La Ley Forestal de 1993 hizo más que devolver a Nepal sus verdes colinas: fomentó los derechos de las mujeres rurales, sostienen activistas. Kalpana Giri, experta en género y gobernanza en Forest Action Nepal, una organización de expertos dedicados al manejo de los recursos naturales, dijo a IPS que la ley, que creó bosques comunitarios, […]
La Ley Forestal de 1993 hizo más que devolver a Nepal sus verdes colinas: fomentó los derechos de las mujeres rurales, sostienen activistas.
Kalpana Giri, experta en género y gobernanza en Forest Action Nepal, una organización de expertos dedicados al manejo de los recursos naturales, dijo a IPS que la ley, que creó bosques comunitarios, fue un importante factor a la hora de hacer oír las voces de las mujeres de las zonas rurales de Nepal.
«Abrió la puerta para que las mujeres participaran en el diálogo público, les dio un espacio», dijo Giri a IPS en el marco de una conferencia internacional sobre los bosques que tuvo lugar en Lombok, una isla ubicada 1.060 kilómetros al sur de Yakarta.
Pero resultó un éxito inesperado que las mujeres rurales hallaran su voz pública a través de un proceso de reforma agraria, que en este caso también fomentó la igualdad de género.
«No hay un reconocimiento específico de las mujeres como participantes específicas que serán afectadas» por las reformas, dijo Abidah Setyowati, de Women Organising for Change in Agriculture (Mujeres organizadas por el cambio en la agricultura), una red mundial que promueve la igualdad de género y el desarrollo sustentable.
«Realmente hay una participación mínima de las mujeres en el proceso de toma de decisiones», expresó.
En su rol tradicional, las mujeres no son vistas como líderes, especialmente en Asia, según Apsara Chapagain, presidenta de la Federación de Usuarios de Bosques Comunitarios de Nepal.
Aún cuando las reformas funcionen para beneficio de las comunidades rurales, el mismo proceso puede debilitar los derechos femeninos. Esto es una verdad en el caso de China, donde las reformas que afectan la tenencia de la tierra permitieron la propiedad comunitaria de predios forestales.
Las reformas no tuvieron en cuenta las preocupaciones de género, según Li Ping, abogada del Instituto Landesa de Desarrollo Rural, que trabaja en la investigación y la promoción de los derechos agrarios.
Li dijo que hay confusión en cuanto a cómo dividir la tierra luego de un divorcio o cuando una mujer enviuda. Al casarse, la mayoría de las mujeres rurales de China se mudan a la aldea natal de su cónyuge, lo que las coloca en una situación nada envidiable si luego se divorcian o quedan viudas.
«Las mujeres necesitan tener suficiente coraje para enfrentarse a sus propias familias», señaló.
Giri también considera que, si no se elaboran políticas sensibles al género, las mujeres serán victimizadas.
Además de las leyes que rigen la tenencia de la tierra, las costumbres, tradiciones y prácticas locales determinan en buena medida el rol de las mujeres en materia de tenencia agraria, dijo a IPS.
«Hay muchas cosas que determinan cómo y dónde se ubica una mujer frente a todos estos temas, y es necesario que tomemos en cuenta todo esto», sostuvo.
Según los expertos, la mayoría de las políticas sobre reforma agraria se desarrollaron considerando a la comunidad de modo integral, y no abordando los asuntos de género de modo específico.
Giri se enfrentó a una difícil tarea en Nepal cuando pidió a donantes y políticos que consideraran las cuestiones femeninas al tratar la reforma de la tierra.
«La mayoría no veía a la reforma agraria como un tema de género, sino desde un ángulo mucho más general, basado en la comunidad», explicó.
Por lo menos en Nepal, activistas como Giri y Chapagain lograron algunos avances.
Los cambios constitucionales que tienen lugar en este país de Asia meridional permitieron a los y las activistas participar en un diálogo con quienes toman las decisiones.
En el programa forestal comunitario se destina 33 por ciento de los comités ejecutivos a las mujeres. Y por lo menos 35 por ciento del ingreso total procedente de los bosques comunitarios se asigna a mujeres pobres.
Tanto Giri como Chapagain sienten que se necesita hacer más para crear más conciencia. Giri dijo a IPS que la mayoría de los hombres se resisten al diálogo durante los talleres donde se habla sobre los derechos femeninos.
«Tal vez deberíamos hablar sobre derechos de género o derechos de la comunidad», dijo.
Forest Action también subrayó casos donde el rol de las mujeres se volvió importante sin que mediara ninguna intervención externa ni se hiciera ningún énfasis especial. Uno de esos casos ocurrió en el oriente de Nepal, donde la migración rural de los hombres hizo que las mujeres tuvieran que ocuparse de los bosques y también tomar decisiones en relación a ellos.
«Lo interesante fue que las mujeres nos dijeron que estaban haciendo la misma clase de trabajo antes de que los hombres emigraran a las ciudades en busca de trabajo. Ahora la única diferencia era que se habían vuelto más visibles como responsables de tomar decisiones», explicó Giri.
Li cree que las mujeres, especialmente en áreas rurales, saben muy poco sobre derechos agrarios. «Debería haber programas de la sociedad civil para informarlas» al respecto, sostuvo.
Cuando las mujeres obtienen derechos de propiedad o adquieren el poder de tomar decisiones, tienden a gastar el ingreso en sus familias. «La mayoría de las veces no hay problemas de juego o de bebida. Pero es necesario que haya seguridad en materia de tenencia» agraria, añadió.
La experiencia de Nepal alentó a los activistas a ir más allá de hacer escuchar las voces de las mujeres. «El próximo paso es definir qué roles deberían jugar en el proceso de toma de decisiones», dijo Giri.