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Revocatorio en Bolivia: una sorpresa y tres teorías

Fuentes: Rebelión

Decía el ex presidente Víctor Paz que Bolivia era el país donde todo pasaba y donde, en realidad, no pasaba nunca nada. Cuando los ojos de Latinoamérica y el mundo, miraban a Bolivia por el referéndum semifederalista de Santa Cruz; cuando el gobierno popular y nacionalista de Evo Morales caminaba sus peores pasos acorralado por […]

Decía el ex presidente Víctor Paz que Bolivia era el país donde todo pasaba y donde, en realidad, no pasaba nunca nada.

Cuando los ojos de Latinoamérica y el mundo, miraban a Bolivia por el referéndum semifederalista de Santa Cruz; cuando el gobierno popular y nacionalista de Evo Morales caminaba sus peores pasos acorralado por una derecha pendeja; cuando la negociación oposición regional neoliberal-gobierno nacionalista de izquierdas se encontraba trabada por la acumulación de fuerzas de ambos bloques (a la espera del último referéndum autonómico, el de Tarija, del 22 de junio); y cuando los movimientos sociales afines al MAS preparaban y retomaban su campaña por el sí al nuevo texto constitucional; saltó la sorpresa. De nuevo, la confusión y la adopción urgente de nuevas estrategias. De nuevo, en apariencias, la derecha marcando agenda.

Rescatando una propuesta de diciembre pasado del propio Evo, la oposición, que controla el Senado, dio un golpe de timón, cuya génesis, todavía días después, se muestra como una verdadera incógnita.

Ni qué decir que atreverse, ahora a bote pronto, a diagnosticar a quien puede beneficiar y perjudicar el revocatorio para Evo, Alvaro y los nueve prefectos es un auténtico ejercicio estéril de periodismo ficción.

Pero antes de intentar analizar quién puede sacar ventaja del revocatorio que se vendrá en tres meses, veamos las tres teorías que hoy circulan en los mentideros de la política boliviana sobre el sorpresivo y desconcertante anuncio del revocatorio en Bolivia. Y digo desconcertante pues en la mañana del jueves 8 de mayo, el «vice» Alvaro García Linera decía que la intención de convocar a un revocatorio era una medida del pasado, propia de una coyuntura superada. En la noche del mismo día, a las ocho y media de la noche y por cadena estatal, Evo aceptó el reto, al grito de «urnas y no armas». El desafío de la derecha era irrechazable, sobre todo porque la oposición aceptaba las reglas para el revocatorio sugeridas por el propio presidente (antes apostaban por el 50% más uno, sin tener en cuenta la votaciones de 2005), las cuales le favorecen, pues solo con un voto más del 53,7% conseguido en diciembre de 2005, Evo volverá a su chacra en el Chapare a seguir cultivando hoja de coca.

Pero apuntemos a las tres teorías que llevaron a la política boliviana a un nuevo escenario:

1.- Podemos y su líder Jorge «Tuto» Quiroga, en su afán para recuperar liderazgo, postergó y desplazó las demandas autonomistas por una cuestión de celos políticos pues los prefectos (encabezados por el «gobernador» Rubén Costas y el Comité Pro Santa Cruz de Branko Marinkovic) se han constituido en la verdadera oposición restando capacidad a la vieja clase política tradicional. Bajo esta teoría, Santa Cruz desconocía la movida de los «Tuto boys» que aplaza y sacrifica los pedidos de autonomìa para tumbar de una vez por todas al «indio» nacionalizador. La duda de esta teoría radica en el papel jugado por el presidente del Senado, el podemista y ex hombre fuerte de los empresarios cruceños, el joven senador Oscar Ortiz, que ofició como operador de la movida del núcleo duro del podemismo, alrededor de «Tuto». El desconocimiento en la mañana del senadores de Podemos como el «díscolo» Carlos Borth habla, en todo caso, que la movida fue cocinada en «petit comité».

2.- La segunda teoría habla de una coordinación entre el núcleo duro de Podemos y la alta dirigencia de la elite cruceña. Los augurios pesimistas sobre los futuros resultados en los tres referéndums (Beni, Pando y Tarija, departamentos con altos niveles de oposición interna) y los propios resultados del referéndum cruceño (con un alto e inesperado nivel de abstención que llegó al 39%) han obligado a un cambio de estrategia de la oposición regional y política. La puñalada de «Tuto», entonces, no iría destinada al prefecto Costas, el más fuerte de todos, sino a los otros tres (Ernesto Suárez en Beni, Leopoldo Fernández en Pando y Mario Cossío en Tarija, todos pertenecientes a partidos como Podemos y MNR, paradójicamente, pero todos muy lejos ya de la jerarquía partidaria). Costas, ante un fracaso de sus tres compañeros, habría dado su sí a la estrategia de «Tuto», salvado su referéndum y asegurada su continuidad en un revocatorio debido a su popularidad. La apuesta de Evo, cuya figura crece por su alto talante democrático al aceptar de buena gana su revocatorio, sería tumbar algunos prefectos (los de La Paz, «Pepe Lucho» Paredes y Cochambamba, «Bombón» Reyes Villa, corren serio peligro pues son los que menor porcentaje de voto consiguieron y los que más resistencias tienen en sus departamentos) y debilitar así el bloque opositor regional-prefectural-cívico.

3.- La tercera teoría es la más loca de todas, pero en Bolivia todo es posible. El pacto «Tuto»-Evo (¿versión inesperada del demandado gran acuerdo nacional?) para resucitar la tradicional estructura partidaria (ante el auge de los movimientos sociales y cívicos-ciudadanos) y la recuperación del prestigio de órganos como el Senado y el Congreso. Con el objetivo de hundir y bajar los humos a los prefectos opositores. Dentro de la esquizofrenia, también se especula con la teoría de la conspiración interna pues el revocatorio pone contra la espada y la pared la figura tanto del presidente como del vicepresidente.¿Es posible que dentro del MAS se piense ya en una futura línea de sucesión al «reinado» de Evo y Alvaro? Si así fuera, las palabras del ex vocero presidencial, el periodista «cochala» Alex Contrera, sobre los enemigos internos al proceso de cambios, cobrarían fuerza.

Fuera lo que fuera, los tres próximos meses estarán marcados por la presencia a corto plazo del revocatorio. ¿Con cuánto ganará Evo? ¿Es posible su salida? ¿La clase media seguirá apoyandolo? ¿Una pérdida en estas clases será compensada por el campo que se ha beneficiado con carnetizaciòn, hospitales, obras con cheques venezolanos y alfabetización? ¿Cuántos prefectos aguantarán en el poder dadas las particulares reglas del juego? ¿Saldrá el oficialismo reforzado? ¿Se debilitará la oposición? ¿saldrá bien la táctica de Tuto? ¿Y si todo queda igual?, es decir Evo es ratificado y los prefectos también, ¿volvemos a la salida?

Mientras tanto la inevitable negociación, el estatuto de Santa Cruz y los demás de la «media luna» y el propio nuevo texto constitucional del MAS y nueve fuerzas políticas esperarán su turno para saltar a la palestra. Urnas y armas para desempatar .O por lo menos intentar desempatar con un nuevo escenario y una nueva correlación de fuerzas. Con el fantasma de la guerra civil y la desintegración de la patria, guardadas en el armario. Y con el talante democrático de Evo y su desapego aparente por el poder, por los cielos.