La dirección del SME contrajo relaciones económicas con una transnacional, Mota-Engil. Para que haya viabilidad en el proyecto económico, es indispensable que se anule la democracia a lo interno, porque se podría dar la posibilidad de que Martin Esparza ya no fungiera como gestor de la transnacional Mota-Engil. La empresa portuguesa transnacional necesita garantías políticas, […]
La dirección del SME contrajo relaciones económicas con una transnacional, Mota-Engil. Para que haya viabilidad en el proyecto económico, es indispensable que se anule la democracia a lo interno, porque se podría dar la posibilidad de que Martin Esparza ya no fungiera como gestor de la transnacional Mota-Engil. La empresa portuguesa transnacional necesita garantías políticas, jurídicas y económicas para seguir con el jugoso negocio de la explotación de la electricidad en México. ¿Pueden imaginar una dirección distinta, con otro perfil ideológico, trabando relaciones con Mota-Engil? Sería un rotundo fracaso económico para la transnacional. En conclusión, Martín tuvo que clausurar la democracia a lo interno para dar viabilidad económica a lo externo. Martín es el factor político que da estabilidad al jugoso negocio de Mota-Engil.
El 11 de octubre de este año, se van a cumplir 9 años del decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), por parte de Felipe Calderón Hinojosa, que dejó a 44 mil trabajadores en el brutal desempleo.
Un grupo de trabajadores sindicalizados pertenecientes al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), denominados «Para todos, todo» y «Animal Dañero, la crítica del Obrero» hacen un llamado a dos movilizaciones, una el 12 de julio afuera de las instalaciones de lo que una vez fue la matriz de LyFC, y otra el 20 de julio en la Glorieta de Insurgentes, para partir a la Casa de Campaña de Andrés Manuel López.
¿Pero qué piden esos trabajadores? ¿Qué de especial tiene esas dos convocatorias?
Para poder entender el evento y su relevancia tenemos que echar mano de la historia y revisar -aunque sea de pasadita-, qué ha sucedido a lo interno del Sindicato Mexicano de Electricistas durante estos 9 años. Lo cual se dará en dos artículos, para poder abarcar lo más posible el conflicto.
Características fundamentales del SME
El SME es considerado un sindicato independiente, en relación al Estado, y democrático, por sus procesos en la toma de decisiones. Su construcción se dio de manera independiente al Estado y fue por concurso y participación activa de sus propios agremiados. Tiene la peculiaridad de haber nacido en medio del proceso revolucionario (1914), nace antes del periodo de creación de sindicatos corporativistas, es uno de los más longevos de país.[1] Su estrategia de lucha se basaba -y así fue como consiguió sus mayores conquistas- en la «acción directa», el enfrentamiento directo entre empresa y sindicato, sin la intervención del Estado, la huelga fue el instrumento que le permitió sus mayores conquistas, como la emblemática huelga del 36. La bilateralidad en las negociaciones fue una de sus primeras batallas y una de sus características particulares: la lucha por reconocimiento explícito a la organización sindical -como legítimo interlocutor de los trabajadores- frente a la patronal.[2] Es interesante lo que propone Breña Alvírez (líder histórico en el SME) para la declaración de principios de la primigenia CTM: «uso… de la acción directa de los trabajadores en sus disputas con la clase capitalista, para evitar que lo sometan órganos del estado o lo limiten en sus posibilidades de elevación económica y de respeto social. La acción directa se entenderá como la supresión de toda intermediación entre trabajadores y patrones«.[3]
Existe otro antecedente que nos explica el carácter independiente del SME al inicio de su existencia, que quedará marcada como forma de actuar y como forma de concebirse como Sindicato. En la Huelga del 36, donde el SME consigue el histórico CCT -que perdurará hasta el Decreto de Extinción en 2009, claro con algunas modificaciones, pero en lo sustancial poco modificado- y ante las presiones de algunos dirigentes de la C.T.M -Lomberto Toledano, Fidel Velázquez- Breña Alvírez se resistió a recurrir al arbitraje estatal -incluso en el gobierno de Lázaro Cárdenas- señalando lo siguiente: «Al ser la huelga la única arma efectiva de que disponen los trabajadores ente los patrones, resultaría absurdo recurrir a ella si posteriormente hubieran los trabajadores de aceptar el arbitraje».[4] Claramente hay una postura intransigente frente al arbitraje del estado, por considerarlo, ilegítimo, peligroso e ideológicamente inconsecuente. Siempre pensando en articular la fuerza que tienen los trabajadores para alcanzar sus conquistas sin subordinarlas al Estado.
El SME siempre se ha desarrollado entre discursos radicales y, por otro lado, un pragmatismo táctico, es una tensión dialéctica a través de la cual ha aprovechado todas las circunstancias coyunturales para mantener con vida y poder avanzar en sus objetivos, que se resumían en dos principios básicos: la defensa de su autonomía sindical y sus prácticas democráticas; y la defensa de su CCT[5], como las dos partes fundantes de su identidad sindical. Dice Raul Trejo, en su visión menos romántica del SME: «sería pueril sorprenderse porque los sindicatos (incluso los más beligerantes, democráticos o contestatarios) busquen su reconocimiento y la posibilidad de impulsar sus demandas por conductos institucionales».[6]
¿Qué de esos elementos siguen vigentes?
Cabe señalar que esos principios fundantes ahora se encuentran trastocados, porque a la fecha no existe ni CCT, (producto de la Extinción) ni democracia, por los elementos que más adelante señalaré.
El SME ha trabado relaciones institucionales que a nadie le debería de sorprender, una vez más abiertas y peligrosas, como por ejemplo las relaciones de subordinación que tejió Jorge Sánchez con la administración de Salinas de Gortari, en el supuesto de la defensa de los intereses del sindicato y su Contrato Colectivo, y otras de manera más ríspidas, como las más recientes, y sin lugar a dudas, las más complejas.[7] El mundo de trabajo fue modificado sustancialmente desde la entrada del neoliberalismo: flexibilizando, por no decir precarizando, las condiciones laborales, el CCT del SME parecía una isla en un continente laboral radicalmente transformado, era una anacrónica histórica -desde el punto de vista burgués-, que estaba peligrosamente llamado a desaparecer.
Pero más allá de su carácter independiente, el SME se caracterizaba por su democracia interna -hay que decir que eso ya no existe, o se encuentra en puntos suspensivos-, un sindicato donde existía la disputa política (con garantías de triunfo) de los puestos de representación sindical, que le daban legitimidad a la estructura orgánica, pero también, donde existían mecanismos de rendición de cuentas y toma de decisiones directas, es decir, a través de «Asambleas Generales» (como máximo órgano de decisiones) y donde se podía participar abiertamente, directa y sin delegación, incluyendo, por supuesto, el debate de distintas posiciones políticas, incluso las posiciones minoritarias.[8] La democracia interna le daba vida al propio sindicato, el mecanismo por el cual se renovaba constantemente y donde la disputa política era oxígeno para la organización. Si tú matas la vida democrática a lo interno del SME, de facto matas al SME. Será un SME que no se reconocerá a sí mismo. Desde el inicio de su existencia tiene características democráticas:
«…continuaban las costumbres libertarias de la clase obrera en México, no tanto en su ideología como en sus formas internas de decisión. La asamblea era el único órgano de decisión y cada tres meses se realizaban elecciones para cambiar de dirigentes…. Un reducido cuadro de dirigentes estaba al frente de la organización… En política externa, el SME apoyaba todas las luchas obreras, pero se abstenía de intervenir en política en el sentido tradicional del término. Democracia de base formalización y una exigua centralización y estratificación caracterizaba la estructura organizativa del SME. Sindicato más de fábrica que de Estado…»[9]
Claro que posteriormente se tuvo que dar un proceso de racionalización a su estructura, sin embargo, fue capaz durante muchos años de mantener en su propia estructura orgánica (los estatutos sindicales) su esencia asamblearia y democrática.
En caso de mandos intermedios existía la figura de representante departamental (figura de intermediación entre bases y dirigentes, aunque no era una forma necesariamente delegataria, actualmente rota) que se disputaba cada año y para Comité Central, cada dos años. Esos elementos, junto con otros más subterráneos, constituía una forma que podía garantizar la representatividad y legitimidad; partes constitutivas de la democracia del SME y que lo diferenciaba de un «democracia» exclusivamente procedimental y formal. La democracia obrera debe mantener fuerzas vivas, las discusiones permanentes, el rejuego real de la disputa por la representación de los trabajadores, la participación de las bases, lo demás es una formalidad burocrática que intenta mantener las formas, pero que no está convencida en la democracia.[10]
Es importante señalarlo, porque una de las consignas o denuncias del sector que se dio cita a los eventos del 12 y del 20 de julio, reclama la existencia de un ambiente antidemocrático en el SME. ¿Pero qué elementos demuestran dichas afirmaciones? Recientemente hubo modificaciones para prolongar los periodos en funciones de los representantes sindicales, (reforma de estatutos) incluida la del Secretario General -ahora- puede tener una duración de 5 años, cuando antes se limitaba a dos años, con posibilidad a la relección.
Pero el SME tenía otra característica peculiar: limitaba la consolidación de líderes vitalicios, el límite para reelegirte era la jubilación, después de eso ya no podías seguir siendo Secretario General, lo que no implicaba que no pudieras seguir teniendo vida política en el SME. Pero sí era un control democrático, porque limitaba los liderazgos eternos.
En el SME existen distintos grupos políticos, como el de jubilados (hay que hablar en plural porque siempre han existido distintas corrientes democráticas) aún pueden decidir activamente en la disputa por una cartera en el Comité Central (pro-secretaría de Jubilados), pero también, por sus representantes. Cuantitativamente son muchos, pero cualitativamente su experiencia sindical y política es muy bien recibida, muchos de eso grupos de jubilados pueden definir la política a seguir a lo interno del sindicato. En ese sentido, veremos a grupos de jubilados disputando una nueva representación, distinta a la domesticada y poco representativa comisión de trabajo del grupo de jubilados, a la par de procesos ilegales e ilegítimos para impedir que esos grupos y corrientes disputen puestos de dirección, utilizando mecanismos como la «expulsión» o la «sanción» como vehículos para para obstaculizar el desarrollo democrático.
Hay que resaltar que existe una anomalía histórica en SME, Martín Esparza se ha convertido en el Secretario General con más años en el poder, con aproximadamente 14 años, es poco en relación con otros sindicatos [11], pero también se perfila a convertirse en el primer secretario general vitalicio en la historia del sindicato. No se ve para cuándo pueda dejar el cargo. No es un hecho que se critique desde una formalidad democrática liberal, sino porque trastoca los principios históricos en la vida cotidiana del SME.
También hay que resaltar todos esos mecanismos «invisibles» (esos que quedan fuera del orden estatutario) que colocan la disputa política en desigualdad de circunstancias. La actual dirección se ha apropiado de todos los recursos materiales, simbólicos y legales para hacer pasar su postura, haciendo parecer que es única. Cualquier opinión diferente es inmediatamente censurada, ya sea a través de las amenazas, físicas o verbales. Pero cuando me refiero que cuentan con todos los recursos, me refiero al hecho de que todas las instalaciones sindicales y sus recursos están puestos para hacer pasar su opinión, incluso las siglas, los emblemas y las relaciones de solidaridad. A los compañeros del «Animal Dañero» se les obstaculizó el acceso a las instalaciones e incluso se les despojo del cubículo donde operaban políticamente. No lo utilizaban en nombre del «Animal Dañero», lo utilizaban a nombre de la representación del departamento de Agencias Foráneas. ¿Cómo dar una disputa democrática cuando el terreno del piso es totalmente disparejo? Pero en el más vil cinismo y de manera anti-estatutaria, se les usurpó el cargo de «representante departamental», colocando una representación espuria que no fue electa por el voto directo y secreto, y que de facto dejo de velar por los intereses de sus representados, y sí, defender los interés de la Casta Sindical.[12]
¿Pero por qué se ha dado esa anomalía histórica?
Algunos lo explicarían producto de un hecho ciertamente fortuito, la Extinción de Luz y Fuerza del Centro, que obviamente modificó el escenario de «normalidad democrática». Pero se construyó el argumento de «excepcionalidad» -a nombre de esa excepción, se permite todo-, que permite a Martin Esparza plantearse como el líder que ha de revertir ese proceso de «extinción», hasta su muerte. ¿Cuándo cabría la posibilidad de que se fuera Martin Esparza de la Secretaría General, haciendo honor a nuestras tradiciones y formas de organización? La primera visión, sostendrá que hasta que no se concluyan las tareas que permitan una normalidad laboral y sindical. ¿Pero cuándo se van a concluir ese periodo de anomalía? Nunca, siempre existirá un pendiente en todo este proceso de lucha que permita -ya no por la votación democrática de los trabajadores- la continuidad de Martín Esparza en el cargo, por eso no hay prisa por cerrar el conflicto, ya sea con el Gobierno o a través de sostener que hay pendientes por construir: caso de la nueva Cooperativa LyFC, los contratos con la generadora Fénix, etcétera. La excepcionalidad es el único criterio de su defensa. De facto se ha clausurado, a través de cláusulas de exclusión y de expulsión, la posibilidad de la participación plural. A 30 compañeros se les negó su certificado de aportación a la cooperativa, y con eso la posibilidad de poder acceder a tener un ingreso, pero también a hacer vida política con los compañeros, a otra centena se les negó su trámite a un fideicomiso (construido con las ganancias de Fénix), se han sancionado compañeros por motivos políticos. Pero además de ese hecho, se ha clausurado la vida democrática, con el útil argumento del «enemigo» interno y externo. Basado en la impronta que dejó en algunos compañeros, la división interna, que se tradujo en la posibilidad de criticar al SME.
Pero hay otra postura que señala que su prolongación es producto de una nueva dinámica económica, es decir, la dirección del SME contrajo relaciones económicas con una transnacional, Mota-Engil. En ese sentido y bajo un esquema privatizado, el Comité Central participó en la creación de una sociedad empresarial denominada «Grupo Fénix», donde participa el SME con 40% de las acciones, Mota-Engil con el 51% y la cooperativa con el 9%, se genera una lógica empresarial, que debe ser garantizada a toda costa y donde Martín Esparza participa como Empresario, líder sindical y trabajador.[13] Es decir, para que haya viabilidad en el proyecto económico, es indispensable que se anule la democracia a lo interno, porque se podría dar la posibilidad de que Martín Esparza ya no fungiera como gestor de la transnacional Mota-Engil. La empresa portuguesa transnacional necesita garantías políticas, jurídicas y económicas para seguir con el jugoso negocio de la explotación de la electricidad en México. ¿Pueden imaginar una dirección distinta, con otro perfil ideológico, trabando relaciones con Mota-Engil? Sería un rotundo fracaso económico para la transnacional. En conclusión, Martín tuvo que clausurar la democracia a lo interno para dar viabilidad económica a lo externo. Martín es el factor político que da estabilidad al jugoso negocio de Mota-Engil.
Hagamos un ejercicio de imaginación, ¿Qué pensaría Breña Alvírez de esta situación? De seguro les hace una huelga con acción directa, valiéndole la intervención del Estado y que se trate de Mota Engil.[14] Así como sucedió en la huelga del 36.
¿Es ese grupo disidente que se plantea la destitución de Martin Esparza los nuevos Breñas?
Seguramente eso es una pretensión que no se ajusta a la realidad, sin embargo, son un factor incómodo para una dirección y sus intereses.
Pero deberá plantearse lo siguiente:
Hay que señalar que el desgaste de las prácticas democráticas no surge en el periodo de Martín Esparza Flores, sino que Martín es la síntesis de procesos pasados, hecha nombre propio, de prácticas subterráneas que se habían gestado a lo interno del SME, desde direcciones anteriores, con prácticas patrimonialistas que construían liderazgos que promovían el culto a la personalidad. En una negación a su historia. Es el monstruo que generaron años de indulgencia y complacencia sindical. Donde los representantes sindicales se convirtieron en gestores de los derechos económicos de los trabajadores. Los nuevos grupos políticos se van a enfrentar a esa costra de viejas prácticas que no se desvanecieron con el decreto de extinción, y que al parecer -con los pasos de los años-, piden volver a nacer, en nombre de los viejos líderes, a los cuales, como los hombres recién fallecidos, les aparecerán propiedades que en vida nunca tuvieron. Es por eso, que no se puede reducir la estrategia de lucha, a un cambio de nombres, sino a un cambio de lógicas, porque puedes cambiar los nombres pero dejar las lógicas, lo que en términos concretos se traduciría en nuevas traiciones.
LOS TRES ACTORES: la articulación de una traición negociada.
¿Qué tejidos, qué entramados, qué lógica articuladora existe detrás de lo que está sucediendo en Sindicato Mexicano de Electricista?
En la «resolución final del conflicto» -entre comillas porque aún es un proceso abierto- tres actores estuvieron vinculados, es un entramado siempre presente en la historia del sindicalismo mexicano. Estado, empresa, sindicato. ¿Quiénes son y qué intereses persiguen? En el comunicado del 20 de julio en la casa de campaña de AMLO, el compañero Mario Benítez declara:
«Como se sabe, y es de su conocimiento, una de las últimas empresas públicas que despedazó, hasta desaparecer, la política neoliberal del PRI, PAN y PRD, fue Luz y Fuerza del Centro, empresa de más de 100 años y en la cual laborábamos 44 mil trabajadores electricistas, hasta el 11 de octubre del 2009.
«De ello responsabilizamos a los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto, así como a los dirigentes sindicales del SME que, en una alianza de intereses inconfesables, fraguaron juntos la liquidación de Luz y Fuerza y la pérdida de todos nuestros derechos laborales…» [15]
«Una alianza de intereses inconfesables» ¿Qué intereses y cómo se articulan? Varios son los motivos que funda la decisión de extinguir LyFC: la desaparición de un CCT, el abrir el camino a la privatización y una embestida contra los sindicalismos democráticos. Si uno hiciera corte de caja al 21 de julio del 2018 en el que se está escribiendo este artículo, podría uno decir que los tres objetivos se han cumplido. Si a Felipe Calderón le preguntaran «¿Qué piensa a nueve años de su decreto que extinguió LyFC?» él podría decir «Misión cumplida, nunca pensé que encontraría tanta colaboración». Ya no existe el CCT, ya el sector eléctrico se encuentra privatizado y el SME ha dejado de ser uno de los referentes de los sindicalismos democráticos. Duras palabras, reversibles en el tiempo.
¿Pero qué tiene que ver la dirección del SME en todo esto?
Primero hay que señalar cuáles son los intereses particulares de los tres actores en el conflicto: Estado, Mota-Engil, burocracia sindical.
EL ESTADO
En lo que concierne al Estado, tenía una urgencia política por resolver el conflicto con los trabajadores electricistas, no podía avanzar -o por lo menos le podría incomodar- en sus intereses por privatizar el sector eléctrico, el tener a 16,599 trabajadores sin liquidarse. Necesitaban finiquitar el conflicto con los trabajadores del SME. Navarrete Prida, secretario del trabajo en el sexenio de Enrique Peña Nieto, dio el conflicto por terminado: «Las últimas dos semanas de agosto, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje trabajo viernes sábado y domingo para liquidar a cada uno de los ex trabajadores del SME que no habían cobrado su finiquito, uno por uno, tuvimos el 96% de efectividad, sin necesidad de estar haciendo ruido y presentaciones y darlo a conocer en boletín»[16] A la fecha, los 44 mil trabajadores están liquidados en términos jurídicos. Eso es importante señalarlo por dos razones: en primer lugar porque la distinción inicial entre liquidados y no liquidados, se desvanece, por lo menos en términos jurídicos. No así, en términos políticos ni ideológicos, por razones que explicaré posteriormente. Y segunda, dice Navarrete Prida: «tuvimos 96% de efectividad, sin necesidad de estar haciendo ruido y presentaciones (…)» ¿Por qué pudieron liquidar a los 16,599 trabajadores, cuando siempre fue una hazaña para el gobierno, y sin hacer ruido?
Porque alguien tuvo que haber colaborado en ella.
¿Quién colaboró en la liquidación de los trabajadores restantes? Ni más ni menos, que la dirección del SME.
Para darnos una idea más exacta de lo que significa en términos políticos esa colaboración señalaré lo siguiente: «El proceso de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC) le reportó a las televisoras mexicanas, en un solo mes, ganancias por 131 millones 805 mil 914 pesos, según respuesta del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) a una solicitud de información planteada por La Jornada.
«Ese monto representa 60 por ciento de los 217 millones 849 mil 503 pesos que en total pagó en publicidad el gobierno de Felipe Calderón entre enero y abril pasados para defender el proceso de extinción del organismo descentralizado.»[17] Eso fue al inicio del proceso de extinción, que llevó a liquidar a 27,407 trabajadores, que representa un 61.57% de los 44 mil [18] Con mucha inversión en publicidad, con incentivos económicos y en medio de una disputa de liderazgos sindicales -gestores todos, de la liquidación- pudieron desgajar al SME y partirlo en dos, pero que a la fecha parece más un crisol de corrientes de todo tipo. Para los electricistas sólo basta con recordar lo que sucedió, para los externos sólo hay que imaginar la brutal campaña que desplegaron para que nos liquidáramos. Los restantes, es decir, aquellos denominados la «Resistencia» (trabajadores que no se liquidaron hasta el 2016, una categoría justa, para aquellos que aguantaron hasta el final), se liquidaron con la gestión y colaboración del Sindicato Mexicano de Electricistas. Recuerdo los videos que se proyectaban en auditorio del SME, con las palabras de Martín, que se repetían hasta el cansancio, para convencer a los trabajadores de que liquidarse era la mejor opción. Incluso participó su personal, trabajadores de base, para gestionar el trámite: lo que en 2009 hizo el gobierno a través del SAE, en 2016 lo hizo a través de Martin Esparza. Con tal colaboración se puede concluir un proceso sin «hacer ruido». Cabe recordar que una de las consignas era: «primero el trabajo y luego me liquido» Ahora ni trabajo, ni liquidación. Es evidente que después de 7 años; con cansancio, sin perspectivas, con engaños, con necesidad económica y sin aparentemente viabilidad jurídica y política es más fácil ir a recoger una liquidación. La categoría mítica denominada «resistencia», tiene límites objetivos. Navarrete Prida sentencia -como aquel hombre que ya sabe lo que se negoció- : «El asunto está en términos reales, no solamente jurídicos, está resuelto y esperemos sirva para proveer de fluido de calidad de energía eléctrica al centro del país, sin que pierdan atribuciones la CFE y el gobierno, y no se vea con menoscabo alguna reforma energética que tuvieron a bien aprobar.»[19] ¿Por qué se atreve a decir algo así un funcionario federal? Porque sabe muy bien que la dirección aceptó los términos de la negociación. ¿Cuál negociación? Nadie sabe qué se firmó -sólo el gobierno y la dirección-, se encuentran bajo reserva. ¿Qué piden los manifestantes de los actos del 12 y el 20 de julio? Que se desclasifiquen todos los documentos, por la sencilla razón de que algo que modificó la vida de miles de trabajadores sea conocido por ellos. Pero cabe resaltar otra cosa. Se necesitaba finiquitar el conflicto para poder dar paso a la privatización del sector eléctrico. Dejamos la siguiente pregunta para especulación ¿Qué hubiera pasado si no se hubiera claudicado a nuestras demandas en el nuevo gobierno de AMLO? ¿Cabría, sobre un conflicto legal y político abierto, la posibilidad de un resultado distinto con AMLO? Los profesores de la CNTE y el SNTE en la defensa de sus demandas y en rechazo a la Reforma Educativa han logrado que AMLO se comprometa a echar abajo esta reforma. Con lucha y no con zalamería. Eso también estaba en el fondo por terminar el conflicto, para que no quedara resquicio político, ni jurídico, para dar retroceso al proceso de extinción y con ello «no se vea con menoscabo alguna reforma energética…» Es preciso mencionar, y solo para hacer un ejercicio mental de paralelismo histórico, que la nacionalización de la industria petrolera en 1938, por Lázaro Cárdenas, se da en medio de un conflicto obrero. So pretexto de ese conflicto, se da el proceso de nacionalización de la industria petrolera.
Privatización, Grupo Fénix.
En septiembre del 2015 se constituye ante una notaría del Ciudad de México, la «Sociedad Generadora Fénix», con una alianza entre SME y Mota-Engil (Transnacional de origen portugués) con la composición accionaria antes mencionada.[20]
¿Pero qué es Mota-Engil en el sexenio de Peña Nieto?
En la columna de Mario Maldonado el 19 de enero del 2018, articulista de El Universal, titulada «El pleito entre José Miguel y Federico Patiño», nos da unas pistas; señala lo siguiente: «Mota-Engil ha sido una de las empresas consentidas, del presidente Enrique Peña Nieto. Una investigación de EL UNIVERSAL reveló que está en el top 10 de las empresas con más contratos públicos, según Compranet»[21] Esto lo escribe en el contexto de una disputa por una concesión en el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Sí, en el tan polémico Aeropuerto. ¿Quién es José Miguel Bejos? Es el aliado de Mota-Engil en México, un importante empresario que estableció sus negocios al amparo del grupo Atlacomulco. Dice el articulista «el empresario José Miguel Bejos, director del grupo Prodi, suele partir el aire en el campo de golf con el presidente Peña y algunos miembros de sus gabinete». Y remata el portal de internet «Sin embargo», en una nota titulada: «El poderoso señor del Mazo»:
«Del Mazo y Peña Nieto juegan golf tres días seguidos en Ixtapan de la Sal. Estaban Luis Miranda -el intocable y oscuro Miranda-, y un personaje también cercano a Peña Nieto: José Miguel Bejos, hijo del poderoso empresario Alfredo Miguel.
«¿Quién es José Miguel Bejos?
«Este mexiquense, director del Grupo Prodi, pertenece a la tercera generación de una familia cercana al gobierno del Estado de México y ahora al Gobierno federal.
«Miguel Bejos ha formado una dupla con la firma portuguesa Mota-Engil, con la cual ha obtenido este sexenio 13 mil 608 millones de pesos en contratos tan sólo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes»[22]
Las negociaciones con el SME fueron celebradas con el «el intocable y oscuro Miranda», que hizo de intermediario entre Estado, empresa y sindicato. Recordando que todos los acuerdos están reservados por ley. Lo anterior no confirma nada, pero sí da elementos para pensar que hay una «extraña coincidencia»
¿Pero dónde quedo el «sindicato independiente» del que habíamos hablado en un inicio?
Ahora se ha convertido en ariete político del sector económico, en este caso, de Mota-Engil, dice la nota de Mario Maldonado: «Mientras tanto, el miércoles el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) le hizo un numerito a Federico Patiño: se plantó afuera de las GACM, en la Ciudad de México, para ejercer presión y lograr que se le otorgue el contrato de la red de distribución eléctrica del nuevo aeropuerto. ‘Vamos a seguir luchando hasta recuperar lo que nos arrebataron’, gritaba Eduardo García, presidente de LF del Centro.»[23] En medio de una disputa intra-empresarial, el sindicato jugó el papel de grupo de presión, en beneficio de los negocios de la transnacional. O por lo menos es lo que nos sugiera la nota.
¿Pero qué intereses tiene Mota-Engil en México y en especial en grupo Fénix?
En una entrevista radiofónica para «Radio Imagen», el director ejecutivo para América Latina, João Pedro Parreira, dice lo siguiente: «… celebramos la participación de la empresa Fénix en el mercado mayorista eléctrico nacional, celebrando la apertura del mercado eléctrico con nuestra presencia, creo que fuimos la primera empresa en participar en el mercado (…)»[24] ¿Cómo se dieron esas concesiones y por qué los primeros? En un contexto político, económico y jurídico muy amable para las inversiones extranjeras. ¿Qué es «peñanietismo» si no un sexenio que se encargó de rematar la soberanía nacional? Un gobierno manchado por los escándalos de corrupción y por haber profundizado el modelo económico neoliberal. En relación a eso, el empresario Parreira dice lo siguiente. «México, yo creo que es de lo mercados emergentes, aquel que tiene una estabilidad económica y un tren de crecimiento que en el sector infraestructura nos garantiza las inversiones a largo plazo. Como tú sabes -le dice al entrevistador- en concesiones de 30 años a 20 años o a más, en ese sentido la seguridad jurídica, la estabilidad económica, y las buenas perspectivas de México, nos aseguran una gran presencia, estamos viviendo tiempos difíciles, en términos globales(…) Estamos viendo una tormenta en Europa, y todos los mercados del mundo, nosotros estamos muy esperanzados que en México va haber una estabilidad de largo plazo(…)»[25] Los portugueses vienen de la crisis económica que azotó el mundo en 2008, pero que impactó de particular forma a Europa, y quieren salir de su situación explotando -aún más- los mercados emergentes y en especial el mercado en América Latina. Qué empresa no quisiera hacer negocios con Peña Nieto.
Pero a nadie le debe sorprender que un empresario hable así de sus negocios y que tenga sus perspectivas. Lo que sorprende es la visión del SME sobre ese esquema de negocios, en una distorsión ideológica, Martín Esparza señala lo siguiente: «Así como en el siglo pasado nuestro CCT fue arquetipo de las más altas y justas prestaciones de los trabajadores, ahora nuestro inédito modelo de trabajo y asociación para generar energía eléctrica, bajo un esquema en sociedad con el capital privado, puede convertirse en el ejemplo a seguir y la opción válida para que miles de trabajadores que, con la apuesta en marcha de reformas, como la reforma energética, ven peligrar su estabilidad laboral y su régimen de pensiones y su seguridad social»[26] Ese modelo subordina la política sindical a la lógica empresarial. En vez de luchar para revertir, mejor nos adecuamos a la lógica de la privatización. Pero asumiendo que el SME tenía que vivir entregándose al enemigo, hay que evaluar si ese esquema de trabajo es el modelo a seguir, y si es la opción válida para que miles de trabajadores no vean peligrar su estabilidad laboral.
Por lo pronto sólo le ha podido garantizar el trabajo -precario, parcial y mal pagado- a 541 trabadores de los más de 15 mil que se encuentran en el desempleo. Es decir, de los hombres y mujeres que no se liquidaron, sólo el 3.4% ha encontrado trabajo en el «inédito modelo de trabajo» que nos propone Martín. Pero uno podría pensar «bueno, son pocos, pero con un buen CCT». El compañero Antonio Almazán sostiene que el histórico Contrato Colectivo de trabajo, por el que lucharon generaciones enteras, quedó hecho añicos, de sus 120 cláusulas, se redujo a 65, el reconocimiento al riesgo eléctrico desaparece; ¿En una empresa que trabaja con fluido eléctrico, altamente mortal, desaparece las medidas de seguridad? Entre otras muchas desventajas.[27] ¿Nosotros que fuimos en el siglo pasado arquetipo de las más altas y justas prestaciones, aceptamos esa mierda de contrato? ¿Es una vez más, el «inédito modelo de trabajo» que nos propone la dirección del SME? Hace falta sólo echarle una revisadita a la historia de más de 100 años del SME para darse cuenta que el «inédito modelo de trabajo» que nos propone Martín, te retrotrae a los orígenes de sindicalismo en la industria eléctrica.[28]
Pero no concluye ahí la participación de Mota-Engil en México en el sector eléctrico. Existe otro elemento que debemos señalar. ¿Cómo se hace Mota-Engil de una parte del mercado eléctrico? A través de la negociación entre el gobierno y la dirección del SME. En el artículo del camarada José Antonio Almazán nos da algunas pistas: «A la fecha, al SME no le han entregado propiedades, sólo se ha dado una transmisión no onerosa de bienes. Este proceso puede tomarse varios años más, Las plantas de generación de Necaxa y las microhidroeléctricas, en tanto bienes nacionales, fueron entregadas a la «Generadora Fénix». Es decir, a una empresa privada transnacional, avalado en los hechos la privatización de la industria eléctrica. Sin embargo, a diciembre de 2016 la firma del contrato de adquisición de energía de CFE a la Generadora Fénix se encontraba todavía pendiente de formalizar»[29] ¿En honor a qué se transfieren propiedades a grupo fénix? Fue a cambio de la deuda que tenía el gobierno con los trabajadores -pasivo laboral- que ascendía a un monto aproximado de 80 mil millones de pesos. La cantidad de pesos negociados entre gobierno y SME -y en la obscuridad Mota-Engil- consiste a mil 615 millones de pesos, de los 80 mil, según nos dice la nota de Antonio Almazán. Se entregaron 40 bienes (talleres, fábricas, edificios) y 16 plantas de generación, (las cuales vas a compartir con Mota-Engil). Con esa infraestructura vas a tener que construir un proyecto económico viable para dar trabajo a más de 14 mil trabajadores cooperativistas, que, con aportaciones personales, fondearon la cooperativa LyFC, con un monto aproximado a los 320 millones de pesos. Pero también, con tu trabajo explotado, precario y temporal vas a tener que ceder tu plusvalía a Mota-Engil y a la burocracia del SME.
Pero la pregunta es ¿Por qué con tus derechos fondeaste a una trasnacional? Seguramente los burócratas del SME dirán: «Mota-Engil va invertir en la recuperación y rehabilitaciones de las viejas generadoras de electricidad, ni modo, fue el precio a pagar por recuperar al SME y mantener su registro». Pero bueno, una cosa es que digas eso y otra digas lo que dijo Martin: «La negociación alcanzada con el gobierno federal para la entrega en comodato de fábricas, instalaciones y plantas de generación, a cambio del adeudo de nuestro pasivo laboral, nos llevó a plantearnos nuevas rutas sindicales en el marco de la reforma energética, razón por la cual hemos acordado una innovadora asociación con la portuguesa Mota-Engil, firmando un contrato colectivo que asegura la permanencia y futuro de nuestra centenaria organización.»
«Hoy con renovada visión nacionalista y dentro de un inédito esquema laboral y, la empresarial, se consolide, en un futuro no muy lejano, la empresa eléctrica más importante del país que realmente contribuya a tarifas justas….»[30] «¡¿Innovadora asociación?!» Como diría el clásico «¡No hombre, unos genios!», eso es un retroceso, no una innovación. ¿A qué se refiere Martín Esparza con «renovada visión nacionalista? El esquema que él propone, junto con sus socios, es un esquema de privatización, nada nuevo hay en ello, y todavía nos platica que en sus planes esta convertirse en un monopolio en la industria eléctrica. ¡¿Cabe en ese escenario «tarifas justas» o «tarifa social» como alguna vez le llamaron!? En un modelo privado no hay ni tarifas justas ni sociales. «Borrón y cuenta» como lo propone la ANNUE, sí, hasta que no llegue Mota-Engil a prestarles el servicio.
Pero alguien puede decir «todo se vale por sobrevivir», y como dicen los abogados «aceptando sin conceder», diríamos lo siguiente ¿Quién se ha beneficiado de esa «innovadora» estrategia de lucha?
¿Los trabajadores en su conjunto o sólo unos cuantos?
SME: la burocracia sindical.
El recorrido de lucha por revertir el decreto de extinción es inenarrable, no sólo por lo extenso del periodo, sino por las luchas cotidianas que se dieron para que sucediera el suceso: marchas, plantones, huelgas de hambre, enfrentamientos, entre otras que seguramente nadie sabe. Todas las acciones llevaban un sello: la esperanza por volver a trabajar. Sangre, sudor y lágrimas existe en todos aquellos que le apostaron a la lucha por regresar a trabajar. Es por eso que mencionaba que la categoría de «liquidado» no es sólo jurídica, sino también política. El gobierno no sólo buscaba la liquidación jurídica, sino también la liquidación política. Y por esas mismas razones es loable la lucha de resistencia. Y eso hay que decirlo con toda la honestidad posible y reconocerlo como algo digno de mencionar. Pero hay un hecho que pervirtió toda esa lucha: la traición de la dirección del SME. Mientras un compañero se ponía en huelga de hambre; ellos negociaban sus condiciones particulares. Sólo hay que imaginar la imagen de las negociaciones, cientos de trabajadores fuera de gobernación buscando una solución, y ellos entregando el CCT a una transnacional. Y uno podría pensar, «bueno, es que son ingenuos, nunca el SME había pasado por algo similar», sin embargo los hechos niegan esa posibilidad.
Cuando señalamos todo lo anterior con los dos actores; Estado y Empresa, uno podría imaginar que la dirección del SME no se llevó nada a cambio y lo hizo por el bien de los trabajadores, incluso que lo hizo por «Derecho y Justicia del Trabajador», como reza su bello lema. Pero eso no fue así, la colaboración para desmantelar el CCT, introducir al mercado eléctrico una transnacional y domesticar al sindicato tiene un precio, y ellos lo cobraron.
«Los ingresos secretos»
En todo el transcurso de la lucha del SME se ha venido mintiendo, diciendo verdades a medias y ocultando cosas por parte de la dirección del SME. Hay un excelente texto de Trotski llamado «Su moral y la Nuestra», donde reflexionar sobre meta-categorías como la «Moral» y sobre la «Moral revolucionaria», en una discusión sobre el proceder revolucionario, y llega a una conclusión, que comparto: «La emancipación de los trabajadores sólo puede ser obra de los trabajadores mismos. Por eso no hay mayor crimen que engañar a los trabajadores, que hacer pasar derrotas por victorias, a los enemigos por amigos, que corromper a los jefes, que fabricar leyendas, que montar procesos falsos, en unas palabras hacer lo que hacen los estalinistas»[31] Yo diría todo lo que hace la actual Dirección.
Son una «Casta burocrática» porque viven escindidos de los trabajadores que dicen «representar», viven en condiciones materiales de privilegio, trabajan para su beneficio, traen su lógica propia, apartada del sufrimiento general. Sus condiciones económicas se han modificado en el transcurso de toda la resistencia. Ellos sí pueden decir «Bendito decreto», el acontecimiento que cambió miles de vidas, a ellos les benefició, sin el decreto seguramente estarían viviendo en condiciones de cualquier otro trabajador de LyFC. Es por que nos repurga que Humberto Montes de Oca se autodenomine «bolchevique», que se diga «stalinista» pero no bolchevique.
Nómina de Fénix
Ahora bien, ¿Qué beneficios han obtenido en estos años de resistencia? Empecemos por la «Nómina secreta». La nómina secreta es una filtración que contiene las cotizaciones del seguro social de los 541 trabajadores de Fénix, ahí pudimos observar los salarios que se auto colocó la dirección del SME y también las de sus amigos. Sólo cabe señalar que en la nómina están los 25 miembros del comité, sin embargo por cuestiones de espacio sólo colocaremos a tres principales dirigentes:
Nómina de Fénix
Martín Esparza Flores (Secretario General): tenía un salario diario en LyFC de 312.32 pesos, pasó a un salario en Fénix de 1,887 pesos. Con el añadido de que Martín Esparza es parte del consejo de administración de Fénix.
Eduardo Bobadilla Zarza (Secretario del Trabajo): tenía un salario diario en LyFC de 335.26 pesos, pasó a un salario en Fénix de 1,887 pesos. Con el añadido que parte de sus familiares también ingresó a la nómina de Fénix.
Humberto Montes de Oca (Secretario del Exterior): tenía un salario diario en LyFC de 249 pesos, pasó a un salario en Fénix de 1,887 pesos, Con el añadido de que es «bolchevique».[32]
Rentas vitalicias
Durante el periodo de la resistencia se pudo alcanzar un acuerdo con el gobierno (también reservado), en el cual 900 compañeros y compañeras que tuvieran 23 años de antigüedad iban a poder acceder a un esquema de pago vitalicio, los montos serian calculados según su tiempo de servicio (antigüedad laboral) y salario de nómina en LyFC, financiada por su propia liquidación, hasta la fecha fue financiada con el 70% del monto total que les correspondía de indemnización, que sería garantizada por «Agrosemex», un organismo financiero del Estado.
La burocracia del SME no se explica sin el apoyo de mercenarios políticos, recientemente se dio a conocer, por parte del Instituto Nacional al Acceso a la Información (INAI), los montos de las rentas vitalicias. En dicha información se pudo observar, que los más fervientes admiradores y defensores de la actual dirección, recibieron beneficios económicos: rentas vitalicias que superan los 44 mil pesos mensuales.[33]
Los beneficiaros, denominado «el club de los 40», por el monto recibido, van construyendo una base social reaccionaria que defiende sus intereses propios y que se han enquistado de manera parasitaria.
Liquidaciones millonarias
Como si fuera poco lo antes mencionado, el proceso de liquidación de la resistencia en el 2016, trajo como premio a miembros de la dirección y amigos, familiares, mercenarios cuantiosas liquidaciones que no corresponden a los salarios ni a las antigüedades. Toda la dirección sindical se encuentra en el lista con liquidaciones millonarias, una vez más el INAI proporcionó la información a pesar de la resistencia y amparos de la dirección sindical. Si por ejemplo un trabajador de base se liquidó con unos 300 mil pesos, uno del comité con la misma antigüedad y con el mismo puesto se liquidó con 1 millón 600 mil pesos. Esparza, por supuesto, se liquidó con 5 millones 129 mil pesos.[34]
Los saldos de la traición
¿Pero cuáles son los números de compañeros que han encontrado una alternativa económica en la «inédita negociación»?
Se quedaron en la Resistencia 16,599 compañeros que no se liquidaron en las primeras etapas. De esos 16,599, hubo 950 compañeros que alcanzaron el esquema de Renta Vitalicia, esquema financiado con la liquidación de los compañeros en un 70%, con nulas prestaciones, fuera de la seguridad social, sin aguinaldo: en términos porcentuales eso representa un 5.7% de compañeros que alcanzaron un salida precaria, claro, descontando al «club de los 40 mil» y todos amigos de Comité Central.
Tenemos luego a 541 entraron a la trasnacional Fénix, exceptuando a la burocracia sindical, son empleos precarios. Ese número representa el 3.4% de los 15 mil que no tienen empleo.
Luego tenemos la Cooperativa; tienen registrados ante el seguro social a 600 compañeros, es decir, el 3.9%, que trabajan en condiciones precarias. La cooperativa no es, en éste caso, una forma de trabajo de avanzada, incluso podemos señalar que el cooperativismo en éstos términos, es un esquema, que dentro del neoliberalismo, permite la flexibilidad del trabajo. Era inimaginable que en LyFC se dieran prácticas despóticas y de explotación como las que se dan en la cooperativa.
En términos absolutos, sólo el 12% (2,091) de 16,599 de los trabajadores de la resistencia, se ha beneficiado de una condición económica o de trabajo, deja a un 88% de trabajadores de la resistencia sin empleo.
Estos son los números que arroja el «inédito modelo de trabajo» propuesto por Martin Esparza y compañía.
¿Es capaz ese «inédito modelo de trabajo» dar cabida al 88% de trabajadores que aún no encuentran empleo?
Conclusión
Es evidente que todas las publicaciones han causado mucha indignación, y que es una información que se ha ocultado a la base del SME. ¿Pero por qué recibieron esos beneficios? Es el pago por vender un movimiento. No se puede señalar otra cosa, ni modo que digamos que son «pagos de representación». Con este último apartado, podemos ahora sí, cerrar el triángulo que operó la extinción de LyFC. Un triángulo que benefició a los tres actores antes mencionados; Gobierno, empresa privada y burocracia sindical.
Pero hay que señalar algo, y esas serán la preguntas que plantearan en el segundo artículo ¿Todo esto ha desatado un movimiento a lo interno del SME? ¿Hay alternativa a lo que actualmente pasa en el sindicato? ¿Con AMLO se puede modificar el rumbo? Hasta el momento en el artículo se intentó racionalizar los sucesos, sin embargo, habrá que explorar dimensiones más subjetivas del propio movimiento de resistencia y del conflicto en general en SME. Porque de las valoraciones de las consecuencias subjetivas, políticas e ideológicas dependerá el éxito o no del regreso al trabajo. Y también se tendrá la dimensión adecuada de lo que representó las movilizaciones convocadas por los compañeros de «Para todos, todo» y el «Animal Dañero».
Notas:
[1] En los años 1942-1952, en el periodo de Riveras Rojas, mejor conocido como «el obrero del Cadillac», se vivieron peligrosamente momentos donde se intentó vincular corporativamente al SME con el PRI, que en ese momento era el Estado. Un movimiento de los trabajadores del SME, llamado el «Veronicazo» (por el lugar donde se llevó a cabo la asamblea para destituir a Rivera Rojas, el antiguo edificio Verónica») pudo romper la tendencia a la corporativización.
[2] Las primeras luchas se dieron con una empresa privada, la «Mexican Ligh and Power» y después de la nacionalización del sector eléctrico, en los años sesentas, con el Gobierno Federal.
[3] SME, 70 años de Democracia. Edición especial de aniversario de Lux, dic. 1984, pg. 66.
[4] En Lux, sep. De 1936, pg. 36.
[5] Melgoza y Montesinos. «Representatividad, democracia y legitimidad en el Sindicato Mexicano de Electricistas, Plaza y Valdez, 2002, México.
[6] Crónica del sindicalismo en México (1976-1988). México, Siglo XXI 1990, pg. 47.
[7] En gran parte de la historia de la vida del SME ha tenido que vivir siempre la incertidumbre de su liquidación y por otro lado, el peligro de la privatización.
[8] Asambleas generales han existido en toda la vida en SME, incluso en los periodos más obscuros como en la era «Martin Esparza», está regulado en los Estatutos. Pero cabe resaltar que existen muchos mecanismos para el control de las asambleas; golpeadores; no permitir el uso de la palabra; los famosos postes (gente que se coloca en la esquinas para sabotear posturas); monopolización de la palabra. No existe un debate libre y existe la coacción de los participantes, incluso acarreo.
[9] Enrique, de la Garza, «Historia de la industria eléctrica en México.», México, UAM. Iztapalapa, 1994, tomo I, pg. 30
[10] Melgoza y Montesinos. «Representatividad, democracia y legitimidad en el Sindicato Mexicano de Electricistas, Plaza y Valdez, 2002, México.
[11] «En México, líderes sindicales se perpetúan en los cargos»
http://www.jornada.com.mx/2017
[12] Ver vídeo donde fue impedido el acceso a una asamblea a compañeros de base:
https://www.facebook.com/15014
[13] Cabe señalar que la información de la composición interna de «Grupo Fénix» viene de una investigación por parte del grupo «Para todos, todo», después de varias solicitudes públicas, nos enteramos que la cooperativa tenía un 9% de la participación. Siempre se negaron a transparentar la composición de «Fénix». Si el grupo «Para todos, todo» no lo hubiera investigado no sabríamos nada de lo que ha pasado, es un grupo que su influencia no es en número -actualmente- sino en su capacidad de investigar y crear opinión a lo interno del SME. Siempre hablando con la verdad. Hasta la fecha nadie ha podido contradecir ningún dato que se ha arrojado, a lo mucho le dan otra interpretación, pero nunca han mostrado su falsedad.
[14] En el texto de Graciela Bensusán «El Sindicato Mexicano de Electricistas y la restructuración laboral de Luz y Fuerza del Centro» observa cómo para llevar acabo los procesos de modernización en Luz y Fuerza del Centro, siempre se volvió un obstáculo las dinámicas democráticas internas en el SME, lo que para los trabajadores puede parecer un elemento fundamental -como por ejemplo decidir democráticamente las condiciones de trabajo- para una lógica empresarial se presenta como un obstáculo. Es muy interesante su trabajo, más allá de la lógica empresarial que le imprime, y más allá de que ya no exista LyFC, porque deja ver, claro, asumiendo otra óptica, lo importante que eran los procesos democráticos en el SME. Pero lo que cabe señalar es cómo bajo este nuevo esquema de empresa privada, como lo es MOTA-ENGIl, no se pueden dar el lujo de la democracia sindical. La democracia sindical en el capitalismo, siempre es un mal negocio.
https://www.jstor.org/stable/3
[15] Declaración pública en las puertas de la casa de campa de AMLO:
https://www.facebook.com/15014
[consultado el 21 de julio del 2018]
[16] http://www.eluniversal.com
[las negritas son nuestras]
[17] http://www.jornada.com.mx/2010
[18] Para tener más detalles de cómo se dio el proceso de las primeras liquidaciones se puede revisar la tesis doctoral: Rojas Navarrete, Daniel. «Alcances y limitaciones de la ciudadanía laboral en México. Estudio de caso: ex trabajadores electricistas de Luz y Fuerza del Centro» (tesis doctoral) COLMEX, 2013.
[19] http://www.eluniversal.com
[Las negritas son nuestras]
[20] Benítez Chávez, Mario Flavio, «La otra historia; la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas, frente a la liquidación de Luz y Fuerza (2009-2016).
Edición independiente, 2017. Hay que resaltar que es un libro prohibido en lo interno del SME, ha sido robado y perseguido por huestes pagadas por la dirección.
[21] http://www.eluniversal.com
[Las negritas son nuestras]
[22] http://www.sinembargo.mx/o
[23] http://www.eluniversal.com
[24] «SME. Entrevista con J Parreira, CEO Mota-Engil Latinoamérica, con Darío Celis»
https://www.youtube.com/watch?
[26] Cita tomada del libro de Mario Benítez, «La otra historia: la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas, frente a la liquidación de Luz y Fuerza (2009-2016)» p.80
[27] (Ver nota Almazán, José A.
[28] Para más sobre la historia de la industria eléctrica y los orígenes del SME, véase: «Historia de la industria Eléctrica en México. Tomo I» Cord. Enrique de la Garza Toledo. UAM Izt.
[29] https://www.jornada.com.mx
[consultado el 21/07/2018]
[30] Cita tomada del libro de Mario Benítez, las negritas son del original: Benítez Chávez, Mario, «La otra historia: la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas, frente a la liquidación de Luz y Fuerza (2009-2016)» p.82
[31] Trostsky, León, «Su Moral y la Nuestra», fundación Federico Engels, 2003. [Las negritas son nuestras]
[32] https://issuu.com/francisc
[consultado el 25 de julio del 2018] Hasta la fecha no ha sido desmentida por ningún miembro de la dirección. Se puede consultar los salarios de todos los trabajadores de «grupo fénix».
[33] https://issuu.com/almazan/
[consultado el 25 de julio del 2018] Hasta la fecha no ha sido desmentido.
[34] Para una lectura rápida puede verse
https://issuu.com/almazan/docs
[consultado el 25 de julio del 2018] Hasta la fecha no ha sido desmentido. El listado completo se encuentra publicado en:
https://issuu.com/almazan/docs
Marco Antonio Olvera Carrillo, integrante del SME
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.