Recomiendo:
0

El conflicto docente en provincia de Buenos Aires

Sobre callejones y salidas

Fuentes: Rebelión

¿Es verdad que el conflicto docente en la provincia de Buenos Aires ha entrado en un estado de parálisis? ¿Que cuando los representantes del sciolismo dicen que los gremios están en un callejón sin salida, o cuando los gremios responden que, en realidad, los que están en un callejón sin salida son los del gobierno […]

¿Es verdad que el conflicto docente en la provincia de Buenos Aires ha entrado en un estado de parálisis? ¿Que cuando los representantes del sciolismo dicen que los gremios están en un callejón sin salida, o cuando los gremios responden que, en realidad, los que están en un callejón sin salida son los del gobierno provincial, ambos pueden tener razón? ¿Como sigue ahora este conflicto?

Ya lo avisamos con anterioridad: «la lucha docente de este año apunta a tomar una forma histórica que desconcierta a todos y rompe con la rutina clásica con la que estaba investida en años anteriores». Esto obliga al activismo docente, y a los sectores de base del magisterio más movilizados, a pensar lo que está ocurriendo con esta lucha en una forma distinta.

¿Tregua o conciliación obligatoria negociada?

El frente gremial dispuso mas de 15 días de tregua en forma unilateral, sin haberse preocupado por obtener del gobierno provincial una oferta seria sobre el mejoramiento del salario y condiciones laborales. La tregua se transforma entonces en un enorme globo vacío que se irá llenado con actividades menores que trasciendan mediáticamente y que no perjudiquen el normal dictado de clases, pedido en reiteradas oportunidades por el Gobernador Scioli.

Scioli y su gabinete deshojaban la margarita de aplicarle a los maestros huelguistas el decreto de conciliación obligatoria; Cuartango no descuidaba las criticas que este decreto podría acarrearle a su gobierno, dado que siendo juez y parte (patronal y Estado) la conciliación es inaplicable desde el punto de vista constitucional y viola las leyes nacionales e internacionales de trabajo.

La conciliación obligatoria aplicada por el Estado-patrón sería una manera, lisa y llana de decretar la prohibición del derecho de huelga. Hay que tener en cuenta, que nunca es buena la violación de este tipo de derechos laborales como oferta electoral, sobre todo en una provincia cargada de potenciales votantes que trabajan en la administración pública.

Scioli y Cuartango, por otro lado, dudaban sobre si la imposición de la conciliación obligatoria no generaría mayores enfrentamientos e indignación entre las bases docentes, lo que finalmente llevaría a que se profundice el estado de malestar de los trabajadores provinciales, no sólo los docentes sino también los judiciales, médicos, estatales de otras reparticiones, etc.

La prohibición del derecho de huelga (no es otra cosa la declaración de conciliación obligatoria por parte de la patronal) tendría un efecto dominó sobre el resto de gremios que apuntaban a cerrar trato en las paritarias con poco aumento y muchas promesas.

Es en medio de un clima enrarecido y cargado de maniobras camarilleras y mafiosas entre los propios integrantes del partido en el poder que la conciliación obligatoria fue descartada, lo que no es menor ya queda una idea de la magnitud del conflicto y de la debilidad del sciolismo para enfrentarlo.

Con los mas de 15 días de tregua, es el frente gremial el que le da una salida a este primer callejón con el que se encontró el sciolismo en esta lucha.

La tregua compensó lo que la conciliación obligatoria no hubiera logrado: meter a los docentes en las escuelas, mientras se negocia en un plano secreto y alejado de las presiones de asambleas y movilizaciones.

La amenaza de retomar las medidas de huelga a 15 días, feriado mediante, tienen una intensión anestésica para los sectores mas combativos de la docencia, el famoso «como si»; una medida de «presión» demagogia para abajo y asimismo destinada a ser un vehículo para que el sciolismo se siente a negociar pese a haber cerrado las paritarias por decreto.

El gobierno provincial ha respondido en forma inmediata a esta «presión» citando a los gremios después de la tregua, y aunque hasta ahora dice que no se van a discutir salarios en estas reuniones, es posible que vayan ajustando el lápiz para ver como se «arrima un poquito mas el bochín» en la primer cuota o si en lugar de pagar en tres veces, puede cancelar el problema docente en dos cuotas; mas algún conjunto de promesas sobre infraestructura y condiciones laborales, que nunca se cumplirán pero que servirán para que los gremios respiren un poco más aliviados a la hora de informar sobre sus «conquistas» y que la sociedad entienda el esfuerzo del futuro presidenciable.

En este sentido el motonauta se ha anotado dos porotos a su favor:

Primero, logró que otros gremios provinciales (Soeme-Upcn) firmaron salarios a la baja con el argumento que se consiguieron montos al básico (65$ marzo, 15$ setiembre) y algunas reivindicaciones como el segundo cargo para auxiliares, mejoramientos en algunas licencias, etc.

Cuestiones que hace años son prometidas en paritarias y que desde hace años se siguen esperando los cumplimientos, pero los gremios firmaron.

Segundo, la aplicación de la conciliación obligatoria al conflicto docente disfrazada de tregua, sin atravesar por el desgaste que implicaría la reacción de los trabajadores a este decreto.

No son pocos los logros del sciolismo en esta semana, por eso resulta extraño que en lugar de premiar la actitud responsable de los dirigentes del FG, dispuestos a la negociación sin condiciones, salga a acusarlos de destituyentes. Usando un lenguaje duro y no usual en el gobernador, si le vamos a creer a los medos que dicen conocerlo íntimamente. Pero si hay cambio de lenguaje ¿qué significa este cambio?

Lo más probable es que no signifique más que Scioli está resuelto a seguir haciendo los deberes del ajuste en sintonía con el gobierno nacional de CFK. Más ahora que las esperanzas en que la Corte norteamericana vote a favor de la Argentina para no gatillarle a los fondos buitres se fue por el caño. Ni más ni menos. El ajuste asoma bestial.

Los docentes y estatales estamos entonces inmersos en una lucha política y económica de una envergadura extraordinaria, que en resumidas cuentas trata de lo siguiente.

Si el aumento salarial en la primer cuota (hoy de 12%) llegara a un 15 o 16%, (o aun a 2 puntos más) y los gremios terminaran por aceptalo, contra una inflación del 30 al 35%, no tendríamos aumentos sino descuentos. La inflación se encargará de licuar ese aumento en pocas semanas y el descuento real que sufrirían nuestros sueldos rondaría el 15% en el mejor de los casos a lo que deberíamos agregar los descuentos por «ganancias» a la cuarta categoría.

Esto es peor que con Cavallo cuando descontó un 13% de los sueldos y se incineró para toda la cosecha. Los docentes lo saben o intuyen y por eso está lucha está tan fuerte en varias provincias.

El ajuste sciolista-cristinista tiene dos puntales: inflación con devaluación para la licuación de las deudas fiscales y salarios a la baja. Para que con el hambre de docentes y estatales les cierren las cuentas.

Scioli se jacta de ser un buen administrador y el FG lo acusa de lo contrario.

Resabios del menemismo rabioso, al que debería gobernar una provincia, se lo juzga como si administrara un consorcio, y encima no hace bien ni una cosa ni la otra.

No sabe, no puede, no quiere… este callejón también tiene una salida.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.