Pretender entender el intento de designar «gobernadores» para los departamento de Santa Cruz y Tarija, en los que se halla la casi totalidad de los 53 Trillones de Pies Cúbicos (TCFs) de gas natural sin tomar en cuenta los intereses de las grandes petroleras del mundo, como Shell, Enron, Repsol, Total, British Gas y Amoco, […]
Pretender entender el intento de designar «gobernadores» para los departamento de Santa Cruz y Tarija, en los que se halla la casi totalidad de los 53 Trillones de Pies Cúbicos (TCFs) de gas natural sin tomar en cuenta los intereses de las grandes petroleras del mundo, como Shell, Enron, Repsol, Total, British Gas y Amoco, que operan en Bolivia, se asemeja a estudiar el sistema respiratorio del ser humano prescindiendo de los pulmones. Las transnacionales están impacientes por exportar esas reservas a Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, México y Estados Unidos, sin negociar con un Estado Nacional, que, pese a estar reducido a piel y huesos por el neoliberalismo, es todavía un interlocutor al que las transnacionales pretenden sustituir por «gobernadores» dóciles a sus designios. Tal intento, que iba a concretarse en Santa Cruz, mediante un cabildo abierto, lo que implicaba un golpe de estado y la ruptura del agónico proceso democrático. Pero eso, ¿a quien le importa? ¿Acaso Bush y su camarilla no son producto de comicios financiados por la «oleocracia» más prepotente y descarada de la historia? ¿Si se puede invadir Afganistán e Irak, con bombardeos genocidas y ocasionar masacres como las de Faluya, sin que importe la ONU, por qué no tener «gobernadores» en áreas que interesan al imperio?
Es público que los centros de poder mundial buscan eliminar los espacios de soberanía aún existentes en los países sometidos. Todo indica que Bolivia será el primero en ser desintegrado en la región sudamericana. El gobierno de las petroleras en el corazón sudamericano cortará de raíz el intento del Presidente Hugo Chávez de conformar Petroamérica, entidad que debía agrupar a las petroleras estatales de Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Así Bolivia podrá convertirse en el centro de distribución de gas a todos sus vecinos, sin poder industriar un metro cúbico de gas natural en su territorio. Deberá conformarse con usar su energético como gas domiciliario y gas vehicular, sin termoeléctricas, petroquímica, «Gas To Licuid» u otras formas de añadir valor agregado a su materia prima. El Imperio habrá conseguido, asimismo, neutralizar a la naciente Comunidad Sudamericana de Naciones (COSUNA) esbozada, en el Cuzco, Perú, el 9 de diciembre pasado. Con un gobierno petrolero en Santa Cruz y Tarija el dominio geopolítico del imperialismo en el Cono Sur del continente habrá dado otro paso fundamental hacia su dictadura planetaria.
No sería equilibrado, sin embargo, ocultar las responsabilidades internas del problema. Hace dos meses, la Cámara de Diputados aprobó en su estación «en grande» (falta «en detalle») una nueva Ley que recupera para Bolivia la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo. El Presidente Carlos Mesa, disgustado por esa decisión, dijo: «Ahora hay que escuchar a las regiones». Y la voz de las dirigencias regionales, que transmiten los criterios de transnacionales y terratenientes, se hizo escuchar imponiendo la elección de prefectos departamentales antes de la Asamblea Constituyente que debía discutir los alcances de la trascendental medida. Mesa precipitó los acontecimientos al imponer un desmesurado incremento de precios en el diesel y la gasolina, lo que fue aprovechado por los dirigentes cívicos y la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (de la cual forman parte las compañías petroleras que operan en Bolivia) para alinear detrás de sus consignas secesionistas a sectores populares del país. Inmediatamente después, el FMI impidió a Mesa anular íntegramente esa medida.
Responsables de la situación existente son, asimismo, los medios de comunicación que, salvo excepciones, están siendo controlados por capitales transnacionales y oligárquicos. El grupo español «Prisa» controla la red de televisión más importante del país, además de influyentes periódicos en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Casi ninguna radio, canal televisivo o periódico importante puede prescindir de la publicidad de las transnacionales, las que, por esa vía, imponen políticas editoriales y noticiosas. Son estos medios los que respaldan los objetivos separatistas en el oriente. Hacen juego a esta posición, los postulados indigenistas a ultranza, que también desean astillar al país. Ambas posiciones cerraron hasta ahora la posibilidad de debatir los marcos de un proceso de descentralización autonómico, que aún podría llevarse a cabo sin que Bolivia desaparezca del mapa, como anuncio Mark Falcoff, el asesor del ex vicepresidente norteamericano Dick Cheney.