La población vivió consultas nacionales en 2009 y éste se inició con la renovación de gobernadores y alcaldes. El próximo, tal vez sea convocado para el censo nacional, pues es ya hora de saber cuántos y quiénes somos. Se contabilizará la cantidad de quechuas, aymaras, guaraníes y otras nacionalidades. Sabremos si son la mayoría o […]
La población vivió consultas nacionales en 2009 y éste se inició con la renovación de gobernadores y alcaldes. El próximo, tal vez sea convocado para el censo nacional, pues es ya hora de saber cuántos y quiénes somos. Se contabilizará la cantidad de quechuas, aymaras, guaraníes y otras nacionalidades. Sabremos si son la mayoría o los croatas, yugoeslavos y otros separatistas lo son. Será un censo muy significativo.
Pero este año, cerrará con la renovación del Poder Judicial. Este año, terminará la vendimia de justicia, establecida por esos jueces mal vistos y que son cada vez peor vistos, por la sociedad que ya no tolera la exacción para torcer leyes y sentencias.
Los medios de «incomunicación», no siempre interesados en realizar encuestas ni consultas entre la sociedad para establecer mínimos criterios sobre la ecuanimidad de los jueces deberían encarar ese servicio. De levantarse la opinión del ciudadano, seguramente se comprobará la existencia de muy poco respaldo en torno a la ecuanimidad de los jueces.
Desde el advenimiento de las dictaduras militares y la época neoliberal o «democradura», los miembros del Poder Judicial, han sido acusados de estar politizados, dependientes de quienes les impulsaron a esos cargos, sirvientes de esos poderosos y por lo tanto poco éticos.
Las consultoras de opinión que suelen aparecer como hongos alrededor de las elecciones de todo tipo, podrían ocuparse ahora de preguntar al pueblo sobre su punto de vista respecto a los actuales jueces y su conducta, toda vez que estamos a unos ocho meses de elegir a quienes serán los nuevos nominados para administrar justicia.
La judicatura boliviana, está pasando por uno de sus peores momentos como institución en cuanto a prestigio, respetabilidad y confiabilidad. Los jueces son vistos como elitistas, poco comprometidos con la sociedad, corporativos y siempre dispuestos a negociar los fallos. Desde luego, que siempre exigirán pruebas de ello, pero aunque se las presente de nada sirven. Han creado una verdadera ingeniería para torcer la verdad y la justicia. Por eso la gente clama justicia, pero no la encuentra.
¿Y la eficiencia de los abogados enquistados en el Poder judicial? Todos, absolutamente todos se autocalifican como «doctores», ¿pero en verdad lo serán?. La mayoría de estos se encuentran en el nivel de licenciatura y gracias a su verborrea apenas llegaron a «picapleitos».
Las intenciones para renovar este fundamental Poder de la democracia, trae aires de cambio que ojalá cumplan con el clamor por una verdadera justicia. Si se preguntara al pueblo, seguramente éste respondería que es urgente tener un alto prestigio en la judicatura.
Hasta ahora, este Poder estuvo capturado por esa pequeña oligarquía todopoderosa, siempre dispuesta para abrir la billetera y comprar justicia. A los jueces siempre se les hizo agua la boca al momento de recibir los casos más sonados, como hoy ocurre con los de Santa Cruz, ávidos de tener en sus manos los casos de terrorismo y separatismo.
En diciembre se les acaba el negocio de la venta de fallos y por lo tanto no hay tiempo que perder, quedan pocos meses para asegurarse el futuro, porque la mayoría de estos ineptos, volverán a ser simples picapleitos. Hay quienes llegaron al aparato judicial, sin haber jamás abierto bufetes, sólo impulsados por el favor político.
Volvemos a los medios de «incomunicación» y a las encuestadoras. Si se les ocurriera preguntar sobre la participación o no de los jueces en política, abrigamos la certeza que las respuestas serían afirmativas.
Los miembros de la judicatura, nominados por la democracia «pactada», aún afrontan su trabajo bajo la mirada de quienes les llevaron a esos cargos. Los jueces no son independientes de la política y esa «señora» que aparece con los ojos vendados y una balanza entre las manos, hace tiempo que bajó la venda y echó a un lado la balanza.
No es pues extraño que la gente tenga tantos comentarios sobre la Justicia. Los medios presentan las decisiones de los jueces. En los casos criminales como los del terrorista Eduardo Rosza o los de criminales, asaltantes y ladrones vinculados a la inseguridad ciudadana, todos los días se los ve salir de los juzgados con la sonrisa en la boca y sin culpa alguna.
Los jueces los liberan gracias a esa notable ingeniería que facilita algún resquicio para torcer la ley y engrosar la billetera. Quizá por eso los jueces cruceños claman por tratar en sus juzgados los casos de traición a la patria. Allí todos serían sobreseídos y liberados, sin más.
Es muy importante preparar a la ciudadanía sobre la necesidad de nominar jueces probos, si se los encuentra, en las elecciones de diciembre. Es deseable que en este campo también se verifique el Cambio que exige la mayoría de los bolivianos.