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Reseña de Correspondencia Sigmund Freud-Carl Gustav Jung, edición de W. McGuire y W. Sauerländer

Fuentes: Rebelión

Correspondencia Sigmund Freud-Carl Gustav Jung, Edición de William McGuire y Wolgang Sauerländer. Traducción de Alfredo Guéra Mirallles. Madrid: Trotta, 2012

Sigmund Freud y Carl Jung fueron dos personajes fundamentales del siglo XX. Aunque no con la misma intensidad. Freud fue más consistente y tuvo una mayor importancia : fundó uno de los grandes movimientos del siglo, el psicoanálisis. Independientemente del valor teórico y práctico que se le de, lo cierto es que es fundamental para entender el imaginario de la sociedad europea y americana del siglo XX. No es correcto decir que el psiconálisis está superado, ya que la polémica continua en los mismos términos que en el momento de su fundación. Este libro es un documento imprescindible para los interesados en cualquiera de las dos biografías. Pero sobre todo para los interesados en el movimiento psicoanalítico. La relación entre Freud y Jung es, en todo caso, muy interesante. Precisamente el cine acaba de ponerla en primer plano con la sugestiva película Un método peligroso. Pero lo cierto es que hay un tercer personaje en la película, la psicoanalista rusa que da un tono dramático y amoroso que prácticamente no aparece en la correspondencia que nos ocupa. La correspondencia resulta algo ardua porque está llena de elementos anecdóticos. Pero incluso estos tienen su interés para el público especializado.

Más allá de lo específico hay que reconocer que es todo un testimonio sobre la relación de amistad de tipo epistolar. La relación es particularmente intensa y se desarrolla básicamente por esta vía. Los encuentros directos de Freud y de Jung son escasos. Curiosamente la ansiedad con que Freud asume la relación, sus expectativas, ponen de manifiesto la dependencia de Freud con respecto a Jung y no al revés. La relación se plantea en unos términos de relación padre-hijo por parte de Jung pero está claro que lo que espera Freud de Jung no es algo filial sino una relación amistosa de una cierta ambigüedad. De hecho parece repetir lo que antes atrás le pasó con William Fleiss. Y el final resulta igualmente duro para ambos, pero sobre todo para Freud. Lo que Jung le reprocha a Freud es su carácter autoritario. Pero es evidente que ya hay desde el principio diferencias de fondo que se van explicitando a lo largo de la relación hasta adquirir un claro sentido conflictivo. Se vislumbra la atracción de Jung hacia el ocultismo y el rechazo de Freud hacia estos fenómenos. Esto no quita una cierta ambigüedad de Freud, que mantuvo un extraño convencimiento sobre la fecha exacta de su muerte. Pero la perspectiva de Freud quería ser científica y materialista y en cierta manera la defensa de la hipótesis de la sexualidad como vía regia era un dique para posiciones espiritualistas. Así se lo hizo notar a Jung y la resistencia de éste acabó conduciéndole finalmente a la defensa de una noción de energía totalmente confusa.

Desde el punto de vista del origen y formación del movimiento psicoanalítico el documento es fundamental. Podemos ver como Freud va gestando su teoría sobre la neurosis, su metapsicología y su técnica analítica. Jung tiene una brillantez y una capacidad crítica que lo destaca del resto de discípulos de Freud . Abraham, Ferenzi, Jones. Para Freud la pérdida de Jung tiene un carácter irreparable. De todas maneras la deriva de Jung hacia un eclecticismo con elementos esotéricos y orientalistas darán unos frutos muy poco consistentes. Es un libro, para resumir, que tiene un destinarlo muy concreto. Hay que agradecer a la Editorial Trotta esta apuesta, hasta ahora no disponible en castellano. La edición y la traducción, impecables.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.