La película documental Citizenfour, ganadora de un Óscar y estrenada el pasado 27 de Marzo en España, es un relato sobre cómo Edward Snowden puso en riesgo su libertad física con el único objetivo de impulsar un debate global sobre las restricciones de libertad intelectual que las agencias de inteligencia americanas imponen a millones de […]
La película documental Citizenfour, ganadora de un Óscar y estrenada el pasado 27 de Marzo en España, es un relato sobre cómo Edward Snowden puso en riesgo su libertad física con el único objetivo de impulsar un debate global sobre las restricciones de libertad intelectual que las agencias de inteligencia americanas imponen a millones de personas al controlar sus comunicaciones.
La cinta de Laura Poitras es un homenaje a la valentía de Edward Snowden. Un documento imprescindible para comprender hasta qué punto las mal llamadas políticas antiterroristas de EE.UU han conseguido reducir la privacidad en internet a la mínima expresión. Esta película, además de dar cuenta del espionaje masivo a escala global y de cómo los dirigentes americanos mintieron sobre él, abre en canal el proceso que llevó a la publicación de las filtraciones de Snowden.
La historia echa a rodar a principios de 2013 cuando Snowden se pone en contacto con Laura Poitras mediante un correo electrónico para hacerle saber que disponía de información sensible sobre el sistema de vigilancia masiva de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA según sus siglas en inglés).
Poitras fue puesta en la «lista negra» de personas a vigilar después de hacer una película sobre la guerra de Irak en 2006. En los años siguientes sería detenida e interrogada en las fronteras de EE.UU docenas de veces. Sus comunicaciones eran intervenidas habitualmente. Era consciente de la amenaza de la vigilancia. Por eso Snowden acudió a ella.
En sus primeras comunicaciones con la documentalista, Snowden se hace llamar a sí mismo «Citizenfour». Este ciudadano del Cuarto Poder (o tecnociudadano) se sirve de sus conocimientos técnicos para utilizar métodos de encriptación y huir de la censura y el espionaje. Después de intercambiar mensajes con Poitras durante seis meses, en junio de 2013 deciden concertar una cita en un hotel de Hong Kong. Snowden se mantenía oculto allí tras haber huido de Hawai, dónde trabajaba para la empresa contratista de defensa Booz Allen Hamilton. Desde su puesto de trabajo disfrutaba de acceso práticamente ilimitado a información sobre las actividades de la NSA.
A la cita con Poitras acude también, a petición del propio Snowden. el periodistaGlenn Greenwald. Una vez allí, el analista pone en manos de los plumillas la información que había recopilado en su puesto de trabajo para que sean ellos los que decidan qué debe ser publicado. Con ello, Snowden pretende «dejar a un lado su parcialidad» para que el interés público sea representado de la manera más responsable posible.
En un ejercicio de periodismo en abierto, las reuniones con la fuente que dieron pie a la publicación de las historias sobre el espionaje son grabadas en vídeo y mostradas en el documental. A estos encuentros, que tienen lugar en la habitación de hotel de Snowden, se une posteriormente el periodista Ewen MacAskill por iniciativa de The Guardian.
Durante las entrevistas, a pesar del clima de tensión y de la justificada paranoia que envolvía a todos los agentes implicados, Snowden hace gala de un temple y una determinación muy poco comunes. Asume que su destino más probable es la cárcel y que en el mejor de los casos se pasará la mayor parte de su vida lejos de su hogar. Pese a ello, decide mostrar que no tiene miedo de las represalias y da la cara como la fuente de las historias sobre la vigilancia masiva unos días después de ser publicadas por The Guardian.
«La mayor máquina de opresión de la historia»
Edward Snowden se refiere a la implantación de programas como el PRISM -mediante el que la NSA y el FBI accedían a datos de los usuarios de Microsoft, Google, Apple, PalTalk, AOL, YouTube, Skype, Yahoo y Facebook da manera ilimitada- como los pasos previos a la creación de la «mayor máquina de opresión de la historia».
Durante el transcurso de la cinta Snowden no duda en señalar en múltiples ocasiones a Obama como uno de los principales culpables de esta circunstancia. Bajo su mandato la vigilancia no hizo más que aumentar. Snowden incluso llega a alegar que haber visto como se evaporaban todas las promesas que el presidente hizo a su generación fue una de las cosas que le motivaron a dar el paso de hacer público todo lo que sabía.
Según cuenta el hacker Jacob Applebaum en el documental, esa maquinaria de opresión permite conocer la historia de casi cualquier persona a tiempo real. Actos cotidianos como enviar un correo electrónico, introducir una palabra en un buscador de internet, pagar con una tarjeta de crédito, conectarse a la red desde el móvil o usar la tarjeta de electrónica de transporte público proporcionan datos de manera inmediata acerca de la localización, intereses o actividades que una o varias personas puedan estar realizando. La tesis que Greenwald defiende sobre el estado de vigilancia en la película incide en que la vigilancia nunca nada tuvo que ver con la seguridad frente al terrorismo sino con intereses políticos y comerciales.
Greenwald anuncia más filtraciones
La decisión de Snowden de darse a conocer, según justifica él mismo, además de cumplir el objetivo de mostrar insumisión ante unas autoridades que violan sistemáticamente la constitución de su país para espiar a su población, tiene como misión servir de inspiración para otros ciudadanos. Los actos de loshéroes olvidados de la era digital siempre han tenido la intención de mostrar que el coraje es contagioso.
En los últimos momentos del documental aparecen Snowden y Greenwald meses después de su encuentro en Hong Kong. Hablan sobre una nueva fuente. La conversación es paradigmática. Los dos personajes, con una puesta en escena que deja al descubierto el daño de la vigilancia, no pueden pronunciar en voz alta datos comprometidos de esas nuevas filtraciones. Greenwald los escribe en un papel. Al leerlo, Snowden exclama «eso es jodidamente ridículo, es un país entero».
En los siguientes planos, Laura Poitras muestra el contenido de esas notas. Una de ellas hace referencia a que la NSA tiene en su lista de personas vigiladas a 1,2 millones de personas. Otra cuenta que todos los ataques con drones se realizan desde la base de la NSA en Ramstein, Alemania. Despúes, Greenwald muestra un diagrama con los pasos que sigue la toma de decisiones en un ataque con drones: el escalón final es presidente de los EE.UU. Finalmente, el periodista rompe todas las notas. Las reduce a añicos y entran los títulos de crédito. Sin duda, parece que las intenciones de Snowden no han caído en saco roto y que a The Intercept (el medio de comunicación online especializado en filtraciones que Poitras y Greenwald lanzaron en 2014 junto a Jeremy Scahill) no le va a faltar contenido.
* Daniel Martín es Miembro de la comunidad editorial del 4º Poder en Red (@4PoderenRed)