De marzo a mayo En lo que va de este año, la política está trabajando, a través del buen funcionamiento del Congreso, con notable eficiencia. Se sancionaron leyes que por su alcance son de gran importancia. Estas son las leyes de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y la de expropiación de Repsol […]
De marzo a mayo
En lo que va de este año, la política está trabajando, a través del buen funcionamiento del Congreso, con notable eficiencia. Se sancionaron leyes que por su alcance son de gran importancia. Estas son las leyes de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y la de expropiación de Repsol que, junto al reclamo por Malvinas, conmueven notoriamente a la historia actual y a la por venir.
También se promulgaron la ley de Identidad de Género y la de Muerte Digna. Éstas, ahora en el ámbito de los derechos ciudadanos, significan un accionar político de avanzada. Tanto frente a la sociedad donde se producen, cuanto en confrontación con el avance del mundo en la materia.
La historia se recicla
Como siempre, desde el principio de los tiempos, los países latinoamericanos, han estado sujetos a las conveniencias y designios de los países del Primer Mundo. Éstos han elegido dónde se desarrolla cada industria, se cultivan determinados productos, se extienden las vías ferroviarias y a quiénes se les permite desarrollar determinada tecnología. Nosotros siempre tuvimos a España e Inglaterra como nuestros colonizadores. Y ésa seguiría siendo la situación si no fuera por la firme acción de nuestras autoridades y de la estratégica unión con los demás países de la región. Es la disputa actual revertir esta histórica posición. Ahora la refutación y la no aceptación es marca de época.
Entre Argentina y España la relación está siempre pintada por su origen colonizador, pero lo que siempre se resalta son los lazos culturales, el idioma común, la patria de muchos abuelos. No obstante, cuando de capitales se trata, el Estado español, defiende a sus multinacionales y pretende seguir manejando al Estado argentino. Resguarda a la empresa que despojó a la Argentina de sus recursos naturales para la producción de energía. Las ganancias fueron giradas a su casa matriz sin reinvertir para seguir explorando.
La controversia con Inglaterra, renovada por el reclamo argentino por Malvinas, tiene una valor significativo en este momento porque deviene reclamo de Latinoamérica. Los países de la América del Sur en su conjunto se hacen conscientes de sus derechos sobre sus recursos naturales, motivo de preocupación de los países del primer mundo. No solamente la necesidad de rastrear nuevos yacimientos, sino el modo de explotación y en qué manos se la realiza están en cuestión. Y esto es lo que, propiciamente, ocurre en nuestro suelo.
Oposición
Objetores encubren, muchas veces, con planteos ecologistas, su deseo de que no se cambie el orden de las cosas. Persiguen resguardar el mundo para su beneficio y atribuyen al posible desarrollo de los subdesarrollados la contaminación de la Tierra. Los vemos con el mismo argumento cuando se trata de Minería. Molesta que se abran posibilidades al desarrollo autónomo.
También tenemos a destacados intelectuales que con mentes amplias y democráticas se pronuncian a favor de la autodeterminación de los habitantes de Malvinas. Sobre nuestro desarrollo en Minería, se oponen por considerarlo «no sustentable». No creen que podamos desarrollarnos cuidando el medio ambiente, como se explica cada vez que del tema se habla. Están más preocupados en la contaminación ambiental (si la producen los nativos), que en el hambre real de mucha gente. El hambre parece ser sustentable. Se cubren con solapados argumentos, que siempre están del lado de las potencias.
Hay otra oposición que termina por oponerse a cosas que formaron parte de sus banderas porque la historia no se desenvuelve como ellos habían previsto.
Cuando la presidente dijo al hablar de la «profundización del modelo», que venía ahora la «sintonía fina», algunos interpretaron que quería decir que venía una época de privación, con menos gasto estatal (ajuste que le dicen) por la crisis del primer mundo, Las transformaciones que se venían sucediendo, dejarían de producirse o, por lo menos, no serían tan frecuentes. Contrariamente, los saltos más significativos se han dado en estos tres últimos meses: Modificación Carta Orgánica del Banco Central, restablecimiento del reclamo por la Soberanía de Malvinas, expropiación de Repsol y exigencias a todas las empresas petroleras extranjeras.
Democracia y soberanía
La defensa de la soberanía nacional que ejecuta el Gobierno se va forjando en su recorrido. Incluye el reclamo por Malvinas, la independización del FMI, la participación creativa en la formación y funcionamiento de la Unasur, y la recuperación de YPF.
Este Estado que se apropia de las riquezas, es el mismo que asume la soberanía y la consuma. El petróleo es base para la industrialización y el desarrollo autónomo.
Anteriormente, las provincias que integran la Organización Federal de Estados Mineros (Ofemi) firmaron el Acuerdo Federal, para estimular la instauración de empresas estatales o mixtas , que plantea establecer un fondo para el desarrollo de infraestructura, con el propósito de asegurar la igualdad de condiciones para todas las provincias que participan de los proyectos extractivos. En el acuerdo se suscribe una cláusula por la que las provincias se hacen responsables de cuidar el medio ambiente para que sea sustentable para el desarrollo humano. Pero queda aclarado que para desarrollarse hay que hacer valer las riquezas bajo el suelo, como afirmó la presidente Cristina Fernández, cuando inauguró la explotación subterránea de Cerro Vanguardia en Río Negro. Usó en la ocasión palabras de Rafael Correa, presidente de Ecuador: «No está bien que la gente se muera de hambre en la superficie cuando uno está parado sobre grandes riquezas».
Malvinas, articula soberanía y democracia. La Recuperación de YPF es el resultado del fortalecimiento de la política emancipadora, para la cual se necesitó construir una democracia fuerte con gran adhesión social.
El camino
Para llegar a este estadio, hubo que combatir al modelo neoliberal. Los primeros pasos se dieron en materia de Derechos humanos y en la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Estos fueron pasos ineludibles para cambiar las reglas de crecimiento económico, llevándolas al concepto de crecimiento económico con equidad social. Sin estos cambios en el tejido social y cultural de nuestra sociedad, no se podrían encarar el enfrentamiento a las corporaciones, ni las medidas de soberanía tomadas.
El rescate del control nacional de los hidrocarburos no es, caprichosamente, una decisión técnica que podría haberse tomado previamente o posteriormente, según el ánimo del gobierno, sin haber, precedentemente, creado el contexto para que un modelo de desarrollo con equidad social, con la afirmación de los valores políticos y culturales necesarios, hayan permitido una correlación de fuerzas políticas favorables. Recobrar el control estatal de una empresa histórica como YPF es consecuencia del transcurso político, cultural y económico de los últimos años.
Colonialismo intelectual
La lucha más difícil, es la de combatir el colonialismo intelectual de afuera y el de adentro. Muchas veces, este colonialismo, no se presenta de frente, lo hace solapado en diferentes formas. El ambientalismo y el ecologismo a ultranza suelen usarse como pantalla para seguir alimentando el subdesarrollo. Reclamar por Malvinas, contribuye, precisamente, a poner como prioridad la edificación de nuevos conceptos sobre soberanía. Se va hacia la sustitución de importaciones, porque las mentes emancipadas afrontan producir aquello que hacían creer que solamente podían hacer los colonizadores. Malvinas es ahora política de Estado.
Es de destacar la acción de nuestros legisladores en el Congreso, que en gran mayoría adhirieron a la ley de recuperación de YPF. No solamente los legisladores oficialistas lo hicieron, sino que confluyeron en este voto histórico la gran generalidad de los legisladores de ambas cámaras. Del mismo modo lo hicieron al votar las leyes de Identidad de Género y la de Muerte Digna, dando una clara muestra de que en estas circunstancias, la política se puso por delante del comportamiento social.
Pero falta mucho andar para vivir un real cambio de mente. Basta ver a los que prefieren a los colonizadores blancos de adentro y de afuera, que eligen a los ingleses sacando nuestros recursos naturales, a la empresa privada española Repsol y que no cuestionan los derechos humanos en Guantánamo para comerciar con Estados Unidos, pero sí se permiten hacerlo con los derechos humanos en Angola, para comerciar con Angola. Se hizo mucho, falta mucho.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.