El último artículo de Gary Webb, publicado en The Sacramento News & Review, poco antes de su «suicidio» con dos balas de .38 en la cabeza, denunciaba la penetración de la US Army en el negocio de los juegos video. El problema, señalaba el célebre periodista de investigación norteamericano, es que el Big Brother del […]
El último artículo de Gary Webb, publicado en The Sacramento News & Review, poco antes de su «suicidio» con dos balas de .38 en la cabeza, denunciaba la penetración de la US Army en el negocio de los juegos video. El problema, señalaba el célebre periodista de investigación norteamericano, es que el Big Brother del Pentágono tiene la facultad de observar a los jugadores, determinar quiénes son los que mejor juegan… para eventualmente reclutarlos.
Webb fue quien reveló al público norteamericano las maquinaciones de la CIA en el mundo de la droga, denunciando cómo los barrios negros de los Estados Unidos fueron inundados de crack en el medio de un tráfico destinado a abastecer de dinero y armas la contra nicaragüense. También denunció al narcoterrorista Luis Posada Carriles y a sus cómplices de la mafia anticubana de Miami. Acaba de ser descubierto muerto, este viernes 10 de diciembre último, en su casa de Carmichael, California. Tenía 49 años de edad.
En su último artículo, titulado The Killing Game, Webb señala que los juegos video donde el jugador se consagra a disparar sobre una variedad de «enemigos» son de lejos los más populares entre los que se juegan en computadoras, precisando que muchos sicólogos se han preocupado de sus efectos en un segmento importante de la población norteamericana.
«Pero esto depende del punto de vista de cada uno, comentaba. Si, como la US Army usted necesita a individuos que pueden ser unos asesinos (killers) imperturbables, no hay mejor manera de encontrarlos. Y esto es porque el Army acaba de invertir más de 10 millones del dinero de los contribuyentes en su propio juego video de este tipo y porque la Navy, las Fuerzas aéreas, y la Guardia Nacional siguen el paso».
Los juegos de tiradores, con la llegada de Internet, se juegan en redes y los servidores dedicados a los juegos son muy numerosos, a través del planeta. Decenas de miles de jugadores pueden competir entre sí de manera simultánea en un ámbito extremadamente realista.
«Tengo que reírme cuando alguien dice: la gente jugando a esto sabe que no es real», dijo el Dr Meter Vorberer, sicólogo y jefe del Grupo de Investigación de los juegos computarizados de la Universidad de Southern California, en una entrevista con Webb.
«!Por supuesto creen que es real!, añadió. Por esto la gente juega por horas y horas. (Esto juegos) son diseñados para hacerles creer que esto es real. Estos juegos son probablemente el ejemplo más puro de Internet mezclándose a la realidad».
«Mientras el número de personas jugando con (el popular juego) Counter Strike alcanzaba millones, la US Army no podía observar con melancolía, escribe Webb. Durante años, los reclutadores del Army perseguían de manera asidua la misma demografía – adolescentes de la clase media – con un éxito decreciendo».
A partir de 1999, la Army/Navy desarrolló su propio juego. Para sobrepasar a su modelo, el popularísimo Counter Strike y mejor detectar a candidatos al combate, un psicólogo de la Navy fue hasta crear efectos de sonido «para elevar la presión sanguínea, la temperatura del cuerpo y el ritmo cardiaco».
«UNCLE SAM WANTS YOU»
Dos años más tarde, el juego fue difundido gratuitamente, mientras la competencia, Counter Strike, vende sus ejemplares a 50 dólares. El éxito fue enorme.
Característica del juego de la Army, el equipo del jugador está identificado a los soldados norteamericanos y el enemigo a los «terroristas» designados bajo el termino militar «OPFOR» (opposing forces) y armados con AK-47.
La prensa especializada celebró la aparición del juego, America’s Army, con titulares entusiastas como «Uncle Sam Wants You!» (¡El Tío Sam te necesita!)
Hay ahora más de 4 millones de usuarios registrados, más de la mitad de los cuales ya han completado su «entrenamiento».
El Army precisa que existen más de 500 sitios web de fanáticos y que los reclutadores han sido activos en organizar torneos y en «cultivar una ‘comunidad’ del Armerican Army en Internet».
«En lo que se trata de reclutamiento, los resultados no serán conocidos antes de cuatro o cinco años cuando el grupo que ahora tiene 13 y 14 años será de edad suficiente para sumarse», comenta Michael Zyda, el director del tanque pensante de la Navy.
Por suerte, el entusiasmo hacia el juego no fue general. Un abogado de Miami, Jack Thompson, fue ante las cámaras de ABC News a denunciarlo y a decir que iba a presentar una demanda, al afirmar que no era el trabajo del gobierno proveer juegos de matanzas a los muchachos.
Su oficina fue inundada de correo electrónico hostil y de amenazas de muerte.
«El Army y el Departamento de Defensa tienen una muy larga historia llevando experimentos no éticos e ilegales sobre soldados y civiles, recordó Thompson en un mensaje a los jugadores. «Este juego es también otro experimento sobre los peones confiados que lo juegan. Son ustedes sus últimos conejillos de Indias».
Un diseñador del juego ha confesado que el Army se dedica ahora a monitorear a los jugadores, estableciendo estadísticas de sus resultados.
¿Por qué?, pregunta Webb.
«Porque los datos pueden usarse para predecir científicamente qué tipo de soldados serán». Y, por supuesto, reclutar.
Un mes después de lanzar su producto, el Army ha anunciado que firmó un contrato de exclusividad con el gigante francés del software Ubisoft para distribuir su producto entre una clientela más joven aún. Ya el próximo verano, saldrá en una versión «console», para su uso con los aparatos de juego Xbox y Sony. Para cada jugador usando un PC existen cuatro usando «consoles», equipos más baratos y desde luego más accesibles.
También se está preparando una línea de ropa America Army’s, libros de muñequitos y juguetes de «acción».
Más de la mitad de todos los norteamericanos de más de 6 años de edad usan juegos video, precisa Webb al señalar que científicos han demostrado que hay más relación entre estos juegos y la violencia que entre el humo del cigarrillo y el cáncer.
A Gary Webb, «lo suicidaron» afirman en sitios alternativos de Internet varios comentaristas. Lo cierto es que sus escritos molestaban. Y mucho.
A la hora de buscarse pilotos para bombardear a Fallujah sin preguntarse cuántas personas recibirán un diluvio de hierro y de llamas, los Webb molestan. Como molestan a la hora de encontrarse a un Posada Carriles para destruir un avión civil y mandar a morir a 73 inocentes. •