Estimado amigo: Vaya por delante que siempre he respetado a la cadena que Ud. dirige y no sólo porque sea, probablemente, la 2ª radio más escuchada en nuestro país. Siempre que me han llamado les he atendido y siempre les he enviado la misma información, comunicados y convocatorias que al resto pese a que, últimamente, […]
Estimado amigo:
Vaya por delante que siempre he respetado a la cadena que Ud. dirige y no sólo porque sea, probablemente, la 2ª radio más escuchada en nuestro país. Siempre que me han llamado les he atendido y siempre les he enviado la misma información, comunicados y convocatorias que al resto pese a que, últimamente, confieso que me costaba. ¿Qué por qué? Como creyente en Jesús de Nazareth y como miembro de la misma Iglesia a la que Uds. tratan de defender/difundir -aunque en una línea claramente divergente pues conoces mi pertenencia a las Comunidades Cristianas Populares-, tengo que alzar ya mi voz ante lo que considero una ultraja y una desvergüenza intolerable, es decir, la gota que ha colmado el vaso.
Desde hace tiempo la desfachatez y el insulto, el sarcasmo y la ofensa, la insolencia y la arrogancia, son la tónica de comentaristas tan soberbios como Federico Jiménez Losantos. Cuál no será la degradación a la que están llegando que la semana pasada los propios Obispos catalanes, a través de su Conferencia Episcopal Tarraconense, han anunciado que «intentarán influir para corregir el tono de alguno de sus programas radiofónicos»; decisión ésta que viene dada -al parecer- por las muchas quejas recibidas «ante los comentarios ofensivos y descalificadores» de algunos de esos programas.
Muchas veces he sentido vergüenza ajena. El último botón de muestra, tras oír las declaraciones del presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo contra el Sr. Peces Barba; máxime al saber por la Fundación Luís Portero que eran rigurosamente falsas y tendenciosas y, sobre todo, que cuando llamó para hacer el desmentido, su intervención fue silenciada, imagino que por el susodicho FJL. Esa vergüenza estaba creciendo cada vez que oía bromitas sobre los inmigrantes, como cuando despotricaba por que se le dieran «zumitos a los pobres deshidratados», y ya ha llegado al extremo cuando he podido escuchar dos producciones susceptibles de ser denunciadas. Una es la sórdida versión de una antigua canción del verano a la que le han cambiado la letra, y otra, una mofa de los subsaharianos que estos días intentaban pasar a España.
Por si no ha oído semejantes barbaridades le animo a que compruebe lo que le digo y verá como durante los días 5, 6 y 7 de octubre en la radio que Vd. dirige, se reían de esta nueva tragedia humana, emitiendo una supuesta retrasmisión de la prueba de salto de altura -el salto a España- desde los JJOO de Melilla. Burradas como que se va a dar «el pistoletazo de salida» a los «650.000 marroquíes para los 100 metros valla», o que las «chirles, con 200 Kg cada una animaban con el burka puesto», creo que no merecen más comentarios.
Como parece que la aguerrida audiencia jalea estas barbaridades (se repitieron durante tres días), aun han ido más lejos y han emitido la nueva canción del verano «La valla estaba repleta/ por eso yo la salté…» con estrofas como «vamos para España a toda pensión…» o «morito si, mezquita yes».
Reírse de la tragedia humana es deleznable, pero hacerlo al amparo de una Iglesia es un cinismo intolerable. Alguien tendría que parar esta espiral y no creo que baste hacerlo desde dentro (aunque ya se podrían ocupar más los obispos y no andar tan preocupados con la clase de religión). Seguro que hasta procede iniciar alguna demanda judicial por aliento y apología de la xenofobia.
Luis Ángel Aguilar