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Samuel Doria Medina, el Capriles boliviano

Fuentes: Rebelión

Pareciera que los «opositores» boliviano, Samuel Doria Medina, y venezolano, Henrique Capriles, los hubieran criado juntos, pero no bajo las doctrinas de Dios, sino del Diablo que es hoy el régimen de Estados Unidos, por sus conductas afines, mentir, difamar y robar, y el apego de ambos a Washington para obtener dividendos, hasta llegar a […]

Pareciera que los «opositores» boliviano, Samuel Doria Medina, y venezolano, Henrique Capriles, los hubieran criado juntos, pero no bajo las doctrinas de Dios, sino del Diablo que es hoy el régimen de Estados Unidos, por sus conductas afines, mentir, difamar y robar, y el apego de ambos a Washington para obtener dividendos, hasta llegar a la sumisión.

Doria Medina, líder del partido tradicional conservador Unidad Nacional (UN) y exministro de Planificación del gobierno neoliberal de Jaime Paz Zamora, vendió entonces esta nación andina a la administración de turno norteamericana, como lo ha soñado hacer Capriles en Venezuela en estos tiempos, sin lograrlo por no conseguir llegar al poder.

Tanto uno como el otro poseen grandes sumas de dinero, extraídas de las arcas de Bolivia, el primero, y de la gobernación de Miranda, en Venezuela, el segundo. Además, reciben importantes respaldos financieros procedentes de Washington con el objetivo de desestabilizar a sus respectivos países.

Los referidos «adversarios» de los presidentes boliviano, Evo Morales, y venezolano, Nicolás Maduro, entran y salen de las embajadas norteamericanas en La Paz y Caracas como si esas sedes diplomáticas fueran sus respectivas casas, por supuesto, que a recibir instrucciones de sus patrones, y los pagos por sembrar la subversión.

También viajan con frecuencia a Estados Unidos invitados por conocidas organizaciones vinculadas al régimen del actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, o por grupos mafiosos con estrechos lazos con fanáticos violentos asentados en la ciudad terrorista de Miami.

Doria Medina y Capriles no tienen límites para agredir a Morales y Maduro, y tratar de frustrar los procesos revolucionarios de cambio que esos mandatarios emprenden en beneficio de sus pueblos, y de Latinoamérica, especialmente de los ciudadanos más pobres y con escasos recursos.

Al unísono, los dos «opositores» fabricados y promovidos por Washington alientan la violencia, el desorden y eventuales conflictos locales con viejos y fracasados planes dirigidos a perturbar las naciones que la Casa Blanca considera enemigas, por sus gobiernos desobedecer los preceptos imperiales.

En las últimas semanas, el jefe del partido UN protagoniza un malogrado culebrón encaminado a desacreditar el Programa Bolivia Cambia-EvoCumple, puesto en marcha para desarrollar este Estado sudamericano en diferentes esferas económicas y sociales.

La jugada sucia escenificada por Doria Medina fue contraatacada por el ejecutivo boliviano en boca del Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, quien con denuncias concretas lo desacreditó, y calificó de vende patria, al tiempo de expresarle que debe una explicación a sus compatriotas acerca de cómo se ha hecho de su abultada fortuna personal.

Hasta el momento, el «opositor» de UN ha eludido hablar de su patrimonio, como en Venezuela hace Capriles, que, por cierto, no acaba de reconocer su derrota ante Maduro en las más recientes elecciones, y en complot con organizaciones terroristas y sus amos de Washington, planean hasta un posible golpe de Estado.

Ni siquiera por la fuerza, ni con el respaldo castrense de la Casa Blanca, ambos personajes amamantados por el Diablo USA podrían llegar al poder. Por la vía de las urnas sus «patrocinadores» saben muy bien que son simplemente cadáveres políticos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.