoducto que abastece Sao Paulo, Lula salió en su inmediata defensa ya que, como reconoce el propio Petras: «…En el Mercosur, particularmente el señor Lula está muy molesto porque le eliminan el 10% del gas que Bolivia le pasa a Brasil, pero no sé si Lula le ofrecerá a Evo tropas brasileñas para proteger y reconstruir el gasoducto. Lula está muy enfadado con los fachos que volaron el gasoducto, porque perjudica el gas muy necesario para las industrias de Sao Paulo…».

De inmediato (pocas horas después) Itamaraty declaró: «No toleraremos una ruptura del ordenamiento institucional boliviano», lo que demuestra que mantener el encadenamiento del desarrollo brasileño al gas boliviano fue una jugada prudente y muy inteligente por parte del gobierno de Evo Morales, aunque en su momento haya recibido duras críticas por parte de sectores ultras del progresismo boliviano.

De manera parecida debe ser considerada la «mansedumbre» de Evo Morales – aquello que Petras llama «cretinismo»- al negarse a atizar el fuego de la violencia en Bolivia con la entrega de armas a campesinos y obreros para que se defiendan de la criminal agresión de la oligarquía separatista y de los sicarios contratados para asesinar a quienes apoyan a Evo Morales.

Petras dice en la citada entrevista radial:

«…se requieren apoyo financiero y armas para que el gobierno de Evo Morales deje de tocar la guitarra de conciliación y actúe como un verdadero gobierno a la altura de los pueblos, para aplastar este levantamiento fascista.

Por lo menos Evo Morales debe reconocer que el pueblo reclama armas, yo he recibido comunicaciones de sectores fabriles diciendo que la COB está harta con la conciliación de Evo y ya están organizando sus propias milicias, cercos, bloqueos, contra la derecha y el fascismo; por su propia iniciativa frente a la impotencia del gobierno central…»

Es bueno recordar entonces que, en la Argentina y hace más de medio siglo, el Presidente Juan Domingo Perón -un gobierno innegablemente progresista pese a su autoritarismo- también fue provocado por los sectores oligárquicos (con apoyo de la Embajada de USA) y, ante esas provocaciones, Juan Perón entró en el juego de los «Contreras» (enemigos del régimen peronista).

Así, expropió el diario de derechas La Prensa, se enfrentó con la Iglesia Católica, admitió que sus partidarios quemaran primero una bandera argentina y, luego, que quemaran iglesias y la sede del aristocrático Jockey Club, todo lo cual le enajenó el apoyo de vastos sectores moderados del pueblo argentino.

De tal manera y aunque no lo deseara, Perón facilitó a la oposición el sangriento golpe militar de la Revolución Libertadora que luego tuvo una más sanguinaria continuación en el gobierno militar de la Revolución Argentina, y después en la criminal dictadura militar del Proceso de Reorganización Nacional, que causó miles de muertos y desaparecidos.

Por ello, no estoy de acuerdo con la acusación de cretinismo que Petras endilga a Evo Morales.

El «indio» Evo Morales es, me parece, un sabio dirigente que, paso a paso y con extrema prudencia, ha ido construyendo poder hasta convertirse en el primer aborigen presidente de un país latinoamericano y no creo que esté dispuesto a «rifar» ese poder -con el que ha logrado importantes avances en el bienestar de su pueblo- entrando en el juego de provocadores profesionales como el ex embajador Goldberg y los prefectos fascistas de la Media Luna boliviana.

James Petras, yo mismo y tantos otros «opinadores» profesionales, somos simples escribas incapaces de construir el poder de manera efectiva.

Jorge Aldao pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Este artículo se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor y la fuente.