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«Revolución socialista o caricatura»…en Bolivia

Fuentes: Rebelión

«Pequeñas nacen las grandes cosas, su poder está en su crecimiento» Rabidranath Tagore Parecería que hoy, frente al futuro que comienza a abrirse en América de vez en vez más radical, con un indio en el poder en la enigmática Bolivia, sonase como el eco del Big Bang, allá cuando nació el mundo, las palabras […]

«Pequeñas nacen las grandes cosas, su poder está en su crecimiento»
Rabidranath Tagore

Parecería que hoy, frente al futuro que comienza a abrirse en América de vez en vez más radical, con un indio en el poder en la enigmática Bolivia, sonase como el eco del Big Bang, allá cuando nació el mundo, las palabras ardientes, y no siempre recordadas de la II Declaración de La Habana. Sobre todo, cuando se dijeron en el particular tono de aquel argentino que llegó desde el Sur a México, hizo la revolución en Cuba y se marchó precisamente a Bolivia a concluir sus labores de amor.

En 1964 dentro del edificio de Naciones Unidas, vestido de guerrillero y con aquella voz que nos revuelve todavía el corazón, declaraba el Che en nombre del pueblo cubano: «Con lo grande que fue la epopeya de la independencia de América Latina, con lo heroica que fue aquella lucha, a la generación de latinoamericanos de hoy le ha tocado una epopeya mayor y más decisiva todavía para la humanidad. Porque aquella lucha fue para librarse del poder colonial español, de una España decadente, invadida por los ejércitos de Napoleón. Hoy le toca la lucha de liberación frente a la metrópoli imperial más poderosa del mundo, frente a la fuerza más importante del sistema imperialista mundial y para prestarle a la humanidad un servicio todavía más grande del que le prestaron nuestros antepasados.

Pero esta lucha, más que aquella, la harán las masas, la harán los pueblos; los pueblos van a jugar un papel mucho más importante que entonces; los hombres, los dirigentes importan e importarán en esta lucha menos de lo que importaron en aquélla.

Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados, la van a escribir las masas progresistas; los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya que llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño. Nos consideraban rebaño impotente y sumiso; y ya se empieza a asustar de ese rebaño; rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya a sus sepultureros el capital monopolista yanqui.» 1

Muchas polémicas se desbordan a partir del abrumador éxito electoral de Evo Morales. De un lado al otro del llamado espectro de la izquierda se suscitan posiciones bien distintas, para no hablar de los ridículos escupitajos de la derecha, de los cuales no vale la pena gastar una palabra ¡Infelices! Si algún sentimiento puede provocarnos esas críticas son en verdad sentimientos de risa contenida por cierta piedad. A los Olimpos llega el representante de los olvidados del mundo con su carga milenaria de aspiraciones, y tienen que recibirlo con toda esa pompa ridícula, y tienen que hacerse las fotitos con sonrisa «Colgate», y tiene que sentarlo a la mesa llena de copas de bacará. Esta gira de Evo Morales nos ha ayudado a reírnos una vez más de los homenajes formales de esa diplomacia. Pero en fin este no es nuestro cuento.

Las expectativas de los comentaristas revolucionarios se concentran a partir de lo ocurrido en ese país desde hace un par de años; las declaraciones de Evo Morales y su ejecutivo, entre sus coherencias y ambivalencias.

Por suerte contamos con excelentes trabajos que describen los hechos como tales. Desde la batalla contra la privatización del agua en Cochabamba en el 2000; la de Chaparé en el 2003 en defensa de la hoja de coca, dejando una decena de cocaleros muertos, y la de La Paz en contra del impuesto sobre los salarios con 30 muertos, y por supuesto la gigantesca manifestación por la nacionalización del gas en el 2003 poniendo de patitas en la calle a Gonzalo Sánchez de Lozada al costo de casi cien muertos.

Ni siquiera la solución de Carlos Mesa les supo bien a los bolivianos que, sabiendo de su fuerza interior y sin poder esperar porque sus organizaciones y partidos entienden de una buena vez su razón de ser en este mundo, lo hicieron salir volando de la silla presidencial.

Adolfo Gilly en un memorable artículo en la Jornada nombró a Bolivia como la primera revolución del siglo XXI. Dice Gilly: «En la insurrección boliviana despuntó una combinación inédita de rasgos antiguos y modernos y un uso nuevo de la violencia popular. Más que explicar la insurrección del altiplano por comparación con las revoluciones del pasado, hay que analizarla en relación con las transformaciones de la sociedad de las formas de dominación del capital establecidas desde la última década del siglo XXI.

Si esto es así, en la violenta y victoriosa insurrección boliviana que culminó en octubre del 2003 estaríamos ante la primera revolución del siglo XXI. Conviene tratar de descifrar sus contenidos, sus motivaciones y sus presagios.»2

Esta reflexión será mi punto de partida:

Cualquier análisis que se haga sobre el futuro de Evo Morales en la presidencia de Bolivia, deberá pasar por considerar que en Bolivia se gestó una revolución previa a las urnas. Y que las urnas fueron una de las salidas encontradas a un conflicto tan profundo que su solución no pasará necesariamente por la pertinencia o no de Evo Morales.

Atilio Boron apuntó: «Morales tiene ante sí un desafío extraordinario. Sabe que, tal cual lo advirtiera José C. Mariátegui, el socialismo en América Latina será una empresa heroica, y que no podrá ser «calco y copia.» Será preciso animarse a crear, a buscar un camino propio. Como dijera ese lucidísimo intelectual de nuestra independencia, el venezolano Simón Rodríguez, «o inventamos o erramos.» Evo tendrá que inventar, y actuar muy resueltamente, si no quiere errar. Fidel, a su vez, lo repitió una y otra vez: «cada vez que copiamos nos fue mal.» Si hay algo original e inimitable en la historia de los pueblos son las revoluciones. Ninguna revolución puede ser «calco y copia.»

Podría objetársenos la introducción de la palabra «revolución» en todo este discurso. En el imaginario clásico de la izquierda aquélla se asocia con la conquista violenta del poder político, con el «acto» revolucionario por excelencia, perdiéndose a menudo de vista el largo -muchas veces subterráneo y silencioso- proceso que conduce a esa victoria. Queda en pie la incógnita, nada teórica por cierto: ¿cuándo y cómo comienza una revolución? En el discurso pronunciado en la Universidad de Concepción, en Chile, durante su visita a ese país en 1971, Fidel se refería a este tema y, por añadidura, a la compleja dialéctica que entrelaza reforma y revolución en los siguientes términos: «La revolución tiene distintas fases. Nuestro programa de lucha contra Batista no era un programa socialista ni podía ser un programa socialista, realmente, porque los objetivos inmediatos de nuestra lucha no eran todavía, ni podían ser, objetivos socialistas. Estos habrían rebasado el nivel de conciencia política de la sociedad cubana en aquella fase; habrían rebasado el nivel de las posibilidades de nuestro pueblo en aquella fase. Nuestro programa cuando el Moncada no era un programa socialista. Pero era el máximo de programa social y revolucionario que en aquel momento nuestro pueblo podía plantearse.»3

Varias reflexiones me suscitan este análisis:

En primer lugar ninguna revolución ha sido calco y copia de otra, aunque a decir verdad, por eso mismo, son tan idénticas en lo esencial, a saber la toma del poder. Una revolución socialista, implica inevitablemente la toma del poder, despojando a la oligarquía de sus posesiones. Como se haga; los recursos que se usen, variarán por supuesto del obrero ruso al indio boliviano, mas esto es forma y no esencia.

Segundo que si por ventura, con un discurso o buenos modales se le convence a la burguesía, a las trasnacionales del gas, a la Casa Blanca y al FMI que se marchen a casa y que acepten que Bolivia es para los bolivianos… ¡mucho mejor! Será que estaremos verdaderamente en una fase nueva de la evolución humana.

Pero lo dudo mucho.

Me pondrán de seguro el ejemplo de revolución bolivariana. Mas en Venezuela no hubo que nacionalizar el petróleo que financia la maravillosa obra social de Hugo Chávez y su gobierno. Hubo no más que dejar de robarlo. La revolución en Venezuela la comenzó Hugo Chávez y los militares patriotas. El siglo XXI nos quiere regalar una revolución que surge precisamente a la inversa.

Tercero. Si de José Carlos Mariátegui se trata, volviendo al compañero Atilio Boron y la socorrida frase de «calco y copia» y el sentido de lo heroico, que parece servir como comodín de la baraja, le puedo citar una contrapartida del propio Mariátegui: «Todos los que como Henri de Man predican y anuncian un socialismo ético, basado en principios humanitarios, en vez de contribuir de algún modo a la elevación moral del proletariado trabajan inconciente, paradójicamente de su rol civilizador. Por la vía del socialismo «moral», y de sus platicas antimaterialistas, no se consigue sino recaer en el más estéril y lacrimoso romanticismo humanitario, en la más decadente apologética del «paria», en el más sentimental e inepto plagio de la frase evangélica de los pobres de «espíritu.»

El socialismo ético, pseudocristiano, humanitario, que se trata anacrónicamente de oponer al socialismo marxista puede ser un ejercicio más o menos lírico e inocuo de una burguesía fatigada y decadente, más no la teoría de una clase que ha alcanzado su mayoría de edad El marxismo es totalmente extraño y contrario a esas mediocres especulaciones altruistas y filantrópicas… En la lucha de clases, donde residen todos los elementos de lo sublime y heroico de su ascensión, el proletariado debe elevarse a una moral de productores muy distante y distinta de la moral de esclavos, de que oficiosamente se empeñan en proveerlo sus gratuitos profesores de moral, horrorizados de su materialismo.» 4

Es un duro parlamento, quizás exagerado, mas de una vez deberemos entender a que llamaba Mariátegui «sentido de lo heroico». Tampoco me gusta suscribir al dedillo a ningún pensador. Pero hacía ya tiempo que me llamaba la atención como se usa a Mariátegui como un pensador antepuesto de alguna manera al marxismo, justificando un cierto reformismo autóctono o indigenista etc. Lo herético en él, igual que el Che, Rosa, Trotsky y tantos otros radica precisamente en su consecuencia marxista, no al revés.

Cuarto: En relación al comentario, que hace Boron de Fidel Castro y la Historia me Absolverá: Es recurrente, algo así como que no podemos pedir de momento el socialismo en Bolivia porque éste no era inclusive el propósito de Fidel en 1953. No estoy de acuerdo con esto último. El programa del Moncada fue un programa destinado a una revolución socialista. Revolución concebida como único es posible concebirla: en el dinámico concepto de revolución permanente. Veamos que dijo Fidel hablando del mismo tema en 1988:

«Pero sí, ya desde entonces ¿éramos marxistas?; si nosotros pudimos interpretar la realidad de nuestro país, es porque ya habíamos aprendido el marxismo-leninismo… (…) Ya nuestro Programa del Moncada era una preámbulo del socialismo y ya nosotros éramos socialistas y marxistas-leninistas, y si no habríamos llegado a la esquina.»5

La revolución de Fidel no sólo llegó a la esquina sino recorrió toda la ciudad. De no ser socialismo lo que se traían los combatientes entre sus objetivos no habrían logrado ni uno solo de sus objetivos.. Muy sencillito. Pero ajustaron las acciones a las necesidades concretas. Eso es nada más y nada menos que un clásico (casi el mejor) de la revolución permanente. No veo de qué otra forma hubiese podido el gobierno revolucionario nacionalizar las empresas, ni realizar la Reforma Agraria, ni todo lo que hizo, e incluso hace. Por supuesto que no lo hicimos el primero de enero de 1959, pero a medida que transcurrían los meses el proceso se radicalizaba velozmente y se llegó a la I Declaración de la Habana con el proyecto socialista como una obviedad. Ni los más ingenuos pensaron que aquello no sería socialismo. El pueblo cubano condensó esta realidad en una frase: «Si Fidel es comunista que me anoten en la lista.«

De eso se trata: De mantener el proceso en movimiento y pujando hacia el socialismo de manera permanente. Evo Morales y su gobierno tienen todas las condiciones del mundo para ello. No tienen que complacer a la oligarquía de Santa Cruz ni a las trasnacionales de España y Brasil. El pueblo que lo eligió con abrumadora mayoría le está pidiendo precisamente todo lo contrario.

Algunos compañeros de izquierda han llegado incluso, sin necesidad alguna, a injuriar con saña el magnífico trabajo de James Petras6, aunque no lo suscribamos cien por cien.

Aprovecho para señalar que por fortuna contamos con muchas apreciaciones diferentes y que calumniar de extremista o perverso algún artículo por el hecho de emitir sus juicios, carece de toda utilidad. James Petras al igual que Atilio Boron, al igual que el inmenso espectro de izquierda cumple con su deber de exponer los hechos y sacar las conclusiones pertinentes, estemos o no estemos de acuerdo con ellas.

En definitiva la última palabra la tendrán los trabajadores de Bolivia, mas nos es útil toda reflexión bien intencionada, y sin dudas ésta del compañero Petras la es.

La polémica que se esconde en todos los comentarios sobre Bolivia la podemos simplificar (con los errores que contrae toda simplificación) en una sola: ¿Impulsará Evo Morales la revolución socialista en Bolivia o se quedará en reformas al capitalismo? ¿No serán los nuevos bautizos del socialismo pretextos para la reforma dentro del capitalismo? ¿Socialismo del Siglo XXI, o socialismo andino…o todas esas peripecias lingüísticas?

El vicepresidente Álvaro García Linera dijo en una entrevista: «El capitalismo andino es como imaginar la modernidad en el capitalismo por un tiempo más a mediano o corto plazo, pero donde el potencial comunitario, artesanal y semi mercantil despliega sus propias capacidades de generación y distribución de riqueza, de creación de saberes y tecnología. Esta economía de comunidades indígenas, colonizadores, pequeños productores está vinculada al capitalismo clásico, pero no está triturada, subsumida o desconocida brutalmente por esa racionalidad.»7

Muy bien, pues podría pensarse que estamos de regreso a un capitalismo con rostro humano. Mi pregunta latente es si éste es el socialismo andino o el capitalismo andino.

Tampoco se trata de que rápidamente Evo tome medidas de carácter socialista o no. Sí, la revolución es un proceso, se mide por variables dinámicas. Cada instante de tiempo debe ser más socialista que el instante de tiempo inmediato anterior. Estas deberán ser nuestras mediciones. En este sentido el artículo de James Petras nos ofrece datos experimentales muy acuciosos.

Me llamó la atención también las declaraciones del mencionado Vicepresidente frente a la nueva definición del capitalismo andino: «Esa es una definición académica, que he usado y constata de manera práctica que Bolivia, por sus propias características como sociedad no puede transitar a un socialismo sin haber pasado antes por una etapa capitalista. El socialismo es la maduración extrema del capitalismo y en nuestro país no hay capitalismo. En Bolivia el 70% de los trabajadores de la ciudad son de economía familiar. No se construye el socialismo sobre esta base, sino sobre la base de una gran industria, que es lo que no tenemos. No podemos construir el socialismo sobre la base de una población rural, un 95%, que vive de una economía tradicional comunitaria. El capitalismo Andino es un régimen que se funda en la realidad de Bolivia donde las potencialidades indígenas, campesinas, familiares se articulan en torno a un proyecto de desarrollo nacional y de modernización productiva.»7

¡Así que sólo se construye el socialismo en países altamente desarrollados! ¡Dios mío, a estas alturas Lenin, Mao y Fidel pueden irse arrepintiendo de sus hazañas!, además precisamente el Che Guevara no escogió Bolivia para ofrendar sus esfuerzos con el objeto de construir un capitalismo andino, de esa manera definido. Nada feliz la intervención de un Vicepresidente que llega al gobierno en un país donde las masas sin dirigencia patente lograron arrebatarle el poder a sus gobernantes precisamente por medidas absolutamente radicales y posibles de realizar.

Bien dice Guillermo Almeyra en un reciente trabajo: «El éxito de Morales no se explica por éste ni por su confuso programa ni, menos aún, por el «capitalismo andino», que para las elecciones sacó de su galera su vicepresidente, Álvaro García Linares, y que se marchitará en este año mismo.»8

Sigue diciendo García Linera: «Esa (capitalismo andino) es una definición académica, que he usado y constata de manera práctica que Bolivia, por sus propias características como sociedad no puede transitar a un socialismo sin haber pasado antes por una etapa capitalista. El socialismo es la maduración extrema del capitalismo y en nuestro país no hay capitalismo.»7 Bueno, a saber: ¿Qué es lo que hay en Bolivia sino es el más brutal capitalismo neoliberal? Y esto de las etapas… me resulta harto conocido y harto molesto. Este concepto no lo inventó el Vicepresidente ¿Para hacer el socialismo es necesario construir el capitalismo?, o sea, pasar de un capitalismo neoliberal al capitalismo andino y de ahí al socialismo ¿El etapismo del siglo XXI? Espero que no.

El Che Guevara marchó a Bolivia por considerarla el eslabón más débil de la cadena, no creo que le hubiese gustado fortalecer ese eslabón… Pues el Che «en ningún momento acepta que en América Latina (y en el mundo diría yo) las tareas consistan en construir una «revolución nacional», democrática», «progresista», o un capitalismo con rostro humano, que deje para el día de mañana el socialismo. Plantea de una manera tajante, muy polémica, que si no se plantea a la revolución socialista, eso es caricatura de revolución, que a la larga termina en fracaso o en tragedia, como pasó tantas veces.»9De eso se trata en Bolivia; o se hace socialista, o no significará absolutamente nada, a no ser retroceso.

Por supuesto que no tiene caso comparar a Bolivia con Brasil o Argentina Es un sencillo problema aritmético. Reformas sociales, por profundas que sean no bastaran para construir el socialismo que es lo que están demandando en Bolivia, háyanse leído o no allí una sílaba del pensamiento marxista.

Jorge Gómez Barata plantea: «El atraso secular de Bolivia, ofrece oportunidades de realizar algunas metas de carácter nacional, no necesariamente clasistas y que pueden y deben ser abordadas desde una plataforma de ancha base, como son el restablecimiento de la soberanía sobre las riquezas nacionales, sin necesidad de expropiaciones ni confiscaciones prematuras o que no resulten estrictamente necesarias«10

¡No! No estoy de acuerdo con el plateo de este excelente periodista. Para una burguesía nacionalista y populista pudiera ser esta una manera de analizar las cosas. No fue para esta reconciliación de clases que se desangró el pueblo de Bolivia tomando La Paz. La única oportunidad que ofrece a mi juicio, el atraso de Bolivia es avanzar cuánto antes a nacionalizar los hidrocarburos, proclamar la Constituyente, legalizar sin restricciones la hoja de coca y aplastar sin misericordia a las trasnacionales que condenaron a ese país al fracaso. No es cierto que puedan convivir la opulencia y la miseria. Me temo que eso se demostró hace mucho más de un siglo.

Revolución socialista o caricatura de revolución, que terminará (con la gracia de Dios) superada por tercera vez por los trabajadores de El Alto, de Chaparé, de La Paz, etc. en voz y manos de los dueños de ese país, que son en estos instantes los dueños de nuestros más sagrados sueños.

Otro aspecto que se ha comentado mucho por estos días, relacionado con el caso boliviano es la revolución por vías pacíficas.

La primera en demostrar esa imposibilidad fue la propia Bolivia, levantada en «guerras» como mismo sus protagonistas caracterizan. Cuando una bendita multitud bajó de los cerros a reclamar justicia. No precisaron para ello a Evo Morales, ni a nadie más.

Con honestidad no veo de qué manera es posible que los dueños dejen sus propiedades, entregando felices las llaves de sus empresas al pueblo boliviano.

Veamos lo que dijo el Che: «¿Es posible o no en las condiciones actuales de nuestro continente lograrlo (el poder socialista, se entiende) por la vía pacífica? Nosotros contestamos rotundamente: En la mayoría de los casos no es posible. Lo más que se lograría sería la captura formal de la superestructura burguesa del poder, y el tránsito al socialismo de aquel gobierno que, en las condiciones de la legalidad burguesa establecida llega al poder formal, deberá hacerse también en medio de una lucha violentísima contra todos los que traten, de una manera u otra, de liquidar su avance hacia nuevas estructuras sociales.»11

Por eso pienso que nada de lo que ocurre es absolutamente nuevo en el pensamiento revolucionario. Aunque me resulte imposible de creer, parecería resurgir… ¿la coexistencia pacífica? No. Se le terminó el tiempo y el dinero a esta teoría estalinista lanzada al subsuelo de las erratas conceptuales de la historia. Mas sin embargo muchos, como García Linares pulsan esas desafinadas teclas.

En una suerte parodia de la Internacional, pues la que fundó Lenin ya la había disuelto Stalin, se promulgaba algo que ando escuchando hoy muy a menudo como si se tratara de una verdadera novedad: «La clase obrera y su vanguardia el partido marxista-leninista tienden a hacer la revolución por vía pacífica.»12

La revolución bolivariana, que no socialista ya tuvo un primer incidente violento en el 2002. No se me ocurre que dado el caso, como es que en Bolivia se expropien las trasnacionales, sus dueños permanezcan en paz. La paz no es música que suene con timbre…en La Paz.

De hecho Evo Morales hizo unas declaraciones acerca del Che, que me molestan, con todo y lo que digno es de admirar el líder cocalero. Menos aun decirlas el día de hoy, mucho menos decirlo al que le han apostado su vida los revolucionarios bolivianos. Un boliviano no debería decir eso jamás: «Al recordar al guerrillero Ernesto «Che» Guevara, que murió en Bolivia, el líder socialista boliviano dijo que «la única discrepancia con él es que se levantó en armas» y el movimiento social que Morales representa ha llegado al poder «mediante los votos».»13

Evo Morales llegó al poder por las formidables manifestaciones de ese país, estando el en Europa. En relación al Che y las armas… no sé que debería haber hecho en Bolivia el guerrillero heroico… ¿Cantar la Marsellesa?

Aprovecho por cierto por condenar con todas las fuerzas que pueda tener, y en convocar para que todo revolucionario que asuma esa palabra condene las últimas declaraciones acerca de nombrar vitalicios a los militares asesinos, fariseos y proyankees que intervinieron en la captura y el asesinato del Che en la Higuera. Así dice un reporte de la Jornada.

«Militares bolivianos que capturaron y asesinaron al guerrillero argentino cubano Ernesto Che Guevara en 1967, fueron declarados beneméritos de la Patria y no podrán ser retirados de los cargos públicos que ocupen, informaron fuentes oficiales citadas por la agencia Educación Radiofónica de Bolivia (Erbol).

«Los miembros del nuevo gobierno son guevaristas, pero tienen que ver la importancia de los bolivianos que defendieron a la patria en 1967, gente que ofrendó su vida para salvarnos del comunismo», señaló el diputado Carlos Nacif, ex presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara y uno de los impulsores de la medida.»14

En Bolivia , si es que aspira con sinceridad a seguir el camino de la dignidad, tendrá que borrar la palabra beneméritos como calificativo a los asesinos del Che ¡Qué sea esa la primera resolución de la Asamblea Constituyente! Si se sostienen con el calificativo los que por sus propias palabras «salvaron a Bolivia del comunismo», despedazando en vida al mejor revolucionario de la historia del mundo, entonces… ¡Qué se alce nuevamente en peso ese país y esta vez mucho mejor! Y si no lo hace, no tendrán derecho en sus marchas de enarbolar su imagen. Mucha responsabilidad tienen hoy los revolucionarios bolivianos.

En un artículo de Jorge Martín se señala con acierto: «La dirección de las organizaciones obreras y campesinas han jugado un papel clave en esto. Por un lado el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales siempre ha insistido en el camino parlamentario. Evo Moral, que estuvo ausente del movimiento de octubre de 2003, ayudó a apuntalar al presidente Mesa. Cuando éste último se enfrentó a un movimiento revolucionario de masas, Morales ayudó a la clase dominante a encontrar una salida constitucional en la forma del presidente Rodríguez. Por otro lado, los dirigentes de las organizaciones más radicales de obreros y campesinos, debido a su falta de una perspectiva clara en el momento crucial, fueron también responsables de desperdiciar dos oportunidades cruciales. La dirección de la Central Obrera Boliviana (COB) incluso hizo un análisis muy agudo de sus deficiencias durante el movimiento de octubre de 2003: «Si los trabajadores no tomaron el poder fue debido a la ausencia de un partido revolucionario», esto es lo que dijeron y tenían completamente la razón. En aquel momento, hubo una huelga general nacional con bloqueos de carretera por todo el país, mientras que una masa de trabajadores y campesinos enojados, con los mineros armados en primera línea, se reunieron a las afueras del palacio presidencial en La Paz exigiendo la dimisión del entonces presidente Sánchez de Lozada.»15

La contundencia del apoyo popular a Evo Morales no es a mi juicio, esta vez, a «un personaje». El pueblo está votando por la esperanza de sus reivindicaciones desde el 2000. El pueblo trazó el programa que esta vez Evo Morales y su gestión deberán defender. El programa de gobierno se legitimó en las calles y sólo ése será el único que sirva. No tiene el nuevo gobierno demasiadas opciones.

A diferencia de la revolución rusa, y la cubana, ésta es una revolución que nació desde el sonido sordo de la tierra y no a partir de direcciones políticas como, sin discusión fue la de Lenin y es la de Fidel Castro. Las Tesis de Abril y el Programa del Moncada, acá se han escrito por voces y sangre anónimas. El gobierno tan sólo tendría que recurrir a las rebeliones y tendrá en un par de horas escrito su programa ¿Podrá hacerlo? ¿Esta Evo Morales a la altura de las circunstancias de ser el brazo legal de esa revolución? Esta vez (por fortuna) no bastará con las obras sociales. El gobierno elegido deberá trasformar a fondo la sociedad para que se cumpla, lo que pide la inmensa mayoría del pueblo que lo eligió. Y esas demandas amigos míos, de cumplirse sólo puede hacerse a través de una revolución socialista.

Me es claro que el socialismo en un solo país es imposible; pero Bolivia puede realizar una verdadera revolución socialista sin la menor vacilación. Sería un paso más, quizás el decisivo en América Latina.

El movimientos de empresas recuperadas en Venezuela y el radicalismo que el gobierno de Hugo Chávez ostenta; el prestigio absoluto de la revolución cubana con todo y sus dificultades actuales; los movimientos que se colocan ahora desde una izquierda desencantada del Presidente Lula et. al., las elecciones en México, con posibilidades reales para Andrés Manuel López Obrador, pero sobre todo con la contundencia que pudiera regalarnos «la Otra Campaña» protagonizada por el EZLN, a la que le apuesto, por cierto, toda mi alma, se verían beneficiados de una definición de la revolución boliviana. Bolivia puede incendiar nuevamente el continente.

No creo que podamos decir todavía que Evo Morales implantará políticas neoliberales, como trasluce el artículo de James Petras. Particularmente no lo creo. Pero tampoco estoy completamente segura que capitalizará todas estas posibilidades de revolución socialista que se abren en ese país. Evo podrá gobernar con poderes casi ilimitados. A la derecha no le tiene que reír un solo cuento. Eso sí (y es buenísimo) tendrá las presiones de la izquierda. Las fuerzas de Bolivia están a la izquierda del gobierno. Por fortuna toda la gran presión interna que pueda tener el gobierno de Evo Morales será, quizás por primera vez, una muy saludable presión revolucionaria. La nacionalización de los hidrocarburos sin concesión alguna, la convocatoria a la Asamblea Constituyente, y la renuncia a cualquier acuerdo neoliberal constituirán esta vez los reclamos por los que tendrá que transitar este gobierno y nunca conciliando con la oligarquías o el imperialismo. Parece ser que estamos empezando a virar la tortilla, y ahora nuestros dirigentes tendrán que considerar mucho más a la izquierda ¡Aleluya!

En algo más concuerdo con James Petras: No basta ni con mucho, que Evo use poncho o levita. Caeríamos en la misma tontería de las formalidades capitalistas si a su vez concediéramos crédito a la parte exterior de los acontecimientos. Más importante son las medidas y el compromiso del líder cocalero. El asunto no está en el ropaje de Evo, ni el de sus tíos o su abuela humilde de la Orinoca; ni mucho menos en que proceda de origen indígena: No es folclor andino lo que se está discutiendo en Bolivia. No es un asunto racial. Evo no llegó al poder por su carita morena ni por su tímida sonrisa. Llegó al poder levantado en la cresta de una revolución. Posiblemente de la primera del siglo XXI, como sentenciara en el 2004 Adolfo Gilly. Una revolución con o sin Evo Morales. Pues tal como dice Gilly, «una revolución no es algo que pasa en el Estado en sus instituciones y entre sus políticos. Viene desde abajo y desde afuera. Sucede cuando entran al primer plano de la escena, con la violencia de sus cuerpos y la ira de sus almas esos que siempre están, precisamente abajo y afuera: los postergados de siempre, los dirigidos, aquellos a los que los dirigentes consideran sólo suma de votantes, clientela electoral… Sucede cuando éstos irrumpen, se dan un fin político, se organizan según sus propias decisiones y saberes y, con lucidez y violencia, hacen entrar su mundo al mundo de los que mandan y logran como en este caso, lo que se habían propuesto. Lo que viene después, vendrá después.»2

Lo que le resta por hacer a la organización revolucionaria que deba comandarla, como el caso del MAS, es precisamente estar en esa frecuencia: abajo y afuera y no temerle jamás a la violencia, que mire usted nos andan desterrando poco a poco la palabra violencia de los procesos revolucionarios, de tanto usar «vías pacíficas», electoralismo y demás tonterías.

Al MAS no le queda otra misión histórica que alentar la revolución socialista. En ese país comete pecado contra la humanidad el que, por aspiraciones pueriles o conformistas, no impulse a ese pueblo a subir a la cima a donde llegó por instantes sin contar con nadie. Ahora en enero, cuando Evo tome el poder presidencial necesitaremos que esta revolución en ciernes en Bolivia avance y no quede a medio camino.

Vencerá en Bolivia aquella organización política que sea capaz de enrumbar las ansias populares. Esas reivindicaciones que son mucho más serias y profundas que el hecho simbólico de que un indígena sea recibido en la corte de Su Majestad que en realidad son no más crónicas para revistas de vanidades y modas.

El MAS y Evo pueden hacerlo, tienen toda la garantía y la gobernabilidad necesarias. Para eso tienen que ser fieles a la revolución y como decía el Che si no es socialista, será su triste caricatura.

Parafraseando a José Martí: o el MAS le abre definitivamente el cause a la revolución, o romperá la revolución sin cauce.

Dijo Rosa Luxemburgo en 1918, en «La revolución rusa: Un análisis crítico»: «de esta manera se comprende cómo en toda revolución saben apropiarse de la conducción y del poder únicamente aquellos partidos que tienen el valor de lanzar la consigna avanzada y de llevar adelante todas las consecuencias. Así e explica el lamentable rol cumplido por los mencheviques rusos, quienes luego de haber disfrutado en un principio de extraordinario prestigio entre las masas, luego de haber fluctuado largamente entre una postura y otra y de haber luchado arduamente por rechazar la toma del poder y la adquisición de responsabilidades, fueron excluidos de la acción sin penas ni glorias.

El único que comprendió la ley y las obligaciones de un partido auténticamente revolucionario y que mediante la consigna de todo el poder al proletariado y a los campesinos, reafirmó la continuidad de la revolución, fue el partido de Lenin.»16

Esperemos que el MAS esté a esa altura. Cuenta, por cierto con mucho más que con lo que contaba el partido bolchevique.

Termino con otras palabras de la II Declaración de La Habana: «Pero la hora de su reivindicación, la hora que ella misma se ha elegido, la viene señalando, con precisión, ahora, también de un extremo a otro del continente. Ahora, esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir.

Porque esta gran humanidad ha dicho: » ¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia.»1

Ya sabemos que se defendió en Girón: La revolución socialista.

¡Que Evo Morales y el MAS defiendan en Bolivia lo mismo! El socialismo (sin confusos apellidos) será el único capaz de conquistar la justicia de los olvidados del mundo.

Referencias

  1. Fidel Castro. II Declaración de La Habana. Obra revolucionaria , No 5 febrero 1962

  2. Adolfo Gilly. Bolivia, una revolución del siglo XXI. La Jornada. 2 de marzo 2004

  3. Atilio Borón. «La encrucijada boliviana».Rebelión 28 12 2005

  4. José Carlos Mariátegui. Sentido heroico y creador del socialismo Colección pensamiento de Nuestra América. Casa de las Américas. Tomo I 1982

  5. Fidel Castro. Encuentro con los partidos de izquierda (1988) México (Citado en el pensamiento económico de Ernesto Che Guevara Carlos Tablada. Nuestra América 2005 p. 39 )

  6. James Petras. Evo Morales y Bolivia: Gestos populistas y fondo neoliberal. Rebelión 6 de Enero 2006

  7. García Linera. entrevista a Bolpress 7 de Octubre de 2005

  8. Guillermo Almeyra. Evo, los analistas y algunas sugerencias. La Jornada Enero 2005

  9. Néstor Kohan. Ernesto Che Guevara Otro mundo es posible. Ed. Nuestra América, 2003 p 57)

  10. Jorge Gómez Barata Despertar con Cuba. 9 de Enero 2006

  11. Ernesto Che Guevara. «Tácticas y estrategia de la revolución latinoamericana». Octubre – Noviembre 1962( publicada en Verde Olivo el 6 de Octubre de 1968)

  12. Néstor Kohan. Ernesto Che Guevara Otro mundo es posible. Ed. Nuestra América, 2003 p 57)

  13. Agencia MORALES DICE BOLIVIA EJERCERÁ DERECHO DE PROPIEDAD SIN CONFISCAR EFE 4 de Enero 2006

  14. La Jornada. 6 de Enero 2006

  1. Jorge Martín. ¿Qué debemos defender los marxistas? WWW. elmilitante.org 17 de Diciembre 2005

  2. Rosa Luxemburgo La revolución rusa. Un análisis crítico. Publicado en «Sobre la revolución rusa, Ed. Grijalbo. México 1980