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Represión social tras el velo del seudo progresismo

Fuentes: Rebelión

En el año 2008 el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, afirmó que los Kirchner sólo sostienen un discurso progresista y, en paralelo, impulsan políticas neoliberales… que aumente la pobreza mientras se paga la deuda ilegítima, que los hospitales estén colapsados… que haya mortalidad infantil evitable, son violaciones a los derechos humanos que […]

En el año 2008 el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, afirmó que los Kirchner sólo sostienen un discurso progresista y, en paralelo, impulsan políticas neoliberales… que aumente la pobreza mientras se paga la deuda ilegítima, que los hospitales estén colapsados… que haya mortalidad infantil evitable, son violaciones a los derechos humanos que suceden hoy.

Triple (in) adecuación política

 

Según el psicólogo Alfredo Grande p ara que las palabras no sean llevadas por el viento deben apoyarse sobre una «triple adecuación» entre la co herencia, que es la concordancia entre lo que se dice y lo que se hace; la consistencia, que es la coherencia sostenida en el tiempo; y la credibilidad, que es la convicción que en la subjetividad produce la consistencia.

Desde esta perspectiva podría decirse que Néstor y Cristina Kirchner transitan por una «triple inadecuación política» marcada por la falta de credibilidad , que están cosechando entre sus compatriotas, que se sostiene en la falta de coherencia entre el ostentoso nivel de vida que mantienen y sus discursos ya que ambos plantean que es hora de redistribuir la riqueza por el bien de los que menos tienen pero, paradójicamente, no son los más necesitados quienes gozan de esta «redistribución».

Ahora bien, entre los pocos argentinos que últimamente pudieron acrecentar su fortuna esta la familia Kirchner cuyo patrimonio, que en los últimos seis años creció casi siete veces, esta compuesto por los fastuosos hoteles Los Sauces y Alto Calafate; extensos terrenos comprados a valor fiscal; millonarios depósitos bancarios; numerosos inmuebles en alquiler; y la participación en diferentes empresas entre las cuales se encuentra Hotesur S.A. en donde participa la sobrina de Néstor Kirchner, Romina, cuya hermana Natalia es la fiscal que investiga la forma en la que su tío adquirió terrenos fiscales en Santa Cruz.

También el creciente descrédito del gobierno argentino se debe a que muchas veces favorece a las multinacionales lo cual quedó ejemplificado cuando Cristina Kirchner vetó la Ley para la protección de los glaciares gracias a lo cual Barrick Gold continúa, legalmente, erosionando y contaminando las reservas de agua dulce que interfieren en su búsqueda de minerales.

El seudo progresismo se apuntala sobre la r epresión social

En el año 2008 el líder del EZLN, Subcomandante Marcos, sostuvo que la presidenta argentina representa la imagen que quieren los de arriba para toda América Latina… gobernantes que a diferencia de las dictaduras de los setenta controlen y reorienten la movilización social, y que se siga adelante con el proceso de destrucción. Ahora bien, si esta situación no desemboca en «estallidos sociales» es porque está sostenida por varios pilares que enmascaran de seudo progresistas políticas que, en verdad, continúan reproduciendo un modelo de exclusión social.

Uno de estos cimientos son los medios de comunicación que, como sostiene Alfredo Grande, determinan con éxito la absoluta caducidad del modelo (menemismo) pero sostienen la viabilidad del sistema capitalista, mantenido en pie por Néstor y Cristina Kirchner. En relación a este punto la política gubernamental argentina es cuanto menos contradictoria ya que, si bien en los últimos meses el matrimonio Kirchner impulsó una ley que promueve la democratización de los medios de comunicación, en el año 2005 Néstor Kirchner firmó un decreto que benefició a las corporaciones mediáticas argentinas ya que les prorrogó por 10 años sus licencias.

Otro de los sostenes es aquella represión transparente o invisible que, según Alfredo Grande, sufren millones de argentinos que viven en los campos de concentración de las democracias: las villas miserias… las «ciudades de dios» donde se cultivan todas las semillas que serán demonizadas cuando den los frutos de la inseguridad y para quienes se pedirá la baja de la edad de la imputabilidad. Sobre esta cuestión el Coordinador del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, Alberto Morlachetti, afirmó que si nos guiamos por los efectores que trabajan en las calles, la pobreza llega al 60%… el 70% de la población total menor de 18 años vive en la pobreza, la mitad ya casi no come… más de cien niños menores de 5 años mueren (física, intelectual y emocionalmente) por día por causa de pobreza.

Asímismo otro punto de apoyo se encuentra en la represión que, como sostuvo Althusser, el Estado realiza a través de sus fuerzas de seguridad para garantizar las condiciones políticas de reproducción del sistema. Ejemplifican esta cuestión la denuncia realizada por la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional según la cual desde el 25 de mayo de 2003 hasta la actualidad murieron más de mil personas por el accionar del aparato represivo argentino; y la brutal represión policial que sufrieron cientos de personas que reclamaban que Kraft Foods, que había desobedecido -sin sufrir sanción alguna- la orden ministerial de acogerse a una conciliación obligatoria, reincorporase a los trabajadores que arbitrariamente había despedido.

El último pilar que podría mencionarse es la falta de «conciencia de clase» de aquellos argentinos que no dilucidan el poder que tendrían si actuaran conjuntamente. Esta cuestión puede analizarse desde la perspectiva de Gerard Mendel quien distingue entre el poder de lo psíquico, que se organiza según las estructuras de parentesco; y el poder de lo político, que se estructura sobre la existencia de clases sociales antagónicas. Desde esta visión en la Argentina, como en tantos otros países, se estaría en presencia de una regresión de lo político al plano de lo psíquico en donde los pobres y desocupados, en vez de tomar conciencia del lugar que ocupan en la sociedad y organizarse políticamente para transformar la realidad que los oprime, continúan actuando como «hijos» que buscan cobijo en una autoridad (Alfonsín, Menem, Kirchner, etc.) que pertenece a una clase antagónica y simboliza la figura paternal.

Senderos de esperanza

Para intentar superar el contradictorio momento histórico que vive la Argentina, que siendo uno de los principales productores de alimentos del mundo tiene millones de habitantes que pasan hambre, hay que abandonar la lógica instaurada por el gobierno argentino que según el coordinador del Movimiento Barrios de Pie, Roberto Baigorria, pretende que no se diga nada en contra de sus políticas porque sino se le hace el juego a la derecha o se crea inestabilidad social o realidades desestabilizadoras o des instituyentes.

También habría que dejar de creer en la burocracia sindical y política que ante cada intento de organización popular que se realiza por fuera de ella plantea que los trabajadores politizan su demanda porque están influenciados por sectores de ultraizquierda con ánimo desestabilizador… con mandatos de la cuarta internacional comunista, ya que como lo afirmó Héctor «Toty» Flores existe una peligrosa perversidad en aceptar pasivamente la política del enemigo y, además, creer que se está haciendo otra contraria a la delineada por los centros de poder, cuando se la reivindica como triunfo y se justifica como técnica de acumulación.

En este sendero se encuentran, por ejemplo, los trabajadores que intentan crear estructuras sindicales democráticas; los cristianos que, como el padre Olmedo, denuncian la injusta distribución de las riquezas argentinas; y las organizaciones sociales que, como el MST Teresa Vive, Barrios de Pie, Polo Obrero y Movimiento Territorial de Liberación, reclaman trabajo genuino y se niegan a ser parte del clientelismo político argentino.

Por todos estos motivos puede decirse que en la Argentina, tal como en Medellín los obispos afirmaron que ocurre en muchos países latinoamericanos, existe una situación de injusticia que puede llamarse de violencia institucionalizada ya que, por defecto de las estructuras políticas, existen poblaciones enteras a las que se le violan sus derechos fundamentales… tal situación exige transformaciones globales, audaces, urgentes y profundamente renovadoras… no hay que abusar de la paciencia de un pueblo que soporta durante anos una condición que difícilmente aceptarían quienes tienen una mayor conciencia de los derechos humanos.

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(*) Este texto es un resumen de la ponencia presentada en el VIII Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos organizado por las Madres de Plaza de Mayo.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.