Para México, el petróleo es una droga adictiva: depende de ese combustible en altas proporciones, lo consume a ritmo insostenible y se endeuda para conseguirlo. Si no cambia o encuentra alguna terapia, pronto se desatará una grave crisis, advierten diversos pronósticos. El problema es de grandes dimensiones, indicaron analistas a IPS. El sexto productor mundial […]
Para México, el petróleo es una droga adictiva: depende de ese combustible en altas proporciones, lo consume a ritmo insostenible y se endeuda para conseguirlo. Si no cambia o encuentra alguna terapia, pronto se desatará una grave crisis, advierten diversos pronósticos.
El problema es de grandes dimensiones, indicaron analistas a IPS. El sexto productor mundial de crudo con 3,3 millones de barriles diarios, de los cuales exporta 1,8 millones, y dueño de una de las 10 más grandes compañías del sector, como es la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), camina al filo del abismo, alertan.
Las reservas locales de petróleo tienen un horizonte de apenas nueve años y ocho meses de producción, según los cálculos exactos de los expertos, cuando en 2000 eran de 20 años y siete meses. Además, Pemex está quebrada.
Las deudas de esta firma monopólica superan el valor de su patrimonio, explora muy poco, le cuesta cada vez más caro extraer el recurso y casi todos sus ingresos van directo al fisco para financiar 36,1 por ciento del presupuesto nacional, el doble que hace 20 años.
Aunque en los últimos seis años los ingresos de Pemex aumentaron 100 por ciento gracias al incremento de los precios del crudo en los mercados internacionales, la empresa consiguió poco dinero para invertir, pues la gran mayoría se lo llevó el Estado y lo gastó, casi todo, en sueldos de la burocracia.
Las autoridades prendieron luces de alarma, cuando el precio del crudo mexicano que se exporta, en su gran mayoría a Estados Unidos, bajó a 41,7 dólares por barril de 159 litros el martes 16 de este mes
Los legisladores calcularon el presupuesto fiscal de este año sobre la base de un precio promedio de 42,8 dólares. Si no se logra tal nivel, el gobierno se verá obligado a realizar recortes de gastos e inversiones.
«El petróleo resultó ser un opio» para México y si bajara más su precio, faltase o no lo tuviera se produciría una «grave crisis de abstinencia», indicó a IPS Enrique Quintana, economista y columnista del diario local Reforma.
Para el consultor en temas energéticos David Shields, México viene despilfarrado su petróleo sin ninguna visión de futuro.
Aunque el gobierno, los políticos y múltiples sectores reconocen el problema, no definen salidas de corto o mediano plazo lo que es una irresponsabilidad gigante, sostuvo ante la consulta de IPS.
El conservador Felipe Calderón, quien sucede en la presidencia de México desde el 1 de diciembre a su correligionario Vicente Fox, señala que trabaja para definir un plan en el sector energético, pero hasta la fecha no está clara cuál será su estrategia. La única definición es que Pemex permanecerá como monopolio estatal.
Los analistas exhortan a México a seguir el ejemplo de otros países productores que han logrado administrar mejor el recurso y entre sus recomendaciones sugieren permitir la independencia de gestión a Pemex y facilitar la inversión privada, un tema que encuentra gran resistencia en el mundo político local. El sector petrolero en este país fue estatizado en 1938.
Tal situación contrasta con la de otros países productores. La mayoría de las empresas petroleras estatales aceptan la presencia de capitales privados y colocan sus acciones en el mercado de valores. Además, invierten grandes sumas para mantener y elevar sus reservas.
Entre lo países productores, el promedio de reservas de crudo es de 48 años y dos meses, casi cuatro décadas más que en México. Algunos como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela y Kuwait, tienen reservas probadas para más de 75 años y siguen explorando y certificando nuevos yacimientos.
El principal sitio de extracción de crudo en México se ubica en el golfo de igual nombre. Se trata del gigante yacimiento de Cantarell, en producción desde 1979, y ahora en declive.
Por falta de recursos y tecnología, la exploración de nuevos yacimientos avanza con lentitud, lo que se traduce en una drástica caída de las reservas.
No obstante, de 2000 a 2006, la plataforma de producción se elevó unos 320 barriles por día, hasta completar los 3,3 millones. Pero eso se hizo sobreexplotando los pozos ya activos.
En un amplio estudio sobre el tema, Francisco Labastida, senador y candidato presidencial frustrado en 2000 por el Partido Revolucionario Institucional, afirma que por cada 100 barriles de petróleo que se extraen en México se restituyen apenas 26 barriles en reservas.
«Se está produciendo para agotar rápidamente un recurso natural» que es patrimonio de la nación, lo que constituye una «irresponsabilidad», denunció.
Para elevar su productividad, Pemex inyecta nitrógeno a sus pozos activos lo que incrementa la presión interna haciendo la extracción más rápida pero más cara. Entre 2005 y 2006, el costo de producción de un barril de crudo mexicano pasó de 4,2 dólares a más de 4,3 dólares, indican datos de Pemex.
Con ese aumento de extracción se logró mantener las finanzas del Estado en los niveles programados por los presupuestos anuales, que por ley son definidos por el Poder Legislativo.
Pero la salud financiera y operativa de Pemex no mejoró. Aunque produce petróleo, México debe importar hasta 35 por ciento de los combustibles que usa cada año.
El petróleo se agotará en unos pocos años y el gobierno y los legisladores lo saben, pero apuestan por extraer más y más. Mientras, los proyectos de ley para elevar la recaudación por impuestos internos duermen el sueño eterno, indicó Shields.
La recaudación de impuestos en México representa menos de 13 por ciento de su producto interno bruto, la más baja entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que reúne a las economías más industrializadas y de la que forma parte este país, y una de las menores en América Latina y el Caribe.
Pemex se maneja no como una empresa sino como el brazo que financia el Estado, dicen los observadores.
Para mantenerse funcionando, la firma estatal ha ido endeudándose y colocando a sus activos como garantía. Con tal estrategia, hoy sus finanzas exhiben un saldo negativo de casi 1.000 millones de dólares.
«La quiebra financiera de Pemex no es por su ineficiencia como empresa, sino porque sus recursos han sido exprimidos por el fisco», señaló el senador Labastida.
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