En los últimos dos años, las históricas movilizaciones de miles de bolivianos y bolivianas no sólo fueron capaces de perforar la política neoliberal, impedir la exportación del gas a mercados de México y Estados Unidos, expulsar a una transnacional como Suez-Aguas del Illimani y derrocar a dos presidentes: Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa […]
En los últimos dos años, las históricas movilizaciones de miles de bolivianos y bolivianas no sólo fueron capaces de perforar la política neoliberal, impedir la exportación del gas a mercados de México y Estados Unidos, expulsar a una transnacional como Suez-Aguas del Illimani y derrocar a dos presidentes: Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa Gisbert, sino y sobretodo, de devolver la fortaleza a los de abajo, de retomar y difundir su palabra y de recuperar el derecho a soñar. En suma, de creer en el pueblo mismo.
Aunque los movimientos sociales -sobretodo en sus cúpulas y liderazgos aún se encuentran divididos- y no lograron cristalizar la totalidad de sus objetivos, quedando pendientes la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la Nacionalización de los Hidrocarburos, demostraron que se encuentran en una fase de ofensiva ante el retroceso de los partidos tradicionales que defienden el modelo neoliberal.
Esos movimientos sociales ahora se encuentran ante el reto histórico de participar en las elecciones generales convocadas para el domingo 4 de diciembre de 2005 y, de ser capaces o no, de escribir una nueva página en la rica pero también luctuosa historia de Bolivia.
En la actualidad, el Movimiento al Socialismo (MAS) encabezado por el diputado y dirigente cocalero Evo Morales, se convierte en la primera fuerza política del país y con grandes posibilidades de disputar la Presidencia de Bolivia. En torno a este movimiento se empezaron a sumar movimientos sociales, sindicales y agrupaciones ciudadanas de izquierda, campesinas, indígenas y populares como el Movimiento Sin Miedo (MSM), los cooperativistas mineros, organizaciones de profesionales y otros.
Mientras tanto, otros sectores como la Central Obrera Boliviana (COB), la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) de El Alto, los campesinos de La Paz, el Movimiento Sin Tierra (MST), el Consejo de Ayllus y Markas del Qollasuyo (CONAMAQ) y algunos sectores de intelectuales que priorizan la Asamblea Constituyente y la Nacionalización de los Hidrocarburos, tienen el objetivo de conformar un nuevo Instrumento Político, paralelo al MAS.
Por si fuera poco, seis alcaldes de centro-izquierda y neoliberales que ganaron en las elecciones municipales de diciembre de 2004, en sus principales ciudades, formaron el Frente Amplio y Patriótico que podría postular como candidato presidencial al obrero y actual alcalde de Potosí, René Joaquino.
Si mañana fueran las elecciones generales, el voto de los movimientos sociales y de la izquierda se caracterizaría por la gran dispersión y fragmentación, beneficiando sólo a los partidos neoliberales y del sistema. Los próximos días y meses serán vitales para tratar de que éstas corrientes que pretenden un cambio estructural confluyan en un solo movimiento unitario como la historia los convoca.
Candidatos del sistema
En el otro margen, aparecen los candidatos del sistema: defensores de la política neoliberal, de las transnacionales, de los partidos tradicionales y de los mandatos de la embajada norteamericana.
De acuerdo a las primeras encuestas, el preferido del poder mediático (en realidad el candidato made in USA) es el ex presidente Jorge Quiroga, sucesor del extinto dictador Hugo Bánzer y militante de Acción Democrática Nacionalista (ADN), aunque ahora pretende postular por una agrupación ciudadana. En sus primeras declaraciones, por ejemplo, afirmó que no está de acuerdo con la nacionalización de los hidrocarburos «pero sí con la nacionalización de los beneficios que generan los hidrocarburos».
Otro candidato es el ex mirista Samuel Doria Medina de Unidad Nacional (UN) quien señaló que se debe conformar un frente «para bloquear a Evo». El empresario, aunque lo niega, es acusado por no haber pagado un préstamo de 20 millones de dólares al desaparecido Banco del Estado, monto que le sirvió para consolidar la empresa del cemento más grande del país.
Los otros candidatos de los partidos tradicionales, la oligarquía y las logias, serían el cruceño Juan Carlos Durán del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el partido del célebre «Goni» Sánchez de Lozada, el también cruceño Hormando Vaca Diez por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que desplazaría a Jaime Paz a postular sólo como prefecto en Tarija y Manfred Reyes Villa de la Nueva Fuerza Republicana (NFR) que ante el debilitamiento de su partido se quedaría como candidato a la prefectura de Cochabamba.
No se descarta que estos partidos que tienen los mismos objetivos -más bien los mismos intereses- puedan agruparse en una «megacoalición» para enfrentar a los candidatos de los movimientos sociales.
Elecciones millonarias
Las elecciones convocadas para el 4 de diciembre, no sólo serán para elegir al Presidente, Vicepresidente, senadores y diputados, sino por primera vez en la historia que la población boliviana elegirá a nueve prefectos de los nueve departamentos del país.
En los últimos 20 años de democracia, la Corte Nacional Electoral (CNE) sólo organizaba dos actos electorales importantes en cada período constitucional: la elección general y las municipales, ahora, también debe encargarse de la elección de prefectos y de asambleístas, además del referéndum autonómico para julio de 2006.
Este nuevo sistema representa un gasto adicional y considerable para el Estado Boliviano. La reforma de la Constitución Política del Estado (CPE) en la Asamblea Constituyente le costará al Estado entre 20 y 25 millones de dólares.
Por otro lado, se estima que el costo de las elecciones generales (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo) y de prefectos ascenderá a 60 millones de bolivianos. Una elección normal oscila entre 40 a 43 millones de bolivianos.
Para evitar confusiones entre los votantes, en las elecciones de diciembre se utilizarán dos papeletas de sufragio: una que será única a nivel nacional, para elegir al Presidente, Vicepresidente, senadores y diputados y otra, para la elección de prefectos que debe tener un formato diferente y su presentación estará en función del número de candidatos inscritos en cada uno de los nueve departamentos del país.
Según la Corte Nacional Electoral (CNE), la inscripción de candidatos presidenciales y prefecturales será cerrada 100 días antes del 4 de diciembre de 2005.
Los partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas que deseen competir en los comicios deben presentar sus listas de candidatos a la Presidencia, Vicepresidencia y al Parlamento hasta el 26 de agosto ante la CNE.
Ante ese reto, los diferentes movimientos, frentes y partidos políticos ya alistan sus mejores armas para tratar de convencer a los bolivianos y bolivianas para que se inclinen por una determinada opción: unos recurrirán a los programas y planes de gobierno, otros a los regalos y limosnas y los más a las promesas para que estando arriba se olviden de los de abajo.
A diferencia de años anteriores, varios analistas políticos coinciden que estas elecciones pueden ser las más importantes del proceso democrático boliviano, porque no sólo se elegirá al Presidente de Bolivia y sus más cercanos colaboradores, sino se determinará la suerte de todo un pueblo…
– Alex Contreras Baspineiro, periodista y escritor boliviano.