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Rinde el presidente Felipe Calderón tributo a los militares

Fuentes: INFODEMEX

Vestido con chamarra y gorra militares, el presidente Felipe Calderón empezó el año rindiendo tributo a soldados, marinos y policías, que ­dijo­ han logrado detener el avance de la delincuencia en la primera fase de los operativos de seguridad, y a quienes ordenó que no desfallezcan en esta tarea. Acompañado por los integrantes de su […]

Vestido con chamarra y gorra militares, el presidente Felipe Calderón empezó el año rindiendo tributo a soldados, marinos y policías, que ­dijo­ han logrado detener el avance de la delincuencia en la primera fase de los operativos de seguridad, y a quienes ordenó que no desfallezcan en esta tarea.

Acompañado por los integrantes de su gabinete de seguridad, desayunó o ­como él dijo en términos de la jerga militar­ compartió ‘el rancho’ con unos 250 elementos de las fuerzas federales en el Zona Militar número 43 del Ejército Mexicano.

El Ejecutivo realizó su primera actividad pública de 2007 en esta entidad, donde el año pasado sumaron más de medio millar de ejecuciones, precisamente en uno de los municipios más afectados por el narcotráfico, donde el 16 de diciembre pasado fue detenido el narcotraficante Alfonso Barajas Figueroa, alias Poncho el Feo.

El gobernador perredista Lázaro Cárdenas Batel lo recibió con un agradecimiento ‘por las operaciones emprendidas contra el narcotráfico’, y aprovechó para hacer un reconocimiento público al general Audomaro Martínez, ex jefe de seguridad de Andrés Manuel López Obrador, quien estaba presente como uno de los mandos de la Operación Conjunta Michoacán.

Poco después de las 8 de la mañana, Calderón llegó al aeropuerto de Uruapan ataviado como si fuera soldado, con gorra de campo que lucía un escudo con cinco estrellas y chamarra de color verde olivo y pantalón beige. Luego se dirigió a Apatzingán, donde encabezó una ceremonia de saludo a la Bandera frente a las tropas y firmó el libro de visitantes distinguidos de esta zona militar.

A diferencia de su antecesor, Vicente Fox, quien usó vestimenta militar sólo en casos extraordinarios, como en 2001, cuando supervisó las obras de reconstrucción luego del huracán Isidore en Yucatán, el michoacano portó esta indumentaria en una ceremonia militar a la que tradicionalmente otros presidentes acudían vestidos de civil.

En 34 días de gobierno, esta es la quinta reunión que el mandatario nacional sostiene con elementos de base de las fuerzas armadas, lo que ha marcado la tónica del inicio de su administración.

Fiel a la disciplina militar, efectivos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), elementos de la Policía Federal Preventiva, marinos y militares que lo esperaban en el comedor fueron instruidos para dar la bienvenida a su invitado. ‘Vamos a suplicar a todos que cuando llegue el señor Presidente aplaudan’, les dijeron, y luego los apuraron a tomar sus lugares en el comedor con un ‘¡rápido, jóvenes. Muévanse, muévanse!’.

Flanqueado por los secretarios de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Mariano Saynez, Calderón señaló que iba a ‘tributarles’ un reconocimiento. ‘Vengo hoy como comandante supremo a reconocer su trabajo, a exhortarlos a seguir adelante con firmeza, entrega y a decirles que estamos con ustedes’.

Una vez que los operativos de seguridad de esta administración se extendieron a Baja California, declaró que su gobierno está decidido a recuperar la paz, no sólo en esas entidades, sino en toda región de México que esté amenazada por el crimen organizado.

Aunque reiteró que la lucha no es tarea fácil ni será rápida, pues tomará mucho tiempo e implicará enormes recursos de los mexicanos, incluso la pérdida de vidas.

Luego de que el Congreso de la Unión aprobó un incremento de 24 por ciento en el gasto destinado a seguridad respecto al de 2006, repitió que los miembros de tropa y marinería recibirán un incremento salarial ‘sustancial’, pero no aclaró en qué proporción.

En su discurso, mencionó rápidamente que se requieren nuevas leyes para que ‘ayuden a perseguir y encarcelar a los delincuentes, no que los salven del castigo que se merecen’.

La mayor parte de su mensaje se centró en destacar que las fuerzas federales no están solas y en ordenarles que sigan firmes en la batalla contra el crimen, ‘para que no desfallezcamos’.

Al final del convivio, ya sin la ropa militar, que para entonces había entregado a su jefe de ayudantes, el teniente coronel Mario Castro, el michoacano se acercó a las 15 mesas y se despidió de mano, aunque serio, de la mayoría de los efectivos.