Sinceramente, el libro que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner presentará el 9 de mayo en la Feria del Libro de Buenos Aires, ya despierta la polémica. No se trata de un relato «autobiográfico, ni tampoco una enumeración de logros personales o políticos; es una mirada y una reflexión retrospectiva para desentrañar algunos hechos y […]
Sinceramente, el libro que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner presentará el 9 de mayo en la Feria del Libro de Buenos Aires, ya despierta la polémica. No se trata de un relato «autobiográfico, ni tampoco una enumeración de logros personales o políticos; es una mirada y una reflexión retrospectiva para desentrañar algunos hechos y capítulos de la historia reciente y cómo han impactado en la vida de los argentinos y en la mía también», explicó la exmandataria.
Cristina, hoy senadora, encabeza las encuestas de opinión para las elecciones presidenciales de octubre y continúa en Cuba acompañando a su hija Florencia Kirchner en su recuperación. «Hicieron y siguen haciendo todo lo posible para destruirme. Creyeron que terminarían abatiéndome. Es claro que no me conocen. Por eso les ofrezco una mirada y una reflexión retrospectivas para desentrañar algunos hechos y capítulos de la historia reciente», dice la contratapa firmada por la propia CFK.
Agrega que «hoy que el país está en completo retroceso político, económico, social y cultural» y espera que las páginas de su libro permitan «pensar y discutir sin odio, sin mentiras y sin agravios». «Estoy convencida de que es el único camino para volver a tener sueños, una vida mejor y un país que nos cobije a todos y todas», sostiene la exmandataria.
El libro, de 600 páginas, es «un recorrido íntimo por circunstancias y momentos de su vida, de la del país y de los años del Gobierno más discutido y celebrado de la reciente democracia argentina», describió la editorial.
Del amanecer sin dolor el día después de dejar la Presidencia a la compleja toma de decisiones políticas, económicas y sociales durante doce años que cambiaron la vida de millones de argentinos. Del estado en que recibió la Casa Rosada a la estatización de los fondos previsionales. Del suicidio del fiscal Alberto Nisman al entramado que une a agentes, jueces y fiscales de la causa del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en 1994 con los fondos buitre.
Del malentendido que mantuvo alejados a su marido y a Jorge Bergoglio a las decisiones consensuadas con Lula y a cómo Chávez acortaba los discursos para no aburrir a Néstor Kirchner. Del origen de su patrimonio a las causas judiciales en su contra. De modo inesperado Cristina Fernández de Kirchner presenta este recorrido íntimo por circunstancias y momentos de su vida, de la del país y de los años del Gobierno más discutido y celebrado de la reciente democracia argentina, señala Daniel Cholakian en Nodal Cultura..
Algunas citas del texto:
El día después: «Hubo una decisión mía de retirarme porque sentía que todo había sido muy vertiginoso, tal vez demasiado intenso. Necesitábamos todos descansar: yo de los argentinos y los argentinos de mí. Porque gobernar este país? ¡mamita!»
Macri: «Si alguien me pidiera que definiera a Mauricio Macri en una sola palabra, la única que se me ocurre es: caos. Sí: Mauricio Macri es el caos y por eso creo firmemente que hay que volver a ordenar la Argentina.»
El fracaso del PRO: «Macri podría haber sido un capitalista exitoso, disciplinar al sector agroexportador con retenciones escalonadas y diferenciadas, pero eligió ser carancho del sistema financiero».
Daniel Scioli (excandidato presidencial): «A punto de cerrarse las listas fue una tarde a verme a Olivos. Estábamos los dos solos. Le dije: ‘No, Daniel. Nos van a atacar diciendo que yo quiero los fueros o, peor todavía, que voy a ser tu comisaria política desde la Cámara de Diputados. Hoy, a la distancia, mientras escribo esto y veo los números de aquella elección en primera y segunda vuelta, me pregunto: ¿hubiera ayudado a cubrir la escasa diferencia de votos que tuvimos en el balotaje si iba como diputada?».
Augurio: «Néstor me lo dijo: ‘Te van a perseguir a vos y a tus hijos’. No fue altisonante. Estaba serio y cuando le pregunté: ‘¿Por qué decís eso?’, enseguida cambió de conversación. Fue en El Calafate. Lo que no puedo recordar es si fue durante la última semana que estuvimos juntos».
El amor: «El amor es tener ganas de estar con el otro. Para escucharlo, para hablar, para lo que sea. A mí me encantaba estar con él y a él conmigo. Siempre me decía: «De lo único que nunca me aburrí fue de vos.»
Vacaciones en Cariló: «Néstor, con sus diarios a cuestas. Clarín, La Nación, Página 12, Crónica, Ámbito Financiero, La Prensa, El Día de La Plata y todas las revistas que encontraba, se iba a una confitería y esperaba que yo volviera de hacer las compras tomando un café. Por supuesto, me producía y arreglaba como si fuera a una fiesta: sombrero, anteojos de sol, pareo, etcétera, etcétera, etcétera. Él iba de remera, zapatillas, medias, short de baño y llevaba una gorrita con visera para atrás. Uno de esos días estaba sentado en la mesa con la pila de diarios y revistas y se acercó una señora muy paqueta que le dijo: ¿Me da La Nación, por favor?». Yo justo venía entrando y Néstor le dijo: «No, señora, no puedo, son de la patroncita que ahí viene».
(Expresidente Eduardo) Duhalde: «Tuvimos una discusión fuerte vinculada a la alianza electoral con Duhalde para enfrentar a Carlos Menem en las elecciones presidenciales en 2003. Yo no quería, insistía en que era una losa que no íbamos a poder levantar. Sin embargo, Néstor estaba convencido de que era una alianza necesaria. Trabajaba en todos los frentes para convencerme, también en el familiar. Muchos años después Máximo me contó que un día, en Río Gallegos, su padre lo había invitado a dar una vuelta: Acompañame a ver unas obras, le pidió. Cuando se subieron al auto, con Néstor al volante, le preguntó: «¿Vos creés que los milicos tienen que ir presos por todo lo que hicieron?». Máximo le contestó que sí, que obvio, y entonces le hizo otra pregunta: «¿Vos creés que este país necesita terminar con el tema de la deuda externa crónica y tener otra política económica, que genere trabajo?» Máximo le volvió a contestar que sí, que claro, y Néstor le dijo: «Bueno, entonces ayudame a convencer a tu vieja porque tenemos que cerrar con Duhalde. Si no, no ganamos».
Patrimonio: «Nunca llegamos pobres a ningún cargo en la función pública. Y menos a la Presidencia de la Nación.»
La obra pública: «No puedo dejar de observar que las dos principales obras de la provincia (patagónica de Santa Cruz), el aeropuerto internacional de El Calafate y el puerto de aguas profundas de Caleta Olivia, fueron realizadas por dos importantes contratistas de obra pública, con actuación de larga data en la República Argentina. Benito Roggio e Hijos comenzó como empresa constructora en el año 1908 y ESUCO, de Carlos Wagner expresidente de la Cámara de la Construcción, en 1948 (…) Por eso resulta indignante y ofensivo a la inteligencia que en el año 2018, en el marco de lo que se conoce como «la causa de las fotocopias de los cuadernos», los dueños de empresas constructoras de obra pública con 110 años de antigüedad una y 70 la otra «entre muchas otras» digan que recién en el año 2004 tuvo que llegar el ministro de Planificación Federal Julio De Vido para convocarlos y enseñarles cómo cartelizarse en la obra pública cual niños en un jardín de infantes. Ridículo.»
Pingüino o pingüina: «Recuerdo cuando (Néstor) me dijo: «Puedo ir yo de vuelta y después vos». «Ni loca», le contesté. Porque si yo era candidata luego de dos mandatos consecutivos de Néstor, seguramente iban a decir: «Pone a su mujer porque no puede ser reelecto.»
La CGT: «Cuando recuerdo los cinco paros generales que hicieron durante mi último mandato no puedo dejar de pensar que también hubo un fuerte componente de género. Digámoslo con todas las letras: la CGT es una confederación en la que no hay mujeres que conduzcan».
Néstor y Bergoglio: «En el primer almuerzo, recuerdo que conversamos sobre Néstor y yo le dije: ¿Sabe qué creo que pasó entre ustedes, Jorge? Porque le digo Jorge cuando hablamos y no Su Santidad y él, obviamente, me dice Cristina». En el fondo creo que la Argentina era un país demasiado chico para ustedes dos juntos».
El papa Francisco y Barrio Norte: «Aquellos días muchos habitantes de Barrio Norte y Recoleta, los barrios más ricos de la ciudad de Buenos Aires, colgaron banderas vaticanas amarillas y blancas de los balcones para festejar la elección de Bergoglio. Estoy segura que, en el primer momento, creyeron haber encontrado un nuevo líder para luchar contra «la yegua». Cuando tomó estado público mi felicitación y mi decisión de viajar a Roma, los festejos de la oposición se aplacaron.
Fue increíble, lentamente iban desapareciendo las banderas. Estaba claro, a pesar de que había habido tensiones, nunca nos entendieron, ni a mí ni a Néstor y me parece que menos todavía a Bergoglio. Guardaban la secreta esperanza de que Francisco, el nombre que eligió para su papado y que aludía al nombre de San Francisco de Asís, el santo de los pobres, fuera un tenaz opositor a nuestro Gobierno.»
Memorándum (con Irán): «La ilusión de firmar el Memorándum e imaginar la fotografía del juez argentino a cargo de la causa sentado en Teherán tomándole declaración a los acusados iraníes fue, hoy lo puedo confirmar, una verdadera ingenuidad de nuestra parte, que nos hizo olvidar de los intereses geopolíticos en pugna.»
Clarín: «Recuerdo un día que, ya finalizada la sobremesa, íbamos caminando hacia la salida del comedor y Magnetto (presidente del grupo económico y comunicacional) me dijo: No pueden sacar la reforma, la gente no está de acuerdo, la calle no está de acuerdo, hay mucha crítica y opinión negativa. Entonces le contesté: «Ay, Héctor -no le decía Magnetto, le decía Héctor-. ¿La calle? ¿Me lo dice en serio? ¿Usted cree que la calle sabe qué estamos discutiendo en el Senado?
La calle ni siquiera sabe lo que es el Consejo de la Magistratura, son ustedes los que no están de acuerdo, no la calle. Mire, pueden seguir sacando veinte mil editoriales y artículos en mi contra que voy a seguir opinando lo mismo y votando lo mismo».
Héctor Magnetto: «Él tiene un fuerte interés por la política y no se trata solamente de un tema de lobby, para resguardar o mejorar sus intereses económicos, eso sería minimizarlo. Le interesa el poder de la política, el poder del sistema de decisiones, es decir el poder en sentido estricto y completo».
Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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