Cuando este 11 de enero se cumplan 30 años del restablecimiento de sus relaciones bilaterales, Bolivia y Cuba podrán asegurar que los vínculos entre ambas naciones viven en el mejor momento de su historia. A juzgar por las declaraciones de las autoridades de ambos países y por los hechos concretos, los nexos entre los gobiernos […]
Cuando este 11 de enero se cumplan 30 años del restablecimiento de sus relaciones bilaterales, Bolivia y Cuba podrán asegurar que los vínculos entre ambas naciones viven en el mejor momento de su historia.
A juzgar por las declaraciones de las autoridades de ambos países y por los hechos concretos, los nexos entre los gobiernos de los Presidentes Evo Morales y Raúl Castro son actualmente estrechos y profundos, y con perspectivas de intensificarse cada vez más en el futuro en diversas esferas de la sociedad, la economía y el comercio.
Bolivia y Cuba trabajan hoy de conjunto por la integración de América Latina y el Caribe a través de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), organismos creados para hacer realidad la unidad de los pueblos de nuestra región.
A las dos naciones las unen claros principios de independencia, soberanía, solidaridad, antiimperialismo y lucha por un mundo mejor, así como el deseo de que Latinoamérica deje de ser definitivamente el traspatio que ha sido de Estados Unidos durante muchos años de neocolonialismo brutal y saqueo.
Es bien sabida la cooperación generosa que presta Cuba a Bolivia en la salud, la educación y en otras ramas, desde hace varios años, y el inmenso agradecimiento del pueblo de este país andino a la labor de los colaboradores de la isla caribeña.
El propio Morales, y su vicepresidente Álvaro García Linera, entre otros altos dirigentes, han reiterado públicamente la gratitud de sus compatriotas hacia los cubanos por la solidaridad humana que han ofrecido a los bolivianos.
Asimismo, han esclarecido que Cuba no ha dado a Bolivia lo que le sobra, sino que ha compartido lo poco que tiene en beneficio de la población de este Estado sudamericano.
Por su parte, el gobierno boliviano, y especialmente su presidente, han manifestado en diferentes escenarios internacionales su firme condena al bloqueo que por más de 50 años le impone el régimen norteamericano a Cuba, y su rechazo a la inclusión de la mayor de las Antillas en la lista infame elaborada por Washington de países patrocinadores del terrorismo, una conocida postura para justificar su añejada y frustrada política agresiva.
Similar ha hecho Morales al exigir a la Casa Blanca la liberación de los cinco cubanos antiterroristas presos injustamente en cárceles estadounidenses, posición que hizo explícita, primero, con el envío de una carta al mandatario norteamericano, Barack Obama, y posteriormente en su intervención el pasado año en la Asamblea General de la ONU.
Otro ejemplo de las armoniosas y fraternas relaciones entre La Paz y La Habana fue el reciente gesto de Bolivia de enviar ayuda humanitaria a Cuba, tras su región oriental ser devastada recientemente por el huracán Sandy.
Innumerables son los hechos que demuestran que los nexos entre ambas naciones son hoy mejores que nunca porque se han construido sobre bases solidas de una verdadera amistad desinteresada, e inquebrantables lazos históricos.
Ello es además evidente en la simpatía y la cordialidad que comparten el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro, el Presidente Raúl y el jefe de Estado boliviano.
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