Recomiendo:
0

Referéndum: veto a la industrialización del gas

Fuentes: Rebelión

El 17 de octubre de 2003, hubo un terremoto político en Bolivia. Muchedumbres incontenibles rebasaron a las fuerzas militares y policiales, hasta lograr la fuga del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL). Alrededor de 60 muertos y medio millar de heridos costó la hazaña La consigna de «fuera el gringo vende patria» fue precedida de […]

El 17 de octubre de 2003, hubo un terremoto político en Bolivia. Muchedumbres incontenibles rebasaron a las fuerzas militares y policiales, hasta lograr la fuga del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL). Alrededor de 60 muertos y medio millar de heridos costó la hazaña La consigna de «fuera el gringo vende patria» fue precedida de aquella que decía: «No a la exportación del gas. Si a la industrialización». Apenas disipado el humo de las balas y de los gases lacrimógenos, emergieron los expertos oligárquicos que explicaban el absurdo de esa aspiración. Los ingenieros Carlos Miranda Pacheco, vinculado a las negociaciones con la ENRON, y Carlos Alberto López, quien pasó de Viceministro de Energía a vocero de las transnacionales, cumplieron esa tarea. El Presidente Carlos Mesa y el Presidente del Comité Civico de Tarija, Roberto Ruiz, repitieron el libreto.

Roberto Ruiz escribió lo siguiente: » . en el momento de iniciar una hipotética industrialización del gas, tendrá que, para llegar al etano, perforar un pozo, y, en el proceso, ver primero salir entre un 85 y un 90 % del metano (gas seco): luego un 2 ó 3 % de propano y butano. y, finalmente, el 5 % de etano que, junto con el propano, es el que se utiliza en la industrialización señalada (la petroquímica). En otras palabras, sólo es posible obtener etano después de que salgan a flote los otros componentes» («El Deber», 7-04-04). De ahí deducía la necesidad de que las transnacionales exporten gas seco en enormes volúmenes, salvo que se deseara quemarlo o dejarlo bajo tierra por los próximos 200 años por falta de mercados. Ya perdimos, según ellos, la oportunidad de vender el gas a EEUU, mediante el consorcio Pacífic LNG e inclusive a México.

Los encajes y miriñaques de la obesa dama mentirosa, se fueron desprendiendo uno a uno hasta dejarla desnuda. El ingeniero Juan Carlos Kinn, en carta al Presidente Mesa y en artículos periodísticos («El Deber del 5 y 19-04-04) demostró que todo el metano existente en el país puede ser convertido en diesel ecológico, para el que existen enormes mercados. Los voceros de las transnacionales dijeron que la tecnología utilizada era muy cara, que sólo existían plantas piloto y no comerciales. Otro alud de aclaraciones los enterró de pies a cabeza, cuando Kinn les recordó que, en estos momentos, están funcionando las plantas de Gas To Licuad (GTL) en Trinidad Tobago, Nigeria, Malasia y Sudáfrica. Que Qatar inaugurará tres plantas que utilizan el gas seco para la industrialización en gran escala. Con sólo mirar el Internet, dice Kinn, se comprueba que «la tecnología existe, que funciona, que está en expansión y que tiene gran futuro».

El ingeniero Justo Zapata explicó, a su vez, que Chile, sin exportar un pie cúbico de gas seco o metano, es el mayor exportador de metanol, producto del metano, (tiene cuatro enormes plantas y proyecta dos adicionales, lo que incrementará sus exportaciones a la Unión Europea. ¿Dónde ha quedado la teoría de que se necesita primero exportar gas seco para industrializarlo? Con lo que se gastaría en exportar gas a EEUU (unos 7.000 millones de dólares, destinados a construir el gasoducto al Pacífico, planta de licuefacción, transporte en barcos metaneros, planta de regasificación y transporte en gasoductos domésticos hasta los destinatarios, Bolivia podrían instalar plantas de polietileno en Patacamaya, de dimetil eter, en Sicasica, de diesel, en Yacuiba, de amoníaco y urea en Santa Cruz, además de termoeléctricas para vender electricidad a los países vecinos que tanto la necesitan.

Carlos Mesa pretende cambiar la agenda de Octubre: Industrialización Sí. Exportación No. Por la agenda de GSL, Industrialización No. Exportación Si. Esto es lo que no debe permitir el pueblo boliviano absteniéndose de votar o pifiando el voto en el referéndum del 18 de julio, que en su pregunta quinta consulta expresamente si se desea exportar el gas como materia prima. Las petroleras saben que obtendrán ganancias superiores si industrializan el gas fuera de nuestras fronteras. De ahí la importancia de nacionalizar el gas a fin de que esté en manos de YPFB, la empresa que puede exportar nuestros gas con valor agregado.