Las trabajadoras y trabajadores de Bolivia se encuentran en este 1º de Mayo, como siempre, en pie de combate por sus derechos y reivindicaciones, por los intereses del pueblo y de la Patria, por le Emancipación de la clase y el pueblo todo. En las heroicas jornadas de octubre del 2003 el impulso de las […]
Las trabajadoras y trabajadores de Bolivia se encuentran en este 1º de Mayo, como siempre, en pie de combate por sus derechos y reivindicaciones, por los intereses del pueblo y de la Patria, por le Emancipación de la clase y el pueblo todo.
En las heroicas jornadas de octubre del 2003 el impulso de las masas logró derrocar al oprobioso gobierno neoliberal de Sánchez de Lozada. Sin embargo, la lucha popular no alcanzó a expulsar del poder al neoliberalismo. Este, con un cambio de apariencias, logró mantener sus posiciones en todos los poderes del Estado. Los mismos que sirvieron a Sánchez de Lozada en las reparticiones públicas, en las empresas, en el aparato judicial y sobre todo en el parlamento apenas fueron movidos como fichas de ajedrez de un cargo a otro, pero no se practicó ninguna depuración. Los neoliberales militantes, los agentes de las transnacionales, directos o camuflados, muchos de ellos corruptos públicamente conocidos, fueron los encargados de evitar que se tocaran los intereses de las transnacionales y la oligarquía y los instrumentos jurídicos que tramposamente enajenaron el patrimonio nacional.
En los 18 meses de gobierno Mesa, que al comienzo pretendió diferenciarse de su predecesor, en realidad lo que hizo fue demagogia pura para consolidar el poder oligárquico y de la derecha y burlar el cuestionamiento popular al régimen neoliberal. Incluso ha tenido cierto éxito en confundir a la opinión pública aparentando satisfacer ciertas reivindicaciones populares; pero al poco tiempo quedaron al desnudo sus verdaderas intenciones, como sucedió con el referéndum del 18 de julio. Lo que aparentemente mandaba esa consulta ha sido desconocido por Mesa y hoy con maniobras, chantajes y presiones, busca la aprobación de una ley de hidrocarburos que mantenga intactas los concesiones a las transnacionales petroleras; sobre todo no rescatará el derecho propietario del Estado boliviano sobre los recursos energéticos; tampoco incrementará efectivamente los ingresos bolivianos con su servil política tributaria ni rehabilitará YPFB con todas sus facultades. Lo mismo sucede con la minería que está en manos de transnacionales saqueadoras.
En el orden político, el gobierno de Mesa, hasta adelantándose a las presiones de la oligarquía cruceña, ha convocado a elecciones de prefectos. Para eso gastará, al margen de las prescripciones de la CPE, 43 millones de bolivianos, aunque niega a los trabajadores un mínimo aumento de salarios. Lo peor es que la elección de prefectos, y antes de una Asamblea Constituyente, no servirá para nada; no solucionará los problemas del pueblo sencillo que seguirá sufriendo las carencias y restricciones actuales. Estas elecciones son un show que más parecen destinadas a distraer la atención del pueblo y echar una cortina de humo sobre los reales problemas que aquejan a la patria y a los bolivianos y bolivianas. Sólo una unidad de principios y al margen de caudillismos o insensatos hegemonismos podría dar al pueblo la posibilidad de enfrentar con cierto éxito a una derecha que apelará a todos sus recursos para imponerse. Así se plantea inclusive el peligro la unidad e integridad nacionales, con prefectos «autonómicos» que representan intereses estrechos y ajenos a Bolivia toda.
También, conforme avanza el tiempo, se va poniendo en claro que la AC puede constituirse en el tinglado para una suerte de show folclórico que no sirva para nada y hasta haga retroceder lo alcanzado en la actual CPE, como el régimen de bienes nacionales y otros. La descarada intervención de la embajada estadounidense, a través de USAID; las donaciones y apoyo de comedidas ONG’s, etc. están poniendo en entredicho lo que fue una aspiración popular que puede convertirse en otra frustración, si acaso no se rectifican los procedimientos de su convocatoria. Otra vez se impone la necesidad de enfrentar este proceso con unidad y claridad en los objetivos.
Finalmente hay que apuntar que los trabajadores y trabajadoras, día que pasa viven con mayores restricciones, la cesantía crece y la carestía de la vida aumenta angustiando aún más a las cabezas de familia que ya no saben como atender los impostergables requerimientos de sus hijos en alimentación, vestido, salud y educación. Si bien la macroeconomía ha crecido esta no beneficia al pueblo, sino a las transnacionales y a las clases pudientes. La distribución de la riqueza social sigue siendo una de las más injustas del mundo.
Concluyamos señalando que la lucha de masas es la única capaz de desbrozar el camino hacia un futuro mejor. Pero tampoco basta la movilización por poderosa y eficaz que sea. El ejemplo de Octubre, cuando no se pudo ir más allá de la simple sucesión constitucional y lo sucedido últimamente en el Ecuador, donde un falsario que traicionó el programa del pueblo ha sido reemplazado por otro que no es sino su infiel acompañante de fórmula. El cambio, por lo tanto debe total, pero eso no es posible si no logramos articular la más amplia alianza posible de trabajadores del campo y la ciudad, vecinos de zonas urbano-populares, gremialistas, profesionales, estudiantes, militares patriotas, partidos de izquierda y populares, en fin todos los bolivianos y bolivianas que quieren una Patria digna, soberana y desarrollada con justicia social.
VIVA EL 1º DE MAYO
VIVA EL PROLETARIADO Y EL PUEBLO REVOLUCIONARIOS.
VIVA BOLIVIA DIGNA Y SOBERANA
POR EL RESCATE DEL GAS PARA BOLIVIA Y LOS BOLIVIANOS
Bolivia, 1 de mayo del 2005
Marcos Domich
Primer Secretario del CC del PCB