La represión en Yucatán tiene diferentes rostros que responden a una misma esencia sistémica, en la manifestación del domingo 19 de enero, se vivió la expresión violenta y abierta, y posteriormente, en los discursos que pretenden justificar los hechos, se refleja la verdadera idea que tiene el gobierno de Mauricio Vila sobre los reclamos sociales […]
La represión en Yucatán tiene diferentes rostros que responden a una misma esencia sistémica, en la manifestación del domingo 19 de enero, se vivió la expresión violenta y abierta, y posteriormente, en los discursos que pretenden justificar los hechos, se refleja la verdadera idea que tiene el gobierno de Mauricio Vila sobre los reclamos sociales y las necesidades del pueblo. El uso de granadas con gas lacrimógeno es una violación a los derechos humanos acá en Yucatán y en todo el mundo, activar esas armas (porque esos son) sobre ciudadanos que protestan contra decisiones de un gobierno se llama represión, y aún más, cuando se lanza contra los manifestantes que están en absoluta calma, la marcha fue pacífica, eso los medios vendidos lo olvidan, y si bien hubo un breve instante de forcejeo aislado no fue como se quiere hacer creer una articulación de violencia intencionada por parte de los manifestantes, no señores del poder, lo que aconteció es el sentir de un pueblo vilipendiado por sus medidas económicas y sociales, como son los impuestos y las alzas a servicios, los despidos masivos y la falta de pago a cientos de trabajadores principalmente del sector educativo. La violencia viene del discurso que desprecia y denigra, se ejerce desde aquellos que impiden el libre tránsito del pueblo que enarbola justas demandas sociales y se le criminaliza, la violencia es del Estado, es de la policía que instala vallas, forma contornos de exclusión y lleva a una manifestación pacífica armas que usa sin restricciones, la violencia no es del pueblo, es la del sistema que explota, margina, discrimina, excluye, empobrece, engaña, agrede y pisotea los derechos civiles, laborales y humanos. Esa es la violencia que viene aconteciendo desde hace muchos años y que ahora se agudiza.
Creer que sacrificar como se acostumbra cual carne de cañón a un policía (trabajador) basta para lavarse las manos es ingenuo, es una distorsión, ningún elemento de cuerpos policiacos o militares actúa sin orden explicita, ningún elemento lleva armas sin autorización y facultado pasa su uso por sus superiores, ningún policía o militar impide el paso de personas sin haber recibido órdenes, así que decir que el policía que lanzó el gas lo hizo por propia voluntad es falso. Decir en el discurso del gobierno que son los «fuereños» los que agreden la paz es una provocación a la violencia xenofóbica, ¿o acaso no se sabe de las muchas situaciones de violencia que fomentan esos discursos? No se vale culpar a quienes por una u otra razón a migrado a Yucatán para rehacer sus vidas de los problemas sociales y económicos generados por la estructura lógica del sistema capitalista que nos rige, es decir, ¿acaso la pobreza, la discriminación, la explotación, la violencia hacia la mujer, las medidas económicas que usted implantó, el despojo de tierras en las comunidades mayas y muchos más males sociales son causados por los actuales pobladores de Yucatán provenientes de otras tierras? No seamos ridículos y no crea al pueblo inocente, esas afirmaciones son por sí mismas xenofóbicas, discriminatorias y una forma de violencia muy común en la entidad.
Decir que todo fue orquestado por agitadores profesionales es criminalizar la protesta social, es un intento de ocultar las verdaderas razones de las manifestaciones, es distraer a la opinión pública sobre las causas del malestar social que conlleva a la sociedad a movilizarse y reclamar al gobierno, no se quiera culpar a otros de los que se provoca en casa, es el gobierno quien con sus decisiones ha provocado la inconformidad, no son las personas externas ni nada parecido, porque si bien pudieran existir provocadores, a habrá que ver quien los manda, quien los fomenta y a quien benefician, pero el pueblo de Yucatán está inconforme y tiene absoluto derecho a reclamar. La directiva local del Partido Acción Nacional (PAN) haciendo eco de las versiones de gobierno, salió a culpar a Morena de lo acontecido, ¿no se enteró la dirigencia del PAN de que no fue una sola protesta si no que fueron varias entre ellas una sí organizada por Morena pero en otro lugar alejado de donde sucedió la represión? Quieren culpar a otros de lo que el gobierno del PAN provoca con sus decisiones anti-populares. De igual forma, quieren descalificar la protesta diciendo que todo inconforme es militante o partidario de Morena, lo cual es falso, diversos sectores se encuentran inconformes, un ejemplo claro, las expresiones muchos manifestantes declarándose desilusionados y arrepentidos de haber votado por el actual gobierno.
El pasado 25 de noviembre fueron detenidas de manera ilegal varias integrantes del movimiento feminista; diversos luchadores sociales reciben amenazas de muerte; se niegan los derechos de la diversidad; se despoja a los pueblos mayas de su tierra; se beneficia a empresas privadas por encima del bien social e incluso ecológico, ahora, el gobierno reprime y criminaliza la protesta, al igual que toma decisiones anti-populares en términos económicos y sociales: ¿entonces quien genera la violencia y quien la ejerce? El gobierno ha dicho que llama al diálogo «invitando» a visitar la secretaria de gobierno, nosotros; el pueblo, llamamos al diálogo abierto, libre y totalmente transparente en las plazas y parques públicos con acceso de todos y a todos los sectores sociales, porque las cosas del pueblo no se discuten en privado, se hablan de frente «con todos y para el bien de todos».
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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